Algunos
de vosotros ya sabéis que, después de seguir mi habitual plan de lectura
diaria, que me lleva dos veces a través del Nuevo Testamento y una vez a través
del Antiguo, suelo dedicar los meses restantes del año a un libro específico de
la Biblia. He estado considerando a qué libro debería prestar especial atención
durante el último trimestre de 2019. Confío haber escogido el correcto, ya que
me he decidido escudriñar la Primera carta a los Corintios. He escrito una
introducción que me gustaría presentar ante vosotros ahora, para ayudar con un
poco de información, antes de que enfrentemos el texto bíblico. Por favor considerad
unirse a mí en este estudio expositivo y, si lo hacéis, orad para que Dios nos
dé, a vosotros y a mí, luz del cielo, de modo que podamos sacar verdadero
provecho en nuestro ser interior.
Introducción a la Primera carta a los Corintios
En el istmo con un amigo español y 2 amigos griegos |
Al
cerrar su carta a los filipenses, el apóstol Pablo nombra a “éstas [mujeres]
que combatieron juntamente conmigo en el
evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres
están en el libro de la vida " ( Fil .4: 3). Clemente de Roma era un
padre apostólico, denominación que se usa específicamente para los padres de la
iglesia que fueron discípulos directos de los apóstoles. Viajó con Pablo y fue
nombrado anciano de la iglesia en Roma junto con Lino y Cleto (el consejo de
ancianos siempre es el tipo de liderazgo ordenado y puesto en práctica
por Pablo). Sus escritos, datados en el siglo primero, son probablemente los más
tempranos después de la Escritura inspirada de los apóstoles. Lo más probable
es que conociera directamente a la iglesia en Corinto, pues le escribió una
extensa carta en algún momento hacia finales del siglo primero.