Entradas Recientes
Lowell Brueckner

Ingrese su dirección de correo electrónico:


Entregado por FeedBurner

1 - 7 Enero Meditaciones diarias de los Salmos

Etiquetas:

El libro de los Salmos fue el himnario de los hebreos y su manual de oración;
a menudo cantaban sus oraciones, por lo que hay mucho que podemos aprender
de los Salmos en cuanto a la oración. Por supuesto, son Escrituras Sagradas,
escritos por hombres de Dios bajo la autoría del Espíritu Santo.
El primer capítulo es una introducción. Presenta al lector noble, es decir, al
que es atraído por la Palabra de Dios para leer detenidamente sus páginas. Éstas
son las características que le califican: está sediento de Dios, confía en Él y anhela
Su presencia. Acude solamente a Dios para saciar su sed y para que sea su Pastor,
descrito por el autor en el más conocido de los Salmos: el Salmo 23.
Quisiera pensar que los Salmos son como un largo viaje, lleno de experiencias,
revelaciones y oraciones para la persona que "no anduvo en consejo de malos,
ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado".
Creo también que los Salmos son como un largo viaje que promueve el crecimiento
espiritual en la vida personal, culminando con un derramamiento de alabanza
que mana del corazón.
A cada texto del Salmo le sigue una pequeña meditación diaria, que ayudará
al lector a orar como Jesús nos enseñó a hacerlo, "según Su voluntad". El tema
de los Salmos es nuestra relación con Dios, que es también la base de nuestra
vida devocional. Son parte del árbol en el que cada creyente en Cristo ha sido
injertado, y para el que también debe ser su himnario y libro de oración.


1 de Enero Salmo 1:1-2

Una introducción
1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
     camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2. Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
     noche.

  Un hombre puede ser honrado, elogiado, afortunado, amado y respetado, pero
todos estos atributos no pueden compararse con el estado de ser bendecido por
Dios. En tal estado, el ser humano es muy privilegiado, y se diferencia de todos
sus semejantes sobre la tierra, en haber encontrado la calidad de vida más rica
y el propósito que más satisface.
  El “varón bienaventurado”, en primer lugar, no hace y después hace. El placer
por haber obtenido la bendición de Dios motiva su vida, por lo que renuncia y
desecha ciertas prácticas y favorece otras. Obedece cuidadosamente haciendo
o no haciendo, trayendo todavía más bendición sobre sí mismo. El sentirse
bendecido le motiva a obedecer, y esta obediencia le trae más bendición todavía,
lo que se convierte en una cadena de bendición, obediencia, bendición…, y así
sucesivamente.


2 de Enero Salmo 1:1

1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
     camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

  Al empezar a leer los Salmos, vemos las situaciones que evita el varón bendecido
por Dios. Hay aspectos tanto negativos como positivos que traen bendición. El
hombre bienaventurado primero no hace, como también, generalmente, en la
Biblia el no hacer precede al hacer. Una acción negativa precede a la positiva.
Primeramente se despoja del viejo hombre y después se viste del nuevo. Se
arrepiente antes que cree para salvación. Muere antes de poder vivir de nuevo.
Se ha familiarizado con la disciplina de la renuncia y, sencillamente, no hace
ciertas cosas.
  Él no toma pasos en una escala descendente de maldad. No sigue ni escucha
el consejo de los malos en su camino cotidiano. El impío no tiene nada que
ofrecerle; no es su fuente de información, sabiduría o planes.
  Como el consejo de los malos, o sea, las sugerencias mundanas y no bíblicas
que se le ofrecen no le divierten, entonces no tendrá que preocuparse por el peligro
de caer a un nivel más bajo, es decir, como no aceptará el camino de los pecadores,
no caerá en él. No será su manera de vivir, ni adoptará principios impiadosos.
No se acostumbrará a pensamientos o maneras que son habituales en este mundo.
  Como no hace caso al primer intento, que es de desviarle, y no se acostumbra
al segundo, que es de retenerle, no va a caer en el tercero, que es de acomodarse.
No hallará compañerismo ni armonía con los que se burlan de Dios, de Su justicia
y de una manera santa de vivir. No hay nada más lejos de su corazón que sentarse
a participar con su blasfemia y escarnio.


3 de Enero Salmo 1:2-3

2. Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
     noche.
3. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su
     tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

  La persona bendecida por Dios se deleita en una sola cosa. Su corazón se dedica
a meditar en la ley del Señor; lo que Dios ha decretado es de gran valor, para
después poder entender quien es Él en realidad. Su palabra es un reflejo de Su
persona. El hombre bienaventurado busca a Dios día y noche en Su ley. Es su
pasión y lo hace porque es un placer. Muy de noche él medita. Cuando se despierta
en la medianoche o al amanecer, su corazón y sus pensamientos se vuelven a
Dios. Tampoco se distrae durante el día. Vez tras vez esto es lo que hace, y como
consecuencia, no tiene tiempo para las cosas que no hace, las que no convienen.
  Esta devoción trae cualidades muy deseables a su vida; edifica un buen carácter
espiritual; prospera como un árbol junto a las aguas, y sus raíces espirituales
descienden a la tierra húmeda y nutritiva. Él está tan entregado a su deleite que
posiblemente ni se dé cuenta que sus ramas se extienden y sus raíces profundizan.
Se hace firme, inamovible, y como Juan el Bautista, se fortalece en espíritu. La
fuente de su fuerza es el río donde él habita. Los tiempos secos no marchitan sus
hojas y, sin ningún esfuerzo especial, el fruto empieza a formarse en sus ramas.


4 de Enero Salmo 1:4-5

4. No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.
5. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la
     congregación de los justos.

  El libro de los Salmos es una espada que hace una incisión entre los justos y
los malos. El contraste es muy evidente. Los malos no tienen nada que ver con
el árbol plantado junto a corrientes de agua, más bien son como el tamo, como
casquillos vacíos a los que les falta el grano deseado. No tienen posibilidad de
brotar y crecer. El grano es la semilla de Dios, y los impíos son personas sin la
presencia de Dios en su vida, por lo cual, son como el tamo.
  Todo viento de doctrina les lleva por doquiera. Tienen ansia de conseguir
compañerismo, buscan amistad de acá para allá, prueban las modas más nuevas,
escuchan acerca del desarrollo social y las noticias más recientes, pero nada llena
su vacío ni añade peso o satisfacción a su vaga existencia.
  ¿Qué tendrán que ofrecer al Gran Labrador cuando venga buscando fruto de
sus vidas? ¿Qué podrán decir en su defensa? El juicio les llevará como paja
soplada por el viento. ¿Qué son ellos comparados a la congregación de los justos,
que es como una gran arboleda? ¿Qué han podido aportar? Ésta es una
comparación abrumadora y ridícula.


5 de Enero Salmo 1:6

6. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos
     perecerá.

  El Señor conoce el camino de los justos porque ellos conocen la ley del Señor.
El justo elige estar en el lado de Dios, por lo que Dios está a su lado. Es una burla
orar para que Dios atienda la vereda de los malos. ¿Quién puede seguir las rutas
desordenadas y sin sentido del tamo? El camino de Dios tiene propósito y diseño.
  “Estos son..., llevadas de acá para allá por los vientos..., para las cuales está
reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas”( Jud. 12,13).
  “Seducen a las almas inconstantes … han dejado el camino recto, y se han
extraviado… nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa
oscuridad está reservada para siempre … mejor les hubiera sido no haber
conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse
atrás del santo mandamiento...”(2 P. 2:14-21).


6 de Enero Salmo 2:1-3

1. ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas?
2. Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová
     y contra su ungido, diciendo:
3. Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.

  Desde el tiempo en que los gobiernos empezaron a formarse y líderes tomaron
autoridad sobre ellos en el mundo, se ha planteado la cuestión con la que empieza
este Salmo. La pregunta sigue proponiéndose por todo el Antiguo Testamento,
en los evangelios, en el libro de los Hechos y finalmente, en Apocalipsis. Es en
este libro cuando la pregunta y la respuesta se efectúan por última vez. Las
naciones airadas se unen al anticristo y, después del milenio, al diablo mismo.
  Cuando la naturaleza caída de Adán recibe apoyo y poder público, se levanta
en rebelión contra el Cordero y contra Aquel que se sienta sobre el trono. Pilato
y Herodes eran enemigos, hasta que hubo una oportunidad para unirse en contra
de Cristo. Los gentiles y los judíos se unieron en la cruz para matar al Cordero
de Dios. Pilato, para cumplir sus ambiciones, tuvo que agradar a los judíos, por
lo que, aunque a regañadientes, se puso de acuerdo con ellos y les entregó a Cristo
para ser crucificado (¿cuántas personas serán condenadas por despedir a Cristo
a regañadientes?).
  Tenemos la ventaja de saber el resultado final de esta oposición. En Apocalipsis
se predice que los ejércitos más poderosos serán alimento para las aves, y sus
líderes serán echados al lago de fuego. No solamente los libros proféticos, sino
también la historia, nos enseña que la rebelión en contra de Dios es inútil y una
locura. El complot contra Jesús se deshizo frente a su tumba, a pesar de la guardia
armada, el sello oficial de Roma y la influencia de la religión popular.


7 de Enero Salmo 2:4-9

4. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.
5. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
6. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte.
7. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré
     hoy.
8. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los
     confines de la tierra.
9. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.

  “El que ríe el último, ríe mejor”. Ésta sería otra manera de expresar lo que quiere
decir el versículo 4. ¡Que risa tan terrible! El hombre ha intentado burlarse de Dios,
pero ahora Dios se burla de él. E lías se burló de los profetas falsos de Baal.
Responde al necio como merece su necedad”. ¿Qué puede hacer el hombre endeble
en contra del Dios omnipotente? Si una rata atrevida provocara a un gato, tendría
más esperanza de vida que la persona que se rebela en contra de su Creador.
  Dios es lento para la ira. L as naciones, en primer lugar, se airaron contra Él,
incitándole y provocándole como un niño que provoca a un león desencadenado,
hasta que Dios se levante con una furia espantosa para esparcir a sus enemigos.
No quisieron a S u R ey. Herodes trató de matarle en S u niñez. L os hombres le
escarnecieron; burlándose, le vistieron con ropas espléndidas, le crucificaron y
le desafiaron a bajarse de la cruz.
  Dios, con ardiente ira por haber rechazado Su voluntad sin cesar, proclama el
decreto de que Su Rey aún gobernará desde Sion. La voz del cielo testifica: “Este
es mi hijo amado en quien tengo complacencia”. Aunque todo el mundo se
levante protestando, el Hijo de Dios heredará todas las cosas. Sobre el ruido del
alboroto y los clamores: “¡Crucifícale!”, la voz de Dios reta a Su Cristo
diciéndole: “Pídeme y pondré en Tus manos las naciones y los confines de la
tierra. Toma la vara de hierro”, dice, “y desmenúzales como si fueran vasijas de
barro”, pues el hombre no es más que polvo de la tierra formado y decorado.



0 comentarios:

Publicar un comentario