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Lowell Brueckner

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Una afirmación de cumpleaños

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Solemnamente reafirmo hoy en mi cumpleaños, número 71: No conformarme con las tendencias de los tiempos que insisten hablar y escuchar "verdades" positivas, sino predicar la verdad y punto, sin importarme la falta de popularidad. La sociedad se ha ido loca en su aborrecimiento de Dios y ahora persigue a Su pueblo. Júntate conmigo, orando la oración que nuestro Señor nos enseñó: "Santificado sea Tu nombre", aun en la presente sociedad impía, aun en una iglesia que cae rápidamente hacia la apostasía, y en mi vida, sobre todo, ¡santifica Tu nombre! 

De las Meditaciones diarias de los Salmos que hace muchos años formulé de mis anotaciones de los Salmos: 

14 de Julio 

Salmo 64:7-10

7. Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán sus plagas.
8. Sus propias lenguas los harán caer; se espantarán todos los que los vean.
9. Entonces temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios y entenderán
sus hechos.
10. Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; y se gloriarán todos los rectos
de corazón.



No podemos hacer nada mejor que dejar nuestra defensa en las manos del Señor. El poder de la palabra de Dios es tan seguro para la destrucción como lo fue para la creación. David confió plenamente en Él referente a su conflicto con Saúl. Su sistema de inteligencia no podía detectar todas las vías de ataque del complot que había contra él, por eso dijo a sus soldados que tendría que ser Dios quien venciese a su enemigo. La popularidad de Saúl se desvaneció a la hora de la crisis. Su herida mortal le fue aplicada por su propia mano; cayó sobre su propia espada.

Hay tiempos cuando el Espíritu Santo mueve al pueblo en general. El temor de Dios es el principio de la sabiduría, y cuando los hombres aprenden a temer a Dios, Él abre sus ojos espirituales. No es para maravillarse que los demonios de este siglo hayan inventado tantos argumentos sicológicos para evitar que la gente tenga el temor divino. Nuestro deber es orar, trabajar y enseñar para restaurarlo.

David a menudo deja a un lado sus oraciones y testimonios personales, y manifiesta una preocupación por otros que también confían en Dios, sobre los cuales, Él obra para establecer Su justicia por fe. Ellos también se han rendido totalmente en Sus manos. Llegará el día cuando podrán regocijarse viendo como el temor de Dios se ha adueñado de los corazones de la gente por haberles sido demostrado que Él es una realidad. Muchos, entonces, vendrán al arrepentimiento y a la salvación.


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