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Lowell Brueckner

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Los viejos cristianos

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Los "viejos cristianos"

 
  Admito que soy viejo y…, porque lo soy, sigo la misma tendencia que ellos, de criticar mucho lo que es moderno y ensalzar los tiempos antiguos, cuando las cosas eran “mejores”. Recuerdo haber escuchado a aquellos “anticuados” cuando era jóven, y reconozco que a veces su crítica no fue justa, ni sus recuerdos de los tiempos antiguos eran legítimos. No todo lo que es viejo es bueno y no todo lo nuevo es malo. Pero aún en mi juventud, supe respetar y apreciar a predicadores ancianos cuando exponían valores bíblicos. Me acuerdo que me sentaba en la primera fila de la iglesia para escucharles.

  Pero veo que hay muchas personas, nombradas cristianas, que no son así. No quieren cantar himnos antiguos ni escuchar predicaciones sobre la moral y los viejos principios. Un joven que vino a visitarnos cuando vivíamos en Alemania dijo: “Yo conozco a cristianos tan “legalistas” que piensan que no pueden ir al baile”. Pues… ¡yo soy uno de ellos! En mi día se enseñaba a los jóvenes que los bailes sólo despiertan las pasiones y, aunque no fuera así, seguramente no proveen nada para el nuevo hombre, creado en Jesucristo. Hoy los cristianos piensan que pueden gozar de todo el entretenimiento mundano y a la vez gozarse en Cristo.

El mundo va degenerándose
  Os invito a considerar algunas verdades innegables y bíblicas. En primer lugar, el mundo va degenerándose moral y espiritualmente. “Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Ti.3:13). Pablo aconsejó a Timoteo a persistir en lo que había aprendido porque “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. En el siguiente capítulo, Pablo predice que el futuro traerá una decadencia: “Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad…” La única prevención era “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

  El descenso espiritual seguirá hasta el fin: “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos…” En la primera carta había advertido en cuanto a las doctrinas de los últimos tiempos: “El Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…” (1 Ti.4:1). Al final termina en una apostasía completa: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (el día del Señor, v.2) sin que antes venga la apostasía…” (2 Ts.2:3).

  Los valores decrecen poco a poco y la caída es gradual. Ya que sobre los años he observado a los cazadores poner su lazo (Sal.124:7), es mi deber y responsabilidad avisar a esta generación de las trampas. He notado que cada paso en la escalera que desciende es chocante al principio. Los que son muy atrevidos dan el primer paso con, por ejemplo, una moda nueva, y algunas personas atrevidas les siguen. La mayoría lo rechazan al principio, pero después, poco a poco se van acostumbrando hasta que se convierte en una práctica normal. Tengo que confesar que yo no he sido totalmente libre y que, hasta cierto punto, me he acostumbrado a algunas cosas. Nombraré varias cosas en las que participan muchos, o mejor dicho, la mayoría de los cristianos de hoy en día, junto con lo que la Biblia dice en contra.

La Biblia exige valores del pueblo de Dios
  Bebidas alcohólicas: No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar” (Prov. 23:31-35). Léelo cuidadosamente y verás que la Biblia está enseñando que, incluso, es peligroso mirarlo, porque el fin es la adicción. Blasfemia: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Ex. 20:7; Dt.5:11). Una cosa es hacerlo y otra cosa es complacerse con los que lo practican: “No sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Ro.1:32). ¿Te complace ver películas en la cuales hay blasfemia? ¿No? Pues sigue viéndolas y verás como te acostumbras. Vestimenta indecente o  extravagante: “Que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” (1 Ti.2:9). “Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies” (Is.3:16). Tatuaje: “No haréis rasguños en vuestro cuerpo… ni imprimiréis en vosotros señal alguna…” (Lv.19:28). Cabello: “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso” (1 Co.11:14-15). Aquí menciona que la naturaleza enseña, es decir, que sabe las intenciones de Dios al crear todas las cosas y nos enseña de qué manera deben funcionar. Lo que va contra el propósito original de Dios es perversión. La tenemos en la música y en el arte. Lo que no es normal ni natural, es una perversión. La Biblia no tiene que mencionar lo que el sentido común enseña que es malo y te hace daño, como por ejemplo fumar o tomar drogas.  

La eterna verdad perdure
  Hay que tomar en cuenta que “las cosas viejas” que han sobrevivído lo han hecho a pesar de las muchas pruebas, sin embargo, lo que era débil y falso ha sido reprobado. Leonard Ravenhill, tras ser criticado por referirse al cristianismo de los tiempos pasados, respondió: “Yo hablo del verdadero cristianismo dondequiera que lo hallo, sea en el pasado o en el presente. Yo creo en el cristianismo histórico, y creo firmemente que cada cristiano verdadero debe estudiar la historia de la iglesia, además de la Biblia. El que no se informa de los errores del pasado, está destinado a repetirlos”.

  La verdad es eterna, y los que han nacido de nuevo han recibido un espíritu y una mente nuevos. Durante toda la historia, las personas nacidas de nuevo han participado en esta verdad eterna. John Wesley, reconociendo esto, dijo: “Toda doctrina nueva es doctrina falsa”. Yo no enseño cosas nuevas. Cuando recibo algo de la palabra de Dios que es nuevo y fresco para mí, siempre lo contrasto con lo que dicen algunos comentaristas o con enseñanzas que han sido aceptadas por cristianos más sabios que yo. He observado desde mi juventud, y lo digo por experiencia, que muchos caen en la trampa de las “nuevas doctrinas”.

  Hay dos pasajes en Jeremías que son importantísimos para estos días: “Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el bueno camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” (Jer.6:16) Y Jeremías 18:15 es muy interesante: “Mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado. Quieren hacer sus propias sendas no transitadas, rebelándose así contra la verdad eterna y la gente que ha seguido las sendas antiguas. Sí, son rebeldes y orgullosos también, creyendo que tienen algo que los grandes hombres y mujeres de la iglesia no han tenido en el pasado. Hasta que aparecieron ellos, piensan los modernos, el mundo no había visto lo mejor. Muchas personas confían fanáticamente en revelaciones que nunca antes fueron conocidas.

La mentalidad contemporánea se pervierte
  A los que están siguiendo la mentalidad contemporánea, quiero advertirles de hasta donde puedan llegar. Es precisamente por haber seguido tales pensamientos que algunos han llegado hasta este punto que os voy a mencionar a continuación:


  Quizás has oído de la antigua versión de la Biblia en inglés que se llama “The King James Version”. Ahora hay una biblia que se llama “Queen James Bible”. Es la nueva versión de los “gays”… los homosexuales. No tomaré tiempo para traducir todas las anotaciones que incluye, pero si las lees, te darás cuenta de cuan engañosas son. Para aceptar sus argumentos tienes que haber recibido primero la mentalidad contemporánea, que acepta todo lo que he mencionado anteriormente. Lo que dicen los promotores de esta “Biblia” es que “no puedes elegir tu sexualidad, pero sí a Jesús. Ahora, puedes elegir una Biblia también”. Lo que ellos condenan en Sodoma no es la homosexualidad, sino la violencia. Lo que ellos ven en Romanos 1, no es la homosexualidad, sino el paganismo y la idolatría. Ahora, lo que pretende la sociedad, y cada vez más y más la iglesia, es la aceptación de esta perversión. Están poniendo a los homosexuales y lesbianas en la misma categoría que los esclavos africanos que tenían que luchar para recibir su libertad, y que las mujeres que luchan para obtener la igualdad en cuanto a un empleo, salario, etc. Es un engaño tremendo, porque si no fuera así, nadie caería en la trampa.
 
  Lo que estoy queriendo decir es que cada cristiano que acepta las tendencias modernas del cristianismo, ha tomado este camino. No diré que todos terminarán aceptando la homosexualidad, sólo estoy diciendo que están en el camino. Para mí, es el engaño de los últimos tiempos, preparando el camino para el anticristo. Estudia bien 2 Tesalonicenses 2:9-12 y recuerda que ¡Dios ama la verdad más que a la gente del mundo!, y este pasaje lo comprueba.    


1 comentarios:
jabondelavadores dijo...
11 de enero de 2013, 10:57  

Al leer este mensaje me acorde de una reunión que usted dio en Alicante, hace ya unos pocos de años, y que hablaba de la tolerancia del cristiano con las cosas del mundo y efectivamente la tolerancia ha traído a la iglesia cosas que nunca deberían haber llegado a la iglesia, teniendo como iglesia a las personas y no el lugar. La intolerancia al pecado santifica la iglesia(personas).

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