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Lowell Brueckner

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Una herejía moderna

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Positivismo, una herejía moderna

Una pequeña lección sobre pensar, hablar y confesar positivamente

Hace muchos años entré en casa de un hombre muy mayor que estaba fuera de sí. Algunas personas habían orado por su enfermedad y dijeron a su hijo que, sin importar los síntomas que tuviera, él tenía que creer y confesar que su padre estaba sanado, después de haber orado por él. Obviamente, un hombre “sanado” no tendría por qué tomar la medicina, y su hijo dejó de dársela.

Yo ayudé al anciano a subir a un coche rápidamente, y le llevé hasta la puerta de urgencias del hospital más cercano, donde le dieron insulina y volvió en sí. El doctor que le atendió nos dio a su hijo y a mí una buena regañina (aunque, bueno, yo era inocente).

Esta experiencia fue suficiente para enseñarme que, “la confesión positiva”, no es un pequeño error, ¡sino un arma peligrosa que puede matar! Según los que enseñan esta doctrina, debería edificar la fe, pero en realidad, la destruye. He hablado con personas con un corazón roto porque no tuvieron “suficiente fe” para ver sanar a sus seres queridos. Me decían que habían seguido todas las instrucciones que les habían dado sus maestros, pero que no vieron ninguna mejoría. Hablé a una familia que no estaba nada preparada para la muerte de la esposa/madre, porque habían sido enseñados que “por la fe, iba a ser sanada”.


Aquí presento una preocupación todavía más importante… Si, como les enseñan, Dios promete sanar siempre a los enfermos, entonces, ¿a quién echar la culpa si un enfermo no sana? Normalmente, el mismo enfermo y los que se preocupan por él se sienten culpables (he notado que el “predicador de fe sanadora” nunca asume la culpa porque sus oraciones no son contestadas). Pero peor todavía es cuando se le culpa a Dios por ser mentiroso, por no guardar Su palabra… ¡una blasfemia horrible!

Temo por la persona que, al no recibir una respuesta a su oración por un caso físico, empieza a dudar de que Dios haya contestado su oración sobre el asunto de la salvación. ¿Puedes ver cuán diabólica y cruel es la mentira que se esconde tras la confesión positiva y el poder destructivo que tiene sobre la fe, en lugar de edificarla? 

No puedo contar las veces que he dicho que un verdadero cristiano se preocupa por la VERDAD, tanto si es positiva como negativa. Pensar, hablar y confesar positivamente no significa nada para mí. Son maneras no realistas y deshonestas de aproximarse a las Escrituras. El positivismo es una herejía moderna que no tiene nada que ver con el cristianismo. Lo siento, pero tengo que decirlo, aunque haya mucha gente que no esté de acuerdo conmigo o piensen que soy raro por no haberme inclinado ante el dios del positivismo.

Mary Baker Eddy (fundadora de la Ciencia Cristiana, que enseña que la mente está encima de la materia), Norman Vincent Peale (que escribió del Poder del Pensar Positivo), Kenneth Copeland y otros carismáticos y algunos pentecostales (que inventaron la doctrina de la confesión positiva), han estado y están lejos del camino marcado por la Biblia. Es necesario que cada batería tenga un polo negativo y un polo positivo para poder funcionar, y si el cristiano no tiene una posición doctrinal bien equilibrada sobre lo que es negativo y lo que es positivo, no será útil para el Reino de Dios. 

A. W. Tozer, uno de los escritores más equilibrados y útiles que conozco, escribió: “La idea que exige que los cristianos siempre sean optimistas y agradables es simplemente pura herejía. Un optimismo mal fundado puede ser, bajo ciertas condiciones, extremamente dañoso. Un cristiano no está obligado a ser pesimista ni optimista, alegre ni triste, positivo o negativo, según una regla filosófica. Él debe (y si está lleno del Espíritu lo hará) reflejar la voluntad de Dios en cualquier situación. Su única preocupación es la voluntad de Dios. Su única pregunta en cualquier circunstancia es, ¿qué piensa Dios de esto? A él no le importa nada más. Le da igual cual sea la actitud popular. Estará de acuerdo o en desacuerdo totalmente según la Palabra escrita y el Espíritu interior le indique. La moda religiosa, el humor pasajero y las ideas populares no le afectarán en lo más mínimo. ‘Su corazón está firme, confiado en Jehová’”

“La persona que posee esta actitud, firme e inflexible (que le importa solamente la voluntad de Dios), será tachado de pesimista. A la gente que forma parte de la sociedad de este mundo le agrada la persona que está de acuerdo con ellos. Y como su opinión puede cambiar fácilmente de un día para otro, esperan que el otro también la cambie. Ellos se ríen de su propia debilidad, como si su inconstancia fuera una característica tolerable para el ser humano. Se preguntan, “a fin de cuentas, ¿por qué ser tan “piadosamente santo” y tomar las cosas tan en serio?”

“Bueno, a los hijos e hijas de la eternidad, les importa muy poco este ‘baile de mayo’ del favor popular. Como la garza a la orilla de un lago, cuando se aproxima el invierno, ellos sienten dentro de sí un instinto fuerte a migrar. Esperan, más que nada, emprender el vuelo para no volver pronto. No les importa mucho dejar atrás la reputación de ser pesimista u optimista. Sin embargo, desean ansiosamente que la gente les recuerde como hijos e hijas de Dios y seguidores del Cordero. Es lo único que les importa.”





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