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Lowell Brueckner

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Sobre el amor verdadero

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En el 14 de febrero, cuantos cristianos, portándose como idolatras, acudieron al amor falso de un dios pagano (Cupido). Más se consolaron en las lisonjas de personas insinceras que en el amor verdadero de Dios. Veremos que dice la sabiduría de Dios sobre la manifestación verdadera de Su amor: “Leales son los golpes del amigo, pero hipócritas los besos del que odia” (Pr.27:6) o “El que reprende a otro será más estimado que el de lengua aduladora” (Pr.28:23)

En mi experiencia he visto que los hombres que, en lugar de alabarnos, nos reprenden y muchas veces son mal interpretados porque nos critican, son los que nos quieren más. A. W. Tozer fue uno de esos hombres, pero veremos como sus palabras nos lleguen al corazón, al hablar de la misericordia y las buenas intenciones de Dios:


“Para nosotros que hemos huido en busca de refugio para asirnos de la esperanza puesta ante nosotros en el Evangelio, qué inefablemente dulce es el conocimiento de que nuestro Padre celestial nos conoce por completo. Ningún enredador nos puede delatar ante Él; ningún enemigo puede hacer que valga su acusación; ningún pasado vergonzoso puede salir dando tumbos de algún escondido rincón para humillarnos y revelar nuestro pasado; ninguna debilidad insospechada de nuestra personalidad puede salir a la luz para hacer que Dios se aparte de nosotros, puesto que Él nos conocía por completo antes que nosotros lo conociésemos a Él, y nos llamó a sí mismo con pleno conocimiento de todo lo que existía en contra nuestra. “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti” (Is.54:10).”

“Nuestro Padre celestial conoce lo que somos, y recuerda que fuimos tomados del polvo. Él conocía nuestra perfidia innata, y se dedicó a salvarnos (Is.48:8-11). Su Hijo unigénito, cuando caminaba entre nosotros, sintió nuestros dolores en toda su angustiosa intensidad. Su conocimiento de nuestras aflicciones y adversidades es más que teórico; es personal, cálido y compasivo. Cualquiera que sea nuestra situación, Dios sabe las cosas y tiene un interés en nosotros que nadie más tiene.”

Él da su gozo a todos; Él se convierte en un pequeño infante; Él se convierte en un asombroso hombre; Él siente también nuestro dolor.
No pienses que puedes suspirar una vez sin que tu Hacedor esté junto a ti; n pienses que puedes derramar una lágrima sin que tu Hacedor se halle cerca de ti.
Él nos da su gozo, para poder destruir nuestras angustias; hasta que nuestra angustia huya y desaparezca, Él se sienta a gemir junto a nosotros.

                                                                                                William Blake

¿Dime si esa no sea una carta de amor?


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