“Vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo,
para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo.” 1 Pedro 2:5
¿Quién repartió conducto al turbión, y camino a los relámpagos y truenos, haciendo llover sobre la tierra deshabitada, sobre el desierto, donde no hay hombre, para saciar la tierra desierta e inculta y para hacer brotar la tierna hierba? Job 38:25-27
Ballet sincronizado en el agua
Hace años, durante las olimpiadas, entré en la sala de una persona que estaba viendo en el televisor la actuación de ballet sincronizado en el agua. Al sentarme junto a él en el sofá, el hombre me expresó que no le gustaban los esfuerzos individuales de las olimpiadas, ya que tienden a exaltar a una sola persona, sino un esfuerzo perfectamente unido, como es representado en el ballet sincronizado en el agua. Fácilmente me di cuenta de que él estaba espiritualizando la actuación, comparándola con los intentos de hacer la voluntad de Dios.
En ese momento no hice ningún comentario, pero aquel pobre ejemplo me dio mucho en qué pensar y, de hecho, he pensado mucho sobre este asunto. Quisiera compartir cómo veo a los cristianos que están involucrados en cumplir la voluntad de Dios en el mundo. En eso considero a la iglesia que Cristo dijo que Él edificaría (Mt.16:18), según Pablo, dando dones a los hombres para adiestrar a los santos para la obra, para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef.4:8,12). Utilizaré la misma analogía de la sincronización de los participantes del ballet en el agua.