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Lowell Brueckner

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1 - 7 Noviembre Meditaciones diarias de los Salmos

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1 de Noviembre Salmo 113

1. Alabad, siervos de Jehová, alabad el nombre de Jehová.
2. Sea el nombre de Jehová bendito desde ahora y para siempre.
3. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de
     Jehová.
4. Excelso sobre todas las naciones es Jehová, sobre los cielos su gloria.
5. ¿Quién como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas,
6. Que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra?
7. El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar,
8. Para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.
9. El hace habitar en familia a la estéril, que se goza en ser madre de hijos. Aleluya.

  ¡Alabadle a Él, quien es sobre todo! La actividad principal de los siervos del
Señor es la alabanza, no sólo con palabras, sino que todo su ser y todos sus
quehaceres les llevan al mismo fin. Desde el oriente hasta el occidente, desde la
mañana hasta el anochecer, hay sólo Uno que merece infinitas alabanzas. Desde
que se levanta el sol sobre Japón hasta que se pone sobre las islas del Pacífico,
debe haber personas en todas las regiones del mundo dedicadas a darle gloria.
Todas las naciones sobre la tierra y el universo entero, están sujetos a Él.
 
El Señor es condescendiente a la hora de tratar asuntos en el mundo. Maravillosa
y digna de ser exaltada es Su mansedumbre, manifestada en que abandonó las
alabanzas de los ángeles, la gloria y riquezas del cielo, para andar entre la gente
más pobre de la tierra, sin importarle la honra de los príncipes del mundo. ¡Alguien
más manso que Moisés estaba entre los hombres! Moisés renunció a los placeres
y riquezas que Egipto le ofrecía para ser maltratado con el pueblo de Dios,
pero el vituperio de Cristo es recompensado con un galardón mucho más rico
que lo que Egipto pueda ofrecer. Los intereses del Señor están con los estériles,
pobres y necesitados, a quienes le complace levantar. ¡Alabadle por Su
condescendencia!


2 de Noviembre Salmo 114

1. Cuando salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero,
2. Judá vino a ser su santuario, e Israel su señorío.
3. El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió atrás.
4. Los montes saltaron como carneros, los collados como corderitos.
5. ¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás?
6. Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros, y vosotros, collados, como
     corderitos?
7. A la presencia de Jehová tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob,
8. El cual cambió la peña en estanque de aguas, y en fuente de aguas la roca.

  No debe sorprendernos que Moisés decidiera no ir a ningún lugar con su pueblo
si el Señor no iba con ellos. Fue Su presencia lo que hizo la distinción entre el
pueblo de Dios y las demás naciones de la tierra. Dios se preocupa por los Suyos,
y toda la creación coopera con Él cuando trata con Su pueblo y le guía. Los ríos,
los mares y las montañas, se hacen instrumentos a través de los cuales Él manifiesta
Su presencia. Cuando se trata de Su pueblo, las rocas se convierten y dan agua,
y la tierra tiembla. El mar Rojo de Egipto y el río Jordán de Canaán también
respondieron milagrosamente. No importa donde sea, dondequiera que Él nos
guíe y acompañe, las montañas temblarán, los mares callarán, las rocas se
romperán, el pan se multiplicará, los peces servirán para pagar impuestos, y las
aves del cielo alimentarán.


3 de Noviembre Salmo 115

1. No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu
     misericordia, por tu verdad.
2. ¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios?
3. Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.
4. Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres.
5. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven;
6. Orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen;
7. Manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su
     garganta.
8. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos.
9. Oh Israel, confía en Jehová; el es tu ayuda y tu escudo.
10. Casa de Aarón, confiad en Jehová; el es vuestra ayuda y vuestro escudo.
11. Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová; el es vuestra ayuda y vuestro
     escudo.
12. Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel;
     bendecirá a la casa de Aarón.
13. Bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes.
14. Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; sobre vosotros y sobre vuestros
     hijos.
15. Benditos vosotros de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.
16. Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
17. No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio;
18. Pero nosotros bendeciremos a JAH desde ahora y para siempre. Aleluya.

  Dios hace todo para bien de Su nombre, aunque Su pueblo también se beneficia
de ello. Él busca canales a través de los cuales pueda dejar ver Su gloria, Su
misericordia y Su verdad sobre la tierra. El alma, en la cual habita Dios,
pronunciará la oración del salmista en el versículo 1. ¿Cómo pueden los paganos
dudar de Su presencia entre Su pueblo? Por medio de la oración, el Dios viviente
viene a presentarse queriendo manifestar Su gloria.
  Nuestro Señor no puede ser ordenado ni controlado. Él hace lo que quiere.
Cualquier dios al que los hombres puedan manipular es un ídolo; es fabricación
de mentes humanas, y la obra de sus manos, el hombre lo mueve como él quiere.
La Biblia nos dice claro que los idólatras no son personas razonables, sino que
la religión ha paralizado las capacidades que Dios les ha prestado.
  En estos versículos vemos como se hace una clara distinción entre Su sacerdocio
espiritual y los que escogen adorar ídolos. Por amor de Su nombre, Su bendición
será evidente sobre los que le temen. Nosotros, Su sacerdocio espiritual, podemos
confiar en Él, quien hará lo que es correcto. Debemos saber que Él tiene las
mejores intenciones para nuestras vidas, compartiéndonos bendiciones seguras
y éxito verdadero. Con nuestras palabras y nuestras vidas le bendeciremos ahora
y para siempre. Vendrá el día cuando los hombres no dirán más: “¿Dónde está
su Dios?”


4 de Noviembre Salmo 116:1-11

1. Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas;
2. Porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días.
3. Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol;
     angustia y dolor había yo hallado
4. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi
     alma.
5. Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.
6. Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó.
7. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.
8. Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de
     resbalar.
9. Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes.
10. Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera
11. Y dije en mi apresuramiento: todo hombre es mentiroso.

  Una oración contestada nos anima mucho espiritualmente. La razón por la cual
le amamos y lo entregamos todo para servirle con toda nuestra vida, es porque
Dios nos ama y nos escucha. Él anhela ayudar a los que se sienten impotentes
y claman a Él en su angustia. Nuestro Dios da abundantemente, está lleno de
gracia, y es justo y misericordioso. Siempre tendremos problemas y tristeza, pero
después vendrán tiempos de reposo y liberación.
  Todos los hombres no son mentirosos. Los creyentes hablan con seguridad,
usando palabras que nacen en el corazón. Existen los que hablan la palabra de
Dios, y su palabra llega a cumplirse. En nuestros días hay personas que intentan
eliminar los problemas y la incertidumbre de la experiencia cristiana, pero lo
único que consiguen es hacerse daño a ellos mismos y también a otros. Hay un
proceso de muerte y resurrección por el cual la voz viva del S eñor nace en el
corazón. E l salmista escribe acerca de este proceso y Pablo también lo hace.
Lo que trae la muerte al hombre natural es el mismo proceso por el cual la vida
es engendrada en el espíritu. E l hombre exterior perece, pero el hombre interior
es renovado. E l hombre interior es el hombre de verdad, quien escucha a Dios
y le representa al hablar. Él rechaza las limitaciones de la vida humana para
que la vida ilimitada del espíritu pueda manifestarse. E ntonces nace una fe que
no puede ser sacudida, la cual es el fundamento de un ministerio en la palabra
de Dios, y comparte vida al que escucha. E ste espíritu de fe es evidente a lo
largo del AntiguoTestamento y sigue funcionando en el N uevo. T odavía hoy,
cuando la era del evangelio está a punto de terminar, lo tenemos al alcance.
¿Lo quieres?


5 de Noviembre Salmo 116:12-19

12. ¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?
13. Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová.
14. Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.
15. Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.
16. Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;
     tú has roto mis prisiones.
17. Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.
18. A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo,
19. En los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.

  Es un privilegio maravilloso ser un siervo del S eñor y recibir S u cuidado directo
y personal. T oma tu responsabilidad muy en serio, anda fielmente delante de Él
y sé un buen ejemplo a la gente. Cualquier tentación que pueda causarte una
caída no vale la pena, porque perderás esta relación tan valiosa. Cumple tus
votos,da pasos gigantes y no vuelvas atrás. S í, hay un precio que pagar en
aflicciones que seguramente vendrán. Uno puede pasar por la tristeza y las
angustias de la muerte, pero hay que seguir con confianza. La oración se convertirá
en un ejercicio real y necesario, y la liberación vendrá. Pablo mismo testificó
que no íbamos a ser desamparados ni destruidos. S olamente por medio de los
problemas podemos tener experiencias en los atrios altos donde mora el S eñor,
y allí ofrecer acción de gracias y alabanzas. Las pruebas y la posterior victoria
sobre ellas, también son beneficios de Dios.


6 de Noviembre Salmos 117

1. Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle.
2. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová
     es para siempre. Aleluya.

  Este es un pequeño resumen de los Salmos que preceden. El propósito de todos
ellos es producir alabanzas al Señor, que es mucho más que simple euforia poética.
Tienen una meta que conseguir en todo el mundo y no debemos tomarlo a la
ligera. Contienen la gran comisión que Jesús nos dio, con el fin de llevar a un
nivel de alabanza que sea digna para Él a representantes de cada linaje, lengua,
pueblo y nación. Su misericordia es grande, Su fidelidad permanece, y en cada
generación, Él libra al cautivo del pecado para toda la eternidad. “Digno eres...
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo
linaje y lengua y pueblo y nación”. ¡Ojalá este Salmo, el más pequeño de todos,
cause un gran efecto en nuestras vidas y produzca un fuerte “Aleluya”!


7 de Noviembre Salmo 118:1-20

1. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
2. Diga ahora Israel, que para siempre es su misericordia.
3. Diga ahora la casa de Aarón, que para siempre es su misericordia.
4. Digan ahora los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia.
5. Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar
     espacioso.
6. Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
7. Jehová está conmigo entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo
     en los que me aborrecen.
8. Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
9. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.
10. Todas las naciones me rodearon; mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.
11. Me rodearon y me asediaron; mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.
12. Me rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos; mas en
     el nombre de Jehová yo las destruiré.
13. Me empujaste con violencia para que cayese, pero me ayudó Jehová.
14. Mi fortaleza y mi cántico es JAH, y él me ha sido por salvación.
15. Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra de Jehová
     hace proezas.
16. La diestra de Jehová es sublime; la diestra de Jehová hace valentías.
17. No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH.
18. Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte.
19. Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré a JAH.
20. Esta es puerta de Jehová; por ella entrarán los justos.

  Nosotros, los que tememos al Señor, confiamos en Su bondad y misericordia.
Guarda tu corazón firmemente en esta posición. Dios estima tu confianza y es
celoso de ella. Si confías en Él sin desmayar, Él no se olvidará de ser
misericordioso contigo. Líbrate del amor al dinero y el temor a los hombres.
Acude a Dios antes que a los príncipes (v. 9). Confiar en el Señor no te quitará
las angustias, pero te empujará a Él desesperadamente en la oración. La pregunta
es: ¿A quién iremos cuando estemos angustiados?
  Si el creyente presta atención o se deja influir por el sistema mundano (que
es su enemigo y está gobernado por Satanás), no podrá avanzar espiritualmente.
No podemos quedarnos paralizados de tal manera que no obtengamos nuestra
herencia de parte de Dios. Fue el nombre del Señor lo que pudo vencer la opresión
de temor con la que Goliat tenía paralizado al pueblo de Israel, hasta el punto de
no poder pelear. Saúl y su armadura no fueron útiles en esa batalla. Jesús no vino
a enseñarnos ningún tipo de autodefensa espiritual, sino a destruir las obras del
diablo, a amarrar al hombre fuerte y a despojar su casa. Necesitamos aprender
como atacar y defendernos en la guerra, pero lo haremos sólo en el nombre del
Señor, confiando completamente en Él. “La diestra de Jehová hace proezas... mi
fortaleza es JAH, y él me ha sido por salvación”. Es Su nombre lo que hará
huir al opresor.
  El Señor castiga a Su pueblo, pero no pretende destruirle. Sólo está guiándole
a las puertas de justicia. ¡Pasa por estas puertas y aprende a alabarle!


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