Capítulo 15:21-58
La victoria y el reino eterno
21. Porque por
cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de
los muertos.
22. Porque,
así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
23. Pero cada
uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en
su venida.
24. Luego el
fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo
dominio, toda autoridad y potencia.
25. Porque
preciso es que el reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de
sus pies.
26. Y el
postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27. Porque
todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las
cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él
todas las cosas.
28. Pero luego
que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se
sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en
todos.
Cristo, en Su resurrección, fue el cumplimiento de la Fiesta de Primicias
del Antiguo Testamento. Había tres fiestas judías que transcurrían
paralelamente en el mes Abib; la tarde del día 14 del mes, ocurrió la Pascua; al
siguiente día empezó la Fiesta de Pan sin Levadura, que continuó durante siete
días más. El primer día de aquella fiesta era día de descanso y, al día
siguiente, los hebreos ofrecieron al Señor la primera gavilla de la cosecha, y
fue llamada la Fiesta de Primicias. Desde aquel día, hasta la Fiesta de
Pentecostés, pasaron 50 días. La Escritura las llama “las fiestas del Señor”
(Lv.23:2).
Cristo fue el Cordero de la Pascua, ofrecido la tarde de Pascua, y descansó
en la tumba el sábado de la Fiesta de Pan sin Levadura, levantándose de la muerte
en la mañana de la Fiesta de Primicias (Lv.23:5-14). Por eso, Pablo le llamó “primicias”
de los que dormían. Aquel año, la Fiesta de Primicias ocurrió el primer día de
la semana. La gavilla de Primicias era una representación de toda la siega,
dando gracias y consagrándola a Dios, reconociendo que todo viene de Su bondad
y le pertenece sólo a Él.
Pablo presenta este principio espiritual en Romanos 11:16, hablando de
Israel: “Si las primicias son santas,
también lo es la masa restante”, o,
si la muestra ofrecida a Dios es santa, también lo es la siega (los israelitas
también ofrecieron una “primicia de la masa” al Señor, extraída de una masa
grande. A esta, precisamente, se refiere Pablo). Pablo aplica este principio a
Israel: Si Dios eligió a los patriarcas y los consagró, entonces toda la nación
entera es de Dios. Y al aplicar el mismo principio a la resurrección de Cristo,
significa que, como Cristo es las Primicias, así mismo Dios asegura que será la
resurrección de todos los creyentes.