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Lowell Brueckner

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19 - 25 Julio Meditaciones diarias de los Salmos

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19 de Julio Salmo 66:8-20

8. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza.
9. El es quien preservó la vida a nuestra alma, y no permitió que nuestros pies
     resbalasen.
10. Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata.
11. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por
     el agua, y nos sacaste a abundancia.
13. Entraré en tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos,
14. Que pronunciaron mis labios y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15. Holocaustos de animales engordados te ofreceré, con sahumerio de carneros;
     te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16. Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma.
17. A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua.
18. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría
     escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica.
20. Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

  “Todo esto proviene de Dios” (2 Co. 5:18). Éstas son palabras de consuelo
para los que andan conforme a la nueva naturaleza. Él se encarga de todos los
asuntos de su vida, y es completamente fiel. Aunque les lleve por duras pruebas,
aunque sean atrapados, afligidos y aparentemente sobrecogidos por una generación
perversa, sus pies no serán removidos, y la victoria estará por delante cuando
pasen por el fuego y la tormenta. “Id a todas las naciones...y he aquí estoy con
vosotros todos los días”.

  Las pruebas de fuego quitan nuestras impurezas, manifestando por medio de
nosotros la pura plata espiritual de Cristo. “Estamos…derribados, pero no
destruidos”. Los problemas de la vida nos dan fuerza para una entrega y devoción
mayores. Obran para un servicio más profundo y mejor.

  “No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquél a quien Dios alaba”.
Él no escucha la oración de aquellos que permiten el pecado en sus vidas. El alma
que genuinamente ha recibido el perdón, también recibe poder para dejar su
iniquidad. Las vías de comunicación abiertas con el cielo comprueban que el
pecado ha sido removido. Sólo el corazón limpio ofrece la oración que únicamente
Dios puede contestar. Esta persona experimentará claramente un cuidado
sobrenatural, que será la prueba de que la corte del cielo ha juzgado a su favor.


20 de Julio Salmo 67:1-3

1. Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su
     rostro sobre nosotros; Selah
2. Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación.
3. Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.

  La bendición del avivamiento sobre el pueblo de Dios produce un efecto en la
gente pagana. La oración no es para satisfacer deseos egoístas, sino “para que
sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación”.

  Nunca llegaremos a ser expertos o especialistas espirituales, ya que nuestra
esperanza siempre está en la misericordia de Dios. Pongamos nuestra confianza
firmemente en Él y no en los éxitos personales. Cuando hemos hecho todo lo que
hay que hacer, somos todavía siervos inútiles y la bendición viene porque Dios
ha tenido misericordia. Con esta actitud nos ponemos de rodillas e incrementamos
la intensidad de nuestras peticiones. La oración del salmista es más perfecta que
la de Moisés. David quiso que el rostro del Señor resplandeciera sobre Su pueblo,
sin embargo, la oración de Moisés sólo le permitió ver Sus espaldas. Esta petición
merece un “Selah”.

  Dios aprueba la audacia que procede de un corazón sincero y hambriento, que
sólo desea mostrar el camino de Dios a las naciones.

  El resplandor del Espíritu llama la atención más que el resplandor en la cara
de Moisés. “Todas las naciones” tendrán que responder al Profeta levantado por
Dios, como Moisés, y Su mensaje tendrá que ser escuchado (fíjate en Hch. 3:22,
23).

  Jesús dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”.
La gente es atraída a la cruz, y el semblante de Cristo, desfigurado y manchado
con sangre, refleja la gloria de Dios. ¡Mirad y vivid, todas la naciones de la tierra!


21 de Julio Salmo 67:4-7

4. Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás los pueblos con equidad,
     y pastorearás las naciones en la tierra. Selah
5. Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben.
6. La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
7. Bendíganos Dios, y témanlo todos los términos de la tierra.

  Cada adorador de Dios, si es verdadero, tendrá visión misionera; que “todos
los pueblos te alaben”, será su petición. Éste es su deseo básico y sobresaliente,
y traerá beneficios a muchos. Dios está detrás de este anhelo, ya que su propósito
es darle alabanzas a Él. Cuando las naciones observan la bendición de Dios sobre
Su pueblo, el temor entra en sus corazones. El temor de Dios trae como resultado
el gozo y la alegría. Él derramará Su bendición sobre una esfera más amplia de
gente, y ellos, a su vez, se unirán con Su pueblo en alabanzas.

  Estos beneficios vienen cuando el pueblo de Dios se somete a Su reinado justo
y soberano. Los que se sujetan al Rey Jesús se alegrarán y cantarán con gozo. El
Reino de Dios, hoy en día, es establecido en el corazón del individuo, pero llegará
el día cuando Él gobernará sobre toda la tierra en justicia. Toda la creación
responderá a su Creador y el mundo se llenará de cantos. El Salmo termina como
empezó, afirmando que Dios bendecirá, y desde los confines de la tierra le temerán.


22 de Julio Salmo 68:1-4

1. Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los
     que le aborrecen.
2. Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del
     fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.
3. Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, y saltarán de alegría.
4. Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; exaltad al que cabalga sobre los
     cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él.

  Este Salmo suena al grito de guerra de un soldado cristiano: “¡Levántese Dios,
sean esparcidos sus enemigos!” El creyente lucha diariamente contra multitud
de enemigos que intentan separarle de su única fuente de recursos; intentan destruir
sus armas espirituales, y dejarle solo y sin socorro en el campo de batalla. Espíritus
malos desafían los principios cristianos; cada doctrina, cada don espiritual, la
autoridad de la palabra, sus características milagrosas y aun la persona misma
de Dios. Hay un canto que dice: “Suena el grito de guerra, fíjate que el enemigo
está cerca...entonces, avívate soldado...”, y grita hacia al cielo: “Levántate
Dios...que huyan los que te aborrecen”. ¡Que se derritan como la cera delante del
fuego y sean lanzados como el humo por el viento!

  Más que doctrinas acerca de Él y seminarios o fiestas cristianas, necesitamos
la presencia de Dios entre nosotros.

  Dios puso a David en una situación que le obligó a gritar con desesperación.
La oración fue la fuente de vida para él, y cantar un cántico victorioso, su única
motivación.


23 de Julio Salmo 68:5-19

5. Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada.
6. Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a
     prosperidad; mas los rebeldes habitan en tierra seca.
7. Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el
     desierto. Selah
8. La tierra tembló; también destilaron los cielos ante la presencia de Dios; aquel
     Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
9. Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu heredad exhausta tú la reanimaste.
10. Los que son de tu grey han morado en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto
     al pobre.
11. El Señor daba palabra; había grande multitud de las que llevaban buenas
     nuevas.
12. Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, y las que se quedaban en casa repartían
     los despojos.
13. Bien que fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas
     de plata, y sus plumas con amarillez de oro.
14. Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, fue como si hubiese nevado en
     el monte Salmón.
15. Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto el de Basán.
16. ¿Por qué observáis, oh montes altos, al monte que deseó Dios para su morada?
     Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17. Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor
     viene del Sinaí a su santuario.
18. Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y
     también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
19. Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra
     salvación. Selah

  Esta porción nos permite tener una vista excelente del corazón de Dios.
Observamos lo mismo en los evangelios, cuando en una ocasión, el corazón de
Jesús rebosaba (Lc. 10:21). El Señor es amigo de los “pequeños”, padre de los
huérfanos, defensor de las viudas, compañero de los solitarios y libertador de los
cautivos. Este Salmo nos indica que debemos hacer un “selah”, una pausa, para
meditar sobre la humildad con la que Dios caminó con Israel en el desierto. Él
siempre se asocia con los humildes. No le importa caminar por un desierto caliente
y árido, morar en una tienda o no tener un lugar fijo en el que recostar Su cabeza.
Es más, Él lleva Su gloria a ese triste lugar y Su pueblo se anima aun a pesar
de sus duras jornadas. El desierto se aviva, las montañas se mueven, la tierra
tiembla y los cielos destilan agua.

  El Señor da la palabra y los mansos la publican, los reyes huyen y los despojos
quedan para que los más débiles los disfruten. De esta manera, Dios provee en
Su monte un hogar en el desierto para el necesitado, dándole oro y plata. El monte
de Dios es el deseado de las naciones, aunque si tenemos un punto de vista terrenal,
veremos otros más altos. Sin embargo, hablando espiritualmente, el monte de
Dios alcanza el cielo, sirviendo de medio de transporte entre el cielo y la tierra.
Dios lleva cautivos nuestros corazones con el fin de habitar en ellos e impartir
Sus dones. Nos colma de beneficios y nos dice: “Todo es vuestro....toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Medita sobre esto y verás la razón
por la cual los que han escogido los tesoros terrenales son muy envidiosos. Fue
por la envidia que los judíos entregaron a Jesús en manos de los gentiles. Como
resultado, perdieron el cielo.


24 de Julio Salmo 68:20-35

20. Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librar de la
     muerte.
21. Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que
     camina en sus pecados.
22. El Señor dijo: De Basán te haré volver; te haré volver de las profundidades
     del mar;
23. Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, y de ella la lengua
     de tus perros.
24. Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
25. Los cantores iban delante, los músicos detrás; en medio las doncellas con
     panderos.
26. Bendecid a Dios en las congregaciones; al Señor, vosotros de la estirpe de
     Israel.
27. Allí estaba el joven Benjamín, señoreador de ellos, los príncipes de Judá en su
     congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28. Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios lo que has hecho para
     nosotros.
29. Por razón de tu templo en Jerusalén los reyes te ofrecerán dones.
30. Reprime la reunión de gentes armadas, la multitud de toros con los becerros
     de los pueblos, hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; esparce
     a los pueblos que se complacen en la guerra.
31. Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia
     Dios.
32. Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor. Selah
33. Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he
     aquí dará su voz, poderosa voz.
34. Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en
     los cielos.
35. Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fuerza y
     vigor a su pueblo. Bendito sea Dios.

  Dios no repara en gastos cuando se trata de dar la victoria a Su pueblo y guiarle
a la Gloria. No pierde a ninguno de los Suyos, porque nadie puede arrebatarles
de Su mano. Ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las
potestades, les podrán separar del amor de Cristo. El que les ha llamado y escogido,
también les santificará y glorificará.

  Las naciones son para Él como una gota de agua que cae de un cubo. En medio
de los paganos será entonado un canto al Señor, y sus reyes se someterán a Él.
Estableció Jerusalén para demostrar lo que podía hacer en todas las naciones. De
igual manera, cuando la iglesia se aviva y se establece, es cuando gana a los
paganos. Dios quiere establecer Su palabra en todo el mundo. Terminará lo que
empezó. Si nos ha mandado hacer lo imposible, entonces vamos a fijarnos en Él
para recibir la fuerza sobrenatural que necesitamos.

  Los últimos dos versículos hacen un breve repaso de todo el capítulo. Dios
es la fuente de fuerza asombrosa y poder terrible. Debemos atribuirle a Él todo
el poder, no a otros recursos. Debemos someternos a Su excelente señorío y buscar
en los cielos nuestra fuerza, para que Él sea ensalzado en la tierra.


25 de Julio Salmo 69:1-3, 9, 21, 26

1. Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
2. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a
     abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
3. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido
     mis ojos esperando a mi Dios.
9. Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te
     vituperaban cayeron sobre mí.
21. Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.
26. Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste.

  El espíritu de Cristo estaba en los profetas. En este sentido, fueron cristianos
que miraron adelante, hacia la manifestación física de Cristo a Israel y al mundo.
Debido al testimonio interior, sufrieron los vituperios de Cristo antes de Su tiempo
(fíjate, por ejemplo, en He. 11:26 en cuanto a Moisés) y sus vidas demostraron
la vida de Cristo. De la misma manera, hoy en día, la vida de Cristo en el cristiano,
atrae la misma persecución de enemigos humanos y diabólicos. Somos coherederos
con Cristo, no sólo de Sus bendiciones, sino también de Su persecución: “Porque
a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino
también que padezcáis por él”.

  Cuando miramos atrás, a Su vida terrenal, revivimos la vida de Cristo y somos
crucificados con Él como lo fue David. Por eso, él escribió en primera persona
dando referencias claras de la cruz. Por supuesto que él no fue el Cristo, sino un
profeta que testificó; no sólo en palabra, sino con sus huesos y carne.
Podemos decir con toda seguridad que el cristiano verdadero experimentará
este Salmo como lo experimentaron David y Cristo. La diferencia es que Él no
tuvo pecado, sino que “al que no conoció pecado, por nosotros (Dios) lo hizo
pecado”, es decir, fue hecho maldición por nosotros. La maldición total de cada
pecador fue echada sobre Él, cargando así con su culpabilidad, su vergüenza, y
la ira de Dios. Fue azotado de Dios (v. 26 e Is. 53:4, 10).


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