LAS SEÑALES DEL CULTISMO
Por Zac Poonen
“Nadie os prive de vuestro premio, afectando (falsa) humildad y culto a los ángeles (adoración de mensajeros)… no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo… crece con el crecimiento que da Dios. (Col. 2:18-19- basando las partes en paréntesis con la versión Berkeley)
“.. pueblo.., el cual anda por camino no bueño, en pos de sus pensamientos… que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú… (Is. 65:2, 5)
“De vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad…” (Hechos 20:30,31)
Ser “cultístico” (sectario) quiere decir ser devoto a una persona o doctrina, además del Señor Jesucristo. Es hacer tabernáculos para Elías y Moisés, además de uno para el Señor. Este acto trae una nube que esconde la presencia de Dios. La voluntad de Dios es que nuestras vidas estén centrados en Jesús sólo (Mat. 17:1-8)
En los últimos tiempos veremos un incremento de cultos (sectas) en el cristianismo. Muchos caerán víctimas a ellos, porque adorarán los mensajeros del Señor, en lugar de tener una relación cercana con Cristo, la Cabeza.
Para poder salvarnos de este peligro, es bueno saber algunas señales relacionadas con el cultismo, para poder estar velando siempre.
Hay una diferencia entre estar involucrado en una secta y ser sectario por las actitudes. Es posible estar en una iglesia donde las doctrinas son básicamente bíblicas y los líderes son todos hombres piadosos, y todavía ser sectario en tus actitudes hacia el líder, tu grupo o contra otros creyentes en otros grupos. El cultismo se ve, no solamente en doctrinas falsas, sino también en actitudes falsas.
Los que son correctos en sus doctrinas y rectos en sus vidas a menudo no se dan cuenta del cultismo que existe en sus actitudes.
1. Cristo más algún otro hombre
La señal primordial del cultismo es que el líder (normalmente el fundador del grupo) es tan altamente respetado que su vida es considerada perfecta, y sus enseñanzas se igualan a la palabra de Dios.
El Espíritu Santo llamó a los judíos en Berea “nobles”, porque “escudriñaron cada día las Escriturás” para poder saber si la enseñanza de Pablo fuera bíblica. Pablo fue un gran apóstol, pero aún sus enseñanzas tenían que ser comprobadas con las Escrituras, para ver si coincidían (Hechos. 17:11).
La Biblia dice además que cuando hablan los profetas en una reunión, “los demás juzgan” (1 Co. 14:29). ¿Qué es lo que deben juzgar? Lo mismo que juzgaron los de Berea – si lo que los profetas dijeran estuviera fundado en la palabra o no. Es la prueba más seguro contra el cultismo.
Creyentes sectarios, sin embargo, respetan tanto a sus líderes que aceptan todo lo que enseña sin comprobar si tiene un fundamento sólido según la Escritura. No son nobles como los de Berea.
En un grupo sectario, después de la muerte del fundador, un sucesor normalmente toma el liderazgo y es reconocido como la cabeza del grupo. Se espera entonces que todos los miembros del grupo reconozcan a su nuevo líder como el más gran hombre de Dios entre los seres vivientes. El resultado de tal actitud conduce a una sumisión, sin cuestionar, de la autoridad y enseñanza de tal líder. Su autoridad sobre todos los miembros del grupo es tan absoluta como la del Papa y su palabra es la ley.
En muchos grupos sectarios, si el líder tiene un hijo, es entrenado poco a poco tomar las responsabilidades dentro del grupo. Poco a poco los miembros del grupo empiecen a respetar el hijo igual que al padre.
La Biblia plus...
La segunda señal del cultismo es que habrá algún otro libro, además de la Biblia, que es escrito normalmente por el mismo líder del grupo, y es considerado, de forma práctica, ser tan infalible como la Biblia misma. (Una nota que creo que sea legítima: No tiene que ser algo escrito; también puede ser lo que ha enseñado audiblemente, sus normas, sus opiniones en cuanto de funcionar y portarse – que sea elevado al mismo nivel que lo que enseña la Biblia.)
Muchos grupos sectarios negarán que el respeto que han dado a lo que su fudador ha escrito llega a ese punto, pero su actitud hacía el libro indica que sí; lo estiman igual como estiman a la Biblia. Sus acciones hablan más que sus palabras.
En los primeros pasos de la fundación de un grupo sectario, puede haber mucha sinceridad y verdadera devoción al Señor. En algunos casos, el fundador mismo puede ser un hombre piadoso, pero normalmente más tarde, los seguidores del fundador codifican sus escritos y enseñanzas a un sistema organizado de doctrina que los da la misma autoridad como a la misma Biblia.
Las opiniones personales del fundador son consideradas como la palabra de Dios para sus seguidores. Si el fundador es un hombre piadoso, nunca permitirá que tal cosa pasare mientras viva. Si no es, entonces reclamará durante el tiempo de su vida que sus enseñanzas tienen la autoridad divina.
Los miembros de un grupo sectario leerán y leerán de nuevo lo que él escribe. Muchos de ellos cargarán ese libro con ellos dondequiera y citarán de ello en sus reuniones, con la misma autoridad con que citan la Biblia. Si ese libro interprete un versículo, o si explica cualquier doctrina, de cierta manera, entre los miembros del grupo, eso será la única manera posible para entender tal versículo o tal doctrina.
Leyendo repetidas veces al libro lavará el cerebro del creyente sectario, para que poco a poco empiece a interpretar la palabra de Dios solamente de la manera en que sea interpretada en el libro. Así, debido a tal entrenamiento de su mente, la persona se hace incapaz de recibir un alumbramiento fresco del Espíritu sobre muchas porciones de la Biblia – porque cada vez que lee esas porciones, ya tiene fijo en su mente, lo que quieren decir. Así que su mente es programada para siempre, más allá del alcance del Espíritu.
Es semejante a la manera en que los sacerdotes enseña a sus seguidores como la Biblia tiene que ser interpretada... solo como los teólogos católicos romanos lo han interpretado.
Es totalmente prohibido expresar cualquier duda sobre las doctrinas del grupo o las enseñanzas de sus líderes .
3. Exclusivos en cuanto a la communion
Creyentes con una mentalidad sectaria piensan que la comunión con creyentes nacidos de nuevo, fuera de su propio grupo, tiene poco o nada de valor espiritual. Un grupo sectario te desanimaría tener contacto con otros creyentes, a menos que sea para convertirles a su grupo. Tal grupo se considera la única iglesia verdadera y cree que todos los que pertenecen a la novia de Cristo últimamente tendrán que unirse con ellos. ¡Su arrogancia es increíble!
Tal exclusivismo en cuanto a la comunión cambia, sin excepción, al creyente sectario en un snob religioso y en un fariseo legalista. Sus “perspectivas superiores” a la palabra de Dios, que pretenden tener, desarrolla un “nosotros” y “ellos” actitud hacia todos los otros creyentes. Tales creyentes sectarios normalmente ¡están totalmente inconscientes de esa actitud y se consideran devotos y humildes seguidores de Jesus! ¡Tal es el poder de la mente humana para poder engañarse! Otros, sin embargo, fuera del grupo lo vean claramente.
La verdadera santidad es el producto de la gracia de Dios (Ro. 6:14 lo hace claro). Y Dios da su gracia a los humildes (1 Ped. 5:5). Por eso la característica primordial de la santidad genuina tiene que ser la humildad. Donde falta la humildad, la “santidad” que los sectarios pretenden tener, es solamente la justicia de la ley (producido por esfuerzos humanos). Por esa razón la mayoría de los sectarios tienden de jactar de sus “vidas santas” y sus “hogares santas”. Si su santidad había sido un producto de la gracia de Dios, no sería posible gloriarse de ella.
Creyentes sectarios normalmente leen solamente aquellos libros escritos por los líderes de su propio grupo. El contenido de sus revistas son artículos escritos solamente por los mismo miembros de su grupo. La mayoría de los grupos sectarios avisan fuertamente contra literatura escrita por otros creyentes – porque según su entender, ¡el cristianismo no ha producido hombres piadosos, desde el tiempo de los apóstoles, a menos que sean líderes de su propio grupo! ¡Tal poder tiene el cultismo para engañar a la gente!
Creyentes sectarios cantarán solamente las canciones escritos por miembros de su propio grupo. Sus cancioneros solo contienen esas canciones. ¡Consideran que otros himnos demuestran un espíritu falso y por eso son peligrosos!
Así que grupos sectarios conservan sus miembros dentro capullos hechos por los hombres, guardándoles totalmente ignorantes de lo que Dios ha hecho por otros hombres piadosos en otros siglos, o aún por otros hombres piadosos en otros grupos cristianos en su día.
Cuando uno vive aislado de otros creyentes que temen a Dios, es fácil perder el contacto con la realidad y empezar vivir en un mundo de auto-engaño y orgullo.
Si nos cortamos del círculo de nuestra comunión un solo hijo de Dios, quien nuestro Padre Celestial ha aceptado, por la razón que sea, somos nosotros mismos los que vamos a sufrir pérdida – porque Dios ha ordenado que solamente “con TODOS los santos” podemos “comprender…el amor de Cristo” (Ef. 3:18,19).
No lo digo para animaros al ecumenismo o a una transigencia. Posiblemente no podemos trabajar juntos con muchos creyentes que están en sistemas babilónicos. No debemos para nada involucrarnos con tales sistemas y debemos siempre animar a creyentes salir de tales grupos (Apoc. 18:4). Pero nuestros corazones siempre tienen que estar abiertos a la comunión con todos los discípulos de Jesús que son temerosos de Dios. Si nuestro Señor mismo ha aceptado a alguien ¿qué derecho tenemos de rechazarle, aún si no está de acuerdo con nosotros? (Lc. 9:49,50)
Pablo y Bernabé son buenos ejemplos de cómo es posible tener comunión como individuos sin (a la fuerza) trabajar juntos con ellos en el mismo equipo (Hechos 5:36-41). Ellos discutieron fuertemente sobre un asunto y no vieron una manera de trabajar juntos más, pero no rompieron la comunión, ni odiaba el uno al otro. Si lo hubieran hecho, habrían de llegar a ser sectarios, pero amaba uno al otro y trabajaban separados, y sin duda oraba uno por el otro. Para los sectarios, esto sería imposible. Solamente pueden trabajar con gente que es totalmente servil a ellos.
4. La devaluación de la justificación por la fe
Enseñan que por las obras hay maneras de justificarse. La Escritura sí habla de obras como pruebas de nuestra fe (Sant. 2:24). Sin embargo también escribe que “al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Ro. 4:5).
Hablando de la justificación, el peligro involucrado no es sólo una falta de equilibrio, sino de herejía – porque cuando se lleva una verdad bíblica a un extremo, excluyendo otras verdades bíblicas, esto puede llegar a ser herejía. Además, si creemos una verdad bíblica, pero no lo enseñamos públicamente, es igual como si no lo creemos, porque una verdad no enseñado es como un músculo no usado. Poco a poco pierde su poder de funcionar y finalmente se pierde totalmente su utilidad para la iglesia.
“La verdad no está en un extremo u otro. Mucho menos está por en medio. La verdad está en los dos extremos guardados juntamente.”
Tenemos que tener cuidado que nuestra enseñanza no sea una reacción a los extremos a que otros han llegado. Muchos predicadores en verdad han tornado la enseñanza de la justificación por la fe en un permiso para pecar. Pero por eso no debemos tirar la verdad bíblica e ir a un extremo opuesto, enseñando la justificación por las obras.
Creyentes sectarios, hablando en general, predican la justificación solo por buenas obras. Las religiones no cristianos hacen lo mismo. Si habla un creyente sectario alguna vez sobre Romanos 4, es solamente para comprobar que Romanos 4 también enseña la justificación por medio de obras. Los creyentes sectarios normalmente no enfatizan la verdad de “Cristo, nuestra justificación” (1 Co. 1:30), sino enfatizan “la justicia de la ley se cumpliese en nosotros” (Ro. 8:4), sin saber que el primero es el fundamento del segundo.
Creyentes sectarios también devalúan la sangre de Cristo y no hablan mucho de ella, a menos que sea de manera mística y super-espiritual.
Las canciones que se cantan en una iglesia normalmente son una buena indicación de las creencias principales de tal iglesia. Si oyes a las canciones de un grupo sectario, encontrarás que casi no hay canciones sobre el perdón de pecados, sobre la justificación por la fe, o sobre ser limpiados de pecado por la sangre de Jesús.
La sangre derramado en la cruz del Calvario, de la que Jesús y sus apóstoles hablaron (Lc. 22:20; Ef. 2:13) y de lo que vamos a cantar por los siglos de los siglos en el cielo (Apoc. 5:9,) no hallan mucho lugar en los cancioneros de grupos sectarios.
Aunque es la verdad que muchos creyentes sectarios viven externamente correctos, también es la verdad que muchos de ellos viven cargados de cargas pesadas que las enseñanzas de sus líderes han puesto encima. Muchos no están seguros si Dios está contento con ellos o no, y como resultado viven bajo una sensación de culpabilidad, y una condenación perpetua de Satanás, el acusador de los hermanos. Muchos de estas gentes no confiesan libremente sus problemas, porque no quieren ser acusados de ser infieles y incrédulos.
Por cargar tales sentimientos de culpabilidad encima de sus miembros, los líderes sectarios retienen su control sobre la mayoría de los creyentes en su grupo. Por eso, predican muchas veces con la intención de hacer a la gente sentirse culpable. En muchos casos, este sentir de culpabilidad es impreciso que no identifica a un pecado específico.
Aunque hay personas mentalmente fuertes en tales grupos que pueden sujetar sus sentimientos, los débiles son llevados cautivos por Satanás. Todo viene como el resultado de ignorar la enseñanza sobre la justificación por la fe.
5. Creencias secretas
Normalmente, cuando otros creyentes, fuera del grupo, preguntan a los creyentes sectarios sobre sus creencias que no tiene un fundamento claro en la Escritura, en sus contestaciones son evasivos.
Cuando no saben defender algunas de sus doctrinas por las escrituras, su respuesta es “¡Tú necesitas la revelación del Espíritu Santo!” De esta forma pretenden tener una revelación especial de Dios que no es enseñada en la Biblia y otros creyentes no lo tienen.
Los creyentes sectarios se gozan en hablar de ‘misterios’ que han sido ‘revelado a ellos por el Espíritu’ y dicen que solamente son revelados a los ‘de todo corazón’ – lo que quiere decir, por supuesto, a los que han aceptado su líder y son parte de su grupo.
Ellos no creen que hay creyentes de todo corazón fuera de su propio grupo. Así atraen a personas curiosas a este “círculo selecto” de los que tienen “la luz de la verdad”.
Hay un gran anhelo en la carne del hombre verse como un preferido especial de Dios – uno de Su círculo interior, a quien Dios revela ‘misterios’ secretos, de los cuales los otros creyentes no saben nada.
El cultismo intenta satisfacer ese anhelo que existe en la carne de cada quien.
¿Pero que es la verdad?
La verdad es que cada misterio de Dios ha sido revelado claramente en las Escrituras.
Efesios 3:4-6 lo hace claro que el misterio de Cristo solo fue un misterio en los tiempos del Antiguo Testamento – no ahora. Col. 1:26, 27 dice que Dios ya ha manifestado este misterio a todos los santos. Ya no es un secreto, porque el Nuevo Testamento ha aclarado todo. Creyentes sectarios, sin embargo, quieren que tú creas que todavía haya misterios escondidos.
Los dos grandes misterios mencionados en el Nuevo Testamento tienen que ver con la piedad y la iglesia (1 Tim. 3:16; Ef. 5:32).
Los dos son claramente escritos y enseñados en las Escrituras. Si la gente no los ha visto, es porque no ha leído con cuidado a la Biblia, o también porque es demasiado orgullosa y prejuiciada como para cambiar sus opiniones. Pero ciertamente no hay un misterio que Dios ha revelado a cualquiera persona que no esté claramente revelado en la Escritura.
Ten cuidado, entonces, con los ‘misterios’ de que hablan constantemente los sectarios.
6. La uniformidad enfatizada
Los creyentes sectarios sienten que la unidad sólo puede existir cuando hay uniformidad. En 1 Cor 1:10, donde dice “que habléis todos una misma cosa”, ellos lo malinterpretan, para que diga “que todos estemos de acuerdo”, manifestando así su punto de vista. Así que, una pequeña desviación de las normas aceptadas del grupo produce un disgusto. No reconocen que el versículo habla de una unidad del espíritu y no de un acuerdo en cada detalle.
Los creyentes sectarios no saben como recibir “al débil en la fe” (Ro. 14:1). De hecho, no da lugar para la enseñanza de Romanos 14 en grupos sectarios, porque no hay lugar para la diversidad entre ellos. Su bienvenido es reservado sólo para los que están 100% de acuerdo con ellos. Todo en un grupo sectario – incluso el orden de las reuniones – tiene que ser exactamente según el molde que se demuestra en el centro de mando del grupo. Muchos imitan aún los gestos culturales de sus líderes.
Hay una presión subconsciente ejercitado constantemente sobre miembros de un grupo sectario de conformar en todos los asuntos al patrón que ha sido dado y practicado por el centro de mando.
Todos los creyentes que permiten, sin cuestionar, ser derramados en un molde como gente sin voluntad o como un robot, son considerados los humildes y de todo corazón.. tiene parte con los elegidos.
Todos los demás son los orgullosos “sin luz”.
La lealtad al grupo es mantenido por avisos velados de las consecuencias que han resultado a algunos por haber rebelado contra los líderes. Historias espantosas son contadas sobre “que tan malo les han ido” a los que atrevieron enfrentarse a los líderes del grupo. Así, creyentes débiles se esclavizan al grupo.
Jesús vino a libertar, pero el cultismo encarcela. Muchos creyentes necesitan ser librados de las prisiones donde los predicadores sectarios les tienen atados.
Los judíos en el día de Jesús eran esclavos, no solamente al pecado, sino también a las tradiciones y opiniones de sus líderes religiosos. Jesús tenía que librarles de las dos esclavitudes. Muchos que aceptaban el mensaje de Jesús sobre la libertad del pecado, siempre tenían miedo de los líderes religiosos, y no pudieron romperse de “las tradiciones de los ancianos”, porque temían ser excomulgados de su grupo(Jn. 12:42,43)... aún cuando vieron que no eran bíblicos.
Vemos entonces que tan fuerte puede ser la esclavitud a las opiniones de líderes religiosos, por el hecho que aún después de 20 años de vivir una vida llena del Espíritu, Pedro tuvo miedo de públicamente romperse con las tradiciones judaicas, por temor de ofender algunos líderes judíos cristianos. Pablo, que fue un nuevo apóstol en aquel tiempo, fue el único que tuvo el valor de enfrentar a Pedro públicamente en una ocasión, y declarar que Pedro estaba siguiendo a “la tradición de los ancianos”. Aún el apóstol mayor, Bernabé, no tuvo el valor para hacerlo (Gal. 2:11-21).
Dios no desea que nadie se conforme con un patrón o forma exterior, bajo cualquiera presión que no sea una convicción personal. La única obediencia que Dios pide es la que es dada con alegría y libremente – porque Dios ama el dador alegre – sea en cuanto de dar la obediencia, como dar el dinero (2 Co. 9:7). Él aborrece una obligación exegida compulsivamente. Dios nunca juega con nuestra libre albedrío. Siempre nos da la libertad elegir – obedecerle o no – la misma libertad que dio a Adán y Eva en Edén. Porque Dios sabe que solamente en un ambiente de libertad perfecta puede desarrollarse y florecer la verdadera santidad.
La santidad que es genuina es la que se perfecciona en el temor de Dios y no en el temor a los hombres (2 Co.7:1).
La obediencia que Dios desea es la que es impulsado por el amor y la gratitud hacia Él y no por el temor de un juicio o de una esperanza de recompensa.
Toda la obediencia que es ofrecido como resultado de una presión para conformarte a un patrón, o que es hecho para ganar la aceptación en un grupo, es una obra muerta. No tiene valor delante de Dios. Solamente ganarás el honor de otros en tu grupo.
Y de esta forma Dios nos probará a todos nosotros para ver que es lo que verdaderamente deseamos – si es Su apoyo o el apoyo de otros creyentes.
Quedarse libre
“Estad, pues, firmes en la libertad, con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. Gal. 5:1
La batalla más grande en la vida cristiana no es la batalla contra la ira o contra pensamientos sucios. La batalla más grande en la vida cristiana ss la batalla contra el deseo de ganar el apoyo de los hombres. En este asunto tenemos que decidir estar bien delante de Dios solamente, si queremos quedarnos libres.
Puede ser que vives una vida correcta, aunque tengas una actitud sectaria. Pero nunca podrás cumplir con el propósito de Dios para tu vida sobre la tierra mientras que tengas tal actitud. El Reino de Dios será poseido por personas que rompen con violencia las cadenas de prisión que han sido puestas por predicadores sectarios.
Tenemos que librarnos de toda forma de esclavitud a las opiniones de los hombres, cuesta lo que cuesta, si vamos a entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Ademas….
Porque los grupos sectarios son comunidades muy unidas, muchos creyentes encuentran una seguridad dentro su rebaño. Las personas en grupos sectarios se cuidan unos a los otros, se ayudan y son muy buenos en muchas, muchas maneras. Cristianos inseguros que son desalentados por un cristianismo donde hace falta el amor, y ahora están buscando la seguridad y aceptación, no en Dios, sino en una comunidad de creyentes, muchas veces son atraídos a estos grupos para encontrar el amor y la comunión que se ofrece. Pero normalmente son ignorantes de los peligros que enfrentarán más tarde en su vida cristiana, por ser tan exclusivos.
Creyentes sectarias pondrán mucha atención en el ‘nuevo’, para que pueda sentirse una parte integral de su grupo. Saben que una vez que se apega, el nuevo poco a poco aceptará todas sus enseñanzas, incluso “la autoridad divina” del líder.
Después de pasar años en tal grupo, la mayoría de los creyentes nunca consideran apartarse del grupo, por temor de estar solos y aislados. Este temor, junto con el pensamiento de “apartarse de la iglesia verdadera” asegurará que los creyentes débiles y sectarios estén atrapados para toda la vida.
Publicar un comentario