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Lowell Brueckner

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Apocalipsis 3:1-6

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Capítulo 3
  
La iglesia en Sardis

1.      Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto.
2.       Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios.
3.      Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a que hora vendré sobre ti.
4.     Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.
5.       Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
6.         El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Vivos de nombre, muertos de verdad

Sardis, capital de la antigua Lidia
Hemos visto que Tiatira estaba ubicada en la frontera norte de Lidia, un reino importante y próspero de la historia antigua. Ahora, nos concentraremos 50 kilómetros al sureste, en Sardis, cuya ciudad tiene una historia muy extensa. Se formó cerca del tiempo de la caída del imperio Asirio; existió durante los imperios de Babilonia y Persia; y, finalmente, fue quemada por los griegos. En sus días de gloria fue la capital de Lidia y el primer lugar en el mundo donde acuñar monedas de plata y oro.

Alejandro Magno reedificó un templo para Artemisa (Diana), cuyas ruinas todavía existen hoy en día. Sardis fue parte del imperio romano en 129 a.C. y fue una de sus ciudades más ricas, debido a su localización, en la ruta comercial entre el mar Mediterráneo y el mundo del Este. Estaba situada sobre el cruce de cinco carreteras principales, a 500 metros de altura, en una meseta, un lugar casi impenetrable que, poco a poco, fue perdiendo su fama. Sin embargo, fabricaban vestiduras de lana y otros productos. Los romanos hacían mejoras en el templo de Artemisa y lo utilizaban para su secta de adoración al césar. Sin embargo, el templo nunca fue terminado. Un pueblo moderno de 5.000 habitantes, llamado Sart, está ahora situado sólo a unos dos kilómetros de las ruinas de Sardis. No existe ni un cristiano en el pueblo. ¡Que el Señor soberano se mueva una vez más en poder sobre Asia Menor!


Por segunda vez, Jesús se introduce a una iglesia como el que tiene las siete estrellas. La otra iglesia a la que hizo la misma declaración fue a Éfeso. Le recordó de la necesidad de Su presencia, liderazgo y de una relación de amor, sobre la cual todas las iglesias tendrían que estar edificadas. Sus líderes, aunque muy celosos, habían tomado la responsabilidad sobre sus propios hombros y funcionaban según sus propios conceptos y estándares de la verdad y justicia. No recibían instrucción directamente de la Cabeza de la iglesia.

De la misma forma aparentemente, Sardis se había olvidado del señorío de Cristo sobre el liderazgo, y el propósito del Padre de que fueran transformados en la imagen de Su Hijo. Una iglesia no es una iglesia porque tiene éxito y porque es próspera. Una verdadera iglesia enfatiza la calidad sobre la cantidad y se esfuerza para obtener una santidad piadosa.

Fueron negligentes por no mirar a Cristo como el único que otorga el Espíritu que da vida a las iglesias. Él es quien respira el Espíritu Santo en el creyente y le bautiza en el Espíritu. Por esta razón, Sardis está agonizando, está ya más muerta que viva. Su depósito se ha vaciado del agua de vida y casi todo lo que queda es un cadáver seco. Necesita desesperadamente el Espíritu de Vida. Las actividades de una iglesia no pueden infundir vida y poder en ella. Hasta que Su pueblo mire a Cristo y le implore en oración que Él derrame Su Espíritu sobre él, no podrá sobrevivir. 

El Señor no tiene nada bueno que decir a Sardis, ni tampoco le habla de falsa doctrina entre ellos. Sencillamente, está muerta. Tenía nombre, es decir, cierta fama y reputación de tener vida. La iglesia era semejante a la ciudad misma, viviendo a través de su nombre y gloria pasados (v.1). “No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu - dice el Señor de los ejércitos” (Zac.4:6). Cristo, el Ungido, no tiene un método, ni un programa para Su iglesia, sino un caminar en el Espíritu Santo.

Lo demás trae muerte y, el Antiguo Testamento, demuestra que la muerte cría más muerte. Tenía muchas leyes sobre cómo, especialmente, Sus sacerdotes debían tratar con la muerte. Pero, no sólo ellos, sino también, todo el pueblo en general, tenían que evitar el contacto con cuerpos de animales y gente muerta. Jesús vino a la tierra para traer vida en abundancia. Juan concluye su Evangelio, expresando su sumo propósito: “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre” (Jn.20:31). Cuando Jesús salió de la tumba, murió la muerte y es Él quien posee sus llaves. La vida caracteriza a la cristiandad. 

Sugerí, en el primer capítulo, que posiblemente Juan estaba pensando en Isaías 11:2, al escribir del Espíritu, que es siete en uno: “El Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor”. Juan repitió el término siete Espíritus, habiéndolo oído de Cristo mismo, cuando Él se expresó en esta porción: “El que tiene los siete Espíritus de Dios”. Tenemos que aceptar que ésta es la mejor descripción del Espíritu Santo, relacionado con las siete iglesias. Es una presentación de Su plenitud.

Veamos algunos comentarios de Warren Wiersbee: “Seguimos escuchando lo que el Espíritu Santo tiene que decir a las iglesias, porque estos mensajes de Cristo pertenecen a nuestro tiempo igual que al primer siglo. Las iglesias son personas, y la naturaleza humana no ha cambiado. No debemos ver estos mensajes como antiguas reliquias. Al contrario, son espejos en los cuales podemos vernos.” También fíjate en lo que cita de Vance Havner: “Los ministerios, a menudo pasan por cuatro etapas: un hombre, un movimiento, una máquina y un monumento”.

Las primeras palabras de consejo del Señor es que tienen que despertar. Son palabras dirigidas especialmente a los obispos, los supervisores, que son los centinelas de las iglesias. El primer paso en el camino para el avivamiento es un despertamiento a lo que es el verdadero estado de la iglesia. Pablo exhortó a los cristianos a que despertaran: “Ya es hora de despertaros del sueño… Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos” (Ro.13:11; Ef.5:14).

El engaño es un sueño espiritual, y la única manera de salvarnos es a través de una humilde franqueza o sinceridad que nos permita ver la realidad de la situación. Debido a que no es un mensaje agradable, muchas veces es rechazado. Si alguien apunta hacia un área de necesidad en un grupo o movimiento, la reacción de los líderes será la justificación y una referencia a las áreas en las que ellos piensan que son buenos y fuertes. Es su manera de apagar el despertador y darse la vuelta al otro lado de la cama engañosa de la autosuficiencia espiritual.

A. W. Tozer habló de los líderes judaicos del tiempo de Jesús: El reprobarlos era un insulto. Ellos se sentían más allá del reproche. A nosotros, no nos es incómodo aplicar la reprensión a los fariseos, saduceos y escribas. Leer de la Biblia, “tienes nombre de que vives, pero estás muerto”, no nos molesta, si podemos verlo como un aviso para una iglesia del primer siglo. Pero Tozer continúa: Si cualquiera se imagina que tan solo estamos jugando con palabras, que se atreva a aproximarse a un líder religioso y llamarle la atención a las debilidades y pecados de su organización. ¡Él recibirá un rechazo seguro y rápido, y si se atreve a insistir, será enfrentado con reportes y estadísticas para comprobar que él está rotundamente equivocado y totalmente fuera de orden!  

Seis consejos para llegar a un avivamiento en Sardis

Ruinas del templo de Artemisa, nunca completado
No cabe duda de que el Señor quiere el bienestar de la iglesia de Sardis, llamándola al despertamiento y aconsejándola que avive las brasas que se están extinguiendo. La ofrece esperanza si solamente está dispuesta a extender la mano para captarla. Cuando Dios emite Su juicio sobre alguna cosa, nadie puede contradecirle. Él está totalmente en lo correcto al referirse a la imperfección de sus obras delante de Su Dios (v.2). En verdad, sus obras no son completas porque no están hechas en el poder del Espíritu Santo y en la fe. Santiago nos instruye sobre las obras piadosas: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó (se completó) por las obras?” (Stg.2:22). Las obras hechas por fe tienen el toque del cielo; no se pueden explicar con algo menos que lo que es sobrenatural.

La próxima indicación de Jesús a esta iglesia es la de la memoria. La doctrina de la memoria es de gran importancia para el cristiano. Otra vez, requiere la intervención del Espíritu Santo. “Él… os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn.14:26). Pedro, particularmente, estaba consciente de la necesidad de tener esta dádiva: “Yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas… estimularos recordándoos estas cosas… que, en todo tiempo, después de mi partida, podáis recordar estas cosas… como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento” (2P.1:12,13,15;3:1). La memorización de versículos de la Escritura, incluso, es una obra del Espíritu en el creyente. Es una gran ventaja tener grabados versículos en la mente para traerlos a la memoria en las situaciones de la vida cotidiana. También es ventajoso tener recuerdos de acontecimientos espirituales que hayamos experimentado en el pasado.

La indicación que sigue es la de guardar estos consejos. De la iglesia de Tiatira aprendimos algo sobre el valor de tomar pasos fieles y constantes. La fidelidad no es algo que consideraríamos emocionante o espectacular, pero es de gran valor delante del Señor. Al final, el Señor demanda el arrepentimiento. La vida cristiana no es solamente una vida de fe, sino también de arrepentimiento continuo. Podemos aplicar el principio enseñado en 1 Juan 1:5-10, a lo que estamos estudiando, que termina con esta frase: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso y su palabra no está en nosotros” (1 Jn.1:10). 

Los consejos de Cristo mismo son de un valor incalculable. Vamos a resumirlos:
·       Despertar de un estado espiritual cómodo, pero también engañoso. Aceptar la verdad sobre la situación.
·     Moverse, ¡salir de la cama! Empezar a ir desesperadamente en la dirección del Espíritu Santo y la justicia. Digo desesperadamente, porque es un asunto de vida y muerte.
·       Cesar de las obras humanas, que son momentáneas y nunca podrán hacer la obra completa y eterna de Dios.
·       Tomar tiempo para meditar acerca de los días pasados, cuando había vida, poder y amor. Recordar los caminos antiguos hasta el tiempo de las Escrituras y meditar sobre la vida ejemplar que se nos ilustra en el libro de los Hechos.
·      Formar de nuevo el hábito de andar y funcionar en el Espíritu. “Ejercítate para la deidad” (1 Ti.4:7, RV60). ¡Permanecer allí!
·      Arrepentirse, no solamente de lo que es considerado popularmente como pecado, sino arrepentirse de un andar en las obras y tradiciones muertas.

“Vendré como ladrón”. No es la manera preferida de Cristo, venir como un ladrón a Su pueblo (v.3). Él busca la amistad con ellos y la comunión continua. “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre” (Jn.15:15). Vamos a ver cómo Pablo enseñó a los tesalonicenses acerca del día del Señor: “Vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá, así como un ladrón en la noche… Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón” (1Tes.5:2,4). ¿Puedes ver cómo la enseñanza de Juan y Pablo coincide con el mensaje de Cristo a Sardis? Por un lado hay muerte y tinieblas; por el otro hay vida y luz. ¡Elige la luz y la verdad!

Pueblo moderno de Sart, sin un testigo cristiano
En Sardis, la muerte había criado más muerte y una mayoría aplastante había perecido delante de ella. Jesús, después de haberles hablado, ahora enfoca Su atención sobre una pequeña minoría que todavía posee vida espiritual. Los que trabajaban en la fábrica de ropa de lana de Sardis seguro que entendían perfectamente Su declaración acerca de andar con vestidos blancos, sin mancha. Los que desean caminar con Jesús tienen que elegir andar en pureza. Él tiene una túnica que llega hasta los pies y, Sus discípulos, tienen que ignorar las modas del mundo. No pueden compararse a los de su alrededor, sino fijarse en Aquel que nunca cambia. “¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Jn.5:44). Los únicos que son dignos de andar con Jesús, son los que están en Su yugo, enfocados solamente en Él (v.4).

Hay los que tienen el punto de vista de que el Libro de la Vida existía desde el principio del tiempo y contiene el nombre de todos los vivientes, sean buenos o malos. El salmista parecía tener esa posición (Sal.69:28). Mientras hay vida, hay esperanza, pero el nombre de los incrédulos es borrado al morir. Cuando llegue el Juicio del Gran Trono Blanco, solamente el nombre de los creyentes estará escrito en el libro. El nombre de los pocos vencedores en Sardis, los que han conquistado la conformidad con el mundo, no será borrado. Estos, también son vencedores sobre el estado de su iglesia; no se han conformado con las prácticas que les llevaban a la muerte.

Una vez más, Jesús se dirige al individuo al final. Jesús confesará su nombre delante de Su Padre en el cielo y delante Sus ángeles. ¿Qué importancia tiene para ti la fama celestial sobre la fama en la tierra? El que anhela en su corazón la aprobación celestial es sacado individualmente de entre la multitud para el reconocimiento divino. Si es así, qué importa que los atletas, actores, negociantes y políticos, reciban la alabanza ahora. ¿Y qué nos importa a nosotros que los mejores de entre ellos tengan su nombre escrito en los libros de historia, para ser leído y reconocido por las futuras generaciones? El Libro de la Vida del Cordero permanecerá para la eternidad y los nombres de los redimidos están registrados con tinta imborrable (v.5). Tenemos que saber valorar las cosas eternas.

En una iglesia muerta, solamente hay unos pocos que tienen la facultad de oír con el corazón. El mensaje a la iglesia de Sardis, desde el principio hasta el fin, tiene que ver con la necesidad de que la iglesia sea controlada por el Espíritu Santo y que sepa andar con Él. Si no es así, no es una iglesia verdadera, sino que está muerta espiritualmente. La Biblia, incluso el libro de Apocalipsis, fue escrito para “los pocos”. La característica más dichosa en la vida humana es poder captar las palabras celestiales del Cristo glorificado (v.6).

…………………………..

Martín Lutero clavó sus 95 tesis sobre la puerta de la iglesia en Wittenberg, Alemania, el día 31 de octubre de 1517. Desde esa fecha, empezó la reforma, oficial y públicamente. Fue un gran paso en la dirección doctrinal correcta, porque fueron establecidas las “cinco solas”:

·         Sola Scriptura (la Escritura sola).
·         Sola Fide (solamente la fe).
·         Sola Gratia (solamente la gracia).
·         Solus Christus (solamente Cristo).
·         Soli Deo Gloria (solamente para la gloria de Dios).

Cada uno de estos puntos es esencial para una cristiandad verdadera y, obviamente, la reforma provocó un retorno grande, doctrinalmente hablando, a la fe del Nuevo Testamento. Ciertamente fue un movimiento que animaba a leer y hacía circular las Escrituras entre la población en general.

Los reformadores, especialmente Martín Lutero, deseaban reformar la Iglesia Católica Romana. Fueron llamados protestantes, por su protesta contra las prácticas abusivas del catolicismo, y la manipulación y el autoritarismo dominante de Roma sobre la gente común. Peleó contra la maldita afirmación que proclamaba una salvación por medio de obras, la que está en el centro de la iglesia católico romana, y que es la motivación principal de sus miembros.

Sin embargo, de forma práctica, la reforma estaba lejos de ser un movimiento puro y espiritual. Mucho era político y continuó con la posición de que el Reino de Dios podría ser establecido en la tierra para dominar la sociedad. Así es que los reformistas eran post-milenialistas. Su fama, es decir, lo que les daba nombre de estar vivos, era la doctrina correcta y básica. Sin embargo, gran parte de los participantes, sencillamente, solamente experimentó un cambio de religión, que alteró tremendamente el mundo político, incluso dividiendo naciones enteras. En la mente de la gran mayoría, la gracia significaba un permiso para pecar, y la fe fue simplemente un acuerdo intelectual con ciertos puntos de doctrina. Tristemente, los que experimentaron la vida verdadera del Nuevo Testamento era una pequeña minoría.    

Pero el movimiento continuaba asiéndose a muchas tradiciones católicas. Al haber dado los primeros y mayores pasos doctrinales y por el tremendo éxito que tuvieron por todo el mundo occidental, los reformistas descansaron cómodamente y rehusaron avanzar más. Como pasó con la iglesia de Sardis, sus obras no fueron completas. Aceptaban el bautismo de la Iglesia Romana y ellos mismos bautizaban a los niños. La iglesia y el estado continuaron unidos y, por eso, la iglesia fue corrompida por el mundo. La iglesia era una institución visible y externa que pertenecía a toda la sociedad, algunos siendo verdaderos creyentes, pero otros muchos sin haber sido jamás regenerados. En otras palabras, no era un pueblo apartado.

Los reformistas eran igual de intolerantes que los católicos a otros credos, y muchos, físicamente y hasta la muerte, persiguieron a los que no estaban de acuerdo con ellos. Especialmente estaban en contra de los que anhelaban avanzar la causa de Cristo más allá de las enseñanzas de los reformistas. Miles de verdaderos creyentes fueron martirizados. Además, muchos reformistas eran antisemitas, incluso Lutero mismo, y siglos después fue una gran herramienta en las manos de Adolfo Hitler.

Espero que ahora podamos ver que el mensaje para Sardis era apto también para el periodo de la iglesia entre 1517 - 1750, y que la iglesia de Sardis era algo menos que un movimiento verdaderamente evangélico. El periodo de Tiatira perdió totalmente su lugar como un testimonio para Cristo en el mundo, y una minoría de Sardis tomó su lugar, mientras que la mayoría, aunque tenía nombre de estar viva, estaba espiritualmente muerta. Estaba inspirada mayormente por un celo político, en lugar de una motivación de amor por medio del Espíritu Santo.

Hasta el día de hoy, Sardis sobrevive entre las iglesias reformadas, contando con una pequeña minoría de creyentes verdaderos. Sin embargo, fuera de la iglesia reformada, estaba creciendo un pueblo perseguido, cada vez más numeroso y espiritualmente vivo. Ellos tomaron su lugar en el siguiente periodo de la historia de la iglesia.



1 comentarios:
Nicolas Premio Libreria Beraca dijo...
25 de diciembre de 2018, 23:36  

Gracias Lowell un abrazo

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