31 de Mayo Salmo 45:16-17
16. En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la
tierra.
17. Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, por lo cual
te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.
Vamos a aplicar la alegoría dada en el Salmo a la realidad nuevo testamentaria.
Aquí está la lección y la promesa. No hay necesidad de mirar más al pasado como
en el Salmo 44:1. Se han hecho los preparativos para la boda, se han puesto los
vestidos de justicia, y ahora es el tiempo de pensar en niños. “En esto es glorificado
mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Serán príncipes delante de Dios, israelitas
verdaderos en los cuales no hay engaño, para la gloria y el placer de Su nombre.
Nuestro deseo y oración, “santificado sea tu nombre”, se cumple cuando nosotros,
la descendencia de los profetas y apóstoles, nos acordamos de Su nombre y le
damos gloria. Vamos a unirnos con las alabanzas de las edades pasadas. El salmista
cumplió su promesa (v. 17), y tenemos la prueba delante de nuestros ojos. También
nosotros vamos a cumplir nuestra parte, alabándole para siempre. Vamos a anticipar
las bodas que vendrán. La realidad del evento será sin duda mucho más maravillosa
que las palabras que usa el salmista para intentar describirlo.