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Lowell Brueckner

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La necesidad de tener a Cristo

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Recuerda; No vamos a escribir toda la porción de la Escritura en este artículo. Espero que tengas la Biblia abierta y me sigas al intentar una lección expositiva.

5. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 4

Es fácil darse cuenta de que a veces las divisiones de los capítulos en la Biblia no han sido inspiradas. Por ejemplo, el último versículo del capítulo 2, “dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?”, conecta perfectamente con la primera parte del capítulo 3. El benigno consejo del Señor prepara a su pueblo para el deterioro del liderazgo descrito en ese capítulo. Y al entrar en el capítulo 4, vemos fácilmente que es una continuación de los últimos dos versículos del capítulo 3.

Las consecuencias de la guerra

Los versículos 25 y 26 del capítulo 3 hablan de guerra, de la muerte de los jóvenes y fuertes, y del luto que sigue. Como resultado, la población masculina ha sido severamente reducida y el capítulo 4 comienza con una descripción de en qué condiciones han quedado: “Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio”.

Si vemos literalmente los números mencionados, tenemos una proporción de siete mujeres por cada hombre. La guerra ha traído pobreza y enfermedad, como fue dicho en 3:18-24. Quitaron sus ornamentos y ropas de gala a las mujeres, y fueron vestidas de ceñimiento de cilicio y cuerdas, en lugar de cinturón. Durante el cautiverio, sufrieron hediondez, las raparon la cabeza y se quemaron, por estar trabajando bajo el sol.

Sin embargo, ahora están preocupadas por algo que parece afectarles más aún; su oprobio. Es tan fuerte para ellas que, en una humillación desesperada, acuden a un hombre para rogarle el matrimonio, aunque tuviera otras esposas. Podríamos  entenderlas mejor si fuesen buscando apoyo, refugio, alimento y vestido, pero no es el caso, porque ellas prometen sostenerse por sí mismas.

En la cultura de aquellos días, sufrían más desgracia siendo solteras y estériles que por estar en una relación de poligamia. Querían adquirir el nombre de un marido y tener el honor de pasarlo a la siguiente generación. Quizás quieras estudiar el caso de Raquel, para que te hagas una idea de las necesidades de las mujeres en los tiempos del Antiguo Testamento. Estas necesidades eran especialmente urgentes en Israel por el advenimiento del Mesías y el honor de darle entrada al mundo. (He escrito un artículo sobre esta necesidad y puedes hallarlo en este blog. Sencillamente puedes escribir Dame hijos, o si no, me muero, en la ventana de búsqueda al lado derecho).

La necesidad de tener a Cristo

El versículo 1 estaría totalmente aislado en este capítulo si no fuera por la necesidad y el honor que acabo de describir. El Señor puso en el corazón de las mujeres israelitas este poderoso anhelo instintivo de dar a luz hijos, para poder asegurar la venida del Mesías futuro. La raza hebrea tenía que ser fundada, propagada y, después de la aniquilación parcial y necesaria, causada por el juicio desde Génesis hasta Mateo, repoblada. El enemigo, por su parte, estaba entregado a la aniquilación total de este pueblo. Ahora, ¿podemos captar esta céntrica y sobrecogedora necesidad de tener un Mesías? Cristo fue la esperanza para Israel y el mundo entero. En el corazón de Dios ninguna otra cosa en el universo era más esencial que Su venida.

¿Acaso piensas tú que no le necesitas? Tienes que buscarle tan desesperadamente como estas mujeres buscaban un marido y como Raquel buscaba tener un hijo. Era más necesario que la vida para ella y, de hecho, dio su vida al nacer su segundo hijo. ¡Vamos a ajustar nuestras prioridades! Es esencial tener a Cristo para que nuestra vida tenga significado; después, es nuestra obligación compartirle con el mundo. No hay sentido en este planeta aparte de Él.

El resto del capítulo es mesiánico; apunta al lector hacia Cristo. Brilla con la esperanza, especialmente después del trasfondo de un estado extremo, descrito en el versículo 1 y el capítulo anterior. Aprendemos un principio valioso: Mientras el mundo se hunde en la desesperación y las tinieblas, si nosotros tenemos nuestros ojos fijados en el Señor, ¡no veremos más que la gloria por delante! Él es suficiente para borrar totalmente la oscuridad y llenar nuestras vidas con luz, hasta derramarse. Si aprendes a mirar hacia arriba, siempre estarás encima de las circunstancias de la vida.

El renuevo

“El Renuevo de Jehová” (v.2) es un término mesiánico y es utilizado por los profetas Isaías, Jeremías y Zacarías. Como hemos declarado antes, Cristo es la única esperanza para Israel y el mundo entero. “El Renuevo” es como se traduce el nominativo hebreo. En Zacarías 6:12, el Mesías es nombrado como “el Renuevo”. Su nombre significa un atributo, que es una parte de Su esencia, y apunta hacia el ministerio que llevará a cabo. Saltará de Su ser. Dondequiera que se encuentre este término, quiere decir que Él brotará de un tronco que ha sido cortado. Quizás el versículo que más lo aclara es el que escribió Isaías más adelante: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces” (11:1).

Creo que será muy bueno examinar brevemente un argumento de Job. Por supuesto, Job se encuentra en un estado pesimista, pero esto no quiere decir que no esté viendo las cosas correctamente. Dice que “si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán… más el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?... Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán ni se levantarán de su sueño” (Job 14:7,10,12). Job nos hace el favor de destruir el engaño de la reencarnación. El hombre no volverá en ninguna otra forma, y no hay nada en la Biblia que nos sugiera tal cosa. Junto con el engaño de la reencarnación, vamos a dejar también a un lado condolencias a veces ofrecidas a los seres queridos de un difunto: “Todavía estará con vosotros cuando os acordéis de las palabras que os habló”… o como una canción que dice que los cuerpos de los soldados muertos fertilizan las flores que brotan de la tierra encima de sus sepulturas. ¡Pobres consuelos, pienso yo!

Podemos estar seguros de que Job no está negando la resurrección. Él declara definitivamente: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26). ¡No se puede hablar más claramente de la resurrección del cuerpo! Sin embargo, esta resurrección no se encuentra de forma natural dentro del cuerpo humano. El cuerpo está destinado a volver al polvo desde la caída de Adán: “Pues polvo eres, y al polvo volverás” (Gn.3:19). La esperanza de la resurrección para Job fue en la vida de su Redentor, y Jesús dijo: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Jn.14:19).

Job dice que hay más esperanza para un árbol que para el hombre natural. Señala al árbol para dar esperanza, e Isaías dice que Cristo es el Renuevo que brota de un tronco inútil para traer la esperanza renovada a la nación de Israel. Una nación decaída experimentará de nuevo las bendiciones del reino de David, pero con una gloria que lo excederá. Cuando son injertados los gentiles, entonces Él es la esperanza de las naciones.

Hermosura en lugar de ceniza

Aquí encontramos una revelación de Cristo dada al remanente redimido de Israel, y es puesta delante de nosotros para que nos fijemos y conozcamos Sus atributos. Él es hermoso y glorioso. No leas solamente las palabras; toma tiempo para mirar dentro del invisible y meditar sobre el insondable. Lo que puedas captar enamorará tu corazón; y lo que no puedas captar servirá para provocar una adoración en el Espíritu.

Eres hermoso más allá de toda descripción,
Demasiado maravilloso para las palabras,
Demasiado asombroso para la comprensión,
Como nada jamás visto o escuchado;
¿Quién puede captar Tu sabiduría infinita?
¿Quién puede sondear la profundidad de Tu amor?
La majestad entronada en el cielo.

Y estoy… estoy asombrado de Ti,
Estoy… estoy asombrado de Ti,
Dios santo a quién pertenece toda la alabanza,
Estoy asombrado de Ti.

Será la hermosura de su Cristo lo que transformará a Israel. El Retoño llevará fruto y será segado de la tierra para la gloria de Dios. Les quitó todo el adorno de las hijas de Sion, pero el remanente de Israel restaurará el orgullo nacional y será adornado con la santidad (v.3). Estos han sido elegidos y sus nombres son hallados en el Libro de Vida. También están registrados entre los verdaderos israelitas. De alguna manera, los antiguos registros serán descubiertos. ¡Alabado sea Él, que es capaz de lavar todo lo inmundo y limpiar la sangre tan absolutamente como para no dejar ni un rastro de inmoralidad o crueldad!

He titulado un artículo anterior, tomado del capítulo 1, “La restauración por medio del juicio”, y aquí vemos otra vez el poder redentor del juicio en el versículo 4, “con espíritu de juicio y con espíritu de devastación”. La devastación aquí se refiere a lo que queda después de haber pasado el fuego consumidor. Ninguna impureza, ningún insecto o microbio puede resistir al fuego. Las tormentas pueden arrancar los árboles, transportar objetos lejos de sus orígenes, torcerlos y deformarlos, pero el fuego no dejará nada más que ceniza después de él. Ningún crimen podrá ser perdonado y ninguna ofensa quedará sin castigo. El juicio de Dios cae y Su nombre justo es vindicado. Él ha pronunciado la sentencia y ha caído. Solamente de esta manera Israel será restaurado… por el juicio y el fuego del Espíritu Santo. 

Desde el tronco retoña el Renuevo; desde la ceniza salta la hermosura. El espíritu de juicio y la devastación fue el prototipo de un juicio que vendría cuando la ira de Dios cayera sobre el monte Calvario y Su Hijo fuera ofrecido en sacrificio. La llama de ese holocausto subió al trono de Dios y su olor grato entró en la nariz del Juez celestial, aplacando así Su ira y satisfaciendo la justicia para siempre. Este fue el momento en el que la devastación fue transformada en protección; una nube y una llama de gloria como un dosel sobre Su pueblo (v.5) de día y de noche. “El Verbo fue hecho carne y tabernaculizó (griego para habitar) entre nosotros” (Jn.1:14). Él fue el verdadero propiciatorio que cubría el arca que contenía los Diez Mandamientos, “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Col.2:14).

Esta es la segunda vez que la profecía de Isaías llega hasta el Milenio. Existen cumplimientos temporáneos sobre los siglos. Uno fue el regreso de los judíos de Babilonia (que era futuro para Isaías); otro fue el regreso de los judíos a Israel a principios del Siglo XX, la primera vez desde la destrucción por Tito en 70 d.C. Así, la historia se ha ido repitiendo, esperando su cumplimiento final, cuando la tercera parte de Israel sobrevivirá a un asalto futuro contra Jerusalén. La ofrenda del Mesías, a la que se refiere Isaías, avala a Israel hasta el fin. Después de aquel juicio, Cristo vendrá como su protector; como un refugio contra todos los ataques perpetrados contra el pueblo de Dios (v.6); como un cumplimiento mayor que la protección que le fue provista en el desierto. El salmista conoció este lugar de seguridad: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré… No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día… Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación” (Sal.91:1,2,5,9).

Mi hermana Jean

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Las dos personas, queridas para mí, que más he visto sufrir, fueron mi hermana y mi padre. Me parece que estas cosas apenas pasaron ayer. Mi hermana tenía tremendos dolores de cabeza debido a la leucemia; decía que era como si la pincharan los ojos con agujas. Mi padre, durante muchos años, sufría dos veces a la semana unos dolores de corazón insoportables. Se iba a la cama, gimiendo y agarrándose el pecho. El color de su piel se volvía gris y, al tocarle, estaba frío. 

Espero que alguien pueda aprovechar de esta parte de la vida de mi hermana. Ella era aún adolescente, estaba en su último año de escuela. Nunca se me olvidará la tarde, sentado en una reunión de campamento, en la que mi hermana mayor me llamó fuera para decirme que a Jean la habían diagnosticado leucemia aguda. Tengo que confesar que todavía siento dolor al preparar este artículo. Pero este mensaje es sobre la esperanza. ¡Ha venido Uno para llevarnos más allá del sepulcro, a una eternidad de felicidad!

Una amiga de la familia envió hace poco tiempo una carta a mi hermana, Phyllis, que mi hermana, Jean, le había escrito a ella. Esta amiga era adolescente cuando nuestro padre dirigía un grupo de nativos americanos en Oneida, Wisconsin. Su padre ayudó al padre nuestro en aquella obra. Jean escribió esa carta pocos meses antes de irse al cielo para estar con el Señor en 1957. Tenía 18 años. Se graduó en su hogar celestial poco antes de finalizar la escuela. Creo que Phyllis recibió esta carta, más o menos, al mismo tiempo que el documento que colgué aquí en el blog con el testimonio de nuestro padre.

La oración del pecador

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… en las palabras de un puritano

“La oración del pecador” es recomendado a una persona, dispuesta recibir a Cristo.  Posiblemente el consejero le conduce en una oración que, por ejemplo, prosigue de esta manera: “O Dios, reconozco que soy un pecador y que el pago del pecado es la muerte. Sé que el castigo del pecado es la separación de Tu presencia después de la muerte…” Y la oración sigue, tomando en cuenta la cruz y la salvación, y entonces abarca la invitación para que Jesús entre en la vida. Bien, en estos pocos párrafos solo quiero enfatizar la parte de la oración que tiene que ver con el reconocimiento de ser pecador.

Probablemente La oración del pecador refiere al publicano en el templo que en pocas palabras confesó que era un pecador y pidió de Dios la misericordia. Se encuentra en Lucas 18:13: “¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!” Jesús dijo, “Éste bajó a su casa justificado,” indicando que orar de esta forma es todo lo que es necesario para poder ser salvo.

No diré, en ninguna manera, que esto no sea cierto. Al contrario, por supuesto, estoy de acuerdo. Lo que sí diré, es que estoy en contra la idea que por solamente pronunciar estas palabras, el consejero le asegura, “Ya eres salvo. ¡Bienvenido al Reino de Dios!” Fácilmente puede dar a una persona una falsa esperanza. Te apunto a la expresión justo antes: “No querría ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho…” Tendré que aclarar que el acto de golpear el pecho y la postura de no alzar los ojos tampoco salva, a menos que describe una manifestación de la actitud del publicano tras la oración: Las palabras eran pocas, pero la actitud arrepentida decía mucho.

Las palabras y los hechos descubren el corazón

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No vamos a escribir toda la porción de la Escritura en este artículo. Espero que tengas la Biblia abierta y me sigas al intentar una lección expositiva.

4. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 3


Ni una sola palabra en la Biblia es insignificante o sin motivo. Al principio del capítulo 3 tenemos dos palabras, a las cuales normalmente no hacemos mucho caso: “He aquí” o “¡pon atención!” Ahora, quita tus ojos y oídos de todo lo demás, y enfócate en la Palabra de Dios. Deja a un lado todos los medios de comunicación, las noticias, los eventos mundiales, la enseñanza e información, y enfócate en el profeta Isaías, el hombre que está escuchando a Dios. Lo que Dios comunica tiene mucho más valor para tu alma. Estate seguro de que obtienes la palabra de parte de Dios. Es una palabra que nunca muere y que conserva el mismo valor que tenía cuando fue proclamada por primera vez. Jesús sabía que Isaías también estaba hablando al pueblo en Su día, y nosotros debemos saber que la palabra viva también habla a nuestra generación.

La historia de mi vida

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Mi hermana, Phyllis, recibió este documento de Ruby Gerner, nuestra vecina en Wisconsin, donde me crie en los años 50. Fue escrito con una maquina muy antigua y, por el trascurso de los años, el color del papel se ha oscurecido. La familia Gerner tenía una granja al lado de nuestra propiedad, y el señor Gerner trabajaba la tierra que rodeaba nuestra casa. Ellos eran católicos romanos y muy buenos vecinos.

Estoy seguro que mi padre les dio este documento, no solamente para que conocieran su vida, sino por su intención de compartir el evangelio por medio de su historia… un evangelio que no tenía nada que ver con ninguna religión. El testimonio vivo de mis padres y las oraciones que ofrecíamos todos los días en nuestros devocionales por nuestros vecinos, llevaron fruto. Ruby pudo conocer al Cristo vivo en su vejez. No estoy muy seguro de los detalles, pero he oído que al menos algunos de sus hijos han recibido al Señor y que su marido expresó una esperanza en Cristo al morir.

He vivido toda mi vida observando la fidelidad de Dios en contestar la oración y con la seguridad de las promesas de Su palabra. Aquí presento el siguiente testimonio de un predicador sencillo de campo, que sólo tuvo oportunidad de ir a la escuela primaria durante seis años. He escrito toda su historia en mi libro “Lo que palparon nuestras manos”. Si deseas leerlo, déjamelo saber, por favor. 

El milenio

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No vamos a escribir toda la porción de la Escritura en este artículo. Espero que tengas la Biblia abierta y me sigas al intentar una lección expositiva. Muy cerca del comienzo de su libro, Isaías refiere al milenio. Habrá más referencias después.



3. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 2

Sabiendo que ha habido, y sigue habiendo, buenos cristianos que no creen en el milenio literal, tengo la convicción de que cada cristiano verdadero debe creer literalmente en el reinado de Cristo junto con Sus santos, sobre la tierra durante mil años. Antiguamente hubo muchos que no lo creyeron, y puedo entender cómo llegaron a tal conclusión, ya que en su día no existían las señales que tenemos hoy. Jonathan Edwards, un gran teólogo, al escribir a otros líderes cristianos en el Siglo XVIII, dijo que sería imposible establecer una exactitud profética hasta que la iglesia llegara más cerca del tiempo de la segunda venida de Cristo. Quizás estaba sintiendo la misma frustración que Daniel al llegar al fin de su libro: “Yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están selladas hasta el tiempo del fin(Dn.12:8,9). Aún el gran intelecto de Edwards no pudo captarlas.

Sin embargo, una señal grande y clara que apareció a principios del siglo XX, impresionó a tales hombres como, J. C. Ryle y C. H. Spurgeon, y les hizo hablar del cumplimiento literal de Ezequiel 37. Este capítulo, escrito hace 2500 años, y muchas otras profecías del Antiguo Testamento, declaraban que los judíos regresarían a su tierra prometida y serían auto-gobernados. Estos acontecimientos marcarán la preparación para el reino literal de Cristo desde Jerusalén: “He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra y los haré una nación en la tierra” (Ez.37:21-22). Este movimiento masivo ya había empezado a principios del siglo XX, pero el 14 de mayo de 1948 ¡Israel se declaró una nación soberana! Ese día, la teoría del reemplazo (asumiendo que la Iglesia ha desplazado a Israel) debería haber sido totalmente echada por tierra junto a todas las demás teorías que mantenían que el cumplimiento de tales profecías fuera espiritual y no literal.

Dios, el Espíritu

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Oraciones y devociones puritanas

del libro  El valle de la visión por Arthur Bennett

Oh Señor Dios,

No oro tanto por virtudes como por el Espíritu mismo, pues percibo su ausencia y actúo en todo por medio de mi propio espíritu. No me concedas deseos débiles, sino el poder de su presencia, pues esa es la forma de tener todas sus virtudes, y cuando tengo el sello dispongo así también de su impronta. Él puede sanar, ayudar, avivar, y humillar rápida y fácilmente, y al ser eterno puede proporcionar la gracia eternamente.

Sálvame de grandes impedimentos, de contentarme con una pequeña porción del Espíritu, de creer que no me darás más. Cuando sienta su ausencia, ilumina mi vida y mi fe, pues cuando estoy sin ti, o bien me encuentro en tinieblas y no puedo verte, o Satanás y mis facultades naturales me contentan con una luz escasa, para que no siga buscando el Espíritu de vida. Enséñame, pues, lo que he de hacer.

La restauración por medio del juicio

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No vamos a escribir toda la porción de la Escritura en este artículo. Espero que tengas la Biblia abierta y me sigas al intentar una lección expositiva. Este estudio incluye lo que la Biblia dice sobre el embrión o el feto. Y te dará información sobre un gusano, llamado carmesí, que es bastante interesante.

2. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 1, versículos 10-31

El Señor Dios nunca acepta la religión practicada de forma ritualista sin que esté involucrado el corazón. Isaías, primeramente, enfrenta a los gobernantes de Israel en el nombre del Señor y les compara con los líderes de la antigua Sodoma, ya desaparecida (v.10). Son semejantes e, igual que ellos, están camino a la extinción. Su pueblo, excluyendo al remanente, es como la población de Gomorra, y Dios le revela el disgusto que siente por sus sacrificios (v.11).

Sacrificios, asambleas, y oraciones numerosas

La evaluación del Señor sobre su religión tuvo que ser un choque para ellos. A pesar de que habían estado sacrificando gran cantidad de animales, Él les dice que eran inútiles para Él. Dios nunca se impresiona con la cantidad; siempre mide las cosas según su calidad. En los días de Isaías les habló de sus múltiples sacrificios: holocaustos de carnero, el sebo de animales gordos, bueyes, corderos, cabras e incienso. El Señor sigue viendo las cosas a Su manera al juzgar el estado de la iglesia. No da valor a la cantidad de dinero, a los edificios hermosos ni a materiales sofisticados y costosos.

Ahora, Dios no está amonestándoles por adorar a otros dioses en los lugares altos, sino por ofrecer un sacrificio legalmente correcto en el lugar correcto. Es típico de Isaías referirse a una adoración legítima, pero superficial. Por esta razón, Isaías es citado muchas veces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Jesús dijo: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran…” (Mt.15:7-9).

Isaías continuó escribiendo acerca de sus asambleas mensuales y semanales, y sus festivales y fiestas, que fueron gravosas y abominables para Dios. Él acusaba al pueblo de “hollar mis atrios” (vs.12-14) y aborrecía su religiosidad; no la podía sufrir más. “Son iniquidad vuestras fiestas solemnes”, dijo. La fiesta solemne se refiere al gran día de las fiestas… el día más sagrado, al que describe como iniquidad. ¿Has considerado tú, como lo he hecho yo, cuando el Señor mira desde los cielos a Su iglesia, como ve las varias actividades, incluso la reunión del domingo por la mañana? La congregación se relaja en sus asientos y disfruta de los talentos de los hombres, pero ni siquiera espera una demostración del poder de Dios (2Ti.3:4-5). El programa está organizado hasta el último minuto, dejando a la gente salir con bastante tiempo para comer y divertirse el resto del día. ¿Estamos convencidos de que Él aprueba lo que hacemos, si la manera en que pasamos las horas evidencia que amamos los placeres más que a Dios?

Cuando levantan sus manos en la oración, Él cierra sus ojos y oídos: “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré” (v.15). Es difícil entender por qué añadían más tiempo a la oración, cuando en verdad no esperaban una respuesta. En realidad, hacen bien en no esperarla porque Dios no va a responder. Incrementar la oración no es aceptado, como tampoco lo es el número de sacrificios ni sus días de adoración, por tener las manos cubiertas de sangre. Quizás la culpabilidad por derramar sangre sea metafórica, en parte, refiriéndose a la práctica de no hacer justicia a la gente maltratada, ya que incluso en casos de homicidio, los jueces, por conveniencia, cierran los ojos.

En la historia de Inglaterra y América, personas autodenominadas ‘cristianas’ estaban involucradas en el tráfico de esclavos. Dios acusaba a los israelitas por ofrecer a sus hijos a Moloc, matándoles y quemándoles en el valle de Hinom, fuera de Jerusalén (Je.7:31; 32:35). Lo leemos y exclamamos espantados: “¡Qué horror!” Un momento… en el siglo XX y XXI, millones de madres y padres han matado a sus hijos inocentes practicando el aborto, y miles de doctores y enfermeras, de múltiples maneras, han sido cómplices en estos actos. Los gobernantes también son culpables por legalizar el crimen, y las personas que han votado para que tales personas lleguen al poder, también tienen que admitir que sus manos están manchadas de sangre.

Cuando vivíamos cerca de Dachau, Alemania, llevábamos a quienes nos visitaban desde otros lugares, a ver el campo de concentración. Allí se puede ver un documental sobre las barbaridades que se llevaban a cabo dentro de esos muros. Casi terminando la película, cuando entra el ejército americano de liberación, por orden del General Eisenhower, se ve cómo hacían entrar en el campo a los ciudadanos de Dachau y pasar por el edificio donde estaban los hornos crematorios. A cada lado de los hornos había habitaciones llenas de cadáveres esperando ser quemados. Por el hedor, podías ver a la gente cubriéndose la nariz con un pañuelo. La razón por la que les hizo ver esa terrible escena era para que les quedara grabada en sus memorias y despertarles a la realidad que estaba aconteciendo tan cerca de sus hogares. Hitler trató a esas personas, asesinadas por su raza, como algo menos que seres humanos. Desde entonces la historia ha visto a Adolf Hitler como un perro rabioso, siendo perfectamente digno de tal infamia.

Sin embargo, las atrocidades de Hitler no pueden compararse, en número, con la masacre cometida a inocentes no nacidos en nuestro siglo. “¿Son estos fetos en verdad nenes?”, nos preguntamos. Recuerda la justificación, ya mencionada por Hitler, al matar a millones de personas, mayormente judíos. También los traficantes de esclavos africanos intentaban argumentar que la gente negra eran seres sin alma. Si eres cristiano y crees la Biblia, para ti no cabe duda de que el niño que está en el seno de su madre es un ser humano.

Fíjate como Jeremías cuenta su llamamiento desde antes de nacer: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Je.1:5). Jeremías tenía ADN de profeta antes de nacer. David también escribió de sus principios en el seno de su madre: “Porque tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre… No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado… Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Sal.139:13,15,16). Escucha la profecía de la boca de un ser celestial acerca de Juan Bautista: “Y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre” (Lc.1:15), y después, el testimonio de su madre: “Exclamó a gran voz… tan pronto como llegó la voz de su salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre” (Lc.1:42,44). Yo también puedo testificar que existo porque mi madre, arriesgando su vida, rehusó abortar. Yo creo que no debemos considerarnos superiores a los judíos del tiempo de Isaías que tenían sus manos llenas de sangre. 

El escape

Habiéndoles diagnosticado su condición espiritual, el Señor les señala la manera de poder salir de su dilema (v.16-17). Esta es una característica constante de Dios en Su trato con la gente. El diablo abandona a sus víctimas heridas, recreándose en su propia sangre, sin preocuparle su bienestar o futuro. El Espíritu Santo, al traer convicción de pecado, demostrará al pecador o al santo caído, la luz que hay al otro lado del túnel, sin importar cuan oscuro pueda ser en el momento. Existe un remedio y una fuente donde poder lavarse de sus impurezas.

El Señor llama a Su pueblo, a los que están dispuestos a enfrentar la verdad y escuchar la Palabra de Dios, a Su trono de justicia... “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta” (v.18). La limpieza y la vida nueva siempre vienen por aplicar la Palabra a la persona. Pedro dice: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 P.1:23). Dios lleva las cosas a una conclusión positiva, pero el individuo tiene que estar dispuesto a despertarse a su situación.

el gusano carmesí
Hay una transformación y una fuente limpiadora al alcance, por lo cual podemos ser hechos aceptables a los ojos del Señor. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la manera de obtener la salvación de Dios es más que por ser perdonado solamente. El pecador también tiene que ser purificado y nacido de nuevo, por medio del arrepentimiento y la gracia. “Dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien” (vs.16,17). Los que son manchados con pecados como la grana o rojos como el carmesí,  serán emblanquecidos como la nieve o la lana (v.18).  
el gel carmesí

Al hablar de carmesí, Isaías no se está refiriendo a un color rojizo, sino a un pequeño gusano que existía en su día. La hembra elige un árbol muy específico, un roble, llamado kermes, y sube a él. Cuando lo hace sabe que jamás bajará vivo. Va al árbol para dar a luz a hijos, pero para hacerlo, tiene que morir. Se adhiere tan fuertemente al árbol que es imposible removerlo sin matarlo. Allí pone sus huevos y los protege debajo de su cuerpo.


un árbol permanentemente manchado
 Al salir los gusanitos de los huevos, la hembra segrega un líquido rojo, cubre a los pequeños, y deja una mancha roja en el árbol. ¡Nunca se destiñe con el paso del tiempo! Los pequeños comen del cuerpo vivo de su madre. Al morir, después de tres días, el líquido puede ser extraído y usado como tinte. Fue usado, por ejemplo, en la vestimenta del sumo sacerdote y en el tabernáculo. Al cuarto día, el gusano mismo, ya no es rojo, sino tan blanco como la nieve. Su cuerpo se convierte en algo parecido a la cera, que se puede usar para preservar la madera. También es utilizado como medicina para fortalecer el corazón. 
tela teñida carmesí

Una cosa más sobre este gusano…, cuando es aplastado, emite una fragancia muy agradable. Debemos tomar un poco de tiempo para meditar sobre esta alegoría que nos apunta hacia Cristo y Su cruz. Podemos ver claramente que, desde el capítulo uno, Isaías se está refiriendo a la cruz donde está el remedio para los pecados de Israel y los nuestros, por muy terribles que sean.

Jesús predicó, “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Mc.1:15). Isaías dijo, Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada” (v.19-20a). Elige uno o el otro; no hay terreno por en medio. El alternativo es la destrucción. “Porque la boca de Jehová lo ha dicho” (v.20b).

Los pecadores no son más que pecadores, y lo que Isaías nos ha dicho es un mensaje sencillo para ellos. No tienes que dividirles en categorías y buscar a un especialista para cada una de ellas. La verdad simple es que él ha pecado contra un Dios santo y necesita ser lavado. Hay dos caminos delante de él y tiene que elegir, o uno o el otro; y dos resultados: comer el bien de la tierra o ser consumido a espada. 

La degeneración

Isaías sigue con una serie de lecciones sobre la degeneración, que es un proceso que ocurre con el tiempo. Esta lección nos enseña que los días pasados eran mejores, pero que poco a poco la sociedad de Israel se fue degenerando. La primera lección tiene que ver con la infidelidad: “¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel?” Ha dejado los votos del matrimonio con su Marido celestial y ha amado a otros. No importa si lo que ama es una cosa buena o mala; todo lo que te hace dar la espalda a Dios es Su enemigo. Santiago declara: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Stg.4:4). La segunda lección es sobre la injusticia: “Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas” (v.21). La injusticia significa no cuidar al pueblo y, como consecuencia, es calumniado, difamado, robado y herido. La injusticia al final llega a ser el homicidio. Ignorar los apuros del desafortunado es aborrecerle, y aborrecerle significa matarle.

La tercera lección enseña sobre bajar los estándares. “Tu plata se ha convertido en escorias”. Los estándares se degeneran hasta que todo es tolerado y la inmoralidad es tan fácilmente aceptada como la moralidad, hasta que todo vale. La cuarta lección tiene que ver con una piedad aguada: “Tu vino está mezclado con agua” (v.22). La riqueza del vino, representando la obra del Espíritu Santo, ya no es esencial, y el pueblo está satisfecho con lo que el hombre puede hacer… es decir, con las posibilidades humanas. “Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2Ti.3:5).

Ahora Isaías nos lleva al mundo político, donde los gobernantes son compañeros de los ladrones (v.23). Creo que puedo decir que los políticos son iguales en todo el mundo. Antes los llamábamos siervos públicos, pero ahora están influenciados por los que colaboran con ellos financiando sus campañas electorales, y por los cabilderos, que les presionan continuamente para conseguir sus propios intereses. El gobierno pierde su propósito y se hace opresivo. ¿Sigue la iglesia esta misma dirección? Bueno, he sabido de un pastor que, por haber contribuido con la mayor parte de las finanzas para la construcción del edificio de la iglesia, pudo formar una constitución por la cual adquirir el derecho a tener la última palabra en cualquier desacuerdo. Su último acto como pastor fue cerrar la puerta de la iglesia y dejar a las ovejas abandonadas, teniendo que buscar pastos donde poder alimentarse. 

El juicio trae resultados sanos

Hablando por medio de Isaías, el poderoso Dios de Israel se declara el Dios de la venganza (v.24). Un antiguo proverbio dice, la venganza es dulce, y en las manos de Dios es así. Pablo nos enseña cual debe ser la actitud correcta sobre la venganza: “No os venguéis vosotros mismos, amado míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Ro.12:19). Esta no es la enseñanza popular de nuestros días, pero es totalmente la enseñanza del Nuevo Testamento. El Dios del Antiguo Testamento es el mismo Dios del Nuevo.

El juicio caerá sobre todos los hechos y hábitos malignos en Israel (v.25), pero verás que tendrá un efecto sano sobre su sociedad. La justicia será restaurada. Verdaderos jueces tomarán sus asientos en las salas de justicia, y los que aconsejan a los que gobiernan harán lo que Dios siempre ha querido (v.26). La ciudad de los intereses de Dios, Sion, se volverá de su prostitución, injusticia y falsedad, cosas adquiridas con el tiempo (v.27). Los que se han arrepentido bajo la dura mano del juicio se encargarán de los asuntos del gobierno. La oposición, es decir, los que han resistido el movimiento del juicio de Dios, será aplastada. La tendencia hacia la degeneración será detenida y vendrá la restauración (v.28).

Ahora vamos a aprender de la actitud de los penitentes y ver lo que es estar verdaderamente arrepentido. “Entonces os avergonzarán… os afrentarán…” (v.29). Bienaventurada sea la vergüenza que resulta por tener los ojos abiertos para poder ver las cosas correctamente. La ceguera del engaño dará lugar a la luz de la verdad y el pueblo verá que lo que pensaba que era tan maravilloso, en verdad era una falsificación (vs.30-31). Estará avergonzado por haberse involucrado en ella. Lo que parecía tan fresco y lleno de vida, resultará seco, sin agua. Lo que parecía tan fuerte e indestructible, resultará ser leña, combustible para el fuego. Esto es lo que Dios hará por Su pueblo para su propio bienestar. Si en la historia de la iglesia fue necesario que los ojos ciegos fueran abiertos y el engaño del éxito y crecimiento fuese claramente manifestado, también es necesario en los días en que vivimos. ¡Que Dios haga que la verdad triunfe hoy en día!

¿De quién es la imagen en tu vida?

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Puedo testificar del sello de Dios sobre la vida de David desde su juventud. Cuando estudiaba en la escuela cristiana, a menudo era llamado a la oficina para ayudar a aconsejar a estudiantes con problemas. Cuando era adolescente el Señor empezó a mover su vida, preparándole para el futuro. Durante muchos años David vivió en la República de Irlanda y ganó la reputación de ser un buen maestro dotado de la palabra de Dios. Trabajó allí con jóvenes, y es notable mencionar una pandilla de ellos que daba problemas a la policía, pero Dios tocó sus corazones y ellos pusieron la vista en el cielo. El fruto permanece, e incluso otros miembros de sus familias ahora pertenecen a Cristo.

David ahora vive en el mismo área de Vermont, USA, donde su hermano gemelo, Daniel, es pastor de la Iglesia Cristiana de Swanton. David contribuye con sus valiosas enseñanzas de vez en cuando. También trabaja en la construcción de casas, lo que quizás explique por qué “la casa de Dios” en este mensaje le llama tanto la atención. A veces es contratado como fotógrafo para bodas, y yo quisiera adjuntar unos ejemplos de su fotografía a este artículo. También, por medio de unas fotos, quiero presentaros a sus tres hijos.

(pulsa cualquier foto para verla en grande)

Jacob, el menor
Jared con su guitarra
Ethan, el futbolista

Judá abandona a su Dios

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1. Un estudio expositivo sobre Isaías, capítulo 1, versículos 2-9

Isaías empieza con una declaración a Judá y a Jerusalén en nombre del Señor, sin embargo, es un mensaje que se puede aplicar a todo el mundo. ¡Qué clara y detalladamente habla Dios a Su profeta y por medio de él! Es una protesta contra Su pueblo y una llamada al arrepentimiento. Le insta a pensar de forma razonable con la intención de ofrecerle el perdón y seguidamente bendecirle. El Señor habla acerca de la caída de Israel a la corrupción y de cómo ha llegado a ser Su enemigo. De ser hijos de Dios se han vuelto en hijos depravados. Al final Él hará una obra de juicio justo que les llevará al arrepentimiento.

Dios habla: El cielo y la tierra tienen que hacerle caso

El Señor quiere que le escuchen: “¡Oíd, cielos, y tú, tierra, escucha, que habla el Señor!” (v.2a). Él desea comunicar, por eso, por toda la Biblia, manda a Sus siervos que escriban. Sus palabras llenan los cielos, descienden a la tierra y se extienden a todos los tiempos. Él revela los pensamientos y sentimientos de Su corazón.