La maldición y la bendición
32:
Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 34 y 35
Capítulo 34
En este capítulo, Isaías nos
habla con elocuencia sobre el tema de la retribución y el juicio divinos. Como ya
estudiamos en el capítulo 24, él declara el juicio universal contra todas las
naciones. Éste no es sólo un mensaje del Antiguo Testamento, sino una profecía
que continua por todo el Nuevo Testamento y alcanza hasta el fin de nuestra
época.
“Acercaos, naciones, juntaos
para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella,
el mundo y todo lo que produce” (v.1). Una gran parte de la iglesia en nuestros
días ha intentado eliminar o, por lo menos, suavizar y minimizar la ira y la
venganza de Dios. Rob Bell, un falso profeta, ha declarado que la predicación
del castigo eterno en el infierno es “tóxica”. Un cantante/predicador popular
español, Marcos Vidal, ha dicho que presentar a un Dios de ira es anti-bíblico
y diabólico. Están totalmente equivocados y darán cuentas a Dios en el día de
juicio por haber enseñado tales errores. Francis Chan cree que tendremos que
arrepentirnos y confesar nuestra vergüenza por uno de los atributos de nuestro
Señor. También tendremos que arrepentirnos por nuestra negligencia y timidez
por no declarar Su ira.
El versículo 1 nos asegura
que Dios quiere que Su juicio venidero sea publicado entre las naciones. Es un
mensaje que debe ser declarado y no ignorado. Ningún predicador debe sentir
placer al hacerlo, pero tiene que ser fiel a su llamamiento. Francis Chan, y no
los otros dos predicadores ya mencionados, es quien halla apoyo, no solamente
de Isaías, sino también de los escritores del Nuevo Testamento y Jesucristo
mismo. Jesús habló libremente del fuego del infierno, más aún que de la felicidad
del cielo. Aquí daré solamente tres ejemplos: “Mejor te es entrar en la vida
manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser
apagado… donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Mc.9:43,48).
“¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del
infierno?” (Mt.23:33) “En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos…” (Lc.16:23).
Juan Bautista preguntó a los
fariseos y saduceos: “¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?"(Mt.3:7). Después
declaró sobre el estado de un incrédulo: “La ira de Dios está sobre él” (Jn.3:36).
El apóstol Pablo dijo: “La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres…” (Ro.1:18). Pedro advierta: “Sabe el
Señor… reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2
P.2:9). El libro de Hebreos declara: “Conocemos al que dijo: Mía es la
venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: ¡El Señor juzgará a su
pueblo! ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (He.10:30-31). El libro
de Apocalipsis profetiza el desarrollo de las siete copas de ira en los últimos
3 años y medio de la séptima semana de Daniel, y tiene mucho más que decir
sobre este atributo de Dios (Ap.6:16-17; 11:18; 14:10, 19; 15:1, 7; 16:1, 19;
19:15). Aunque no hemos citado todos los textos del Nuevo Testamento, ¿no crees
que con estos tenemos suficiente para probar que Dios quiere que Su ira sea
conocida en este Siglo XXI?
“Porque Jehová está airado
contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las
destruirá y los entregará al matadero”. Debe quedarnos muy claro que el mundo
está bajo el control del maligno. La condición pecaminosa y universal es una
realidad y por eso no debe sorprendernos que él está involucrado en una
rebelión amotinada contra su Creador y Dueño. Si vemos esto claramente,
entonces entenderemos por qué miles de millones se apegan a la teoría de la
evolución y una pequeña minoría, relativamente, se adhiere a la historia
bíblica de la creación. En verdad, la mayoría jamás abre las páginas de la
Biblia. Ellos se burlan y difaman las obras de Dios, exactamente como Él nos ha
dicho que harían. Ellos han elegido creer y exaltar las conclusiones malignas
de un mortal necio y se ríen de las declaraciones de un Dios omnisciente. ¡No
es para sorprendernos que Dios haya determinado su destrucción! (v.2).
Por el resto del capítulo,
el Señor pronuncia su condenación. Empieza en forma de profecía (vs.3-4) que
será cumplida en el futuro, y continúa como si fuera un hecho histórico (vs.5-6).
Un Dios eterno ve el futuro como la historia y, para Él, todo es igual. Puedes
“dar en el blanco” con Su palabra, porque seguramente acontecerá como Él ha
dicho.
Al final de esta
dispensación, el Señor les castigará trágicamente y sus apestosos cadáveres
serán descubiertos; su sangre fluirá visiblemente (v.3). Las copas de la ira y
la batalla del Armagedón estremecerán tanto los cielos como la tierra. “Aún una
vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo" (He.12:26).
El escritor de Hebreos lo citó del escritor de Hageo 2:6, que en el siguiente
versículo 7, habla del juicio sobre todas las naciones. La caída de las hojas, que
observamos cada año, hasta que las viñas y los árboles quedan sin ellas,
acontecerá en una forma mucho más grande (v.4). Lo que el eterno cielo ha
decretado, descenderá sobre un mundo que existe temporalmente.
Dios escogió a Edom,
descendientes de Esaú, para demostrar Su furia. “A Jacob amé, más a Esaú
aborrecí” (Ro.9:13; Mal.1:2-3). Es “el pueblo de mi anatema”. Por muchas
generaciones, el fuego y el azufre que cayeron sobre Sodoma, han servido como
ejemplo del juicio del cielo, pero ahora, Edom, toma su lugar en este capítulo.
Aquí vemos el vocabulario usado para los sacrificios al Señor; los animales, la
grosura, la sangre y los riñones, que pertenecen a Él en las ofrendas del libro
de Levítico. Los usa para demostrar Su condenación sobre el ser humano. El
hombre ha rechazado a Su Dios y por eso, él será la víctima de una matanza
sacrificial y ya no podrá haber un sacrificio substituto de corderos, cabras y carneros
(vs.6-7). Su juicio venidero sucede por la oposición que se ha levantado en el
mundo contra Su pueblo; es la venganza de Dios contra el anti-semitismo mundial
(v.8). El imperio mundial, la Babilonia espiritual, en su estado completo y
final (vs.9-15), recibirá la furia del Omnipotente, como la Babilonia física la
recibió al terminar el Antiguo Testamento; la vemos despoblada y asignada a las
bestias salvajes.
“Inquirid en el libro de
Jehová” (v.16). Buscad el entendimiento sobre esta representación profética de
Edom. Apunta hacia la ruina de los últimos tiempos, de la cual, el sistema
mundial, jamás se recuperará. El Dios soberano ha determinado todas las
dimensiones de su ruina detalladamente, como lo hizo contra Sodoma y la
Babilonia física. Lo ilustrará a través del juicio contra los descendientes de
Esaú, pero se extenderá para cubrir a todo el mundo en los últimos tiempos, a
una Babilonia compuesta de todos los imperios del pasado, empezando con la Babilonia
literal, después Persia, Grecia y Roma. La Babilonia del libro de Apocalipsis
es una formación final de todos los poderes históricos y futuros del mundo. Su
destrucción será completa y perpetua (v.17).
Capítulo 35
Este capítulo contrasta
directamente con lo que encontramos en el capítulo anterior. El profeta
inspirado no permitirá que el lector quede por mucho tiempo bajo la perspectiva
de una condenación inminente, sin ninguna referencia a una felicidad futura. Es
un hecho establecido por toda la Biblia, que las historias que Dios cuenta tienen
un final feliz.
Solamente el cristiano puede
ofrecer una esperanza a la humanidad. Todas las instituciones de aprendizaje,
la producción y la tecnología, solamente proveen algo para esta vida y su ayuda
termina cuando el ser humano llega al cementerio. Le preparan y proveen para él
durante el tiempo de su vida. El mensaje, enviado del cielo a la tierra, nos
hace ver un reino de mil años sobre esta tierra y alcanza aún más, hasta una
eternidad de gozo celestial.
Es correcto adjuntar el
capítulo 35 al 34 para poder comparar la condenación que caerá sobre una raza
rebelde, con el gozo y la gloria del pueblo que conoce a su Dios. El apóstol
Pablo nos muestra que la naturaleza espera la revelación de los hijos de Dios
(Ro.8:19). Así como la maldición sobre la tierra torna los lugares productivos
y poblados en un desierto de tierra seca, también la bendición de Dios invierte
la tendencia y representa a la creación – animal, vegetal y mineral -
regocijándose: “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y
florecerá como la rosa” (v.1).
¿Cómo demuestra la
naturaleza su placer? … por una flora rica y abundante, y por una producción
exuberante. Estará sumergida en las cualidades de su Creador, floreciendo abundantemente,
brillando en Su gloria y vestida de Su majestad. Ésta es la manera en que la
naturaleza se “gozará y florecerá”, expresando así su alabanza para Dios. El Líbano
es nombrado en el versículo 2, por sus bosques perennes, y el Carmelo y Sarón
por su fertilidad. “Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios
nuestro”.
El escritor de Hebreos nos
hace saber que estas promesas naturales pueden aplicarse a la condición
espiritual de la iglesia del primer siglo. Refiriéndose al versículo 3, él
escribió: “Levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas
derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que
sea sanado” (He.12:12-13). Al aplicarse de esta manera en el libro de Hebreos,
nos deja saber que puede ser un principio para toda la edad de la iglesia. La
disciplina puede caer pesadamente sobre el espíritu del hombre, pero al final,
la intención de Dios es traer la sanidad.
(pulsar para ver la foto y texto en grande) |
El ministerio de Isaías no
puede ser separado de su carácter. Su nombre es Isaías, Dios es salvación, y por eso su mensaje habla al corazón ansioso: “Esforzaos,
no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo
vendrá, y os salvará” (v.4). Vendrá
en la persona de Jesucristo y “los ojos de los ciegos serán abiertos, y los
oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y
cantará la lengua del mudo” (vs.5-6).
Aun lo físico del hombre,
luchando bajo la maldición del pecado, experimentará el toque de Jesús de
Nazaret, y las facultades naturales serán restauradas. El mundo todavía
experimentará un día futuro cuando:
Jesús reinará dondequiera que el sol
haga sus jornadas sucesivas,
Su reino brillará desde una costa a
otra,
Hasta que la luna jamás crezca ni
disminuya.
Su segunda venida eclipsará
la primera, cuando Él se siente sobre el trono de David y toda la tierra experimente
la fuerza completa de Su reino literal. Fíjate claramente en la inversión de la
maldición del pecado, descrita en el capítulo 34: “El lugar seco se convertirá
en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en
su guarida, será lugar de cañas y juncos” (v.7).
Jesús dijo, “Yo soy el
camino”, y por eso la vida cristiana es un caminar progresivo. Porque Él es el camino,
dondequiera que Él reine, este principio se llevará a cabo. Será la ley del
Milenio y la característica de la eternidad. Siempre habrá nuevos territorios y
nuevos tesoros para descubrir. El camino será llamado Camino de Santidad, y el cristiano verdadero ya conoce este camino:
“Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él
es puro” (1 Jn.3:3). El cristiano llegará a su perfección de la santidad al ver
a Cristo, cuando se manifieste en el arrebatamiento (1 Jn.3:2), pero seguirá
andando en el Camino de Santidad, descubriendo sus hermosuras perpetuamente.
Puedes ver que el escritor
de Hebreos edifica sobre el fundamento de Isaías. Lo vimos en un párrafo
anterior y aquí lo observamos de nuevo: “… la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor” (He.12:14). Isaías escribió: “No pasará inmundo por él, sino que él
mismo estará con ellos”. Ellos caminarán en Cristo, y Su camino será bien
marcado por Su persona y cuidados, por lo cual, el caminante “por torpe que
sea, no se extraviará” (v.9). Lo que quiere decir es que serán guardados en el
Camino, no por sus propias capacidades, sino por depender de Su poder.
Porque Cristo es el Camino,
éste es un camino totalmente seguro y no hay peligro de poder ser atrapado por
el maligno. El apóstol Juan nos enseñó a confiar y entregarnos totalmente a Él:
“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda,
y el maligno no le toca” (1 Jn.5:18).
Hacia Sion: por el Camino de Santidad |
A través del Camino de
Santidad, los redimidos del Señor van y vienen al Monte Sion. Han sido
comprados por precio; Dios ha recibido el precio de redención que les libró de
la esclavitud. Han sido salvados por medio de la fe y hecho justos por la obra
de la cruz. Todo aquel que ha sido justificado camina por el Camino de
Santidad. Progresiva-mente, es hecho participante de la santidad de Cristo por
la disciplina paternal, y este camino, y sólo este camino, le dirige a Sion.
No puedo mejorar la
hermosura poética de la promesa de Dios por medio de Isaías en el versículo 10…
así terminamos este estudio, disfrutando de ella sin comentar más: “Los
redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo
será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el
gemido”.
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