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Lowell Brueckner

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14 – 20 Junio Meditaciones diarias de los Salmos

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 14 de Junio Salmo 50:16-23

16. Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que tomar mi
     pacto en tu boca?
17. Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras.
18. Si veías al ladrón, tú corrías con él, y con los adúlteros era tu parte.
19. Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.
20. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre
     ponías infamia.
21. Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú;
     pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
22. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace,
     y no haya quien os libre.
23. El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré
     la salvación de Dios.

  Dios habla desde Sion a los malos, específicamente a los hipócritas. Ellos hablan
de leyes y discuten acerca de Su pacto, pero con sus obras le niegan. El Salmo
está dirigido a los predicadores que hablan con fervor, pero su vida produce un
fruto corrupto. Roban de Dios Su gloria y se juntan con ladrones para robar a
la gente. Cometen adulterio, engañan y difaman, siendo aún peores que aquellos
a los que están predicando. Esto puede aplicarse fácilmente a muchos predicadores
de hoy en día.
  Tienen un concepto de Dios basado en sus propias imaginaciones. Piensan que
Dios es como ellos. De esta manera, pueden justificar sus acciones impiadosas,
pensando que Dios les entiende. No, el Dios verdadero no quedará callado, sino
que reprenderá y pondrá las cosas en orden. Ésta es una amonestación severa,
pero aun así, da oportunidad para el arrepentimiento. Si no se arrepienten, Él les
hará pedazos y ningún poder en la tierra podrá arreglar el daño.
  Aprende esta lección si quieres proclamar Sus leyes y Su pacto. La alabanza
pertenece a Dios y Su salvación pertenece a aquel que esté dispuesto a ajustar su
vida a Él. Una versión traduce así el versículo 23: “...al que ordene su camino al
camino que yo le mostraré”. En otras palabras, tenemos que ajustar nuestra vida
de acuerdo al camino de Dios. Muchos caen en el error de pensar que pueden
servirle en su propia manera.


15 de Junio Salmo 51:1-5

1. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud
     de tus piedades borra mis rebeliones.
2. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
3. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
4. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;
     para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
5. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.

  Dios usa la situación de David para enseñarnos la corrupción de la naturaleza
adámica, y para mostrar la reacción adecuada que debemos tener en cuanto al
pecado. Su pecado fue horroroso, engañoso y peligroso. El potencial para hacer
la maldad existe en el corazón de cada ser humano. El apóstol Pablo confiesa en
el capítulo 7 de su carta a los romanos: “¡Miserable de mí!” Para él fue una
convicción concreta de que “en mi carne, no habita el bien”. Tenemos que
aprender esta terrible lección.
  El pecado es extremadamente pecaminoso y llevaremos sus cicatrices durante
el tiempo que vivamos en este vil cuerpo. Sus consecuencias nos seguirán y nos
perseguirán hasta que respiremos por última vez. Aunque la culpabilidad ha sido
removida, el perdón administrado, y nuestra aceptación está asegurada delante
de Dios, todavía restan la memoria y los efectos del pecado. David pagó un precio
tremendo, aunque su espíritu fue limpiado. Pablo nunca se olvidó de su persecución
en contra de la iglesia. Las Escrituras nos han dejado constancia de estas
consecuencias para crear en nosotros una enemistad y un aborrecimiento en contra
de la iniquidad, que nos pueda durar toda la vida. Debemos hacer el compromiso
de batallar en contra de ella hasta la muerte.


16 de Junio Salmo 51:3-11

3. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
4. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos;
     para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
5. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
6. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho
     comprender sabiduría.
7. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
8. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.
9. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
10. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de
     mí.
11. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu.

  Cuando el engaño fue quitado y las escamas de sus ojos removidas, el horror
de los hechos de David golpeó su conciencia como un mazazo. Aplastó su espíritu
y rompió su corazón. No fue fácil para él recobrar las fuerzas después de aquel
golpe asolador. Dijo: “Mi pecado está siempre delante de mí”.
  En estos días de creencias tan ligeras y frívolas, muchas veces la obra
convincente del Espíritu Santo es cortada antes de que se complete la cosecha
de autodesprecio y odio por el pecado. La víctima se libra demasiado rápido de
su llamada “condenación” y recobra fuerzas para pecar otra vez. Sí, existe el ser
consumido por demasiada tristeza”, algo que el diablo aprovecha para conducir
el alma herida a la desesperación. Sin embargo, la obra que Dios hace en nosotros
nos roba el sueño y el apetito, clavando nuestro yo en la cruz y empujando al
espíritu arrepentido y quebrantado hacia Cristo. En tiempos de avivamiento, a
veces los pecadores desmayaron, ya que sus conciencias no aguantaron el peso
del pecado revelado. El espíritu tiene que ser, no solamente doblado, sino
quebrantado.
  David reconoció que su pecado fue en contra de Dios. Podemos arreglarnos
con nuestro vecino, pero ¿quién puede quitarnos la culpabilidad que sentimos
cuando nos es revelado que hemos clavado a Dios, en la persona de Jesucristo,
en la cruz? Nuestro pecado le mantuvo colgado hasta que murió, y un Dios santo,
que no puede tolerar el pecado, fue ofendido. David ruega, no sólo por
misericordia, sino también por limpieza. Fue convencido de que Dios fue justo
y de que él mismo fue culpable. Fue sincero y, sin justificarse o defenderse, trajo
las cosas secretas a la luz. Vio el peligro de poder ser eliminado (1 Co. 9:27) si
el Espíritu Santo se alejaba de él, ya que había sido testigo personalmente de
cómo, poco a poco, los dolores de la muerte espiritual se habían apoderado del
rey Saúl, y de cómo los demonios tomaban control de su vida.


17 de Junio Salmo 51:7-19

7. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
8. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.
9. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
10. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de
     mí.
11. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu.
12. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.
13. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se
     convertirán a ti.
14. Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu
     justicia.
15. Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
16. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto.
17. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y
     humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18. Haz bien con tu benevolencia a Sion; edifica los muros de Jerusalén.
19. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del
      todo quemada; entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

  En medio de la tragedia personal, causada por su propio pecado, David acudió
exclusivamente a Dios. Supo que había hisopo para ser lavado lo suficiente como
para cubrir su terrible trasgresión, y que había un poder que podía renovar un
espíritu recto en él. Existen una restauración y liberación tan completas para la
persona arrepentida, que después ésta puede ser útil para enseñar a transgresores
y convertir a pecadores. La boca se llenará con alabanza y los labios cantarán
canciones. Sin embargo, esto tiene que fluir de un corazón quebrantado y contrito.
Si no es así, Dios despreciará su acercamiento y petición. ¡Dios no acepta
pecadores no arrepentidos ni quebrantados! Esaú fue rechazado. Muchos hoy
en día, aunque están restaurados y son aceptados en la comunión de la iglesia,
todavía siguen fuera de la gracia bondadosa de Dios, porque su pecado no rompió
su orgullo, no derrumbó su reino personal, ni aplastó su autoconfianza.
  A David le importó la honra de Dios, la cual él había destrozado. Una vez más
Su ciudad, Sion, tenía que llegar a ser un placer para el Señor, y para ello los
muros de Jerusalén tenían que ser reconstruidos y las brechas reparadas. Lo que
fue permitido entrar, ahora tenía que ser echado fuera, y el pecado claramente
definido y separado de la justicia. Entonces, el servicio piadoso podía ser aceptable
a Dios. Para que esto mismo pueda acontecer en un caso de este tiempo del Nuevo
Testamento, tienen que ser obedecidas las instrucciones dadas en 1 Corintios 5,
seguidas por una reacción como la que vemos en 2 Corintios 7:9-11.


18 de Junio Salmo 52:1-3
Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg edomita y dio
cuenta a Saúl diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.

1. ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
2. Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño.
3. Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Selah

  Doeg edomita fue un hombre poderoso en el reino de Saúl (fíjate en 1 S. 21:7,
22:9-10, 8:10-18). Fue el jefe de los pastores del rey (hoy quizá sería el ministro
de agricultura), y estaba entre aquellos a los cuales Samuel profetizó: “Seréis
sus siervos”. Doeg prosperó como un súbdito de Saúl y estuvo en su salsa.
¡Sacerdotes de Dios, tened cuidado con los Doeg!
  Este hombre fue un enemigo de Dios que atacó Su bondad hacia Su siervo
David, jactándose de su mala conducta. Fue un soplón para Saúl, un informador
en contra de David y los sacerdotes. Su lengua cortó y mató tan efectivamente
como cualquier espada. El que puede hablar con odio, también puede matar. Era
un edomita de sangre pura, no tenía temor de Dios ni respeto por Sus ungidos;
aunque estos fuesen sacerdotes o reyes. Saúl tenía que acudir a alguien que no
fuese israelita para poder encontrar a quien fuese lo suficientemente perverso
como para hacer un trabajo tan sucio. Así fue corrompido Israel.


19 de Junio Salmo 52: 3-7

3. Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Selah
4. Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua.
5. Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te arrancará de tu morada,
     y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah
6. Verán los justos, y temerán; se reirán de él, diciendo:
7. He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la
     multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad.

  Estamos considerando a un hombre de corazón perverso, que ama la mentira
en lugar de la justicia. No hay sinceridad en él y es un mediador entre Saúl y el
diablo. Saúl encontró el eslabón perdido que le faltaba para cumplir con toda
injusticia, amarrando y matando a los siervos del Señor.
  Éste es el hombre que pensó que su posición con Saúl era segura y se olvidó
que había un Dios a quien tenía que dar cuentas. Ascendió en la escala de
promoción, edificó su casa elegante y prosperó en el reino de Saúl. Llegó el
tiempo cuando fue utilizado como arma de destrucción del diablo en contra de
los hombres consagrados a Dios. Aunque en aquel tiempo Israel fue corrompido
de esta manera, finalmente la maldad va a terminar, ya que no puede triunfar
sobre los propósitos de Dios. El molino del juicio de Dios da vueltas lentamente,
pero de forma segura. Los justos verán la destrucción de los siervos del enemigo
y, al verla, temerán a Dios y se burlarán de los intentos vanos de ellos.


20 de Junio Salmo 52:7-9

7. He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la
      multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad.
8. Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios
     confío eternamente y para siempre.
9. Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre,
     porque es bueno, delante de tus santos.

  David fue comandante sobre aquellos que no encontraron un lugar en el reino
de Saúl. Apesar de que intentó ayudar a su rey, sus esfuerzos no tuvieron ningún
resultado; no había futuro en Dios para Saúl. No pudo recomponer su vida.
Posiblemente profetizaba con los profetas, pero fue elegido por el pueblo y no
por Dios, y a fin de cuentas, demostró en verdad quien era. “¿Hasta cuándo
llorarás por Saúl habiéndolo rechazado para que no reine sobre Israel?” David
era un olivo verde en la casa de Dios y sólo podía prosperar en Su ambiente.
  ¡Sal de los atrios de Saúl, David, para que no mueras! Tienes que vivir por fe
y confiar en la misericordia eterna; no tienes posición ni seguridad en la casa de
Saúl. Sé uno de los que esperan en el nombre de Dios, quienes viven sólo para
verle obrar. Sé una alabanza para Él, no uno que ensalza a los hombres. Son pocos
los que pueden ver más allá de los hombros y la cabeza alta de Saúl. Su cuerpo
ostentoso da sombra y no deja ver los rayos del Sol de Justicia. ¡Corre a la cueva
de Adulam! ¡Únete con los santos, los que están disconformes con Saúl, los que
fijan sus ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe! Su nombre es suficiente
para los que han aprendido a confiar en Él.


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