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Lowell Brueckner

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17 - 23 mayo Meditaciones diarias de los Salmos

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17 de Mayo Salmo 37:16-40

16. Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores.
17. Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el que sostiene a los
      justos es Jehová.
18. Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre.
19. No serán avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán
      saciados.
20. Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los
      carneros serán consumidos; se disiparán como el humo.
21. El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da.
22. Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán
      destruidos.
23. Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.
24. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su
      mano.
25. Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia
      que mendigue pan.
26. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su descendencia es para bendición.
27. Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre.
28. Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre
      serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida.
29. Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.
30. La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia.
31. La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán.
32. Acecha el impío al justo, y procura matarlo.
33. Jehová no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando le juzgaren.
34. Espera en Jehová, y guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra;
      cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
35. Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde.
36. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado.
37. Considera al íntegro, y mira al justo; porque hay un final dichoso para el hombre
      de paz.
38. Mas los transgresores serán todos a una destruidos; la posteridad de los impíos
      será extinguida.
39. Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza en el tiempo
      de la angustia.
40. Jehová los ayudará y los librará; los libertará de los impíos, y los salvará,
      por cuanto en él esperaron.

  El Salmista dice que los justos tienen poco (v. 16), así es que tenemos que dar
gracias a D ios por las comodidades que nos concede en este tiempo. “Nos dá
todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Tim. 6:17). S in
embargo, tenemos cosas mejores a nuestro alcance. T enemos el brazo del S eñor
sosteniéndonos (v. 17), como lo tenía Pedro en medio de un mar bravo. T enemos
el cuidado íntimo (v. 18) y la comunión de D ios. T enemos el apoyo necesario
para enfrentar las pruebas más duras que tengamos que pasar en el mundo (v.
19). Podemos disfrutar de un plan soberano para nuestras vidas y de la orientación
para dar cada paso en el camino, cada uno preparado de antemano en la mente
del S eñor. D ios se goza al ver que S us propósitos se desarrollan en nuestras vidas
(v. 23). E s posible que caigamos, pero no nos dejará postrados; de alguna manera
Él intervendrá para levantarnos (v. 24). Jesús estará con nosotros todos los días
y no tendremos necesidad de tener que utilizar maneras vergonzosas para
sobrevivir (v. 25). A unque estemos rodeados de gente mala y egoísta, nosotros
podemos ser desinteresados y vencer con el bien el mal, sabiendo que el S eñor
ama la rectitud y nos recompensará por ello (v. 26-28). Podemos ser sabios
rodeados de insensatos y hablar la verdad en medio de la mentira. D ios, viviendo
en nosotros, nos guiará (v. 31), velará por nosotros y nos protegerá (v. 33).
  No andes según tu propio criterio, sino mantente en Su camino y verás como
Él se encarga de todo lo que es tuyo. T e hará triunfar sobre tus enemigos y los
enemigos del S eñor. ¿Cual crees que es la razón fundamental por la que D ios te
cuida tanto y te bendice? Es porque tú esperas en Él.


18 de Mayo Salmo 38

1. Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
2. Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
3. Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos, a
    causa de mi pecado.
4. Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga
    pesada se han gravado sobre mí.
5. Hieden y supuran mis llagas, a causa de mi locura.
6. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.
7. Porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne.
8. Estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la conmoción de
    mi corazón.
9. Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto.
10. Mi corazón esta acongojado, me ha dejado mi vigor, y aun la luz de mis ojos
     me falta ya.
11. Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mis cercanos
     se han alejado.
12. Los que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi mal hablan
     iniquidades, Y meditan fraudes todo el día.
13. Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; y soy como mudo que no abre la boca.
14. Soy, pues, como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay reprensiones.
15. Porque en ti, oh Jehová, he esperado; tú responderás, Jehová Dios mío.
16. Dije: No se alegren de mí; cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre
     mí.
17. Pero yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí continuamente.
18. Por tanto, confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado.
19. Porque mis enemigos están vivos y fuertes, y se han aumentado los que me
     aborrecen sin causa.
20. Los que pagan mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
21. No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí.
22. Apresúrate a ayudarme, oh Señor, mi salvación.

  ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué será que hoy en día raras veces se oye hablar
de personas afligidas duramente por sus pecados? ¿Dónde está la gente que tiene
temor de la ira de Dios? ¿Quién se siente herido porque la mano de Dios ha
descendido sobre él? ¿Quién siente que no hay alivio ni adonde ir? ¿Quién está
aplastado por sentir su culpabilidad? ¿Quién está consciente del hedor de su vida
impiadosa e insensata? ¿Quién suspira y gime al sentir la convicción de que es
un pecador? ¿Quién es abandonado por sus amigos al ver su condición triste, sin
fuerzas y oprimida?
  Sobre esta persona vendrá el enemigo para acabar con él. El diablo intentará
hacer más de lo que Dios quiere; pretenderá llevarle a una desesperación fatal
y a una ruina completa, como dijo Pablo: “Consumido de demasiada tristeza”.
Sin embargo, cuando Satanás esté para ganar, algo sucederá inesperadamente:
“... el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia...y él quedó como muerto,
de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano,
le enderezó”.
  Puede ser que los amigos te abandonen y los enemigos estén cerca. En esta condición
no tendrás a quién ir, sino a Dios. Ni siquiera podrás considerar recibir
la ayuda de los hombres, ya que no la encontrarás. Tu alma desesperada tiene
que encontrar a su Dios y Salvador, porque sólo Jesús va a poder levantarte.
Cuando esto suceda, no tendrás nada que perder, así es que descubre toda tu
iniquidad, y saca a la luz todo lo que tienes escondido. Tienes que estar arrepentido
y sentirte mal por tus pecados. Ven con todos tus deseos al Señor, quien ya se ha
convertido en tu Ayudador y en la Fuente de tu Salvación. “Tú responderás,
Jehová Dios mío”; de esta promesa puedes estar seguro.

19 de Mayo Salmo 39

1. Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi
    boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.
2. Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.
3. Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego,
    y así proferí con mi lengua:
4. Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán
    frágil soy.
5. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti;
    ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
6. Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana;
    amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7. Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
8. Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.
9. Enmudecí, no abrí mi boca, porque tú lo hiciste.
10. Quita de sobre mí tu plaga; estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
11. Con castigos por el pecado corriges al hombre, y deshaces como polilla lo más
     estimado de él; ciertamente vanidad es todo hombre. Selah
12. Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas;
     porque forastero soy para ti, y advenedizo, como todos mis padres.
13. Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.
 Este Salmo nos enseña por lo menos dos lecciones: la imposibilidad del
autocontrol y la vanidad del autoesfuerzo.
  Mi deseo es que Dios me enseñe lo débil que soy como para gobernar mi propia
vida. Por ejemplo, yo no puedo controlar la lengua, y cuando decido no abrir la
boca, descubro que no puedo quebrantar una ley que dice: “De la abundancia
del corazón habla la boca”. Pero cuando el corazón arde, antes de que me dé
cuenta, mi boca se abre y la lengua habla. No tengo la sabiduría para determinar
cuándo es bueno hablar y cuándo debo guardar silencio. Cuando hablo, ¿qué
puedo lograr con mis palabras? En verdad, el hombre en su mejor estado, es vano.
  Esta convicción me hace volver a Dios, porque a menos que Él me mueva, todo
lo que yo puedo hacer es vanidad. La única cosa que puedo hacer bien, es confiar
en Él. Pero..., ¿estoy confiando solamente en Él? Sólo podré guardar silencio
si Él controla mi lengua, y mis palabras serán valiosas, si Él corrige mi manera
de hablar.
  Tengo que clamar a Dios para que me dé Su fuerza. Si Él es mi Señor, me
enseñará lo que tengo que saber en cuanto a la vanidad de los esfuerzos humanos.
Me convierto en extranjero y peregrino en este mundo de vanidad, cuando sigo
Su enseñanza. Quiero unirme a la compañía de inadaptados que han llegado a la
conclusión de que este mundo no tiene nada que ofrecerles. Éste es el tipo de
personas que oran, son escuchadas, y de la misma manera que Jesús lo fue, son
rechazadas. “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto”.


20 de Mayo Salmo 40:1-4

1. Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis
    pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto
    muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.
4. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los
    soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

  ¿Cuál es el propósito de este Salmo? David testifica de Dios como un Dios que
responde a la oración, y nos anima a los que leemos a esperar con paciencia,
porque tarde o temprano, el Señor dará respuesta a nuestras peticiones. Santiago
nos anima de la misma manera hablándonos de Elías, un hombre sujeto a pasiones
semejantes a las nuestras, que oró y Dios le escuchó.
  El Dios de David es Uno que cambia a las personas. No existe mejor manera
para describir la vida pecaminosa, que hacerlo como el pozo de la desesperación
y lodo cenagoso. Cuando el pecador clama a Dios en oración, Él empieza a dar
propósito y estabilidad a su vida. Hay tres resultados que acompañan a esta obra
de conversión. En primer lugar, los hombres observarán la obra que Dios puede
hacer en un ser humano. ¡Cuánta necesidad tenemos de experimentar el poder
divino, para que el mundo sea consciente de la existencia de un Dios vivo! Y si
esto ocurre, el temor vendrá siempre sobre aquellos que nos están observando,
como resultado de una demostración clara de Su fuerza. El temor y la fe no son
opuestos el uno al otro, como algunos piensan; al contrario, la fe resulta de un
temor hacia Dios. Finalmente, Él dará su bendición a los que respondan
positivamente al testimonio que ha sido puesto delante de sus ojos, dando la
espalda al orgullo y al engaño que antes gobernaba su vida, y poniendo toda su
confianza en el Señor. ¡Bienaventurado el hombre que, como David, deposite su
vida en las manos de Dios!

21 de Mayo Salmo 40:5-8

5. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para
    con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos,
    no pueden ser enumerados.
6. Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación
    no has demandado.
7. Entonces dije: he aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí;
8. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi
    corazón.

  De la pluma del escritor brotan alabanzas debido a las innumerables bendiciones
que él está contemplando. El versículo 5 nos da el tema principal de este Salmo.
Los pensamientos y las obras del Señor para nuestro beneficio son múltiples,
más allá de lo que podemos imaginar o apreciar. Hacer siempre más de lo necesario
es una característica de la naturaleza de Dios, que excede a nuestra capacidad de
poder entenderlo. Los pensamientos del Señor, inmensamente más elevados que
los nuestros, son para aquellos que confían en Él.
  Él hace Su obra en el corazón, y sin ella, nuestras obras son inútiles. Tenemos
a muchas personas atareadísimas sirviendo dentro del cristianismo, pero algo
más necesario sería tener a personas con oídos espirituales y revelación divina.
Es mejor tener a un Juan el Bautista que pueda reconocer y proclamar al Cordero
de Dios, que un templo lleno de sacerdotes ofreciendo corderos en sacrificio. Lo
que hace falta no es alguien que, como Caín, ofrezca el producto de sus esfuerzos,
sino alguien que haya sido comprado por Dios, renacido y apartado totalmente
para Él en cuerpo, alma y espíritu. La vida de Cristo personificaba la perfección
de la piedad, para que fuese el primogénito entre muchos hermanos semejantes
a Él. Lo que Dios requiere de nosotros no son nuestros esfuerzos, sino que seamos
como Su Hijo.

22 de Mayo Salmo 40:9-17

9. He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no refrené mis labios,
    Jehová, tú lo sabes.
10. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu
     salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11. Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me
     guarden siempre.
12. Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades,
     y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi
     cabeza, y mi corazón me falla.
13. Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
14. Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla.
     Vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean;
15. Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea!
16. Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que
     aman tu salvación: Jehová sea enaltecido.
17. Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador
     eres tú; Dios mío, no te tardes.

  ¡Bienaventurado el profeta que no refrena sus labios ni se disculpa por predicar
la justicia! Muchos han sido descalificados y puestos a un lado por no querer
aguantar el vituperio que resulta de proclamar la verdad con denuedo. David dio
a entender que tenía que pagar un precio por hacerlo y esperar a que Dios le
concediera Su misericordia protectora. No retuvo el mensaje y estuvo dispuesto
a enfrentar las consecuencias. Su palabra tenía que ver con los siguientes atributos
del Señor: fidelidad, salvación, misericordia y verdad. Por sus propias experiencias
en la vida, pudo hablar de ellos y compartírselos a su pueblo.
  David no anhelaba bendición sólo para sí, sino que quiso que todos aquellos
que buscan al Señor, pudieran disfrutar lo mismo que él había experimentado.
Sin embargo, su proclamación tenía un propósito aun más importante, y era que
Dios fuese exaltado. Una vez más, David nos abre su corazón. Él buscó a Dios
porque sabía que era pobre y necesitado, y sólo en esta condición pudo ser digno
de la preocupación divina. Supo sacar provecho para su vida del plan y la sabiduría
de Dios. Clamemos con él: “¡Por favor, Señor, no esperes! ¡Ahora te necesitamos!”


23 de Mayo Salmo 41

1. Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová.
2. Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo
    entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás toda su cama en su
    enfermedad.
4. Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he
    pecado.
5. Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su
    nombre?
6. Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón recoge para sí iniquidad, y al
    salir fuera la divulgan.
7. Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan
    mal, diciendo de mí:
8. Cosa pestilencial se ha apoderado de él; y el que cayó en cama no volverá a
    levantarse.
9. Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó
    contra mí el calcañar.
10. Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
11. En esto conoceré que te he agradado, que mi enemigo no se huelgue de mí.
12. En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar
     delante de ti para siempre.
13. Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén.

  Una vez más David se encuentra en dificultades, lo cual seguramente no le
permite sentirse feliz. Estas situaciones no contribuyen nada a la popularidad de
un líder. Antes de que David fuera al exilio, sus enemigos llegaron a despedirse
cortésmente de él. Uno por uno salieron de su presencia susurrándose los unos
a los otros: “¡No va a sobrevivir!” Fueron pocos los que le acompañaron en aquel
tiempo. La mayoría de los corazones no estaban unidos con él, sólo fingían respeto
en los días de su prosperidad. Aún entre sus amigos y consejeros en quienes más
confiaba, hubo uno que se volvió en contra y le abandonó. Cristo, desde que
anduvo sobre la tierra y hasta el tiempo presente, ha tenido este tipo de “amigos
de tiempos favorables”; pero en realidad son enemigos en sus corazones. En
muchas ocasiones, Su única compañía estaba entre los pobres, así es que, cuando
a nosotros nos falte el apoyo y nuestros consejeros fracasen, entonces seremos
candidatos idóneos para ser este tipo de personas que acompañan a Jesús.
  Bienaventurada la persona que no busca ventajas personales en sus relaciones,
sino que se hace amigo de los pobres y necesitados. Elías halló sustento en la
casa de una viuda pobre, quien a su vez recibió mucha bendición por haberle
acogido. Dios les alimentó y les guardó. Él cambia nuestras enfermedades y
debilidades en bendiciones, nos perdona y restaura nuestra alma. Nunca llegarán
a cumplirse en contra nuestra las intenciones de nuestros enemigos ni las cosas
que más tememos, porque el Señor es nuestro gran intercesor y sanador.
  Dios retribuye justo pago a los que hacen maldad, e incluso quiere que Sus
siervos tengan parte en el juicio que cae sobre los desobedientes, como fue el
caso de Noé, que por su fe condenó al mundo (He. 11:7). No hay duda, según lo
que nos dicen las Escrituras, de que Dios favorece a los Suyos y es misericordioso
con ellos. Nos tiene delante de Su rostro y siempre está consciente de nuestra
necesidad. Por eso, siempre le alabaremos.


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