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Lowell Brueckner

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Dos comentarios sobre el accidente de la avioneta

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Si no has leído todavía la carta de Karyn, nuestra nuera, sobre el accidente de avioneta que tuvo nuestro hijo, Steve, te animo de nuevo a leerlo. Búscala entre los blogs de este mes, febrero. Aunque la has leído, sería bueno leerlo otra vez, refrescando la memoria, antes de leer lo siguiente por un pasajero que estuvo en el accidente. El accidente ocurrió en Alaska, donde no hay carreteras y la mayoría de los habitantes son gentes indígenas:

Este es una parte del informe oficial de Brian, uno de los pasajeros que volaba con Steve en la avioneta, escrito a la FAA (Administración Federal de Aviación). Ambos, Brian y el otro pasajero, Bill, no son cristianos:


“La avioneta había volcado, y Bill estaba arrojado fuera, adelante, en la misma dirección en que iba la avioneta. Tras el impacto, tuvo que haber salido despedido por el cristal delantero. Esto explica el profundo corte que tenía en la cabeza, que debió habérselo hecho con la barra que divide el cristal…Entonces Steve, se puso de rodillas, y oró por Bill en voz alta, lo que ayudó también a que nos enfocáramos y volviésemos de nuevo a la realidad... Yo me situé junto a su cabeza y puse mi gruesa gorra sobre ella, pensando así detener la hemorragia. Pero el hecho es que ya había dejado de sangrar, y estaba hablando con claridad, lo que indicaba que no había perdido demasiada sangre. No fue hasta después, que me di cuenta de que las heridas de nuestras cabezas habían parado de sangrar mientras oraba. Momentos antes, mientras ayudaba a Bill, tenía que estar limpiando la sangre de mis ojos para poder ver. Mi esposa, que había trabajado en un equipo de cirugía traumática de los mejores, en Ohio, me dijo que heridas como la de Bill no dejan de sangrar sin el debido tratamiento. Dijo también que no hubiese sido posible poner suficiente presión en los lugares correctos para poder detener la hemorragia. Yo la dije que Steve se encargaba de esto, y Dios sí lo paró…” 


Ayer recibimos el primer comentario de Steve sobre el accidente y su significado:

“Nosotros vinimos aquí para vivir como cristianos entre esta gente, tanto en los buenos tiempos como en los malos, y este sigue siendo nuestro plan, por lo menos hasta que Dios nos dirija a otro lugar. Una cosa sé seguro, y es que Dios es fiel y siempre lo ha sido. Mi única meta es seguirle fiel a Él. Yo le pido que pueda ocurrir algo grande como resultado de este acontecimiento, pero si sólo es una lección para atraernos más cerca Suyo y ver que, sin importar lo que pase en este mundo, podemos acudir a Él, estaré contento. Quiero decir, ¿qué más hay en esta vida, sino solamente conocerle a Él? Por y para mí, Él ya ha ganado la victoria (nosotros siempre queremos ver algo visible), pero el hecho de que todos hayamos sobrevivido al accidente es una gran victoria. El hecho de que hoy pueda servir a Dios es una victoria; no podría servirle con mis propias fuerzas. Para mí, esto revela en gran manera que Dios es quien Él mismo declara que es, y que podemos confiar en Él para todo”.


Enseguida, Steve y Karyn volaron a Anchorage para ver a Bill en el hospital. Ya había salido de la UCI y estaba fuera de peligro, aunque muy incómodo por las costillas rotas. Pudieron conocer a su esposa, que era muy maja. Bill podía hablar bien, e incluso bromear.

Lo último que sabemos es que Steve volvió al trabajo y Bill ha salido del hospital, sin complicaciones permanentes.



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