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Lowell Brueckner

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Causas y características de una organización

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"¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo."
Gálatas 1:10


"Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres."
1 Corintios 7:23


Es verdad que a veces, al hablar Jesús del Reino de Dios, incluía lo que era externo y visible, junto con lo que era real y eterno. Eso es obvio especialmente en las parábolas de Mateo, capítulo 13. Casi todo el capítulo se concentra en demostrar que no todo lo que es relacionado a las cosas de Dios visiblemente y palpablemente, es en verdad de un valor y orden eterno. Empiece con la parábola del sembrador y por ella demuestra que no toda la semilla del Reino trae fruto eterno. Habló del Reino como un red, que cogía especies buenas y malas de peses. Enseñó sobre el Reino, como un tesoro escondido en un campo. Todo el campo es comprado para conseguir el tesoro, pero por supuesto, no todo el campo es un tesoro. Afirmó que entre el buen trigo, iba a crecer la cizaña inútil. Ilustró como un grano de mostaza creció de forma anormal, más allá de la intención de él que lo sembró. De igual manera, la levadura es metida en una medida de masa y su tamaño excede su valor substancial.

Sin embargo, ante los fariseos, cuando llegó el tiempo separar lo externo y visible de lo que era interno y espiritual, Jesús les dijo, "El reino de Dios no viene con señales observadas o con demostraciones visibles. La gente no dirá, ¡Mirad! ¡Aquí! o ¡Mirad allí! Porque he aquí el reino de Dios está dentro de vosotros - en vuestros corazones" (Lucas 17:20-21, Versión amplificada. Anotación: la preposición griega utilizada en esta versión, dentro, se encuentra solamente una vez más en el Nuevo Testamento - donde Jesús dijo, "Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato…" Mateo 23:26.) Ante Pilato, Jesús redujo las cosas a los términos más básicos al anunciar, "Mi reino no es de este mundo….." (Juan 18:36)



La conclusión más extrema y fanática a la que un grupo de personas pueda llegar es a un convencimiento que su organización o sociedad religiosa sea una representación exclusiva del Reino de Dios en la tierra. Así que la única manera de salvarse, creen, es por medio de su organización y salir de su cobertura es igual que dejar a Cristo y Su evangelio. Merece la devoción y lealtad completo de sus miembros. Por estar en ella, todo lo que sea necesario para la vida y la piedad es provisto, y no hay porque buscar en otro lugar. Ellos son el cuerpo de Cristo y la familia de Dios. Hay gentes que creen exactamente así y, sin lugar para la duda, todos ellos son víctimas de un espíritu sectario y se han entregado a un engaño total. Espero que pocos que leen este capítulo cayeran en una decepción tan profunda.

Mucho más común es un engaño parcial que la mayoría de nosotros podemos temer. Refiero a una actitud acerca de una organización que, aunque no sea exclusiva, sin embargo produce un sentir de adoración y reverencia. Si una palabra de crítica es hablada contra la organización, inmediatamente los miembros se levantan celosamente para defenderla. Nos deja con la impresión que trabajar por la organización es igual que trabajar por la gloria de Dios. Me acuerdo una vez que en mi alma se levantó un semáforo en rojo, al oír una persona decir, "Nosotros nos entregamos nuestras canciones a …." y nombró su organización. Tan fuerte terminología y dedicación pertenecen estrictamente a Cristo. Aunque abandonar tal organización no sería separarse enteramente del evangelio, sin embargo cuando un miembro se aparta, hay un sentir de desilusión tremenda, como si seguramente ha dejado atrás lo que es mejor.

Una mentalidad cristiana alumbrada nunca piensa en una organización como si fuera el Reino de Dios o aún como una parte del Reino, a menos que sea en el sentido presentado en el primer párrafo de este capítulo. Estos términos reconocen que estamos en un mundo provisional e imperfecto. Sin embargo, lo interno y puro, la obra eterna de Dios en el corazón nunca puede ser definida como algo organizacional. Dándola los mejores términos posible, es mucho más saludable referir a una organización como a una herramienta.

Escribí un libro con el fin de presentar la iglesia como un organismo espiritual y vivo, adornada como una novia eterna para Jesucristo. Esta es la impresión que el Espíritu Santo impone en nuestros corazones, al leer los cuatro Evangelios y el libro de los Hechos. Ellos claramente dan menos importancia a lo externo y prioridad a lo interno. Cuando empezamos ver unos patrones y normas para el orden y servicio de la obra de Dios en el Nuevo Testamento, nos hemos alejados del punto principal y estamos poniendo cosas de menor importancia en su lugar. Cuando tomamos en cuenta cada pequeña detalle y lo usamos como una excusa para programar más y ejercitar más control humano, hemos perdido la visión de Cristo y Sus apóstoles y vamos rápidamente en un camino hacia un atasco espiritual y eventualmente a una muerte.

Jesús hacia casi nada por establecer una estructura terrenal, rodeando Sus esfuerzos espirituales. Escribir mucho en cuanto de la falta de esta estructura es poner énfasis en lo que es obvio. Su "centro de mando" fue la aldea de Capernaum en una provincia insignificante llamada Galilea. No veo evidencias que construía, compraba o alquilaba un edificio para desarrollar Su ministerio. Yo leo que utilizó un aposento prestado para desfrutar la última cena con Sus discípulos. No encuentro carros y un establo repleto de caballos para facilitar Sus viajes con los discípulos. Leo que montó un burro prestado para entrar en Jerusalén. Cuando tenía que ilustrar un punto con una moneda, la pidió prestada. Sus impuestos fueron pagados por medio de un milagro. Su escuela se realizó sobre las colinas y en los caminos. Yo creo que exageran las gentes que imaginen que Jesús necesitaba un tesorero personal, porque manejaba mucho dinero, juntamente con la suposición que Su túnica fue altamente costosa. Los padres de Jesús ofrecieron palomas en sacrificio para la purificación después de Su nacimiento. Esta fue la ofrenda de los pobres (fíjate en Lucas 2:24 y Lev. 12:6-8). Todo el cuadro presenta una obra espiritual, basada en recursos importados de otro mundo.

Sus primeros discípulos no lograron más materialmente. "¡No tengo plata ni oro!" confesó Pedro. Había poca o ninguna ventaja, en cuanto de finanzas o poder político por los líderes cristianos del primer siglo. Jesús enseñaba claramente sobre este tema. "Los reyes de las naciones se señorean de ellos … mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve." (Lucas 22:25, 26)

No hay evidencias de un establecimiento cristiano terrenal desarrollándose en el libro de los Hechos. Lo que pueda aparentar por un tiempo fue la centralidad y concentración del liderazgo en Jerusalén. Es cierto que algunos de los creyentes empezaban pensar que necesitaban una palabra especial de autoridad de esa dirección. En el caso de los Gálatas, aceptaron una doctrina falsa, en parte, porque tenían una confianza errónea en la superioridad de la espiritualidad que procedía de Jerusalén. Seguramente maestros que venían a ellos de esa ciudad fomentaban esa confianza equivocada. Pablo les corrigió en los primeros dos capítulos de su epístola a ellos. Sin una enemistad o falta de respeto hacia sus hermanos en Jerusalén, contradijo rotundamente los pensamientos de los Gálatas en general.

Pablo reconocía que el liderazgo en Jerusalén fue establecido por una reputación espiritual, no por un nombramiento humano. Santiago, Pedro y Juan, dijo Pablo, "eran considerados como columnas" (Gál. 2:9). Sin embargo, aún esta autoridad que vino del cielo no les hizo infalibles, en cualquier sentido, ni fueron exentos de la corrección. Pablo reveló a los Gálatas que él dio a Pedro, su hermano mayor en el Señor, una reprensión severa y pública: "Le resistí cara a cara, porque era de condenar" (Gál. 2:11). Yo escuché cierto "líder" orgulloso responder a uno de sus "sujetos" que cuestionó un orden, "Aún si estoy equivocado, tengo razón, porque soy el dirigente y tienes que sujetarte a mí." ¡Que diferente fue la actitud humilde de Pedro en recibir el regaño de Pablo!

Jerusalén no proveía la educación necesaria para el ministerio, ni una firma oficial de respaldo. Pablo primeramente y personalmente conoció al Señor Jesús sobre su rostro en el camino hacia Damasco y fue educado en las doctrinas principales de Cristo y Su iglesia en el desierto de Arabia. Tenía 14 años de experiencia cristiana antes que tenía una relación significante con los de Jerusalén (Gál. 1:17-2:1). Entonces solamente les visitó porque tuvo una revelación de parte de Dios. Pablo, sintiendo que los Gálatas, engañado como eran, tendrían una dificultad en creer que tal proceso independiente fuese posible, tenía que asegurar, "En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento" (Gál. 1:20).

Con el tiempo, el concepto algo judaico, típico del evangelio concebido por el liderazgo en Jerusalén, junto con el estilo de vida comunitaria parcial, fueron absueltos. Las iglesias gentiles tenían que mandar ayuda a los cristianos en Jerusalén y en 70 A.D., la iglesia en Jerusalén dejó de existir. Como el plan de Dios para los gentiles empezó a desarrollarse, hombres escogidos por Dios concentraban en la ciudad de Antioquia. Sin embargo la Escritura sugiera que esto se llevaba acabo por la dirección celestial del Espíritu Santo y no por un plan humano (Hechos 13:1-4). Desde allí, misioneros fueron lanzados al mundo pagano.

El cuadro primitivo de la iglesia, la novia de Cristo, fue de una sencillez prístina y una hermosura virgen, floreciendo en la fe, equipado y comandado por el Espíritu Santo. Instrumentos humanos estaban presentes y necesarios, pero su papel fue limitado y subjetivo. Cristo fue la cabeza siempre presente de aquel cuerpo y no había manera de funcionar o aun mantenerse vivo sin Él. No había un sistema secundario. Su ausencia traería una disfunción inmediata y una muerte pronta.

La estructura organizacional es un retorno a los patrones y principios antiguo testamentarios. La historia del Antiguo Testamento es de una nación visible y física, cada detalle de la cual fue ordenado detalladamente por decretos escritos, desde la ley civil hasta los ritos religiosos. Es atada a la tierra y es de esencia natural. Por esta razón el Antiguo Testamento es de tamaño mucho más grande que el Nuevo.

Desde que Cristo dejó físicamente a Sus discípulos y ascendió al Padre, la agencia del Espíritu Santo invisible ha guardado a la iglesia por dos milenios. Han ocurrido tiempos muy secos, algunos de ellos largos y esparcidos sobre grandes territorios, que pudiéramos relacionar directamente con el énfasis en la iglesia sobre lo que fuese mundano y material. En esos tiempos, el liderazgo perdía su contacto con lo espiritual y sobrenatural, ignoraba la dirección del Espíritu, y la iglesia se apoyaba pesadamente, en su interior y exterior, sobre el gobierno terrenal. Su semejanza, su relación y su dependencia aproximaban peligrosamente al sistema del anticristo.

Durante estos tiempos, la persona laica más ha sufrido por la mano opresiva del liderazgo de la iglesia, que insistía que la única relación con Dios posible para él, tendría que ser indirecta. La Escritura fue sacada de sus manos y le fue dicho lo que la voluntad de Dios sería, en sentido individual y en general. La única manera de sobrevivir fue por una humilde sumisión a las autoridades. El inconformista sufría según el grado de poder accesible a la iglesia en esos periodos. Si fuera relativamente débil, sencillamente fue rechazado y ignorado; si fuera fuerte, fue encarcelado o ejecutado.

A pesar de esta tendencia, seguramente no por su causa, la obra de Dios ha proseguido, a veces batallando en contra del corriente desde adentro, a veces escondiéndose, y a veces triunfando por medio de reformaciones o avivamientos. Esos periodos de refrigerio espiritual empezaban, cuando Dios plantaba hambre en los corazones de multitudes de gente. Dios preparaba unas cuantas personas excepcionalmente de la misma forma como en el caso del apóstol Pablo, llevándolas fuera de las opiniones ruidosas y los puntos de vista populares y conocidos en general por la religión institucional de su día. Tenían contacto directo con el Espíritu Santo y la Palabra, como también con libros de antiguos hombres de Dios. Ellos rebelaron contra el status quo, a menudo arriesgando sus vidas y siempre sufriendo el rechazo y la burla de sus contemporáneos.

Los avivamientos son caracterizados por una revelación fresca de Jesucristo, un obediencia implícita al Espíritu Santo, la fe y dependencia en lo que es invisible y celestial y derramamientos abundantes del poder sobrenatural. Una vez más, el Espíritu Santo toma las riendas, las cosas innecesarias, visibles y terrenales desvanecen y la relación personal con Dios llega ser de importancia suprema. Es un retorno a la religión espiritual.

¿Por qué entonces envuelve la gente repetidas veces en lo que es visible y natural? Es porque es un blanco primordial de un enemigo amenazado. El utiliza dos tácticas principales en contra: 1) oposición directa o 2) una oferta de apoyo (lee los libros de Esdras y Nehemías para observar un cuadro claro de estas dos armas del enemigo). La iglesia en el mundo oriental ha sufrido principalmente por la primera, la del occidental por la segunda. El alumbramiento glorioso de la llama celestial y espiritual empiece a menguar en el corazón del pueblo de Dios por la oposición constante; la calumnia, la invasión del orgullo espiritual, el pecado, y el fracaso de algunas gentes claves. Si la llama no sea ventilada por un cuerpo decidido y significante, eventualmente cedería lugar a un deseo de mantener lo que ha sido ganado por medio de la sabiduría práctica y humana.

Fatigados de la lucha, soldados heridos en la batalla empiecen a vacilar. Peregrinos cansados se acomodan para disfrutar una manera de vivir más normal y agradable. El orgullo busca el respeto entre la sociedad y empiece despreciar los principios más humildes y sencillos. Hace falta material más nueva y mejor. Hay que mantener el crecimiento. Hay que buscar ayuda profesional. La fe empiece ser pesado y la seguridad terrenal toma su lugar, porque Dios parece ser menos real. Grupos aislados de cristianos forman sociedades, sociedades se hacen organizaciones y organizaciones cambian en denominaciones. De las Escrituras tienen que elegir un título que suene legítimo. La experiencia milagrosa y espiritual en la profundidad del corazón es menos común. Verdades son negadas y error doctrinal es introducido para explicar el decaimiento, utilizando la Biblia para apoyar su punto de vista. Eventualmente todo muere y solamente las cosas exteriores y los nombres perduran. Lo mismo ha sucedido repetidas veces.

¡Que triste es! Dios mismo toma segundo lugar, dando lugar a "la obra". ¡Como entristezca el corazón al oír la confesión de los más sinceros! "Hay poco tiempo para estar con Dios. Estamos liados de papelería y los negocios." La gente es manipulada como figuras de ajedrez y los más pequeños son sacrificados para salvar a los más importantes. Algunos que entran al ministerio como siervos benignos, son sobrecogidos por la arrogancia y un sentido falso de su responsabilidad, y llegan ser manipuladores y tiranos. El individuo no importa; la causa es suprema. Comités deciden lo que fuera bueno para cada persona. Escuchas palabras por inocentes engañados y dignos de compasión, "Mientras que yo obedezco sumiso a mis colegas con un corazón puro, me mantendré en la voluntad de Dios." A veces estas tácticas de controlar llegan ser diabólicas, como la que fue usada en el jardín de Edén. La serpiente tomó ventaja por la inocencia de Eva, mientras Dios seguía honrando la libertad que Él mismo la había dado de poder elegir si quería obedecer o no. Dios nunca manipula, aún si sea para nuestro bien y aún cuando tuviera que ver con asuntos eternos. La manipulación es contraria a Su naturaleza.

Las organizaciones por su misma naturaleza no pueden producir hombres de Dios (No quiero decir que una persona no puede llegar ser un hombre de Dios en una organización. Esto es otro tema.) Ofrecen lo que solamente Dios puede ofrecer y demandan lo que solo Dios debe demandar. Son como un invernadero para proteger plantas de un ambiente normal y necesario para un crecimiento fuerte. Donde la dirección individual no puede acontecer y donde cada movimiento es decidido por decisiones corporales, donde la comunicación unos con los otros es supremo y no queda tiempo entre el individuo y Dios, el carácter piadoso no tiene oportunidad de desarrollarse. La hipocresía florece para cubrir la falta. El hambre personal a veces produce un individuo cuyo corazón se afina con la voz de Dios, pero debe tener cuidado como anda entre sus colegas. Seguramente habrá celos y algunos le verán como una amenaza a los demás.

Juan Huss, con las mejores intenciones, primeramente pensando en sus feligreses y entonces en su iglesia y sus superiores, empezaba compartir las simples verdades bíblicas que recibió de primera mano del Señor. Comenzaba la traducción de la Biblia en el lenguaje de su pueblo. Le costó la vida. Martín Lutero seguía sus pisadas cien años después y tenía que abandonar el sacerdocio. Juan Wesley hizo lo mejor posible servir a Dios dentro de la Iglesia de Inglaterra, pero cerraba puerta tras puerta, hasta que fue al aire libre para realizar reuniones masivas entre paganos crudos. A. B. Simpson encontró a Dios y recibió una visión para un mundo perdido. Sus esfuerzos alcanzarles, encontró oposición de su denominación y de los miembros sofisticados de su congregación, así que tenía que seguir independientemente. Mi propio padre fue dado el ultimátum de ahogar un movimiento del Espíritu Santo o renunciar su posición en su denominación. La renunció.

Curiosamente, ninguno de estos hombres buenos originalmente tenía cualquier intención de abandonar a su organización. Algunos fueron esforzados dejarla. Wesley desanimaba a sus seguidores que querían abandonar la Iglesia de Inglaterra, pero ellos proseguían y formaron la Iglesia Metodista. Acercando al fin de su vida, le dieron la bienvenida en algunos de los púlpitos de la iglesia de su niñez. Jonatán Goforth, el misionero famoso a Mongolia, podía seguir su trabajo y ministerio dentro de una organización, a pesar de una fuerte oposición.

Sí, por supuesto, tú puedes ser un hombre o una mujer de Dios y a la vez funcionar dentro una organización. El pastor de la familia de nuestra hija es un hombre denominacional, dentro de una iglesia denominacional. Después de escuchar un reportaje de estadísticas sobre los éxitos de su denominación, comentó a la iglesia, "A nosotros no solamente nos interesa lo que hace nuestra organización. Nos interesa todo el pueblo de Dios." Con esa actitud, cualquier persona puede ser una ayuda a la gente de Dios dondequiera, dentro o fuera una organización. Dejar una organización no es un mandato de Dios. Un amor intransigente por la verdad sí es. Trabajar dentro una organización no tiene que ser algo destructivo, pero tener una mentalidad organizacional sí es. Durante todo su ministerio, A. W. Tozer fue un miembro de una organización y, de hecho, fue el editor de su oficial revista semanal. Sin embargo, confesaba lo siguiente: "Nunca he sido un buen denominacionalista." "Él pertenecía a toda la iglesia," dice James Snyder, el hombre que escribió su biografía, "Abrazaba el verdadero cristianismo dondequiera que lo encontraba."

Snyder también hizo el siguiente comentario acerca de Tozer, "Los superficiales no le gustaba a Tozer; los serios que querían oír lo que Dios les decía le amaban." Los superficiales fueron aquellos que sobreestimaban la provisional y no apreciaban los valores reales. Entre ellos, Tozer fue una amenaza en su día. Fue un hombre que conocía los peligros de un espíritu organizacional de primera mano. Lee de su libro en cuanto de los corazones cerrados de gente que había gustado el éxito organizacional:

“Un estado de corazón que rechazaba los consejos era característico de Israel en varios períodos de su historia, y a estos períodos siguió de manera indefectible el juicio. Cuando Cristo vino a los judíos, Él les encontró llenos hasta el tope de esa auto-confianza arrogante que no acepta amonestación. "Simiente de Abraham somos", dijeron fríamente cuando Él les habló acerca de sus pecados y su necesidad de la salvación.”

“La gente común Le oía con agrado y se arrepentía, pero los sacerdotes judíos se sentían como el gallo en el gallinero y habían actuado como dueños y señores por tanto tiempo que no estaban dispuestos a entregar su posición privilegiada. Como el rey viejo (Ec. 4:13), se habían acostumbrado a tener siempre la razón. Reprenderles era para ellos sinónimo de insultarles. Se consideraban más allá de todo reproche.”

“Algunas iglesias y organizaciones Cristianas han mostrado una tendencia a caer en el mismo error que destruyó a Israel: la inhabilidad de recibir consejos y amonestaciones. Después de un tiempo de crecimiento y labor exitosa se aproxima la psicología de la auto-felicitación. El éxito mismo se convierte en la causa del fracaso posterior. Los líderes llegan al punto de aceptarse como los más escogidos y preferidos de Dios. Se han convertido en objetos especiales del favor divino; su éxito es prueba suficiente que esto es así. Por lo tanto, tienen que tener la razón, y a cualquiera que trate de pedirles cuentas, se le descarta instantáneamente como un entrometido, no autorizado, a quien debiera darle vergüenza atreverse a reprender a los que son sus superiores y mejores.”

“Si alguno se imagina que estamos meramente jugando con palabras, que se acerque al azar a cualquier líder religioso y llame la atención a algunas de las debilidades y pecados de la organización. Tal persona recibirá un rápido desaire, y si se atreve a proseguir, se le confrontará con los informes y estadísticas para comprobar que está totalmente equivocado y no tiene derecho a hacer tales observaciones. "Simiente de Abraham somos" será el tenor de su defensa. Y ¿quién va a atreverse a encontrarle defectos y faltas a la simiente de Abraham?”


“Aquellos que ya entraron en la etapa en la que ya no pueden aceptar amonestación, no se beneficiarán de esta advertencia. Después que un hombre ha caído por el precipicio ya no hay mucho que hacer por él.”

La gente con una mentalidad organizacional muchas veces temen un avivamiento. Como los Fariseos y Saduceos, piensan que hacen un servicio a Dios, oponiendo a todo lo que estorba el status quo. Ellos apagan a toda llama del cielo, si la vean como una amenaza a sus posiciones y funciones organizacionales. Utilizan oradores que hablan bien de ellos y les apoyan incondicionalmente y echan a correr a todos los que critiquen con la excusa que causarán disensión y líos.

La concentración de gentes que tienen visiones y propósitos semejantes limite el crecimiento espiritual y también acentúa sus defectos particulares. Pequeñas fallas multiplicadas muchas veces llegan ser deformaciones gigantescas. Originalmente la iglesia fue compuesta de judío y gentil, esclavo y libre, hombre y mujer, rico y pobre y Cristo solamente fue el factor unificadora. Organizaciones más bien dividen el cuerpo de Cristo en segmentos e intentan proveer todo lo que hace falta por estar separado de los otros segmentos y miembros verdaderos del cuerpo. Pero el hecho es que solamente pueden experimentar una pequeña fracción de lo que Dios potencialmente tiene para ellos. Pablo oraba que los Efesios "seáis plenamente capaces de comprender CON TODOS LOS SANTOS cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo". Esto jamás puede experimentarse en un ambiente separatista.

Jesús preguntó, "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?" No hay nada de característica cristiana en amar a los que son como nosotros de raza, cultura, trasfondo, o educación espiritual. Tal amor puede producirse naturalmente y no hace falta nada de intervención celestial o sobrenatural. En Marcos 9:38-41, los discípulos, no solamente evitaban, sino actualmente prohibieron a un persona que estaba librando a gente atada por poderes diabólicos, porque no formaba parte del círculo que ellos consideraban lo más íntimo de los seguidores de Cristo. (Quizás lo hallarás interesante notar en el mismo capítulo, que ellos mismos no pudieron echar fuera un demonio de un niño traído a ellos.) Uno de las últimas cosas que hizo Jesús sobre la tierra fue tratar con el arte de amor y servicio de Pedro. Le preguntó, si le amaba. Pedro tenía que responder sinceramente y usaba una palabra diferente a la que utilizaba Jesús. La palabra de Jesús fue "ágape"; Pedro contestó con la palabra "phileo" (hay que verlas en un diccionario griego).

Personalmente, en cada lugar donde hemos vivido, he tenido que reconocer la autoridad que Dios ha puesto allí mismo y sujetarme a ella. En un ministerio en que tengo que viajar mucho, tocando varias denominaciones y obras independientes, continuamente he tenido que someterme a gente y planes ya propuestos para mí, antes que llegara. En contraste, he notado que algunos, limitados por una mentalidad organizacional, pierden su "espíritu de sumisión" por la ausencia de sus propios líderes. También he observado como algunos demuestran una falta de consideración por gente con genuina autoridad espiritual, despreciando sus consejos, porque su espíritu sectario no siente una obligación hacia los que están fuera de su sistema particular.

Favor de tomar en cuenta algunos pensamientos, escritos a mí por un amigo: “La mayoría de nosotros - seamos misioneros, pastores, líderes o directores - tenemos problemas para reconocer el Cuerpo de Cristo en su dimensión espiritual. Nos dejamos engañar por las apariencias..., por personas que responden bien a nuestras expectativas (o modelos), de lo que debe ser un buen cristiano, o un hombre de Dios y vemos como una amenaza - o, al menos, como alguien inútil para la obra - a todo aquel que se sale de ese molde preconcebido. Lo que le pasó a Samuel con Eliab (1 Samuel 16:6-7) nos ha pasado a todos alguna vez, por no saber ver el corazón de las personas, como Dios lo ve. Igual que los apóstoles, nos llevamos bien con Judas, porque camina con nosotros y porque parece un tesorero responsable que hace su trabajo fielmente y productivamente; pero desconfiamos de Pablo, porque no se comporta como nosotros, porque tiene "otra visión" del ministerio y porque no lo entendemos... Necesitamos madurez espiritual y una gran dosis de "humildad verdadera", que es el mejor antídoto contra toda forma de sectarismo. Creo, también, que podemos decir que hemos madurado y adquirido ese discernimiento cuando podemos decir a aquel hermano que no camina con nosotros: "te necesito", que no es lo mismo que una simple aceptación resignada e indiferente.”

Muchos tendrán por delante un choque tremendo, cuando estarán frente un Cristo que no tiene rastro de ser sectario, que esperará de ellos que hayan cumplido Su plan eterno. Seas tú dentro o fuera una organización, tú estarás solo delante de Él para ser juzgado un día. Me da cierto temor sano cada vez que pienso en ello. Pablo nos aseguró, "Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo … de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí" (Romanos 14:10-12). Lo repite en 2 Corintios 5:10. "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." No te esconderás tras un líder que te apoye, te defienda o te justifique ante el Señor: "Fue un buen miembro de nuestra sociedad, muy sumiso y obediente. Nunca nos causaba problemas." En los versículos citados, no aparece la forma plural "nosotros" o "ellos", para poder decir, "lo que hemos logrado". Tú te sentirás más solitario como jamás en tu vida porque, "cada uno … dará cuenta de sí" y porque será juzgado "cada uno … según lo que haya hecho (ÉL)".

Hoy tú necesitas sinceramente considerar, si las expectaciones de tu sociedad religiosa te han desviado o te han estorbado en lo mínimo de lo que es la voluntad de Dios para tu vida. Nada vale suficiente para comprometer el veredicto final ante el tribunal de Cristo, "Bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor."


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