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NO ME RINDO

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LA HISTORIA DE ROZA

Publicado originalmente en Macedonio por
El Club de la Biblia
“ICHTUS”
P. Fah 63
Strumica, Macedonia


Prefacio

Roza Mojsovska nació el 4 de Septiembre de 1966, en Skopje, Macedonia. Desde que tenía seis meses de edad y hasta los nueve años, tuvo que someterse a una terapia medicinal en Belgrado, donde fue operada siete veces sin resultados positivos. Fue diagnosticada con Artrogriposis Congénita Múltiple, post-operativa.

La enfermedad dejó en ella consecuencias permanentes quedando 100% inválida. Desde el 18 Julio de 1976 hasta ahora, ella vive en una Institución de Rehabilitación para gente corporalmente inválida en Banja Bansko, Strumica, Macedonia, donde completó sus estudios de Secundaria.

En Bansko, Roza descubrió sus talentos. Aunque está duramente limitada en el movimiento de sus brazos, pinta maravillosamente con su boca. Es capaz de plasmar sus deseos y visiones en papel y lienzo a través de la poesía y la pintura.

También en Bansko, Roza se encontró con su Señor y Salvador, Jesucristo. Esta es la razón por la cual muchas de sus poesías y pinturas son dedicadas a Él. A través de lo que escribe y pinta, Roza expresa sus sentimientos, deseos y esperanza por un mañana mejor, en el cual no habrá mas llanto, ni tristeza y donde las lágrimas serán borradas para siempre.

Bible Club “ICHTUS” en Strumica ayuda a Roza y a otras personas también imposibilitadas físicamente en la Institución por iniciativos humanitarios, visitas frecuentes y amistad. Así se desarrolló la relación con Roza. En 1988, ICHTUS Club publicó su primer libro con poesías y pinturas reproductoras que se

titulaba, “En Los Brazos de Jesús”. El Club tambièn publico a este libro.

Nosotros creemos que este libro será de ánimo y bendición a muchos.

1 de Febrero, 2001 en Strumica

Zoran Mladenov


NO ME RINDO

La Historia de Roza

No he andado desde que nací. Mis manos y piernas fueron sometidas a operaciones muy complicadas, quedando mis huesos quebrados y torcidos. Después, para tratar de enderezarlos los pusieron en prensas especiales. Intentaron hacerme andar con muletas, pero cuando me las pusieron, todo me daba vueltas. Todo era muy extraño para mi - es decir, ver las cosas y ambiente desde una perspectiva parada. Me ilusioné y empecé a tener esperanzas de que un día sería sanada y podría empezar a andar.

De esta manera, pude llegar a andar por sólo media hora porque después empezaba a sentir un gran peso sobre mis rodillas y piernas. Con esas prensas andaba como un robot. No pude sentarme, estar parada o andar unos cuantos pasos sin la ayuda de alguien. Siempre necesitaba que me ayudaran y me sujetaran. Tenía los dos brazos sujetos con unas correas que parecían tablas de madera y se sujetaban a mis dedos con unas gomas. Cuando las tenía puestas, mis manos se ponían azules, las palmas se hinchaban y aparecían ampollas entre mis dedos. Tenía que tenerlas puestas de día y de noche y no permitían que me las quitara para ser libre del dolor aún por un rato. Por la noche, sin que nadie me viera y ayudada por mis dientes, me quitaba las gomas porque me apretaban mucho. Tenía dolores insoportables y no podía dormir. Por la mañana, al despertar, volvía a ponérmelas a escondidas, para que nadie del personal me descubriera.

Allí, en el hospital de Banjica cerca de Belgrado, fueron muy estrictos. Era como una prisión. No nos permitían abandonar las habitaciones ni por un momento, y la puerta estaba siempre cerrada con llave. Solamente se permitían visitas durante horas específicas y cuando venían, tenían que permanecer fuera en una terraza. Nosotros les veíamos a través de una ventana. No podíamos hablar con ellos y todos nuestros ruegos al personal para dejarnos hablar con las visitas, fueron duramente denegados. Raras veces permitieron a alguna visita hablar personalmente con los niños.

Los visitantes dejaban regalos enfrente de los cristales creyendo que después nos serían dados. Observábamos al personal con nuestros propios ojos cuando recogían los regalos en una sabana y se los llevaban. Normalmente nos daban una tableta de chocolate para cada habitación y teníamos que repartirla entre 15 niños. Aun así, recuerdo perfectamente que no llorábamos como niños por los actos del personal.

Recuerdo una vez que alguien trajo una muñeca a la habitación. Podíamos mover sus brazos y piernas y escuchar música maravillosa que venía de adentro. Fue dado como regalo para el Año Nuevo y era uno de los regalos mas apreciados por todos nosotros. Nos gustaba mucho jugar con él, era muy divertido. No queríamos que nadie nos lo quitase y nos unimos con el propósito de cuidarlo. Pero... ¡Ay! Una noche cuando dormíamos, la muñeca desapareció y jamás volvimos a verla. Nos quedamos muy tristes, desilusionados y desconfiados. Nunca pudimos sentir amor y protección de parte del personal del hospital, quienes constantemente nos regañaban, golpeaban y despreciaban. Hasta hoy, no sé por que. ¿Seríamos una carga para ellos? ¿Tendrían celos de nosotros?

Yo nunca pude gozar y jugar como otros niños. Siempre estaba en la cama amarrada a algún aparato, así es que tuve que inventar muchos juegos en mi cabeza.

El día de la madre (8 Marzo), cuando estaba todavía en el hospital en Banjica, a los niños les fue dada una tarea: dibujar una tarjeta para sus madres o maestras. Mientras los otros niños dibujaban y como yo no podía hacerlo, porque mis brazos habían sido operados recientemente y todavía tenía puesto el yeso, me vino la idea de intentar pintar con la boca. El primer intento fue dibujar una flor. Los maestros del Hospital se sintieron emocionados por el dibujo y dijeron que fue el mejor regalo que habían recibido y lo guardaron. Así descubrí lo que era pintar. Empecé a usar lápices de colores y acuarelas y después empecé a pintar al óleo. Como niña que era, pintar fue la experiencia mas gratificante. Estaba asombrada de ver que podía hacer algo dentro de mi imposibilidad.

La idea sobre como llegaban los niños al mundo, era estrambótica. Yo creía que eran fabricados en los hospitales y que todas las intervenciones quirúrgicas tenían como fin hacer de nosotros un día, niños como los demás. Por eso pensaba que valdría la pena esperar un poco para que ellos nos transformasen en niños normales. Yo creía que pronto nos repararían y seríamos niños sanos fuera del hospital. Considerábamos al personal como a nuestros padres. A veces nos enseñaban a llamarles “padre” o “madre”, lo que llegó a ser una costumbre para mi.

En realidad, esto fue mi mundo. No conocí otro mundo fuera del hospital. Cuando fui a mi casa por primera vez, después de tres años y medio, tenía mucho miedo. Todas las cosas eran nuevas e inusuales para mi. Empecé a llorar y reclamaba ser devuelta a mis padres y madres del hospital. Mi madre intentó explicarme que yo ya estaba en casa, que ella fue quien me había dado a luz . Lloró conmigo. Todo esto fue muy difícil para ella. Me cuidaba mucho, quería agradarme y cumplía todos mis deseos.

Los años pasaron y fui trasladada de un hospital a otro. Lentamente, fui perdiendo la esperanza de que algún día sería sanada. En 1976, fui llevada a la institución de rehabilitación para inválidos en Bansko, cerca de Stumica. Aquí todo fue diferente. Me encontré con muchos niños con diferentes niveles de impedimentos físicos que vivieron y fueron educados en este hospital. Ellos también pasaron por programas de rehabilitación.

Mientras mi madre vivía, yo iba a casa mas a menudo. Ella, mi padre y hermano mayor vivían en Skopje. El trabajo de mi padre consistía en reparar sistemas eléctricos de alta tensión y siempre trabajaba fuera de la casa. Esta fue su vida. Nunca tuvo vacaciones ni días libres para estar con la familia. Cuando mi madre murió, ninguno de nosotros estaba con ella. Sentí que alguien me la había robado. La amaba mas que a cualquier cosa en el mundo y ella significaba todo para mi. Cuando murió, yo me hundí mas profundamente en la agonía y no quería vivir mas.

En Bansko, continuaba pintando con acuarelas, pero guardé los cuadros en un cajón. En 1984, Lai Sue Rider, vio mis cuadros. Estaba emocionada y sugirió llevarme a Roma, donde tenía lugar una reunión de gente con talento procedente de instituciones a las que ella ayudaba económicamente. Fue entonces cuando vi el mundo por primera vez. Mis cuadros fueron exhibidos y aún el Papa Juan Pablo II dijo que eran muy bonitos.

Llegó el momento cuando empecé a pensar muy seriamente: “Estoy en una silla de ruedas. No puedo andar ni salir sola. Mi mundo está encerrado dentro de cuatro paredes con mucho dolor espiritual, despreciada por no ser una persona físicamente normal.” Me sentía desilusionada, infeliz y amargada. Mi vida no tenía propósito ni una razón para vivir. Lo único que me quedaba era dolor y sufrimiento.

Algunos domingos, venían a visitarnos un grupo de mujeres de una aldea cercana llamada Murtino. Nos traían tartas y otras cosas para comer. Decían que eran miembros de una iglesia.

Vieron algunos de mis cuadros y también supieron que escribía poesías. Me preguntaron que porque no escribía poesías sobre Jesucristo. “ ¿Quién es este Jesús?”- las pregunté.- “Yo no lo conozco”. Quedaron atònitas, pero antes de irse, me dejaron una Biblia. Yo no sabía nada sobre este libro, pero lo empecé a leer sólo por que estaba muy aburrida. Lo leí y volví a leer ciertos pasajes que no entendía.

En ese tiempo, llegaron tres chicos del "Club de la Biblia ICHTUS" en Strumica - Zoran Mladenov, Zan Jovanov y un Americano que hablaba Macedonio, cuyo nombre es Daniel. Me parecía muy curioso que nos visitaran constantemente - no importaba si llovía o como era el tiempo. ¡Qué chicos tan majos! Se desarrolló una relación maravillosa entre nosotros donde no faltaron las bromas y risas. Por medio de las charlas con ellos, empecé a entender el significado de mi vida. Me explicaron también las cosas difíciles del libro que me trajeron las mujeres de la aldea. Estas personas trajeron, no sólo a mi, sino a todos los pacientes, casetes, videos y literatura, por los cuales pude aprender mas sobre esta persona que antes fue tan desconocida para mi....Jesús. Entonces encontré el significado de la vida. Cuando nací de nuevo, Jesús me despertó de un sueño profundo. Había pasado mucho tiempo sin saber que Dios es misericordioso y me ama con un amor inmensurable. Por algún tiempo, yo culpé a Dios por mi condición y estado infeliz, porque no podía encontrar la respuesta a mi pregunta - ¿Por qué?

Ahora si sé que Dios quiere ser glorificado en mis debilidades. Ahora amo a Dios con este amor inmensurable. Amo la vida. Entiendo que hay alguien que me ama y me cuida. Ahora me gozo y expreso mi amor a otros, por que mi corazón esta lleno con el amor de mi Señor Jesucristo. En los ojos de muchos puedo ver lágrimas cuando me miran y sienten lástima por mi. ¡Pero yo estoy feliz!

La gente lo ve raro, pero para Dios, no lo es. Vine a Él en oración. Acepté mi cuerpo así como es y aprendí a no ignorar o correr de la verdad. He llegado a ser rica espiritualmente. Aprendí que Dios nos ama a todos. Sufrió sobre la cruz por nuestros pecados, aunque Él mismo no tenía pecado. Pensé maravillada, "¿Qué son mis dolores, comparados con los suyos?" En el pasado, tenía muchas preguntas y temores que fueron una carga a mi: "¿Cómo seguiré con mi vida si mis brazos y piernas están tan rígidos? Dios me dio la fuerza de tomar el primer paso, mas ahora, no sólo puedo pintar con un pincel en la boca, sino que Dios también dio fuerzas a mis brazos, para que me sirvan de apoyo cuando pinto. Con gran esfuerzo, puedo escribir frases, aún poesías extensas. De mi alma, siento una fuerza que fluye, con la cual puedo expresar mis sentimientos - no solo con palabras, sino también con el pincel en mi mano. Siento como Dios mueve mis manos y dedos inválidos e inmóviles. Ahora estoy inspirada por el Espíritu de Dios y no me siento inútil. Dios me ha dado fuerzas para andar hacía el futuro. Habiendo visto todas las imposibilidades delante de mi como un muro imposible de escalar, ahora sé que todo es posible.

Ahora puedo edificar una casa de perlas, que no tiene precio. Lejos de ser vencida, ahora mi vida es mas rica y brillante (Juan 8:12). Ando con piernas invisibles. No puedes verlas con tus ojos, pero en verdad ando sirviendo a Dios. Le alabo y obedezco sus mandamientos. Me ayudó a pintar los cuadros que ya he exhibido cuatro veces en exhibiciones particulares. Ahora cuando pinto, siento que controlo mejor el pincel con mi boca, para poder pintar con mas facilidad y gozarme de la armonía de los colores. Dios ha conectado mis pensamientos con mis manos imposibilitadas para escribir poesías acerca de Él. Todo lo que veas y leas en mis obras tiene que ver con Dios. Estaré contenta si todos los que me conocen, leen mis poesías y ven mis cuadros pueden sentir ese amor, gozo y felicidad que Dios puso en mi alma por medio de su Hijo Jesucristo. No he estado en la Academia de Artes, no conozco estilos contemporáneos de expresión, pero de todos modos, creo que podrás saber lo que trato de decir y expresar a través de mis obras.

Deseo que puedas ser bendecido tomando del agua de vida que viene de sus palabras en la Biblia: "Venid a mi, todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar; tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga" (Mateo 11:28-30).


Roza Mojsovska



PERDONAME, POR FAVOR

Cuando yo era joven, no sabía de Tí, Señor;
No había quién dijiera que tu existiera eternamente para todos.
Mas ahora, ya que he encontrado todo,
No permitiré que el munda me mintiera.
Yo tengo los mismos dolores que Tu tenías;
Mis brazos están encadenados con cadenas de fiero.
Mis piernas están amarrados con ligaduras sin número;
Mas estoy luchando, Señor, con todas mis fuerzas,
Para que Tú seas glorificado para siempre en mis oraciones,
Y abro la puerta para que entres en mi alma.


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