Entradas Recientes
Lowell Brueckner

Ingrese su dirección de correo electrónico:


Entregado por FeedBurner

¡Perdonado!

Etiquetas:

¡PERDONADO!

K
 arla Fay Tucker merecía la muerte. Sobre este asunto no cabe duda. Además de haber cometido un brutal crimen, más tarde, con dureza de corazón, se jactó por ello. El jurado la halló culpable y el juez la condenó a muerte. Todo fue legal y justo.

Después, en la prisión, recibió a Cristo y nació de nuevo. Durante muchos años vivió una vida ejemplar. Después de verla en una entrevista con Larry King, quedé convencido de que su cristianismo era genuino. El dia de su ejecución, tranquila y dulcemente, se tumbó sobre la camilla y recibió el veneno letal. Tanto amigos como enemigos fueron testigos de su muerte, que después fue retransmitida a todo el mundo.

Tenemos un altar, la portada y el contenido

Etiquetas:

(pulsa la portada para verla en grande)
Hemos dicho, "Cristo murió por una razón. Tú eres esa razón". ¿Sería todo lo que sabemos de la muerte y la cruz de Cristo? ¿Por qué tenía que morir? ¿Qué es lo que consiguió por ti? ¿Qué dice la Biblia? Quiero llamaros la atención una vez más al libro, "Tenemos un altar". Gracias a Dios que gente lo está leyendo.

El orden de Melquisedec

Etiquetas:

El orden de Melquisedec

Juró el Señor… Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.  Hebreos 7:17, 21

¿Quién es el ser humano más importante del Antiguo Testamento? Seguramente, muchos de los que estudian  la Biblia dirían que es Abraham. Sin embargo, el autor anónimo de Hebreos nos demuestra que la grandeza se encuentra en la capacidad de reflejar a Cristo en la vida… “Hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Heb.7:3). Nos apunta hacia uno que es mucho más grande que Abraham.

Más que ningún otro escritor del Nuevo Testamento, éste enfatiza que el Espíritu Santo es el Autor de la Escritura, eclipsando cualquier vaso humano, profeta o salmista, utilizado para escribir Sus palabras: “Como dice el Espíritu Santo… dando el Espíritu Santo a entender… nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo…” (3:7; 9:8; 10:15). Él puede ver más allá que la cantidad de material escrita acerca de cualquier otro individuo y nota que Melquisedec es grande, aunque poco está escrito de él. Sin embargo, la historia de Abraham abarca desde el capítulo 11 de Génesis hasta el capítulo 25, y es mencionado vez tras vez durante todo el Antiguo y Nuevo Testamento.

¡Qué demostración acerca de la enseñanza del Espíritu Santo tenemos en este capítulo de Hebreos! Es evidente que Él usa solamente la Escritura como fuente para dar revelación. El escritor cuenta  con sólo cuatro versículos a su disposición… tres en Génesis y uno en los Salmos… que tienen que ver con Melquisedec, para producir 28 versículos en Hebreos. No acepta ni añade nada, aparte de lo que está escrito en la Biblia. Ya que ella no menciona su genealogía, ni padre, ni madre, ni día de nacimiento o defunción, el escritor tampoco presupone tal cosa en su doctrina.

Buenos libros, la teología, y el Antiguo Testamento

Etiquetas:


Déjame tratar brevemente tres peligrosos asuntos que hombres mal informados enseñan hoy en día. Estos han producido los “cristianos” inestables y desequilibrados que observamos entre nosotros demasiado a menudo y está contribuyendo grandemente a la apostasía de estos tiempos.  

Acabo de leer la biografía de 600+ páginas de Leonard Ravenhill, un hombre de Dios que conocíamos, Margarita y yo, personalmente. Uno de los últimos capítulos trataba de dos pasiones del hombre – los viejos himnos y buenos libros. A través de los años, cristianos verdaderos han sabido el valor de buenos libros, como suplementos a la Biblia y siempre recomendaban a los nuevos creyentes leerlos. El autor de la biografía, Mack Tomlinson, explica porque:
“Es un hecho de humildad leer libros, porque es un reconocimiento que no poseemos todo lo que necesitamos saber. Los libros son necesarios en la vida cristiana para tener conocimiento, entendimiento, y para ganar un perspectiva más amplia y madura. Es sano admitir que necesitamos ayuda de las riquezas de conocimiento de otras personas y es arrogante pensar de otra manera.”

Una hoja tomada del libro de Dios

Etiquetas:


UNA HOJA TOMADA

DEL LIBRO DE DIOS

En mi opinión, las biografías cristianas son las obras más fascinantes de toda la literatura. Contienen un elemento que no se encuentra en historias meramente humanas. Uno puede percibir en ellas una autoría que supera las capacidades e inteligencia de los escritores terrenales. Este artículo es un resumen de una historia que tiene su origen en el cielo, y solamente será completamente relatado por las crónicas eternas. Por favor, léelo pensando en esto…  

El hecho de que Dios elija hombres y les levante para cumplir Sus propósitos eternos, es una evidencia fascinante de una sabiduría excelente. Jesús regocijándose hasta el éxtasis, dijo a Su Padre: “Escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños”. Los doce apóstoles eran candidatos poco probables para llegar un día a convertirse en joyas para el fundamento de la Nueva Jerusalén. En el Antiguo Testamento, Dios llamó a Abram de la idolatría de Ur, la ciudad capital del paganismo y le hizo un príncipe nómada, destinado a ser el padre espiritual de las naciones. David fue tomado del rebaño, y fue preparado en las cuevas y en las ciudades del enemigo, para ser hecho rey sobre el pueblo escogido de Dios. Amós, un boyero que también recogía higos silvestres, se maravilló de poder recibir un llamamiento profético, habiendo otros muchos más capacitados que él. El gran Arquitecto todavía tiene Su plan en la mano y Sus diseños continúan asombrándonos.    

Solo lo perdido puede ser encontrado

Etiquetas:

Aquí hay un artículo que escribí en otoño, 1997. Es algo, creo, que puedes dar a gente que no creen. Espero que te sea útil:
 
Sólo lo perdido puede ser encontrado

 

“Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”             Lucas 15:24

 

H
ace mucho tiempo conocí a un hombre cuya desesperada actitud ha quedado impresa en mi memoria, a pesar de no recordar su nombre ni su cara. Fue en los primeros tiempos de mi ministerio, mientras visitaba el hogar de un pastor luterano al sur de Minnesota. El hombre que estaba en la puerta era un miembro importante de la iglesia, aunque era obvio que había llegado a una profunda crisis en su vida. No le bastaba con ser un miembro de la iglesia, y sólo había una cosa que le importaba. La desesperación le había conducido hasta la casa del párroco, donde expresó su misión en tres palabras: “¡Necesito la salvación!” Descubrió que era un pecador perdido.