La Biblia pone al
hombre en su lugar
C
|
omo lo más común es que el hombre se exalte a sí mismo y tome demasiado protagonismo, hallamos versículos como éste: “Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (He.8:1-2). Nos recuerda que el hombre está limitado a lo que es temporáneo y terrenal, mientras que la obra del Señor es ilimitada y eterna.