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La “superhombre” estatua de oro

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El libro del profeta Daniel

“… ¡quienes cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego!”
Hebreos. 11:33, 34

                           Capítulo 3:1-12 

      La “superhombre” estatua de oro 

1.  El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos y su anchura de seis codos; la levantó en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia. 
2.  Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, teso-reros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. 
3.  Entonces se reunieron los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y todos estaban de pie delante de la estatua que Nabucodonosor había levantado. 
4.  Y el heraldo proclamó con fuerza: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, 
5.  que en el momento en que oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; 
6.  pero el que no se postre y adore, será echado inmediatamente en un horno de fuego ardiente. 
7.  Por tanto, en el momento en que todos los pueblos oyeron el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. 


Estoy intentando establecer la importancia de la unidad de la imagen que Nabucodonosor vio en su sueño, es decir, cuatro reinos en uno. Llamaría a esta imagen, el Reino del Anticristo. Desde su principio hasta su fin está unido para oponerse a Dios y también con el propósito de exaltar a toda la humanidad como una súper raza, dirigida por un superhombre.

Cuando una persona recibe alguna revelación de parte de Dios, no puede seguir con su misma vida. Si no se humilla bajo la mano poderosa de Dios, no será verdaderamente convertida, aunque sí puede llegar a hacer algunos ajustes en su vida. Después de haber visto la realidad en su sueño, Nabucodonosor no puede seguir con su religión como lo hacía antes; pero como su corazón no está rendido al Señor, quien le dio el sueño, su mente cambia el propósito de Dios en una perversión que le ensalza a sí mismo. Lo mismo pasa en las vidas de muchas personas hoy en día.

Verás lo que Nabucodonosor hizo con la revelación que recibió de Daniel. No sé si recuerdas lo que él dijo sobre el rey y su reino. Citaré otra vez toda su declaración: “Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria; y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo, Él los ha entregado en tu mano y te ha hecho soberano de todos ellos; tú eres la cabeza de oro”.  Nabucodonosor pervierte la palabra de Dios creando una imagen, algo semejante a la imagen que ha visto, aunque ésta está totalmente cubierta de oro. Es una amplificación de la cabeza dorada que él había visto, ignorando la implicación de los demás y poniéndose a él mismo por encima de todo.

Nabucodonosor, manifestando su arrogancia, se exalta y demanda que todos los pueblos le adoren. Éste es el espíritu del anticristo, ya evidente en la primera fase de su reino, de hecho, los faraones de Egipto fueron considerados como dioses durante la primera civilización mundial. Hablando del rey de la fase final, Daniel profetiza: “El rey hará lo que le plazca, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios y contra el Dios de los dioses dirá cosas horrendas” (Dn.11:36). 

Veo que la dimensión de la estatua es de seis codos de ancho por sesenta de alto. En Apocalipsis 13:18 aprendemos: "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento que calcule el número de la bestia (el anticristo), porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis." El número bíblico para el hombre es el seis, uno menos que el número perfecto, el siete, que es el de Dios. El anticristo triplica el número seis (666), pero aun así no llega al siete. La intención del diablo, que da su poder al anticristo, era ensalzarse: "Tú dijiste en tu corazón 'Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono... me haré semejante al Altísimo'" (Is.14:13-14). Finalmente, no pudo cumplir su ambición y fue echado del cielo.

Nabucodonosor reunió a todo su gobierno en el distrito federal de Babilonia para promocionar su agenda y dedicar la imagen. Allí, en el llano de Duro, donde estaba la estatua, estaban presentes los sátrapas (líderes sobre regiones), prefectos (jefes militares), gobernadores (administradores), consejeros (asesores), tesoreros (expertos financieros), jueces (legisladores hoy), magistrados (hoy semejante a jueces), y los gobernantes de las provincias. Básicamente, hoy en día seguimos con los mismos departamentos en el gobierno.  

El emperador envió un heraldo, que era el medio de comunicación de aquellos días, y que funciona totalmente de acuerdo con la administración del rey. Entonces, comunica un mandato para proclamar por todo el imperio a todos los pueblos, naciones y lenguas, que el rey requiere que todos adopten su religión. Así es que ellos tienen que conformarse con la manifestación máxima del humanismo, que es la adoración al hombre.

Él también utiliza el poder de la música para crear emociones en la población y formar el ambiente apropiado. Así la gente practicará con más devoción sus ritos religiosos. La orquesta era tremenda; podemos estar seguros que hizo un concierto con los músicos más destacados, las composiciones más famosas y los instrumentos más elegantes de aquel día. Nabucodonosor había creado una escena extravagante para su celebración religiosa al aire libre.

Por si hubiera alguna resistencia, infunde temor, creando un infierno sintético para quien no se conforme con los deseos del líder de este reino mundial; un horno de fuego. El no conformista será arrojado vivo en él en el momento en que su rebeldía sea descubierta. El poder que está tras este majestuoso espectáculo es el tentador, quien intentó persuadir al mismo Jesús para que se inclinase ante él, después de prometer darle, como galardón, la gloria de los reinos de la tierra (fíjate en Mt.4:8,9; Lc.4:6,7). 

Habiendo visto esta manifestación del anticristo en Babilonia, quiero que veamos el capítulo 13 del libro de Apocalipsis. Allí observaremos acciones semejantes en la última fase de esta profecía, la parte representada por los pies de la imagen. En la visión de Juan, el diablo es un dragón, el anticristo es una bestia, y otra bestia, con cuernos de cordero y una voz como la del dragón, da poder religioso a la política del anticristo.

Toda la población mundial “adoraron al dragón, porque había dado autoridad a la bestia; y adoraron a la bestia” (v.4). La segunda bestia “hace grandes señales… además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer…diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia (v.13,14). También la segunda bestia “se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia” (v.15).

Era evidente, en el tiempo de Nabucodonosor, y lo es también en los últimos tiempos, que la religión apoya la política y la da poder. En Babilonia, ambos se unen para formar un gobierno y una religión de terror, que castiga con fuego a los que rehúsan conformarse. La Iglesia Católico Romana, en sus días de gloria, cinco siglos atrás, fue exactamente así, una combinación de política y religión que quemaba a sus víctimas en la hoguera. Los que temían al Señor y estaban conscientes de un Lago de Fuego eterno, preferían quemarse en el fuego encendido por los hombres. Jesús dijo: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mt.10:28).

Los poderes de nuestro tiempo, por medio de los estudios, la prensa, la televisión, la propaganda del internet, y las producciones de teatro y películas, hacen una obra tremenda, transformando la mentalidad del público en general a favor del espíritu del anticristo. Encabezando su programa está la propagación aplastante de la teoría de la evolución. Por medio de ella, esperan eliminar el temor natural, fruto de saber que existe un Creador, a quien tendrían que dar cuentas. Debido a la propaganda, los valores familiares son destruidos y el divorcio se hace común. Rápidamente la población ha aceptado el aborto y la homosexualidad, pervirtiendo en gran manera los propósitos de Dios. Los poderes demandan una sumisión total y diabólica, y la sociedad se conforma. 

8.   Sin embargo en aquel tiempo algunos caldeos se presentaron y acusaron a los judíos. 
9.   Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive para siempre! 
10. Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro, 
11.  y el que no se postre y adore, será echado en un horno de fuego ardiente. 
12. Pero hay algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, es decir, Sadrac, Mesac y Abed-nego, y estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado. 

He intentado modernizar un poco el gobierno de Nabucodonosor, para que podamos ver qué fácilmente sus tácticas podrían ponerse en marcha en el mundo occidental. Quisiera que este drama se desarrolle en nuestras mentes, haciéndolo tan verídico como sea posible, para movernos a la oración. Tenemos que pedir que Dios nos prepare para lo que hay por delante.

Yo no creo que la iglesia vaya a enfrentarse al último anticristo, pero él tendrá muchos precursores. En el día de hoy, miles de cristianos son perseguidos. Por favor, no vamos a sobreestimar nuestra condición espiritual y a engañarnos, pensando que estamos dispuestos a ponernos en los zapatos de Daniel y estar firmes en el día malo. Además, no debemos estar indiferentes a nuestra condición, sino caer prostrados delante de Dios en un clamor desesperado. Debemos pedirle un derramamiento de poder espiritual sobre la iglesia, Su pueblo. 

Jesús dijo: “Tened cuidado de cómo oís; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará” (Lc.8:18). Siento una gran preocupación por el que es espiritualmente arrogante, que “se cree que es algo, no siendo nada” (Gál.6:3), y que se engaña, añade Pablo.

Por favor, permitidme citar algo de mi comentario sobre el último capítulo de Gálatas: El orgullo, en general, siempre es feo, pero probablemente el estilo más chocante es el de la persona “que se cree ser algo, no siendo nada”. Esta persona está auto-engañada, exagera su sabiduría, conocimiento y espiritualidad, en general. Piensa ser muy capaz de encargarse de cualquier situación cuando, en verdad, es muy insuficiente. El orgullo espiritual no solamente ocurre en los individuos, sino también en el cuerpo de cristianos, como lo vemos en la iglesia de Laodicea: “De ninguna cosa tengo necesidad” (Ap.3:17). Ellos pensaron que no necesitaban la ayuda de fuera, cuando en verdad, era la iglesia más débil, más necesitada y más miserable a los ojos de Cristo. ¡Dios aborrece tal actitud!

Nabucodonosor también tenía un departamento de inteligencia e investigación. Sus expertos habían estado espiando y se esparcieron por el reino para asegurarse de que las demandas injustas del rey se llevaran a cabo. Entonces, encontraron a tres hombres que siguieron de pie cuando todos los demás se postraron, y les acusaron delante del rey. Citaron textualmente la ley y también las consecuencias de la desobediencia.

Su acusación es triple: 1) No hacen caso al rey. 2) No sirven a sus dioses. 3) No adoran la estatua de oro. La primera acusación es falsa, en general, porque seguramente ellos estaban muy atentos a la autoridad del rey. Sin embargo, al haber un conflicto entre el rey y su Dios, ellos tuvieron que elegir entre los dos, escogiendo siempre la autoridad más alta. Ellos dieron la espalda a los ídolos del rey y sirvieron al Dios vivo y verdadero. En Sus mandamientos, su Dios no da lugar para inclinarse delante de ninguna imagen, y esta ley fue escrita en sus corazones. Al estar dentro de ellos la iban a cumplir, sin importar si estaban rodeados de sacerdotes entre su propio pueblo, en Jerusalén, o en Babilonia, donde no había una copia de Su ley ni ningún representante del judaísmo. 







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