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Lowell Brueckner

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Autoritarismo (tomado de un libro de Jorge Erdely)

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AUTORIDAD O AUTORITARISMO: LA DIFERENCIA

La gran clave para entender la diferencia entre estar bajo autoridad o estar bajo un liderazgo autoritario está en el Nuevo Testamento. Dios no dejó hombres, ni concilios, ni falibles religiones como depositarios de la verdad. Él dejó las palabras de Jesucristo y de sus apóstoles inspirados. Éstas son la máxima autoridad. Esto se comprueba en varios pasajes de la Biblia:



(sobre reprender a los líderes)

“Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe” (Tito 1:13)
No importa si es pastor, maestro, ministro o quien sea; la Biblia enseña que si nuestro prójimo está en pecado, debemos llamarle la atención y tenemos la obligación de exhortarlo. El negarse a hacer eso es pecado. Es una falta de amor. De inicio esto es suficiente prueba para que nos demos cuenta que el mito de que no hay que cuestionar a los auto-nombrados ungidos es falso; pues se contradice con estos claros mandamientos del Nuevo Testamento.

LA BIBLIA ES LA MÁXIMA AUTORIDAD PARA LOS CRISTIANOS

A pesar de lo que muchos pastores y autonombrados profetas modernos quieren hacernos creer, ni siquiera los apóstoles del pasado como Pedro o Juan, eran una mayor autoridad que la Biblia. Ellos tenían las Escrituras por encima de ellos, y no se molestaban ni llamaban rebeldes a aquéllos que los cuestionaban o les mostraban un error. Leamos el siguiente ejemplo narrado por el apóstol Pablo:



“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aún Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿porqué obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gá. 2:11-16)

Aquí podemos aprender fácilmente la enseñanza correcta de la verdadera sujeción a la autoridad en el Nuevo Testamento. Esto fue lo que sucedió:

Uno. Pablo reprendió públicamente al gran apóstol Pedro por no andar conforme a la verdad que dejó Jesús. La Biblia nunca dice que estuvo en rebeldía por cuestionarlo.

Dos. Pedro había andado personalmente con Jesús y era un líder reconocido en la iglesia de Jerusalén con mucha autoridad, y aún con todo eso fue reprendido.

Tres. Pablo lo reprendió públicamente. Ni siquiera esperó a estar a solas con él; pues su error era muy grave.

Cuatro. Pedro llevaba más años en el ministerio que Pablo.

Cinco. Pablo no utilizó de palabras lisonjeras o aduladoras; fue claro y franco al hablar con Pedro.

Seis. Aparte de reprender a Pedro, Pablo implicó también a otro conocido ministro: Bernabé, que había caído en el mismo error. Bernabé había sido como el padre espiritual de Pablo y le presidió durante algún tiempo en las cosas de Dios (Ver Hch. 9:26-27).

Siete. Pablo, aparte de señalar el error doctrinal de ambos, menciona su pecado; que en este caso era la hipocresía (Ver Gá. 1:13).

Ocho. Y luego de todo esto, el asunto lo está sacando a la luz en una carta a los Gálatas, delante de toda la iglesia, pues era un ejemplo que los iba a edificar y advertir contra el mismo error.

La Biblia nos da suficientes evidencias de que Pedro reconoció su error y se sometió a las Escrituras. ¿Quién era la máxima autoridad aun entre aquéllos que vieron personalmente a Jesús?: La verdad de la Biblia. Este pasaje nos demuestra que en los inicios de la iglesia cristiana no había líderes autoritarios que se ofendían cuando se les cuestionaba. Tampoco había ministros delicados que necesitaban que se les hablara con palabras ceremoniosas y suaves por temor a ofender su “autoridad”. Las pláticas eran francas y directas y había libertad para poner las cosas en claro. La verdad Escritural era la máxima autoridad, y todos, incluidos los apóstoles, se sometían a ella. Tengamos cuidado con aquéllos que no se guían por esta regla, pues de hecho, un signo clásico de que una organización se ha convertido en una secta es cuando en la práctica, los líderes son considerados una mayor autoridad que la Biblia. Esto lo explica muy bien un conocido profesor universitario en su excelente libro: “Estudio sobre las Sectas”: “Una señal segura de que estamos en presencia de una secta, es que su autoridad máxima en asuntos espirituales descansa en algo distinto de las Sagradas Escrituras”17



(la inseguridad de lideres que les faltan poseer la autoridad dado por Dios)

Es fácil ver por qué los líderes y grupos autoritarios siempre tienen que estar doctrinando casi hasta el punto de la obsesión a sus pupilos diciéndoles que estar sujetos a ellos y que ellos son los “ungidos” de Dios. Es porque simplemente no tienen ninguna autoridad espiritual y eso se nota. Por eso tienen que convencer a sus iglesias cada semana de que les hagan caso.

Cuando alguien no puede ejercer su ministerio basado en la verdad, en el servicio amoroso y en la honestidad, necesita recurrir al uso de la manipulación y a un sistema de gobierno autoritario para imponerse sobre las conciencias de las personas y poderlas manipular.

¡Cuánta gente ha sufrido abusos, manipulaciones y maldades de todo tipo por parte de pastores opresivos! ¡Cuántas personas han estado bajo organizaciones religiosas autoritarias viendo manipulaciones, charlatanería y hasta mentiras y se han quedado calladas por el miedo! ¡A cuántos hemos conocido que toman como máxima autoridad en su vida a un hombre de carne y hueso y no la Santa Palabra de Dios! ¡Cuántos grupos cristianos hoy en día tienen que recurrir a la manipulación y a infundir miedo para poder mantener su influencia sobre las multitudes!

(como Saul)
Él tenía tanto miedo de perder su posición que vivía en una constante preocupación. Eso lo llevó a implantar un obsesivo sistema de gobierno sobre el pueblo de Dios para vigilar que nadie fuera a llegar a ser tan popular como él (1 S. 18:9-12; 19:1; 20:30-33; 22:17-18).*



(el orgullo sectario)
También existen dirigentes de sectas que lo que les mueve a controlar es el orgullo. Quieren ser considerados “exitosos” por el mundo y eso implica que deben tener una congregación lo más grande posible. Si por alguna razón una persona o familia decide en algún momento dado dejar de asistir a su organización, eso hará que por consecuencia haya menos gente. Es más, eso puede provocar también que otros sigan el mismo ejemplo y se vayan. Eso significará menos congregantes, y ente los ojos del mundo menos éxito. Un liderazgo orgulloso no puede soportar eso y por lo general recurrirá a implantar un sistema tiránico para retener a las personas y lograr a como dé lugar que la gente que se fue, regrese. En estos casos se ha visto que el espíritu de control empezará a operar inmediatamente. La doctrina de “eres un rebelde si no me obedeces” hará su aparición y comenzarán las manipulaciones, la presión grupal, y el infundir miedo por medio de amenazas religiosas. Quizá se recurrirá también a difamar y ensuciar la reputación de aquellos que se fueron para que a lo menos la gente no siga su ejemplo.

Normalmente los “pastores” que buscan el éxito a toda costa, recurrirán a lo que sea con tal de no perder adeptos y disminuir su popularidad. No nos compliquemos buscando muchas diferentes causas o porqués de la obsesión que algunos líderes tienen por controlar. La Biblia es el mejor libro acerca de la conducta de los seres humanos y nos dice que la causa de que existan líderes autoritarios será siempre una: Algún pecado escondido, alguna motivación equivocada oculta en el corazón.




LA REBELIÓN DE ABSALÓN

Otra doctrina aberrante sobre la sujeción a la autoridad está basada en la historia de Absalón y David. Con pasajes fuera de contexto, se dice que cualquiera que cuestione al pastor, o se salga de su organización, es como Absalón que se rebeló contra su padre David (Ver 2 Samuel cap. 15 al 18). Esta enseñanza termina diciendo que, como Absalón murió, así terminarán en muerte espiritual quienes cuestionen a sus líderes o se opongan a sus errores. Rápidamente veamos la falsedad de esta doctrina. Es una falta total de ética ministerial aplicar la historia de Absalón así, por lo siguiente:

Uno. Absalón no era cristiano. Era un conocido asesino que mató a su propio hermano y cometió adulterio contra su propio padre. Su caso no se puede aplicar al de cualquiera.
Dos. No hay pruebas de que a él le interesara la Biblia.
Tres. La Biblia nunca dice que Absalón intentó cuestionar las doctrinas o la vida de David, ni habló con él acerca del tema. Tampoco se apartó de la congregación de David por algún error moral o doctrinal que vio.
Cuatro. La intención de Absalón fue matar a su padre, nunca exhortarlo, corregirlo o simplemente alejarse de él.

¡Qué manera de torcer las Escrituras es el aplicar esta terrible historia al caso de personas honestas que cuestionan con sinceridad a sus líderes sobre la veracidad de sus enseñanzas, o que salen de sus organizaciones desviadas!.

“A UN MINISTRO NUNCA SE LE DEBE OPONER, AUNQUE ESTÉ MAL”

Otro pasaje conocido, muy relacionado con el anterior y que se usa para reforzar el autoritarismo en las congregaciones es cuando David corta un trozo del manto de Saúl, el pasaje dice así:

“Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de te dijo Jehová: He aquí entregó a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl” (1 S. 24:4-5).

“¿Lo ves?”, dicen los promotores de la tiranía, “ni aún un trozo del manto le debió tocar y por eso David estaba temblando” “Nadie debe exhortar o cuestionar a un siervo de Dios aunque esté tan mal como Saúl”. Examinemos cómo también este punto de vista es falso.

Número uno. Recordemos el contexto, recordemos que Saúl no sólo era ministro, era rey. Él era la autoridad civil, y aunque se hallaba en error, David no tenía derecho a destruir su capa, ni arriesgarse a dañar físicamente a un gobernante. El juicio le corresponde a Dios. De la misma manera no podemos destruir las cosas de alguna persona, ni dañarle físicamente porque sus doctrinas sean erróneas o porque viva inmoralmente. Le corresponde a Dios traer el juicio adecuado sobre los pecadores; como está escrito en romanos 12:19 “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Simplemente era a Dios a quien le correspondía traer el castigo, y David estuvo a punto de vengarse por su propia mano, por eso se turbó.
Número dos. David no obedecía en nada a Saúl, ni se sometía a sus caprichos, y no por eso estaba mal o en rebeldía. No tenía por qué obedecer a un ministro que había traicionado la Palabra de Dios (Ver 1 S. 15:23).
Número tres. Dios estaba con David aunque no se sometía a la autoridad rebelde de Saúl. Hay muchos textos que demuestran esto (Ver 1 S. 25:16-17; 23:4-5).
Por último. Mucha gente de Saúl había decidido dejar su liderazgo corrupto y Dios nunca dijo que estaba mal. Por el contrario, eran bendecidos (Ver 1 S. 22:1-2; 23:4-5).



(las consecuencias del abuso pastoral)

Finalmente podemos enumerar que existe el riesgo de la pérdida de la libertad y de la dignidad humana; así como el sufrir difamaciones, insultos y otros tipos de agresiones. En casos extremos, el estar sujeto a un líder autoritario puede llevar a la persona a ser golpeada, o aun a perder su vida. este fue en el caso de los seguidores de David Koresh y de la tristemente célebre secta de Jim Jones en Guyana.39

Desde el punto de vista cristiano lo más trágico de todo es que al tener líderes autoritarios aun se puede llegar a perder el alma eternamente. Esto sucederá siempre que las personas hayan sido llevadas a creer enseñanzas que se apartan del cristianismo bíblico. O también en el caso de que lleguen a poner a sus dirigentes antes que a Cristo y los tengan como su dios. Esto es una forma de idolatría condenada por las Escrituras, y obviamente es incompatible con la salvación, la cual requiere fe en Jesucristo como único Señor y Salvador.



“AQUELLOS QUE DECIDEN DEJAR UNA CONGREGACIÓN
SON CULPABLES DE DIVIDIR EL CUERPO DE CRISTO”

Esta enseñanza es típica de toda clase de sectas. Desgraciadamente hoy en día existe todo tipo de organizaciones autoritarias que por alguna razón se creen con derecho a llamarse a sí mismas “el Cuerpo de Cristo”, sin siquiera saber lo que esto significa. Cuando alguna persona inteligente se aparta de ellas, de inmediato recurren al truco de hacerle sentir culpable: “¡Estás dividiendo al cuerpo de Cristo!”, vociferan sus líderes con rostros que simulan gran preocupación por el bienestar del cristianismo. Actualmente hay muchas organizaciones religiosas que actúan así y todas usan como bandera el nombre de Cristo. Desde grupos tan desviados como los Mormones y los Testigos de Jehová, hasta meras asociaciones civiles y humanistas, y, ¡claro! Todos gritan: “¡división!, ¡división!” si alguna persona o familia decide usar su libertad y apartarse de ellos. Pero, ¿”división” de qué? Habría que preguntarles, pues comúnmente ni siquiera se les puede considerar seriamente parte del cristianismo. El salirse de una secta u organización religiosa nunca será dividir el cuerpo de Cristo.

El Cuerpo de Cristo es una unidad indivisible. Cada verdadero creyente está vitalmente unido a Jesucristo por medio del Espíritu Santo independientemente del lugar en donde se congregue. El simple hecho de que una persona se traslade de un lado a otro para asistir a un grupo distinto, no divide el Cuerpo de Cristo. Si algunas personas deciden personalmente con el derecho que, tanto Dios como la Constitución de nuestro país les da, salir de una organización determinada por considerar que se están viendo líderes que les están dañando, ¿quién los puede acusar de división por eso? ¿Qué, una persona no tiene derecho a decidir en qué lugar va a escuchar la Palabra de Dios? ¿O, puede una organización tener un título de propiedad sobre las almas, de manera que aún si se desvía, la gente esté forzada a permanecer allí?. Lo que sucede, como dije antes, es que la acusación de que una persona causa “divisiones” por lo general se utiliza para manipular a las personas e infundirles miedo para que permanezcan dentro de grupos religiosos autoritarios.

“DIOS NO PUEDE BENDECIR A UNA PERSONA QUE DEJA SU CONGREGACIÓN”

Seguramente todos hemos escuchado la frase que acabamos de leer pero a continuación veremos que la realidad es todo lo contrario. La Biblia enseña que a veces sí hay razones para dejar una congregación, y en esas ocasiones Dios sí bendice a los que lo hacen.
• David fue bendecido cuando dejó Israel y el ministerio de Saúl en donde pasó varios años (Ver la historia de David en 1 Samuel).

• La tribu de Judá fue bendecida estando separada de las demás tribus de Israel (Ver Óseas 11:12).

• Juan Bautista fue bendecido habiéndose separado del ministerio corrupto de los fariseos de su época (Ver Mateo 3:7; 11:9).

• Jesús fue bendecido aun cuando abandonó las tradiciones de sus padres (Ver Juan 9:16).

• Los apóstoles y los discípulos del tiempo de Jesús fueron bendecidos cuando dejaron la religión que habían practicado por años (Ver Juan 9:34 y Hechos 18:4-6).

• Los metodistas de Norteamérica abandonaron la comunión de la Iglesia Anglicana y el Señor los acompañó.31

• Los puritanos dejaron la Iglesia Anglicana y vinieron a América para escapar de una religión antibíblica y opresiva. Ellos tuvieron un tremendo avivamiento según la historia.32

Por si esto no bastara, sólo mencionaré unos cuantos casos de personas que dejaron sus organizaciones y fueron grandemente usadas por Dios. todo el cristianismo actual los conoce como grandes hombres de fe y sus vidas han sido ejemplo e inspiración para muchos cristianos por cientos de años:

Hudson Taylor, el legendario fundador de “La misión al interior de China” decidió abandonar la organización misionera que lo apoyaba por considerarla irresponsable, y trabajó por su cuenta. El éxito de su labor después de hacer eso fue impresionante.33

Adoniram Judson, un famoso pionero de las misiones de Oriente, cambió de la iglesia congregacionalista a otro movimiento, por considerarlo más apegado a la Biblia.34

David Brainerd, el apóstol de los indios de Norteamérica, cuya vida de oración y consagración ha sido ejemplo a muchos cristianos, fue expulsado de la Universidad de Yale cuando cursaba sus estudios bíblicos. La cuestión fue por diferencias doctrinales. Él se apartó de esa organización y fue utilizado poderosamente por Dios.35 (nota de Loel: Me acuerdo bien la historia. Le expulsó el presidente de la universidad – cristiana en aquel tiempo – por ser rebelde)

Carlos G. Finney. Este ministro abandonó la denominación presbiteriana para escoger una agrupación un sistema de trabajo más bíblico (Ver la autobiografía de Carlos Grandison Finney). Su labor evangelística conmovió a toda una nación.

Jonathan Edwards, uno de los ministros más usados y renombrados en la historia cristiana fue expulsado de su propia congregación que pastoreaba por su fuerte predicación sobre la santidad. Él siguió en un ministerio fructífero.36

Con todo esto vemos comprobado que Dios ha bendecido abundantemente a muchas personas que dejaron sus organizaciones. Tanto la Biblia como la historia lo demuestra claramente.


CONCLUSIÓN

Los líderes religiosos autoritarios son personas que son capaces de dañar moralmente a la gente y aún de destruirlas totalmente. Su carácter puede ser dulce, amoroso y aparentemente bien intencionado, por lo tanto son difíciles de detectar a simple vista. En algunas ocasiones son gente preparada y profesional y en otras, muy ignorantes. Se les puede encontrar en grupos cristianos “libres”, en denominaciones, religiones o en pequeñas sectas aisladas. Su énfasis es usar la Biblia y el nombre de Dios para controlar a la gente, mantenerla bajo un férreo dominio y anular su capacidad de razonar y decidir por sí misma. ¿Con qué objeto acostumbran hacer esto? A veces para enriquecerse a costa de sus ovejas como fue el caso con Samuel Rivas y la familia López. A veces para lograr favores sexuales como fue el caso de Teresa B. Y Margarita Estévez, y en ocasiones por vanidad, para tener gente en sus congregaciones y ser considerados exitosos.

En resumen, utilizan a la gente para su propio provecho. Nadie está realmente inmune a ellos pues su engaño es sutil. Lo mismo pueden cautivar a una sencilla ama de casa, a un padre de familia, a un joven sin educación o a un profesional. La forma en que logran sus objetivos, según vimos, es por medio de adoctrinar a la gente con enseñanzas tales como: “Tienes que sujetarte a mí porque soy tu pastor”. “Debes obedecerme en todo aunque yo esté mal”. También utilizan frases como: “Si ves algo mal, no juzgues al pastor, sólo ora” y “No cuestiones a los ungidos de Dios”. En otras ocasiones usan el miedo, las burlas, las amenazas y la presión grupal para manipular a la gente y forzarla a que se sometan a ellos y les obedezcan ciegamente. Cuando alguien decide cuestionarlos, llamarles la atención por alguna falta, o abandonar sus organizaciones, se pueden volver muy agresivos y se transforman en enemigos implacables. Cuando finalmente las personas se apartan de ellos para evitar seguir siendo manipuladas y dañadas, acostumbran llamarlas: “rebeldes”, “divisionistas” o cualquier otra cosa. Inclusive pueden difamar, ensuciando la reputación de la gente. Casi como regla general prohíben terminantemente a sus congregantes volver a tener contacto con los que los dejan. El daño que le pueden provocar a la gente es muy variado, puede ser desde confundirlos y hacer que duden de Dios por sus malos testimonios hasta pervertirlos moralmente, lavarles el cerebro, golpearlos y guiarlos a la destrucción.

Independientemente de dónde y en quién veamos estas características, debemos estar muy alertas pues este tipo de pastores se sale de los límites de la autoridad que la Biblia y las iglesias cristianas siempre han establecido. De hecho sus errores son exactamente los que han utilizado sectas peligrosas como los mormones, los moonies y David Koresh. El consejo de la Biblia y de la razón concuerda en que lo más sabio que se puede hacer, una vez que hemos identificado plenamente a un liderazgo cristiano autoritario es salir inmediatamente de su influencia antes de que ocurran consecuencias desastrosas para nosotros y para nuestras familias.

“Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores: Así ha dicho el Señor: ¡Ay de los pastores que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas. Por tanto, pastores, oíd palabra del eterno Dios: Vivo yo, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra del Señor. Así ha dicho el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Porque así ha dicho el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.”40


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