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Lowell Brueckner

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Pimienta y sal, número 4

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 Algunos hallarán que lo que escribe Vance Havner, aunque sencillo, sea apenas comprensible. No será por su manera de expresarse, sino por los principios que pone delante de nosotros, de los cuales los cristianos modernos saben prácticamente nada. Parecen ser de otro mundo. Permíteme asegurarte que la razón porque sea así, no es porque nosotros sabemos mejor hoy en día, sino porque sabemos más de las autovías complicadas de los hombres y estamos alejados de las veredas sencillas de Dios. Havner caminó bajo el sol del cielo y nosotros pocas veces salimos de la luz sintética inventada por los hombres. Hay otra escuela de cristianismo que ha sido olvidada, puesta a un lado, y cubierta de polvo. Nuestra única esperanza es volver a ella y abrir sus puertas de nuevo. ¡Lee, entonces, y aprende!   

¡Ah, que bonito se ve!

El director de una funeraria es capaz de hacer que un cadáver parezca más bonito que cuando el hombre vivía. Así que hay iglesias, como la de Sardis, que pueden aparentar estar muy vivas, pero en la presencia del Señor están muertas. Hay personas muy astutas que son expertas en hacer que, iglesias que ya no son más que cadáveres, parezcan muy sanas. Son capaces de producir, entre otras iglesias, una imagen de una vitalidad robusta, según su propio punto de vista y bajo la opinión de sus centros de mando… pero Dios sabe la diferencia. 

La derrota cambiada en victoria

Un francés se convirtió en ingles cambiando su nacionalidad. “Ayer”, dijo él: “Waterloo era una derrota, sin embargo hoy es una victoria”. Cuando uno se convierte en cristiano, la derrota se torna en victoria.


¡Discernimiento o engaño!

Una brisa siniestra sopla hoy alrededor del mundo. Es engañoso y diabólico; esta brisa calma muchas almas con buenas intenciones. Lo que unos describen como dolores de parto de una nueva era, en verdad son las agonías de la muerte de esta edad. Nuevas corrientes extrañas se están moviendo dondequiera, incluso en el cristianismo evangélico. Tendremos que tener una doble porción de sabiduría de lo alto para distinguir lo que es verdadero de lo que es falso, las ovejas de los lobos. No es un tiempo en el cual debamos ver todo de color de rosa. Necesitamos que el Maestro nos toque de nuevo, como el ciego en la Biblia, para que no veamos a los hombres como árboles que andan. 

¿Qué voz temes tú?

Saúl dijo a Samuel: “Temí al pueblo y obedecí la voz de ellos”. Samuel dijo a Saúl: “¿Se complace Jehová en holocaustos y sacrificios, como en la obediencia a la voz de Jehová?” El asunto hoy en día es entre obedecer la vox populi o la vox dei… la voz del pueblo o la voz de Dios.

Avance celestial

   
Hablamos de mayores avances en la ciencia o en la exploración del espacio; esperamos avances en la conquista del cáncer; pero, el avance más grande de todos fue expresado en el anhelo de Isaías: “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras,  y a tu presencia se escurriesen los montes…!” Dios, visitándonos, es el avance más grande, y lo ha hecho en Su Hijo, en la venida de Su Espíritu en Pentecostés, en los grandes avivamientos, al contestar las oraciones, y romperá los cielos cuando vuelva el Señor otra vez. Necesitamos una visitación fresca otra vez. ¡Señor, hazlo de nuevo!
  
¿Con quién estás tú? ¿Qué estás haciendo?

Abdías fue contemporáneo de Elías y Acab. Fue un buen hombre, pero estaba buscando hierba con Acab, cuando debería estar orando con Elías para que lloviese. Estando en esa expedición de buscar pasto para aliviar la sequía, Elías, el hombre de Dios solitario, estaba a punto de llamar a Israel a un enfrentamiento… el enfrentamiento que siempre precede las lluvias de bendición. Hoy en día, perdemos el tiempo trabajando con los poderes del pueblo, intentando mejorar las condiciones, mientras la única respuesta verdadera se encuentra en el asunto de elegir a Baal o a Jehová. 

¿La comunicación o la verdadera comunión?

La comunión cristiana es casi un arte perdido. Me acuerdo bien, siendo muchacho, de cómo me sentaba frente al fuego de la chimenea, en la sala, mientras mi padre y un ministro que nos visitaba, charlaban, durante mucho tiempo, hasta muy entrada la noche, sobre las cosas de Dios. Me acuerdo del diácono, John Brown, que durante el tiempo de mi primer cargo pastoral en una iglesia en el campo, venía a visitarme a mi despacho para hablar hasta la medianoche. En aquellos días había tiempo para eso, pero hoy en día, ¿quién tiene tiempo para meditar a los pies del Maestro, como María, o tener comunión con otros cristianos? “La comunión” de hoy significa un tiempo en el comedor de la iglesia con café y galletas, y mucha plática vana sobre todo, menos sobre las cosas espirituales. ¿En cuántos hogares cristianos saben conversar sobre Jesucristo? John Bunyan fue ayudado espiritualmente al escuchar la conversación de dos mujeres piadosas sobre las cosas de Dios. ¿Si alguien escuchara tus conversaciones sería para el beneficio de su alma? Existe el gran Espía (Malaquías 3:16) que escuchó al remanente fiel hablar, entre los “en qué...” de aquel día (fíjate en Mal.1:7, 2:17, 3:7 en que preguntan “¿en qué?”).

Disciplina para pecadores

Josué y los ancianos de Israel se postraron sobre sus rostros para orar después de la derrota en Hai, pero fue en vano. Existía un pecador en el campamento y tenían que tratar con él, con Acán. La iglesia de Corinto se jactaba por su tolerancia con la inmoralidad, pero Pablo demandó que el ofensor fuese expulsado y entregado a Satanás. Hay pecado en las iglesias hoy en día y, ni las reuniones de oración “piadosas” ni su amable tolerancia, arreglarán la situación. Tenemos miedo de tratar con Acán y los fornicadores. No hay disciplina en la iglesia hoy en día, porque ¿quién podría aplicar la disciplina? Ananías y Safira probablemente están sentados en la mesa directiva oficial. 

Oraciones sin meditación

Es dudoso que las famosas constituciones nacionales y los grandes actos de la historia pudieran ser escritos entre la publicidad moderna. En tiempos pasados los hombres tenían tiempo para reflexionar… para pensar. En esta época de escritores anónimos, a veces llamados “escritores fantasmas”, no debe sorprendernos que los oradores, para los que ellos escriben, no ofrecen ninguna sustancia al hablar. Abundan los artilugios y trucos, pero nada nacido de la meditación. ¿Cuántos discursos nacionales, cuántas de las estupideces de la televisión, cuánta de la música moderna y, (¡ay de nosotros!) cuántos sermones, llevan las señales de pensamientos formados en la soledad?

El remanente fiel

El remanente fiel del día de Malaquías tenía cuatro características (3:16), que identifican también al pequeño pueblo de Dios hoy en día.
1.      Sus corazones fueron movidos por el temor de Dios: “Los que temían a Jehová”.
2.      Sus mentes fueron llenas con pensamientos de Dios: “Los que piensan en su nombre”.
3.      Sus lenguas estaban ocupadas con las cosas de Dios: “Hablaron cada uno a su    compañero”.
4.      Sus nombres fueron escritos en el libro de Dios: “Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro  de memoria delante de él”.

El dinero falsificado puede hacer muy buenas cosas

Un billete de 10$ empezó a circular e hizo mucho bien. Ayudó a una viejecita a comprar carbón, compró medicina para un niño enfermo y, finalmente, un domingo alguien lo colocó en la bolsa de la ofrenda en la iglesia. Después cayó en las manos de un cajero en el banco, y él reconoció que era falso. La prueba de tu vida no tiene que ver con cuántas cosas buenas puedes enumerar a tu favor, sino con si podrás pasar la inspección en los ojos de Dios.

Las maneras de Dios

¿No piensas tú que Jesús, con solamente tres años más de vida, hubiera visitado Roma y Atenas; hubiera buscado toda la publicidad a Su alcance; hubiera aparecido con celebridades, en foros y simposios; hubiera estado liado desde la madrugada hasta la medianoche, ocupando cada minuto, debatiendo públicamente y haciendo extravagancias al hacer sanidades? Pero, en lugar de todo esto, no salió de una pequeña provincia romana; habló con unas pocas personas; se mezcló con la gente común; exasperó a Sus hermanos por no demostrar Sus capacidades en Jerusalén. Todo fue tan diferente a las maneras que practicamos en occidente… ¡Quizás nos fuera mejor aprender el camino de Galilea!

El lenguaje violento del libro de los Hechos

¿Has considerado el lenguaje, casi violento, del libro de los Hechos? “El lugar en que estaban congregados tembló”; “Ananías cayó y expiró”; “se compungieron de corazón”; “crujían los dientes contra él… lo apedrearon”; “Herodes… mató a espada a Jacobo”; “¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo”; “apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto”; “después de propinarles muchos azotes, los echaron en la cárcel”… y de esta forma sigue contando. La batalla no fue una farsa.

¿Quién conoce los secretos de Dios?

En la fiesta de las bodas en Canaán, no fue el maestresala quien sabía el secreto sobre el agua convertida en vino, “… lo sabían los servidores que habían sacado el agua...” (Jn.2:9). ¡Cuántas veces vemos que los misterios de Dios están escondidos de los sabios y prudentes, y son revelados a los inocentes!

Ovejas o jirafas
Yo quiero que mi mensaje sea inteligible al hombre común. Yo alimento a las ovejas, no estoy compartiendo a unas cuantas jirafas intelectuales.  

¡Mejórate, madúrate, y aprende!

A veces oímos argumentar que los hospitales ayudan a los enfermos, las escuelas a la gente ignorante y la iglesia a la gente pecadora; por eso, dicen, no debemos tener normas demasiado altas para los miembros de la iglesia. Sin embargo, esperamos que los enfermos se mejoren, que los ignorantes aprendan y que los cristianos crezcan y se santifiquen. No hay excusa para seguir siendo bebés tomando leche, cuando debemos madurar y comer carne.  



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