… una buena meditación para un
domingo por la tarde.
Martín Lutero, 1525 |
Yo
he estado intentando explicar por muchos años lo que es la verdadera fe y las
obras de fe que la siguen. En el último libro que escribí, Tenemos un altar, tengo un capítulo llamado, “La identificación con
las obras de Cristo”, lo cual es un intento que posiblemente te ayudaría algo entender el tema.. Apunto especialmente a los dos
ejemplos que da Santiago: Lo de Abraham por estar dispuesto a sacrificar a
Isaac, y lo de Rahab por esconder a los dos espías israelitas. Como anhelo mucho que las ovejas entienden, por eso, estoy
muy agradecido por la poderosa obra de Martin Lutero, La introducción a la carta de San Pablo a los romanos, en lo cual
él trata el tema con mucha más claridad, más allá de mis capacidades.
He
escuchado a demasiadas enseñanzas sobre el tema que me suenan exactamente como
las obras muertas que enseñan las religiones muertas, sólo que estos maestros
piensan que las obras se hace después de la salvación, y no antes. A ellos hace falta la iluminación de Espíritu
Santo, porque mal interpretan la doctrina del apóstol Santiago y, sospecho,
también les hace falta el nuevo nacimiento, de donde manan las obras verdaderas
y vivas del evangelio. Lutero demuestra
que la verdadera fe y las obras son inseparables. Es la fe falsa que no puede,
aún por un gran esfuerzo, producir tan solo una obra viva, sino que tiene que
apoyarse con los hechos muertos de la incredulidad. Este estudio es
importantísimo, así que lee bien estos párrafos excelentes…