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Lowell Brueckner

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25 - 31 Octubre Meditaciones diarias de los Salmos

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25 de Octubre Salmo 108:1-5

1. Mi corazón está dispuesto, oh Dios; cantaré y entonaré salmos; esta es mi
     gloria.
2. Despiértate, salterio y arpa; despertaré al alba.
3. Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; a ti cantaré salmos entre las naciones.
4. Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu
     verdad.
5. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea enaltecida tu
     gloria.

  David fue una persona que adoraba temprano y constantemente, pasando sus
mejores momentos alabando a Dios públicamente. En su juventud aprendió a
cantar en la soledad desde su corazón, usando todas las facultades de su ser, y
acompañado por el salterio y el arpa. Durante toda su vida, entre los santos, y
también delante de los paganos, David estuvo decidido a propagar y perfeccionar
la alabanza al Dios que conoció y sirvió. Para David, Dios fue una realidad.
Meditó sobre Sus atributos y los experimentó desde su juventud. Amenudo hace
referencia a la misericordia y la verdad como dos atributos que provocan una
verdadera alabanza. “¡Exaltado seas, oh Dios!”, gritó. ¿Acaso podía David
enaltecerle para hacerle más alto aun de lo que siempre ha sido y es? No puede
ser. Él tiene que ser exaltado más alto que los cielos en el corazón de las personas,
y Su gloria debe ser reconocida en toda la tierra. Necesitamos levantar nuestros
ojos más allá de lo que nos decepciona en este mundo presente, y fijar nuestra
mirada mucho más allá de los años luz que nos separan de las estrellas, para verle
a Él, quien es más alto que todo. En Él encontraremos más misericordia y verdad
que las que el universo entero puede contener.




26 de Octubre Salmo 108:6-13

6. Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra y respóndeme.
7. Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; repartiré a Siquem, y mediré
     el valle de Sucot.
8. Mío es Galaad, mío es Manases, y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es
     mi legislador.
9. Moab, la vasija para lavarme; sobre Edom echaré mi calzado; me regocijaré
     sobre Filistea.
10. ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
11. ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, y no salías, oh Dios, con
     nuestros ejércitos?
12. Danos socorro contra el adversario, porque vana es la ayuda del hombre.
13. En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.

  Después de un tiempo de alabanza, David vuelve a pedir a Dios. El majestuoso
Dios le ama con un amor que sobrepasa los cielos y la tierra. David quiere orar
hasta que la diestra de Dios sea manifestada en la tierra. Sabe que el Señor no da
de mala gana para cumplir con Su palabra, sino que se regocija haciéndolo. Sin
embargo, Su palabra nunca compromete Su santidad. David ha recibido una
promesa pura que será un beneficio para el reino de Dios; retornará a Él lo que
le pertenece y derrotará a Sus enemigos. David es una parte íntegra de este reino,
y sus victorias son las victorias de Dios.
  ¡Ojalá pudiéramos tener el mismo testimonio! El mismo Dios que ha desechado
a los hombres por su maldad, ha dicho desde Su santidad que acompañará a
nuestros ejércitos. Cuando ponemos a un lado la ayuda de los hombres y estamos
conscientes de que Dios es sobre todo, viene a nosotros la convicción de que
hemos ganado la batalla y, como resultado, obtenemos la victoria.


27 de Octubre Salmo 109:1-20

1. Oh Dios de mi alabanza, no calles;
2. Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han
     hablado de mí con lengua mentirosa;
3. Con palabras de odio me han rodeado, y pelearon contra mí sin causa.
4. En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba.
5. Me devuelven mal por bien, y odio por amor.
6. Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra.
7. Cuando fuera juzgado, salga culpable; y su oración sea para pecado.
8. Sean sus días pocos; toma otro su oficio.
9. Sean sus hijos huérfanos, y su mujer viuda.
10. Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren su pan lejos de sus
     desolados hogares.
11. Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, y extraños saqueen su trabajo.
12. No tenga quien le haga misericordia, ni haya quien tenga compasión de sus
     huérfanos.
13. Su posteridad sea destruida; en la segunda generación sea borrado su nombre.
14. Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres, y el pecado de su
     madre no sea borrado.
15. Estén siempre delante de Jehová, y él corte de la tierra su memoria,
16. Por cuanto no se acordó de hacer misericordia, y persiguió al hombre afligido
     y menesteroso, al quebrantado de corazón, para darle muerte.
17. Amó la maldición, y ésta le sobrevino; y no quiso la bendición, y ella se alejó
     de él.
18. Se vistió de maldición come de su vestido, y entró como agua en sus entrañas,
     y como aceite en sus huesos.
19. Séale como vestido con que se cubra, y en lugar de cinto con que se ciña
     siempre.
20. Sea este el pago de parte de Jehová a los que me calumnian, y a los que hablan
     mal contra mi alma.

  ¿No crees que sería correcto que Dios tuviera oportunidad de hablar? ¿Deberían
labios mentirosos y odiosos tener algo que decir mientras Sus labios, puros y
verdaderos, permanecen quietos y callados? El problema es que Dios es rechazado
por Su creación. El amor verdadero a menudo es despreciado. El tipo de amor
que Jesús dio a Sus discípulos es fiel, tanto en dar reprensión y amonestación,
como en dar consuelo y ánimo.
  En este Salmo tenemos una maldición terrible. Primeramente se aplica al amigo
y consejero más confiable de David, pero proféticamente se aplica a Judas. Judas,
el traidor, quien tenía parte en los secretos del reino de Dios, guió a una pandilla
de gente que le aborrecía. El que había sido parte importante del concilio de Jesús,
después se unió con Sus enemigos. Hoy en día, esto mismo puede aplicarse a
traidores espirituales, que aprenden los caminos de Jesús, pero después vuelven
a ser inspirados por demonios, intentando torcer el reino de justicia. No pueden
tolerar lo que es recto y puro. Aunque en otro tiempo hayan sido alumbrados por
la verdad, en la amargura de su corazón vuelven deliberadamente a ayudar a
las fuerzas de este mundo. Dios acorta sus vidas y sus descendientes se hacen
mendigos.


28 de Octubre Salmo 109:21-31

21. Y tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre; líbrame, porque
     tu misericordia es buena.
22. Porque yo estoy afligido y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí.
23. Me voy como la sombra cuando declina; soy sacudido como langosta.
24. Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno, y mi carne desfallece por falta
     de gordura.
25. Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y burlándose meneaban
     su cabeza.
26. Ayúdame, Jehová Dios mío; sálvame conforme a tu misericordia.
27. Y entiendan que esta es tu mano; que tú, Jehová, has hecho esto.
28. Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y
     regocíjese tu siervo.
29. Sean vestidos de ignominia los que me calumnian; sean cubiertos de confusión
     como con manto.
30. Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, y en medio de muchos le
     alabaré.
31. Porque él se pondrá a la diestra del pobre, para librar su alma de los que le
     juzgan.

  Aun siendo rey, en este periodo de su vida, David fue un hombre pobre y
necesitado. Fue probado al extremo, experimentando una ruina total, perdiéndolo
todo y huyendo al desierto. Así también, Jesús mismo fue despojado de Su honra
celestial, y por nuestra causa se hizo pobre. ¿Qué persona puede reconocer el
valor de “estos pobres” en el tiempo de su prueba y tener misericordia de ellos?
Job también fue uno de estos. Corazones como el de Judas y los amigos de Job
se ofenden y se disgustan al ver una manifestación de debilidad en otra persona,
porque siempre buscan prosperidad y posiciones elevadas. Sin embargo, los que
ellos consideran heridos de Dios, están cumpliendo propósitos divinos en el
tiempo de su aflicción. ¡Ay de aquel que se pone en contra del alma que está
siendo disciplinada por Dios!
  A continuación, vamos a intentar entender la situación de David. A ojos del
público, el rey se ha convertido en un marginado cuyo corazón está roto y
lastimado. Los años de gordura han sido consumidos, no tiene apetito y su cuerpo
está débil. Está siendo sacudido, y los que le observan en este estado, le juzgan
como un hombre quebrantado y condenado. ¿Quién serviría a un rey de este tipo?
David, en este Salmo, estaba experimentando el oprobio de la cruz, representando
así al Cristo que había de venir.
  La oración se basa en dos principios divinos: La misericordia de Dios y la
reivindicación de Su nombre, apelando al más alto tribunal. David espera que
una manifestación de Su mano cierre cada boca. Si Dios bendice, debemos dejar
que el hombre maldiga. El Señor está al lado del alma empobrecida que ha sido
abandonada por el hombre. Él es un gran libertador y levantará de su aflicción
el alma de David, quien todavía puede esperar un futuro de ministerio útil.


29 de Octubre Salmo 110

1. Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos
     por estrado de tus pies.
2. Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; domina en medio de tus
     enemigos.
3. Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura
     de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.
4. Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el
     orden de Melquisedec.
5. El Señor está a tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de su ira.
6. Juzgará entre las naciones, las llenará de cadáveres; quebrantará las cabezas
     en muchas tierras.
7. Del arroyo beberá en el camino, por lo cual levantará la cabeza.

  Los que juzgaron al Señor en Su humillación, un día le verán venir en las nubes
del cielo. Se sentará a la diestra de poder y pondrá Sus pies sobre Sus enemigos.
Reinará soberanamente y sin desafíos. Nadie tendrá autoridad para levantar una
mano contra Él, como la tuvieron en Su primera venida. En aquel día, tendrá
un ejército voluntario, entrenado y capacitado. El Anciano de Días tendrá la
potencia de la juventud, y estará vestido de santidad al amanecer del Día del
Señor. El orden de Melquisedec tomará el poder sobre la tierra. Los reyes opuestos
y naciones enteras, terrenales y espirituales, caerán delante de Él. Será refrescado
en medio de la batalla, y Su fuerza no disminuirá hasta que todos Sus enemigos
estén bajo el estrado de Sus pies. Su cabeza será coronada después de la victoria
final.


30 de Octubre Salmo 111

1. Alabaré a Jehová con todo el corazón en la compañía y congregación de los
     rectos.
2. Grandes son las obras de Jehová, buscadas de todos los que las quieren.
3. Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.
4. Ha hecho memorables sus maravillas; clemente y misericordioso es Jehová.
5. Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.
6. El poder de sus obras manifestó a su pueblo, dándole la heredad de las
     naciones.
7. Las obras de sus manos son verdad y juicio; fieles son todos sus mandamientos,
8. Afirmados eternamente y para siempre, hechos en verdad y en rectitud.
9. Redención ha enviado a su pueblo; para siempre ha ordenado su pacto; santo
     y temible es su nombre.
10. El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen
     todos los que practican sus mandamientos; su loor permanece para siempre.

  La congregación de los rectos es instruida en el temor del Señor, y de este temor
proceden alabanzas y obediencia amorosa. “La comunión íntima de Jehová es
con los que le temen”. Alabanzas de todo corazón son las únicas dignas de
ofrecerse al Señor. Con un placer puro intentamos descubrir Sus obras gloriosas,
y nuestras almas se deleitan en Su compasión y gentileza. El poder de la redención
ha sido demostrado en cada individuo, revolucionando su vida y abriendo sus
ojos para poder ver su futura heredad. El Señor no olvida Su pacto, en el cual
promete socorro del cielo. Nosotros debemos entregarnos totalmente y confiar
en Él, quien no falla. Su palabra es un fundamento inamovible que quedará firme
para siempre.


31 de Octubre Salmo 112

1. Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se
     deleita en gran manera.
2. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será
     bendita.
3. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre.
4. Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y
     justo.
5. El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio,
6. Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo.
7. No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová.
8. Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su
     deseo.
9. Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre; su poder será
     exaltado en gloria.
10. Lo verá el impío y se irritará; crujirá los dientes, y se consumirá. El deseo de
     los impíos perecerá.

  El temor y el deleite son compañeros en el reino del Señor. Son parte de una
dieta espiritual saludable y equilibrada, y quien es bendecido con estos atributos,
da un fruto que glorifica a Dios. No hay límite para lo que puede hacer cuando
encuentra a una persona cuyo corazón se vuelve completamente a Él. Esta persona
podrá pasar por tiempos tenebrosos pero, para que no se desespere, siempre verá
la luz delante. Sólo tiene que confiar en el Señor para su defensa y Él se preocupará
de sus enemigos. El hombre de Dios tiene un espíritu que “gasta lo suyo y él
mismo se gastará del todo”, lo cual es una característica de la naturaleza verdadera
de Cristo y Su evangelio. Es lo que le distingue del hombre natural quien, a la
vez que es envidioso, es presto para matar. Este hombre no puede hallar ni producir
nada por sus propias fuerzas. El impío que junta posesiones para sí puede ser
reconocido en su generación, pero el dador alegre, el que reparte, nunca será
olvidado.


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