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Lowell Brueckner

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11 - 17 Octubre Meditaciones diarias de los Salmos

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11 de Octubre Salmo 102:1-13

Oración del que sufre, cuando está angustiado,
y delante de Jehová derrama su lamento.

1. Jehová, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.
2. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mí tu oído;
     apresúrate a responderme el día que te invocare.
3. Porque mis días se han consumido como humo, y mis huesos cual tizón    
     están quemados.
4. Mi corazón está herido, y seco como la hierba, por lo cual me olvido de
     comer mi pan.
5. Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
6. Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las
     soledades;
7. Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.
8. Cada día me afrentan mis enemigos; los que contra mí se enfurecen, se
     han conjurado contra mí.
9. Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, y mi bebida mezclo con     
     lágrimas,
10. A causa de tu enojo y de tu ira; pues me alzaste, y me has arrojado.
11. Mis días son como sombra que se va, y me he secado como la hierba.
12. Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, y tu memoria de generación
     en generación.
13. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, porque es tiempo de tener
     misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.

  A juzgar por el título, éste es un Salmo para los angustiados. Muchos Salmos
afirman que los creyentes somos probados “sobremanera más allá de nuestras
fuerzas”, forzándonos a volvernos a Dios desesperadamente. Las semillas que
producen nuestras oraciones en un estado así son: angustia, días consumidos,
huesos quemados, corazones heridos y secos, falta de apetito, gemidos, rechazo,
soledad, afrentas y lágrimas. Las dificultades nos ayudan para no hacer oraciones
ritualistas y superficiales. La oración de un corazón angustiado le lleva al corazón
de Dios.                                                                                          
  El salmista reconoció que merecía algunas de las cosas que le habían pasado.
Sí, había pecado. Sin embargo, desde la ceniza de la aflicción, miró a un Dios
de misericordia, quien dio sentido y propósito a sus circunstancias. El camino
de la aflicción es el camino del sacerdocio, es decir, nos capacita para interceder
por otros que pasan por los mismos problemas. Al haber experimentado lo mismo,
podemos comprender la manera en la que Dios está tratando con otros.


12 de Octubre Salmo 102:13-28

Oración del que sufre, cuando está angustiado,
y delante de Jehová derrama su lamento.

13. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, porque es tiempo de tener
     misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
14. Porque tus siervos aman sus piedras, y del polvo de ella tienen    
     compasión.
15. Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes
     de la tierra tu gloria;
16. Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion, y en su gloria será visto;
17. Habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el
     ruego de ellos.
18. Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que está por
     nacer alabará a JAH,
19. Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos
     a la tierra,
20. Para oír el gemido de los presos, para soltar a los sentenciados a muerte;
21. Para que publique en Sion el nombre de Jehová, y su alabanza en
     Jerusalén,
22. Cuando los pueblos y los reinos se congreguen en uno para servir a    
     Jehová.
23. El debilitó mi fuerza en el camino; acortó mis días.
24. Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; por generación de
     generaciones son tus años.
25. Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus    
     manos.
26. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura
     se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados;
27. Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.
28. Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su descendencia será
     establecida delante de ti.

  El corazón del escritor estaba sincronizado con el horario espiritual, por lo que
podía discernir en que momento el pueblo estaba con buena disposición. Los
siervos de Dios manifestaban un deseo de corazón de que Su gloria fuera
derramada sobre la tierra, por lo que empezaron a preocuparse por los detalles
que les hacían falta para que esa gloria pudiera alcanzarles. Les interesaba cada
piedra, y aun el polvo, del monte de Sion. Tenían que construir la ciudad y
mantenerla para honrar a Dios. Pablo se lo expresó a los efesios de esta manera:
“A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo”. Trabajaban juntamente con Él, quien se alzaba con
misericordia y favor sobre Sion, haciendo que los paganos temieran. Su presencia
les dio dirección para edificar y aliento para un avivamiento. Él mismo tomaba
parte en la obra, e incluso los extranjeros pudieron reconocer que algo muy
significativo estaba en marcha. El ambiente rebosaba gloria. Dios contestó la
oración de los desamparados y bendijo aquella época, preservando la realidad
para el futuro. De ese movimiento surgió una nueva generación que emitió
alabanzas frescas. El Nombre, que es sobre todo nombre, fue proclamado por las
calles y sobre las azoteas.
  Dios nos debilita hasta el punto de acortar nuestras vidas, y nos lleva a Él, quien
permanece para siempre. Éste es el tema del Salmo: “Aunque este nuestro hombre
exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. La
vida que procede de Él da fuerzas a los que han sido abrumados. Este proceso
hace que nuestra mirada, puesta sobre nuestra moribunda carnalidad, se desvíe
hacia Dios. Sólo Él podrá conmover a nuestra generación y a la que ha de venir,
con el fin de engendrar hijos para vida eterna.


13 de Octubre Salmo 103:1-6

1. Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
3. El es quien perdona todas tus iniquidades, él que sana todas tus
     dolencias;
4. El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y
     misericordias;
5. El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
6. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen    
     violencia.

  Era algo muy significativo que un verdadero adorador mencionase el nombre
del Señor. El nombre de Jesús sólo debe ser pronunciado con un amor supremo.
Sólo Él debe llenarnos con los pensamientos más sublimes. Cuando el Espíritu
de revelación nos revela a Jesús, esto es exactamente lo que pasa: sentimos una
misericordia que sobrepasa nuestras meditaciones, y una reverencia que nos hace
caer postrados a tierra.
  Debemos avivar todo nuestro hombre interior para bendecir a Dios. El Señor
es entristecido con una demostración externa. No debemos retener nada ante
Aquel que nos da Sus beneficios, perdona todas nuestras iniquidades, y sana
todas nuestras dolencias. Nunca te olvides de Sus favores. Escríbelos en un libro
para que te acuerdes de ellos fácilmente, para que en cualquier momento puedas
alabarle desde la profundidad de tu alma, postrado a Sus pies. No pienses en lo
que puedes obtener si le bendices; sólo busca satisfacer el corazón de Aquel que
nos ha coronado de beneficios. Mira lo que ha hecho: nos ha perdonado, sanado,
redimido y coronado. Por medio del nuevo nacimiento, Él es nuestra fuente de
juventud.


14 de Octubre Salmo 103:7-14

7. Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras.
8. Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en   
     misericordia.
9. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.
10. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha
     pagado conforme a nuestros pecados.
11. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su
     misericordia sobre los que le temen.
12. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros
     nuestras rebeliones.
13. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los
     que le temen.
14. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.

  Cuando medites, no te quedes parado pensando sólo en los hechos de Dios,
sino sigue adelante hasta que aprendas Sus caminos. En otras palabras, descubre
Su corazón. Este Señor fuerte y Rey temible, según Su naturaleza inalterable, es
clemente, lento para la ira, y grande en misericordia. Siempre que manifiesta
su ira es con propósito, pero una vez que éste ha sido cumplido, Su castigo termina.
  Nosotros le provocamos a ira. Sí, nuestros pecados le irritan y le obligan a
mover Su mano en contra nuestra, pero lo hace en justicia, sin comprometer Su
ley y naturaleza perfectas en lo más mínimo; Él siempre nos trata con la
misericordia más sublime. Si nos tratara como merecemos, conforme a nuestras
iniquidades, nos condenaría eternamente en el infierno más profundo. Debemos
declarar con asombro igual que lo hizo el apóstol: “¡Oh profundidad de las
riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus
juicios, e inescrutables sus caminos! ... ¿Quién le dio a él primero, para que le
fuese recompensado?” Por Su gracia nos ha separado años luz de nuestros pecados.
Ha hallado la manera de compadecerse de nosotros, acordándose de nuestra
impotencia y sabiendo que somos absolutamente dependientes de Él.


15 de Octubre Salmo 103:13-22

13. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los
     que le temen.
14. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.
15. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo,
16. Que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más.
17. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
     sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;
18. Sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus
     mandamientos para ponerlos por obra.
19. Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.
20. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que
     ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto.
21. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos, que
     hacéis su voluntad.
22. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su
     señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.

  Es un consuelo maravilloso saber que Dios se acuerda de nuestra condición
humana. El hombre es mortal; la muerte viene y es olvidado, aun en los lugares
donde fue más prominente. Sólo Dios nos ofrece la eternidad, pero es para los
que le temen. Nos ha dado Su misericordia libremente, pero no sin condiciones.
Es para los que quieren complacerle y dejar su pecado; para los que guardan
siempre su pacto en la mente y Sus mandamientos determinan su manera de vivir.
  El Señor observa todo desde un trono que hace pequeños todos los gobiernos
en la tierra. Todo el cielo le bendice y las almas de los redimidos entran en alabanza
universal a Dios. Esto es lo que proclama este Salmo desde el principio hasta
el fin: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria
por los siglos. Amén”.


16 de Octubre Salmo 104:1-13

1. Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te has
     engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia.
2. El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como
     una cortina,
3. Que establece sus aposentos entre las aguas, el que pone las nubes por
     su carroza, el que anda sobre las alas del viento;
4. El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus
     ministros.
5. El fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
6. Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban
     las aguas.
7. A tu represión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
8. Subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fundaste.
9. Les pusiste término, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.
10. Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; van entre los montes;
11. Dan de beber a todas las bestias del campo; mitigan su sed los asnos   
     monteses.
12. A sus orillas habitan las aves de los cielos; cantan entre las ramas..
13. El riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia
     la tierra.

  Los Salmos que contienen un mismo tema, a menudo se siguen uno al otro para
ratificarse y complementarse. Quisiera pensar que los Salmos son como un largo
viaje lleno de experiencias, revelaciones y oraciones para la persona que “no
anda en consejo de malos, ni está en camino de pecadores, ni en silla de
escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia, y
en su ley medita de día y de noche”. Quisiera creer que hay un proceso edificador
por medio de los Salmos, que termina con sobreabundantes alabanzas que brotan
desde el corazón.
  Hemos visto dos Salmos en los cuales el alma es movida para bendecir al Señor.
Se vuelve hacia Dios para contemplarle, y es conmovida al ver Su salvación y
la manera misericordiosa en que Él actúa. En comparación, el hombre parece ser
nada, y sus circunstancias de poca importancia. Dios es muy grande, vestido
de gloria y magnificencia. La luz es Su vestidura, los cielos son Su envoltura, y
edifica Su casa a la orilla de aguas celestiales. Él monta sobre las nubes y anda
sobre los vientos. Los ángeles hacen todo lo que Él desea y anhela. Él creó la
tierra con fundamentos indestructibles y la “cuelga sobre nada”. Domó a las
aguas y las utiliza para cumplir Sus propósitos. Las mismas aguas pueden destruir
o dar vida, según Él quiera. Las sujeta a términos que no han podido ser cruzados
jamás, desde que fueron creados y hasta la fecha.


17 de Octubre Salmo 104:13-35

13. El riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia
      la tierra.
14. El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del
      hombre, sacando el pan de la tierra,
15. Y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el
      rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre.
16. Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él  
     plantó.
17. Allí anidan las aves; en las hayas hace su casa la cigüeña.
18. Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para
      los conejos.
19. Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
20. Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de
     la selva.
21. Los leoncillos rugen tras la presa, y para buscar de Dios su comida.
22. Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas.
23. Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde.
24. ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con
      sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios.
25. He allí el grande y anchuroso mar, en donde se mueven seres
     innumerables,seres pequeños y grandes.
26. Allí andan las naves; allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
27. Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
28. Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien.
29. Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven
      al polvo.
30. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.
31. Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras.
32. El mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.
33. A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová.
35. Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser.
      Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya.

  El agua natural es la fuente de toda vida terrenal, y el agua espiritual es la fuente
de la vida celestial. Jesús es Señor sobre todo. Él puede convertir el agua en vino
por medio de un proceso natural o por medio del poder espiritual de S u palabra.
Él es Creador y Señor. S e sintió satisfecho con lo que había creado y vio que todo
era bueno. Plantas y vegetales sirven de alimento a los hombres y a las bestias.
Los árboles proveen un hogar para las aves. L as colinas y rocas cobijan a los
animales. L a luna y el sol cumplen fielmente su función. L a noche es para los
carnívoros, y cuando el día amanece, el hombre aparece para comenzar sus deberes
cotidianos. E l salmista se detiene asombrado para alabar la grandeza del Señor.
Escribe acerca del mar, de sus habitantes y de los barcos del hombre. Todos ellos
son dependientes de su Creador. Su bendición les provee la vida, mientras que
Su maldición es su muerte. Él es Dios del avivamiento, puede crear de nuevo y
resucitar. Su mirada causa temblor y Su toque produce reacciones volcánicas. La
razón por la cual vivimos es para meditar y gozarnos en nuestro Creador, para
cantarle y alabarle. Los pecadores son prescindibles, pero los santos fueron hechos
para bendecir al Señor para siempre.



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