Vamos a empezar un estudio que considero
importantísimo para cada cristiano verdadero de este siglo XXI. Es una meditación
expositiva del libro de los Hechos. Digo que es importantísimo, especialmente
ahora, porque la iglesia está viviendo una época profetizada por el apóstol
Pablo en su segunda carta a su hijo en la fe, Timoteo: “También debes saber esto: que en
los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres… que
tendrán apariencia
de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 T. 3:1 y 5).
Primeramente,
quiero dirigiros a la palabra eficacia. Es una palabra algo sofisticada,
pero tiene una definición bastante sencilla y común. Es la mismísima palabra
que hallamos en Hechos 1:8… “Recibiréis poder (la palabra
traducida como eficacia en 2 T. 3:5, RV60, el diccionario griego,
Strongs, la define: Dunamis…gr., fuerza, literal o figurado; especialmente
poder milagroso, por lo general por implicación, un milagro en sí mismo,
eficacia, fuerza, impetuoso, maravilla, milagro, capacidad, poder, poderosamente,
potencia, potestad. Después continúa con una página llena de significados
por ser una palabra muy común).
Cuando los
seres humanos vayan llegando al fin de su historia será un tiempo especialmente
peligroso. La misma palabra peligrosos en 1 Timoteo 3:1, RV60, curiosamente
se encuentra solamente en algún otro lugar del Nuevo Testamento, y es en Mateo 8:28,
donde la palabra griega jadepos se define difícil, es decir peligroso o
furioso, y está describiendo a los dos endemoniados gadarenos.
Una de las
razones por las que los tiempos serán peligrosos o furiosos es porque los
hombres “tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Es típico,
especialmente en cuanto a la religiosidad, que una persona no la abandone, pero al practicarla, lo que cree llega a ser algo inerte o muerto. Sin embargo, en
su defensa, los fieles pueden llegar a ser muy violentos y fanáticos, como los
falsos profetas de Baal en el tiempo de Elías (1 R. 18:25-29). Incluso, mucha
de la enseñanza de hoy en día lleva a los “cristianos” a tal estado, porque
afirma que el poder milagroso terminó con los apóstoles y que hoy en día ya no
existen dones espirituales y sobrenaturales. El libro de los Hechos es tratado
como un libro puramente histórico. Esta es una de las razones por la que
debemos querer estudiar el libro de los Hechos y verlo más que solamente un
libro histórico. No solo queremos hablar de las obras de los apóstoles, sino
presentar el modelo de lo que la iglesia debería ser en todas sus épocas.
El libro de los
Hechos
Escritor. Lucas, fue
el único escritor gentil en toda la Biblia. Además de ser griego, era médico, pero no vemos ningún ejemplo en el libro de que él mismo practicase su oficio. Él
testificó de muchas sanidades físicas y todo el libro cuenta lo que es
sobrenatural, espiritual y celestial, al llevar a cabo la obra de Dios. Así, en
toda la historia del libro de los Hechos, la gloria es para Él, como una
sencilla y pequeña canción declara: “En la iglesia la gloria es para Él, ahora
y por la eternidad”.
También Lucas escribió un Evangelio, y el
libro de los Hechos es como si fuera una continuación. Los dos libros fueron
escritos específicamente a un individuo, Teófilo. Como el nombre significa amigo
de Dios, algunos piensan que se trataba de un nombre simbólico del que
podía apropiarse cualquier lector cristiano de los libros. Yo no creo que sea
así, principalmente porque en Lucas 1:3 se dirigió a Teófilo con el adjetivo excelentísimo,
como si fuera una persona entre la nobleza. Un cristiano “normal” nunca
sería definido con tal adjetivo.
El tiempo del libro. El
libro de los Hechos empieza con la ascensión de Jesús. Después de su muerte y
cuarenta días después de su resurrección, ciento veinte personas estaban en el
aposento alto, orando y esperando el derramamiento del Espíritu Santo. El
libro, desde entonces, cubre los eventos de la iglesia hasta que Pablo llega
por primera vez a Roma, como prisionero, y el libro termina diciendo que
permanece allí dos años. Los expertos han determinado que Pablo llegó a Roma a
principios de los años sesenta. Lo calcula por lo que la historia dice del
tiempo en que Félix y Festo gobernaban en Cesarea, y que Nerón era césar en
Roma. El libro de los Hechos no pudo
haber sido escrito antes de estos años, porque termina, como he dicho, con la
historia de Pablo en Roma. No sería razonable pensar que Lucas lo hubiese
escrito mucho más tarde, porque hubiera añadido eventos que pasaron después de
que Pablo fuese encarcelado, especialmente cuando fue puesto en libertad.
La historia para las epístolas. El libro de los Hechos da historia a las epístolas de
Pablo. Toda la historia de su Evangelio le fue relatada a Lucas por otras
personas, pero él mismo fue testigo de muchos eventos de este libro, y cuando
no fue así, estaba muy relacionado con los que sí lo testiguaban. Lucas quiso
ser muy cuidadoso y preciso al introducir lo que había escrito, en cuanto a los
eventos de la historia secular y tuvo mucho conocimiento de ellos. Mira Lucas
1:5, 2:1 y 2, y especialmente 3:1 y 2: “En el año decimoquinto del imperio
de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca
de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de
Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo
sumos sacerdotes Anás
y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. El libro de los
Hechos está completamente entrelazado, como ya hemos dicho en parte, con la
historia de gobernantes en distintos lugares.
El Espíritu Santo y la oración. Lucas
era un hombre muy despierto a la obra del Espíritu Santo, algo que también es
muy evidente en el primer capítulo de su Evangelio. En el versículo 41, cuenta
cómo Elizabet fue llena del Espíritu y, en el versículo 68, cómo Zacarías
también lo fue. Todo el libro de los Hechos es una historia de personas llenas
del Espíritu.
Desde su
Evangelio, enfatiza la necesidad de la oración para realizar la obra y la
voluntad de Dios en la tierra. El Evangelio de Lucas, más que cualquiera de los
otros tres, nos enseña acerca de la vida de oración de Jesús y, en los
capítulos 11 y 18, Jesús mismo nos enseña sobre la oración. El primer capítulo
anuncia el tema: “Toda la multitud del pueblo estaba fuera
orando a la hora del incienso” (v. 10) y “El ángel le dijo: Zacarías, no
temas; porque tu oración ha sido oída” (v.13). Los Hechos reconocen cómo la oración
se relaciona con el mover del Espíritu Santo desde el primer capítulo. Sobre
los ciento veinte que esperaban el derramamiento del Espíritu, dice: “Todos
estos perseveraban unánimes
en oración y ruego” (Hch.1:14).
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Hasta donde llegó el evangelio |
El plan del libro. En
primer lugar, el libro tiene un plan, indicado desde 1:8, y es ver el evangelio anunciado por todo el mundo, empezando en Jerusalén. La segunda objetivo, es ver cómo
el Evangelio se desarrolla en el mundo no judío. Los primeros siete capítulos
relatan el progreso del Evangelio en Jerusalén. El capítulo 8, cuenta acerca de
la persecución en la ciudad y cómo llegaron a Judea y a Samaria los creyentes
que habían huido, anunciando la Palabra. Después, en el mismo capítulo, Felipe
se encuentra con el eunuco etíope, que lleva el Evangelio al continente de
África. En el capítulo 9, Saulo es convertido y recibe el llamamiento de
predicar el Evangelio a los gentiles. En el capítulo 10, Pedro lleva el
Evangelio al centurión romano y a los gentiles de su casa. En el capítulo 11,
el centro de mando de la iglesia pasa de Jerusalén a Antioquía en Siria, fuera
de Israel. En el capítulo 13, profetas y maestros llegan a Antioquía preparando
a la iglesia para la obra misionera que va a iniciar desde esa ciudad. Y a
partir de este capítulo en adelante, es toda la historia de cómo el Evangelio
se esparció más y más hasta llegar a Europa.
¿Cómo debemos ver el libro de los Hechos? Adam
Clarke comenta: “Todas las promesas que nos dio Cristo acerca de los dones y
las gracias del Espíritu Santo, se demuestran cumplidas en la manera más
eminente”. También Adam Clarke reconoció dos intenciones de Lucas: “1.
Relatar cómo los dones del Espíritu Santo fueron esparcidos en el día de
Pentecostés y cómo los milagros hechos por los apóstoles confirmaron la verdad
del cristianismo. 2. Comprobar que los gentiles tuvieron entrada en la iglesia
de Cristo, algo que fue disputado por los judíos, especialmente cuando el libro
de Hechos fue escrito”.
Quizás la primera pregunta que debemos
considerar, sería: ¿Cómo no debemos ver el libro de los Hechos? 1. No es
suficiente reconocerlo como un libro histórico entre el periodo de los
Evangelios y, lo que ellos llamarían, la época normal de la iglesia. Hay los
que quieren enseñarnos que no tenemos que ser como la
iglesia en los Hechos, que el día de los apóstoles se acabó y, por eso, el
periodo de los milagros y señales milagrosas murieron con ellos. 2.
He oído otro argumento que dice que el libro está muy concentrado, recogiendo
en él muchos eventos de muchos lugares en tan solo 28 capítulos; que aunque son
obras que nosotros vemos ahora, ocurrieron durante un periodo de tiempo más
extenso. Personalmente, no me convencen ni el primer ni el segundo argumento.
En verdad, veo arrogancia en los dos puntos; primero, asumiendo que la iglesia
moderna, tal y como está en su condición actual, es normal y nuevo
testamentaria. Segundo, presume mucho al decir que vemos las mismas cosas hoy
en día.
La verdad es que hay muchas cosas en el
libro que no estamos viendo ahora. En tiempos de avivamiento puede ser que sí
lo vieron, pero en este siglo me parece que nos falta mucho. Los dos argumentos
quitan la gloria del Evangelio y de la obra del Espíritu Santo, relatadas en el
libro de los Hechos. El Evangelio que vemos al leer el libro es mucho más de lo
que nosotros hemos vivido; en realidad, es el modelo de cómo debería ser la
iglesia en todas las épocas. Un anciano en una iglesia de
Rumanía, después de haber predicado yo sobre un texto del libro de Hechos, me
dijo: “Hermano, acabo de estudiar el libro de los Hechos y he visto
cuánto nos hace falta en la iglesia en el día de hoy”. Amén, hermano, de
acuerdo, y esta es la conclusión correcta a la que deberíamos llegar después de
leer el libro… ¡Cuánto falta nos hace! No vivimos en el mismo nivel; vamos a
reconocer la verdad.
Cómo se esparció el Evangelio y cómo
entraron los no judíos en el plan de Dios. No habla
de un cambio de religión, como si solamente tuvieran que aprender diferentes
enseñanzas. Sí, eran nuevas, pero los Hechos tienen que ver con una
transformación en cada vida que ha sido alcanzada por el Evangelio. Es el
cambio de una vida animal, terrenal, e incluso , diabólica, a la que es santa,
espiritual y divina. “No con ejercito ni con fuerza, sino con Mi Espíritu”
(Zac.4:6). Es la religión de Dios y tiene que llevarse a cabo por Su poder. La
iglesia tiene que seguir con este modelo.
Tenemos que ver la sencillez de la iglesia
primitiva sin ceremonias lujosas ni cosas para impresionar los sentidos.
Solamente el Espíritu Santo comunica y mantiene el fuego celestial; Dios
solamente puede ser adorado en Su manera y por Su poder; en espíritu y en
verdad. No es posible por medios humanos.
Tras mi estudio de este libro quisiera
enfatizar dos versículos claves que expresan los propósitos principales. En
parte, me he referido a uno desde el segundo párrafo, que se encuentra en el
primer capítulo, versículo 8: Pero “recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Claramente es la historia de todo el
libro y, según lo veo, el segundo versículo que anuncia el propósito del libro de los Hechos, habla de cómo se llevó a cabo esta obra por
personas con una cercanía intima al Espíritu: “Ha
parecido bien al Espíritu
Santo, y a nosotros”
(Hechos 15:28).
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