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Lowell Brueckner

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Los tiempos de gentiles y judíos

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58. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 65

Los tiempos de los gentiles

Pablo citó a Moisés: “Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con un pueblo sin entendimiento os provocaré a ira” (Ro.10:19 de Dt.32:31), y después a Isaías. Pablo dice que él es “muy osado” al decir: “Fui hallado por los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí” (Ro.10:20-21 de Is.65:1-2).

Por citar el Antiguo Testamento, Pablo pudo comprobar que su ministerio entre los gentiles era ordenado por Dios. Los profetas, desde la historia más temprana de Israel, profetizaban acerca del Tiempo de los gentiles, es decir, los días del Nuevo Testamento, cuando el evangelio sería predicado a toda tribu, lengua, pueblo y nación, en el mundo entero. Aún en el Antiguo Testamento, Dios, frecuentemente, mostraba Su amor para la gente que no era de Israel.

¡Dificultades resueltas!

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Pronto el libro de Isaías llega a su fin

Hemos tenido algunas dificultades con el blogspot y la verdad es que no sé lo que causó el problema. Las buenas nuevas son que ya está resuelta y os invito otra vez visitar, leer y estudiar los artículos. Tenemos el estudio del libro de Isaías hasta el capítulo 64. Pronto tendremos capítulo 65 y 66... espero que no os falte la oportunidad de ver como el profeta termina su profecía. ¡Él entra en la eternidad, hablando de los cielos nuevos y la tierra nueva!  




Cuatro artículos muy importantes

Raquel haciendo una entrevista para la televisión
También tuvimos dificultad entrar en Folletos "Llamada a la entrega", que se presenta encima de la página, al lado derecha. Ahora este problema también está resuelto y quiero recomendar los primeros artículos que se presentan allí. Hay que pulsar el butón y se abrirán muchos artículos, el primero es, si me acuerdo bien, del año 1994. Bueno, el cuarto se llama Un hogar para la gloria de Dios. Pulsa en este butón. Tres de nuestros hijos presentan comentarios y testimonios de su niñez, introduciendo cada parte. El artículo tiene tres subtítulos:  La realidad de Dios en el hogar, Al amor de Dios en el hogar, y Las prioridades en el hogar. También contiene una poesía linda y inspirada por una de nuestras nueras que se llama  "Un padre bueno y fiel". ¡No pierdes este artículo! Es muy importante para tu hogar. 

La ira, el amor y la oración

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57. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 63 y 64

Capítulo 63

Isaías observa cómo se desarrolla un evento de los últimos tiempos: “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra con vestiduras de colores brillantes; éste, majestuoso en su ropaje, que marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para salvar” (v.1). Obviamente es el Mesías, llegando después de haber derrotado a Sus enemigos y los de Israel. Los edomitas, descendientes de Esaú, hermano gemelo de Jacob, fueron enemigos de Israel durante toda la historia. Isaías habló del mismo tema en el capítulo 34, y los dos relatos mencionan la batalla final contra las naciones de todo el mundo, tipificado por Edom. Bosra fue una ciudad importante que, durante un tiempo, perteneció a Moab, pero en los días de Isaías era una ciudad de Edom.

En el capítulo 34:16, leemos las siguientes instrucciones: “Buscad en el libro del Señor, y leed”. Nos indica que hay que buscar la interpretación del simbolismo de la profecía. En este capítulo, vemos al Mesías como un campeón, volviendo de la guerra. Sus vestiduras están manchadas con la sangre de sus enemigos derrotados, fruto de la venganza para recompensar el sufrimiento de Su pueblo y para obrar su salvación.

Otra pregunta: “¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del que pisa en el lagar?” (v.2). Cerca del final del libro de Apocalipsis, Juan vio a Cristo montado en un caballo blanco, seguido por Sus ejércitos. “Con justicia juzga y hace la guerra”, dice Juan. Éste, es la Palabra de Dios, el Rey de reyes y Señor de señores que “está vestido de un manto empapado en sangre… y Él pisa el lagar del vino del furor de la ira del Dios Todopoderoso” (Ap.19:11,13,15). Por esta porción, tenemos claro cuándo toma lugar esta batalla. Marca el fin de la bestia y el falso profeta, justo antes del Milenio.

El Mesías y el pueblo

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56. Un estudio expositivo de Isaías, capítulos 61 y 62

Capítulo 61

Este capítulo contiene profecía, claramente mesiánica. Jesús mismo la compartió con Sus conciudadanos de Nazaret. Él acostumbraba a ir a la sinagoga el día de reposo y, según dice Lucas 4:17, le dieron el libro de Isaías para leer. Tras la porción que está delante de nosotros, hizo esta asombrosa declaración: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído” (Lc.4:21).

El primer versículo le presenta como el Mesías, el Cristo, que significa el Ungido del Padre: “El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros”. La primera cosa que quisiera enfatizar es que el ministerio de Cristo fue una obra de la trinidad, desde el principio hasta el fin. En Su bautismo, el Espíritu Santo vino sobre Él como una paloma y se oyó una voz del cielo decir: “Este es mi Hijo amado en quien me he complacido” (Mt.3:17). Hablando de Su resurrección, Jesús dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn.2:19). Por la resurrección de entre los muertos fue declarado Hijo de Dios “conforme al  Espíritu de santidad” (Ro.1:4). El Padre “Dios le levantó de entre los muertos” (Hch.13:30).

Traer buenas nuevas estaba por encima de todos los hechos que marcaron el ministerio de Jesús. Son noticias increíblemente buenas que el mundo jamás ha oído y que nunca ha podido igualar. Frente a la riqueza y grandeza del mensaje, la población terrenal es pobre y afligida, amenazada por la muerte y el infierno. Los que pueden recibir el evangelio son los que reconocen su condición espiritual y, por eso, felizmente lo obedecen.

Mil años de gloria

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55. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 60

De vez en cuando, al contemplar la obra de Isaías, disfrutamos de algunos comienzos de capítulo muy animadores. Sin embargo, casi sin excepción, dadas las condiciones presentes o futuras de Israel, conocidas por el Espíritu del Señor, Isaías tenía que avisar o reprender al pueblo antes de terminar el capítulo. Probablemente, el capítulo 60 es la profecía más brillante sobre su futuro. Es refrescante encontrar 22 versículos de pura bendición, corroborando el proverbio de Salomón: “La bendición del Señor es la que enriquece, y Él no añade tristeza con ella” (Pr.10:22).

Literalmente, Israel será la luz del mundo

Empieza así: “Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti” (v.1). La palabra está dirigida hacia Israel y, específicamente, hacia el Monte Sion. El cumplimiento literal es lo más natural y lógico, especialmente, después de haber visto las profecías de Isaías ya cumplidas, como, por ejemplo, la destrucción del imperio asirio, cumplida poco tiempo después de haber sido predicha. También, la derrota del imperio babilónico por los persas. Otro caso fue cuando el Espíritu Santo mencionó al conquistador, Ciro, muchos años antes de que naciese. También hemos estudiado un buen número de profecías mesiánicas anticipando el primer advenimiento de Cristo, cumplido posteriormente al pie de la letra.

La salvación… una obra soberana

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De aquí en adelante, los textos bíblicos serán citados, generalmente, de la versión “La Biblia de las Américas”. Indicaremos, de forma especial, cuando se utilice alguna otra versión. Estamos llegando al fin de este estudio expositivo de Isaías, pero todavía no es tarde, para que tú, personalmente, hagas tu propio estudio del libro, acudiendo a la introducción y a todos los capítulos que están colgados en este blog.

54. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 59

¿Dónde, fuera de la Palabra de Dios, podemos acudir para entender los asuntos vitales de la raza humana? La Biblia, claramente, presenta la doctrina del hombre, la cual es muy importante para nosotros saberla y entenderla. Así, podremos reconocer cual es nuestro lugar entre la humanidad y diagnosticar nuestra condición, en particular. Desde este punto, iremos adelante hallando el remedio. 

El hombre tiene la culpa

Nunca te permitas, de ninguna manera, pensar que Dios tiene la culpa de algo. Nunca es así y, para los que eligen ir en esa dirección, no hay remedio. Terminará siendo su ruina. Cuando hay un problema entre Dios y el hombre, la culpa siempre la tiene el hombre. “He aquí…” observar con cuidado, aprender y entender… “no se ha acortado la mano del Señor para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír” (v.1). Como ves, el problema nunca se origina en Dios. Él no cambia ni se debilita en ningún caso, ni siquiera por un momento. Tenemos que llegar a esta conclusión y establecernos convencidos en esta verdad, antes de que podamos desviarnos en otra dirección.