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Pimienta y sal

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Vance Havner (1901-1986)

Selecciones de Vance Havner

“Si quieres ser un predicador popular, predica la felicidad. Si no quieres ser popular, predica la santidad.” Esta es un ejemplo típico de la obra de Vance Havner (1901-1986), un evangelista de los Bautistas del Sur de los EEUU. Él fue una de estas personas sencillas con mucha sabiduría “rural”. Pues sí, nació en un territorio rural, entre gente común y sencilla. Poseía un sentido del humor magnífico y fue invitado a predicar por toda la nación. Tengo varios libros de él. El que más me gusta es uno llamado Pimienta y sal, que, como esencias que dan sabor a la comida, está repleto de frases sencillas y párrafos cortos, pero cargados de sabiduría. He decidido compartir unos ejemplos que he resaltado en ese libro. Lo he tenido durante muchos años y lo he recomendado a muchas personas. En el prefacio del libro, Havner comentó: “Intento estimular y provocar a los lectores a través de lo que está escrito en este tomo. Puede ser que no estén de acuerdo, pero sí les hará pensar, y pensar es algo… y algo es mejor que nada.”


La casa donde Havner nació
La necesidad de tener un profeta…

Nadie vio la maldad de la religión en Betel, hasta que vino Amós al pueblo. Tampoco vieron lo malo en el judaísmo en el tiempo del Señor hasta que Él anduvo por las calles de Jerusalén. Se requiere de un profeta para descubrir la religión que ya ha llegado a ser una farsa en lugar de una fuerza.

La salud espiritual antes que la felicidad…

La responsabilidad de un doctor no es que los enfermos sean felices, sino que sean sanos. Una vez sanos, también serán felices. Cristo vino a la tierra, no para que todos fueran felices, sino para salvarnos de nuestros pecados. Cuando hayamos sido sanados, seremos felices. Además… enseñar a los enfermos a comportarse como si estuvieran sanos, no les cura de sus enfermedades. Tenemos que tratar con el problema en sí.

El discipulado obediente está escrito en negrita.

Lo que nuestro Señor nos dijo sobre llevar la cruz y la obediencia no está escrito en el pacto con letra fina. Está en negrita en la primera página del contrato. Hemos escrito las demandas del discipulado con una fuente pequeña, porque tememos que “los candidatos” para el cristianismo huyan. 

“Pero hay algo de verdad en este libro”…

A veces se oye decir sobre algunos libros que no son doctrinalmente sólidos y de sectas raras, “Pero es que hay algo de verdad en ellos.” ¿Dirías tú, “Esta leche tiene un poco de arsénico, pero la mayor parte es leche… así que ¡tómala!”? En la casa de mi niñez, teníamos un reloj viejo que no funcionaba. ¡Dos veces al día estaba correcto! La Palabra de Dios siempre está correcta.

¿Cuáles son tus metas?...

Había multitudes de convertidos en el libro de los Hechos, pero fueron los resultados de las actividades de los discípulos y no las metas. En el día de Pentecostés, los apóstoles no se propusieron, “¡Vamos a intentar ganar cinco mil la próxima vez!” Ellos testificaban en el poder del Espíritu y los miles llegaban. Si tuviéramos lo que tenían ellos, superaríamos nuestras ‘metas’.

¿Quién está encargado?...

Me acuerdo de otra situación. Un domingo por la tarde, había terminado de predicar durante una semana en Baltimore, y tenía que empezar el lunes por la tarde en La Salle, Illinois (a 1.236 km. de distancia). Algunos me dijeron que no sería posible, especialmente por los horarios de tren en el tiempo de la II Guerra Mundial. El lunes por la mañana, observé que la silla Pullman al otro lado del pasillo era ocupada por un oficial prominente del gobierno. Él iba para Chicago, Illinois, para dar un discurso. A los empleados del ferrocarril les presionaron bastante para que el tren llegara a tiempo, y así pasó. Me senté mirándole… (Como un gato puede mirar a un rey)… y pensé, “Ud. puede creer que vamos a llegar a buena hora porque vas a dar un discurso en Chicago, pero la verdad es ¡que el buen Señor está obrando para que este pequeño predicador llegue a tiempo a La Salle para empezar sus predicaciones! ¡Esa vez el gobierno en verdad me sirvió! Te puede parecer que los planes de los hombres tienen preeminencia ahora, pero Dios está sobre todo, llevando a cabo Su obra. Lo mejor que podemos hacer es buscar el camino en que Dios se está moviendo y movernos en la misma dirección. 

¿Talentoso o lleno del Espíritu?...

La obra de Dios tiene que llevarse a cabo por Su pueblo y por Su poder. No es suficiente elegir a un abogado para enseñar una clase bíblica porque sabe hablar. A menos que sea lleno del Espíritu, no está cualificado. Un banquero no es competente para manejar las finanzas de una iglesia, solamente porque él maneja finanzas toda la semana. La solista de un coro necesita más que un diploma de un conservatorio. Puede ser que cante un soprano tan agudo como para que Lily Pons (una antigua soprano famosa) sólo pudiera alcanzar acompañarla con la voz baja, pero si no está capacitada por el Espíritu, no puede cantar para la gloria de Dios.   

¿Nuestros recursos o el Espíritu Santo?...

Nosotros decimos que dependemos del Espíritu Santo, pero la verdad es que somos enredados con los cables de nuestros aparatos. Si el fuego no cae del cielo, nosotros mismos podemos pulsar un botón y producir un fuego falso. Si no se oye un sonido de un estruendo de viento impetuoso, tenemos un aparato de calefacción para soplar aire caliente. ¡Que Dios nos salve de un pentecostés sintético!  

Gedeón tenía demasiados soldados…

Gedeón tenía demasiados soldados para la batalla que tenía que pelear y para la victoria que tenía que ganar. La batalla del Señor no puede lucharse con maneras usuales y por la estrategia humana. Hemos intentado hacer las cosas de una manera grande… quizás debemos intentar la manera pequeña. Tenemos demasiados soldados con cualidades usuales para pelear una batalla no usual.

Isaías 6:5 ocurre antes que Isaías 6:8…

Hemos intentado que jóvenes se ofrezcan al Señor diciendo “Heme aquí”, antes de que jamás hayan dicho, ¡“Ay de mí”!

Un bufé evangelístico


La salvación no es un bufé donde eliges lo que quieres y dejas lo demás. No puedes ser salvo, tomando a Cristo como Salvador y rehusar que sea el Señor

Entonces hubo un joven rico…

Si el joven rico pidiera membresía en la iglesia normal de hoy en día, sería recibido inmediatamente y quizás le harían el tesorero de la iglesia, sin ninguna duda o desconfianza. Pero nuestro Señor no tenía prisa; Él buscaba discípulos, no una persona que disfruta con unirse a un grupo. Ese tipo de persona puede ser conseguida fácilmente. Hay muchos que morirían de tristeza si no pudieran unirse a algo. Dales una insignia y un certificado y se unirán a lo que sea.



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