CAPÍTULO 4
CUCHILLOS, ARSÉNICO Y EXCREMENTO
El abuelo Doxtator, Bill, Ethel y hijos |
La casa de Bill y Ethel Doxtator se encontraba en una aldea a 130 kilómetros al norte de Milwaukee, Wisconsin; era un paraíso del demonio. El alcohol jugaba un gran papel en el miedo y la infelicidad que reinaba día tras día en aquella casa. Uno tiembla sólo con imaginarse el terror que debía haberse apoderado de los dos niños, Marvin y Marcella, al ver a sus padres perseguirse por la casa con cuchillos en sus manos.
Como cabe suponer, los niños no escapaban a tal violencia; sufrían golpes severos a manos de su borracho padre. Que no hubiera comida suficiente en la casa, era algo frecuente. Fue más de lo que Ethel podía soportar. La religión que profesaba, de nada le servía para combatir las fuerzas que dominaban su conducta. El presente era inaguantable, sin perspectivas de cambio ni esperanza alguna para el futuro; tan sólo oscuridad y desesperación.