Segunda Parte
“El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: ‘De lo más profundo de su
ser brotarán ríos de agua viva’. Pero Él decía esto del Espíritu, que los que
habían creído en Él habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado
todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado”.
Juan 7:38-39
“Como ha dicho la Escritura”
Me parece que Jesús no está hablando
aquí de una sola promesa o profecía, sino de un principio espiritual del que
hablan las Antiguas Escrituras en muchas partes y de muchas maneras. El símbolo
del agua tiene mucho significado para el judío. Israel es “tierra de montes y valles, bebe el agua de las lluvias del cielo. Es
una tierra que el Señor tu Dios cuida; los ojos del Señor tu Dios están siempre
sobre ella” (Dt.11:11-12). Las aguas simbolizan la abundante bendición de
Dios sobre Su pueblo. Son aguas en el desierto: “Derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra
seca; derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad, y mi bendición sobre tus
descendientes” (Is.44:3). Son “aguas
que tenían que pasarse a nado, un río que no se podía vadear” (Ez.47:5).