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Lowell Brueckner

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12 - 18 Marzo Meditaciones diarias de los Salmos

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12 de Marzo Salmo 22:1-21

1. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos
     de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
2. Dios mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo.
3. Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
4. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste.
5. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
6. Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado
     del pueblo.
7. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza,
     diciendo:
8. Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvale, puesto que en él se complacía.
9. Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde
     que estaba a los pechos de mi madre.
10. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres
     mi Dios.
11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
12. Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.
13. Abrieron sobre mí su boca como león rapaz y rugiente.
14. He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi
     corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas.
15. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has
     puesto en el polvo de la muerte.
16. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron
     mis manos y mis pies.
17. Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan.
18. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
19. Mas tú, Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
20. Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida.
21. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos.


  ¡He aquí más que el salmista en este lugar! Jesús mismo citó este Salmo desde
la cruz. Toda la Escritura se cumple en Él.
  ¿Quién quiere conocerle y participar de Sus padecimientos? David, participó
de Su agonía, llegando a ser semejante a Él en Su muerte; por ello pudo escribir
este Salmo. Pablo conoció al Señor Jesús, y llevó Sus marcas en su cuerpo. El
que se identifica con el Cristo crucificado verá la realidad de los eventos de este
Salmo en su propia vida.
  El temor más grande del creyente, como también lo fue el de Jesús, es la ausencia
de Dios. La oración cae al suelo y aparentemente no hay quien conteste. También
existe un temor de ser avergonzado delante de los hombres. El Crucificado no
fue juzgado justamente, de hecho, fue tratado como un animal. Los hombres le
escarnecieron y le despreciaron. ¿Podemos esperar algo mejor de ellos? Desafiaron
Su relación con el Padre como lo hizo el diablo cuando Jesús principió Su
ministerio. En la cruz, como jamás lo había hecho, el diablo entró en escena.
Aquí menciona toros, leones y perros, que en realidad son nombres dados a
espíritus salvajes, irracionales y sin misericordia. Hicieron lo peor, y fue un
sufrimiento literal y físico. La condición del cuerpo parecía confirmar la angustia
del alma. “Me has puesto en el polvo de la muerte”. Participar de Sus sufrimientos
quiere decir que, durante un tiempo, vamos a sentirnos abandonados por Dios
en cuerpo y alma, y el vituperio de hombres y demonios sobre nuestras vidas va
a confirmar este sentir.


13 de Marzo Salmo 22:4-11

4. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste.
5. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
6. Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado
     del pueblo.
7. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza,
     diciendo:
8. Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvale, puesto que en él se complacía.
9. Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde
     que estaba a los pechos de mi madre.
10. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres
     mi Dios.
11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.

  Frecuentemente David menciona a los malvados, y por medio de los evangelios
podemos identificarlos. En primer lugar, son los líderes religiosos y sus seguidores
fanáticos. Estos son los sepulcros blanqueados y las víboras escondidas, a quienes
merece la pena evitar a toda costa. Ahora, si agregas a éstos la oposición autorizada
por el gobierno, tendrás suficientes enemigos como para tenerte orando todo el
tiempo. También hay poderes espirituales que quieren matar a los justos y lamer
su sangre para nutrir su naturaleza diabólica.
  En medio de esta escena horrorosa, el que experimenta los padecimientos de
Cristo, lucha para tener fe. Se acuerda de lo que ha oído de otros; los padres
confiaron, Dios les salvó y no fueron avergonzados. “¿Por qué no hará lo mismo
por mí?”, pensó, y empezó a meditar en su historia personal: “Soy tuyo desde el
vientre de mi madre”. Las experiencias vividas nos dan esperanza en Dios. Desde
el nacimiento hemos pasado por peligros, pero Dios nos ha rescatado y hemos
sobrevivido. La historia y la memoria son herramientas de la fe.


14 de Marzo Salmo 22:22-31

22. Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
23. Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, descendencia toda de Jacob,
     y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
24. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió
     su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó.
25. De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de
     los que le temen.
26. Comerán los humildes, y serán saciados; alabarán a Jehová los que le buscan;
     vivirá vuestro corazón para siempre.
27. Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas
     las familias de las naciones adorarán delante de ti.
28. Porque de Jehová es el reino, y él regirá las naciones.
29. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de
     él todos los que descienden al polvo. Aun el que no puede conservar la vida a
     su propia alma.
30. La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera
     generación.
31. Vendrán, y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él
     hizo esto.

  Este Salmo termina con una lección perfecta que Jesús mismo enseñó: “Si el
grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto”. Él cumplió todos los requisitos que Dios demandaba de una vez y para
siempre, y esperó los resultados eternos. Pudo decir: “¡Consumado es!”
Contempló los frutos que resultarían. Una evangelización mundial segará una
cosecha tremenda, y gente de toda la tierra se volverá al Señor. Personas que se
humillan recibirán los beneficios de Su obra. Nada menos que la vida eterna ha
sido lograda para ellos. Una congregación sin número, la iglesia de todas las
edades, dará alabanzas a Dios. El fin de todo será que Él sea alabado en todas
las naciones. Los muertos y los vivos se arrodillarán sometiéndose a Él.
  En una manera perfecta e incomparable, Jesucristo nos demostró el poder de
la cruz. Generación tras generación declara Su justicia. La semilla de Dios produce
las mismas características en todos los que son nacidos de Él hasta el día de hoy.
Aunque no con la misma magnitud como fue en el caso de Cristo, ellos también
participan de Su padecimiento.


15 de Marzo Salmo 23:1ª

1.      Jehová (el Señor) es mi pastor…

  El rey David reconoció quien era el Señor. Todas las oraciones, alabanzas y
exhortaciones del libro de los Salmos, tienen que ver con el Señor Dios (Señor
es la mejor manera de traducir la palabra Jehová). Aunque los escritores inspirados
de la Biblia, común y claramente declararon que Dios era el Señor, hoy parece
que la iglesia en general tiene otro concepto de Él. De vez en cuando la gente se
esfuerza para mirar brevemente Su señorío, pero lo que es común en las Escrituras,
ahora sólo se produce en escasos momentos. Sin embargo, sí que utiliza con
frecuencia la palabra “Señor”. La pregunta de Jesús sigue vigente todavía: “¿Por
qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?”
  El cristianismo verdadero y piadoso está basado en reconocer y aceptar que
Jesús es Señor soberano y absoluto. Sólo bajo esta condición puede ser mi Pastor.
Si no, habrá conflicto y confusión en cuanto al rumbo en el que habré de conducir
mi vida. Si yo soy mi propio pastor, toda la hermosura del Salmo 23 no tiene
significado para mí. Las ovejas no se dirigen solas. Somos comparados a ovejas,
para que diariamente y en todo momento dependamos de un Pastor. Los cristianos
que no se someten a Su señorío de manera práctica en su vida, se engañan al
intentar aprovecharse de las promesas bíblicas.


16 de Marzo Salmo 23:1-4

1. Jehová es mi pastor; nada me faltará.
2. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo
     me pastoreará.
3. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú
     estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

  Si el Señor es mi Pastor, nada me faltará. Su provisión es rica y abundante.
“Da a todos abundantemente y sin reproche”. Puedo descansar en los pastos
más verdes y exuberantes. Me guía por aguas puras y refrescantes. Mi alma es
renovada continuamente.
  Por Su nombre, nunca me permite abandonar la senda de justicia. Sería traicionar
Su propio nombre y naturaleza. “¿Es por eso Cristo ministro de pecado?” Aceptar
el pecado es señal de que la persona renuncia a Cristo como su Señor, porque
más que cualquier otro atributo, la justicia prueba que uno es un seguidor verdadero
del Pastor. Nuestra seguridad cuando oramos es pedir todo por amor de Su nombre;
por Su causa, oramos. La oración que Jesús enseñó a Sus discípulos empieza
diciendo: “Santificado sea tu nombre”. El honor de Su nombre en la tierra debe
ser nuestro mayor anhelo. Los pecadores critican y se burlan de Su nombre, ya
que a menudo los que dicen ser cristianos andan en sendas que le profanan.
Si yo temo al Señor, no temeré mal alguno. Si Dios está con nosotros, el valle
de sombra de muerte llegará a ser suelo fértil para nuestro crecimiento espiritual
(aunque no lo tomamos a la ligera). En este valle Dios se hace especialmente real
para nosotros, más que en los lugares altos de un cristianismo estéril y no probado.
Allí es donde experimentamos que Su callado nos guía y Su vara nos protege.
Los enemigos también se manifiestan en el valle y hasta puede ser que nos ataquen.
Sin embargo, el Señor todavía es nuestro Pastor, y en medio de luchas y pruebas
está preparándonos un banquete. Los enemigos se convertirán en camareros.


17 de Marzo Salmo 23:4-6

4. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú
     estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi
     cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
6. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y
     en la casa de Jehová moraré por largos días.

  El salmista, en su libro, nos encamina por el valle de muerte muchas veces,
pero al terminar este Salmo nos habla del aceite de la unción que, si confiamos
en el Señor, vence las pruebas y nos hace gozar.
  Ciertamente es una palabra importante en el vocabulario de Dios, y solamente
podemos utilizarla bien cuando nos referimos a Sus promesas. Jesús a menudo
declaraba: “De cierto, de cierto os digo”. Las Escrituras nos aseguran Su bondad
(“todas las cosas les ayudan a bien”) y misericordia (“sus misericordias nuevas
son cada mañana”), durante todos los días que andemos en la tierra. Si el Señor
es mi Pastor, ciertamente (la palabra todavía se aplica a la segunda parte del
versículo), me guiará a las puertas de la Gloria y entraré para morar eternamente
con Él. Aun en el cielo, Él es mi Pastor, porque dice en Apocalipsis: “El Cordero...,
los guiará a fuentes de aguas de vida”.


18 de Marzo Salmo 24:1-2

1. De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.
2. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.

  Este Salmo comienza con una clara afirmación de propiedad. El Señor tiene
derechos por ser el Creador. No hay cosa en el mundo ni en los cielos que no sea
un préstamo de Dios a los hombres. La tierra, su plenitud y toda la humanidad,
es decir, cada individuo, deben su existencia al Señor, a quien un día darán cuentas,
porque Él es el Fundador. ¡Qué arrogancia hay en el hombre que le hace creer
que puede quitar autoridad y maniobrar sobre lo que no es suyo!


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