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Lowell Brueckner

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Atributos y poder divinos

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37. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 40

Consolad, consolad a mi pueblo

“¡Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios!” (v.1 BTX). Este capítulo es uno de los grandes tesoros de Isaías y está entre las porciones más elevadas de la Escritura. Es una palabra maravillosa de Dios para Su pueblo. Él siempre tiene buenas intenciones para ellos y Su anhelo es que se sientan consolados y seguros bajo Su cuidado. Instruye a Sus mensajeros a darles consuelo.

Él disciplina, como tiene que hacer un buen padre siempre. En su pacto con David, acerca de su descendiente, Él dijo: “Yo le seré a él padre, y él me será a mi hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl…” (2 S.7:14-15). Nunca debemos usar el destino de Saúl para asustar al rebaño del Señor, para que obedezca y se sujete. El fin de la genealogía de David no será comparable con la de Saúl. “Hablad al corazón de Jerusalén…” El conflicto era una de las maneras en las que Dios disciplinaba a menudo, pero ahora Dios quiere asegurar a Jerusalén que la guerra ha terminado y que el castigo ha sido más que suficiente (v.2).

La sanidad del rey Ezequías

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36. Un estudio expositivo de Isaías, capítulos 38 y 39

Capítulo 38


Por favor, abre tu Biblia en Isaías, capítulo 38, para poder seguir el texto, mientras intento comentarlo. Es un capítulo complejo, pero nos servirá para enseñar más de los caminos de Dios. Al estudiar las Escrituras, no debemos buscar apoyo para nuestras interpretaciones y opiniones sobre doctrinas, sino abrir nuestros corazones a la personalidad de Dios y ver Su manera de tratar con la humanidad.

Al contemplar la soberanía de Dios, tenemos que tomar en cuenta la relación entre Dios y el hombre. Abraham fue Su amigo y Él hablaba y tenía comunión con él. Ésta es una característica maravillosa de la personalidad de Dios: “Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” (Gn.18:17). El Señor también tenía intimidad con Moisés y hablaba con él “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Ex.33:11). Me he asombrado con el siguiente pasaje, cuando Dios quiso destruir a los Israelitas, después de haber hecho y adorado al becerro de oro, y dijo a Moisés: Déjame que se encienda mi ira en ellos” (Ex.32:10). En verdad, ¡Moisés detuvo la mano del Todopoderoso!

En la Biblia, vemos muchas veces al Señor detener el juicio que había decretado sobre algún pueblo. Un ejemplo clásico es cuando Jonás profetizó la destrucción del pueblo de Nínive, y la gracia y la misericordia de Dios se manifestaron en el caso. Hay otra profecía interesante de los discípulos de Tiro a Pablo: “Ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén” (Hch.21:4). Agabo también profetizo sobre el mismo asunto en Cesarea, y todos los cristianos intentaron persuadirle a que no siguiera, pero al final se resignaron… “hágase la voluntad del Señor” (21:14). Tenemos que concluir que, en cada caso, al final de todo, se hizo la voluntad de Dios, que es soberano e inmutable.

Un fuerte movimiento de Dios

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35. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 37

Judá se humilla delante de Dios

“La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece"
Solo Judá queda independiente del Imperio Asirio
(pulsa para engrandecer)
La actitud del pueblo, que vamos a observar en este capítulo, es dulce en la boca de Dios y preciosa a Sus ojos. Una de las razones que provocó la ira de Jesús fue lo que pasó en el templo en Sus días, ya que, en el templo del Antiguo Testamento, como veremos, hubo manifestaciones de humildad, y era esto y no el negocio de ladrones lo que Jesús quiso ver allí. Por eso, entró al templo indignado haciendo un azote de cuerdas y declaró que la casa de Su Padre tenía que ser conocida como casa de oración (Jn.2:14-16; Mc.11:17).

Antes de terminar este capítulo veremos una obra tremenda de Dios. A través de los años he oído a líderes cristianos decir a otros líderes que deben concentrar sus esfuerzos en la necesidad presente. De acuerdo, todos debemos estar activos, haciendo todo lo posible en la iglesia y fuera de ella, tanto en nuestra región como en la obra misionera, alcanzando a los perdidos y atendiendo el rebaño del Señor. Lo que pasa es que, estas mismas personas, a veces, critican a los que están dedicando tiempo, de forma especial, a orar a Dios para que envíe un avivamiento clásico. Tienden a tacharles de soñadores ineficaces e irrealistas. ¡Por favor, que reanalicen su posición! En aquellos tiempos de avivamiento Dios visitaba, a veces, naciones enteras, y Su presencia era evidente, no solamente en las iglesias, sino en las casas, en los negocios y en las mismas calles. Te aseguro que la situación que estamos viviendo en el mundo oeste, y de forma especial en los Estados Unidos (por lo que es evidente en las elecciones presidenciales de este año), demanda más que el éxito en algunas iglesias y ministerios. Yo creo que la única esperanza para salvar a la iglesia de la apostasía y despertar un temor de Dios en la sociedad en general en nuestros días, es por medio de un movimiento masivo del Espíritu Santo sobre todo el mundo occidental.   

Las maquinaciones del enemigo

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33. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 36

El imperio asirio

La prisma de Senaquerib
He estado esperando con ganas este capítulo y los tres que siguen, en los cuales Isaías relata algunos de los eventos actuales de su tiempo. Ha profetizado acerca de la invasión asiria en varias naciones del Medio oriente, y ha mostrado que las ciudades de Judá misma serán incluidas. Ha dicho que los ciudadanos de Jerusalén estarán muy asustados y los embajadores fracasarán en sus negociaciones con las autoridades asirias.

Los grabados asirios, que se encuentran en museos de todo el mundo, mencionan a Senaquerib y sus conquistas. Muchas inscripciones han sido traducidas al inglés en varios libros durante la última parte del siglo XX. Asiria es una antigua nación, pero el imperio asirio, que se encuentra mezclado con la historia de Israel, se levantó y aumentó cerca del año 900 a.C. y cayó cerca del año 600 a.C. El asedio de Jerusalén, que ahora leemos, aconteció muy cerca del año 700 a.C.

Bajo el buen reinado del rey Ezequías existen señales de un arrepentimiento y un avivamiento espiritual en Jerusalén. En Isaías 33:2 vemos a la gente buscando a su Dios y esperando en Él para salvarles. Llegando al fin de la historia del Antiguo Testamento y observando el decaimiento nacional, primeramente, de Israel y después de Judá, tenemos un aplazamiento, un tiempo de ánimo. Sin embargo, también es un tiempo de crisis y grandes problemas, por medio de los cuales la gente se vuelve al Señor. Tenemos el mismo caso en la historia de la iglesia, que prueba que el pueblo de Dios se halla en su mejor estado cuando es atacado.

La maldición y la bendición

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32: Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 34 y 35

Capítulo 34

En este capítulo, Isaías nos habla con elocuencia sobre el tema de la retribución y el juicio divinos. Como ya estudiamos en el capítulo 24, él declara el juicio universal contra todas las naciones. Éste no es sólo un mensaje del Antiguo Testamento, sino una profecía que continua por todo el Nuevo Testamento y alcanza hasta el fin de nuestra época.

Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce” (v.1). Una gran parte de la iglesia en nuestros días ha intentado eliminar o, por lo menos, suavizar y minimizar la ira y la venganza de Dios. Rob Bell, un falso profeta, ha declarado que la predicación del castigo eterno en el infierno es “tóxica”. Un cantante/predicador popular español, Marcos Vidal, ha dicho que presentar a un Dios de ira es anti-bíblico y diabólico. Están totalmente equivocados y darán cuentas a Dios en el día de juicio por haber enseñado tales errores. Francis Chan cree que tendremos que arrepentirnos y confesar nuestra vergüenza por uno de los atributos de nuestro Señor. También tendremos que arrepentirnos por nuestra negligencia y timidez por no declarar Su ira.