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Lowell Brueckner

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Algunos de vosotros ya sabéis que, después de seguir mi habitual plan de lectura diaria, que me lleva dos veces a través del Nuevo Testamento y una vez a través del Antiguo, suelo dedicar los meses restantes del año a un libro específico de la Biblia. He estado considerando a qué libro debería prestar especial atención durante el último trimestre de 2019. Confío haber escogido el correcto, ya que me he decidido escudriñar la Primera carta a los Corintios. He escrito una introducción que me gustaría presentar ante vosotros ahora, para ayudar con un poco de información, antes de que enfrentemos el texto bíblico. Por favor considerad unirse a mí en este estudio expositivo y, si lo hacéis, orad para que Dios nos dé, a vosotros y a mí, luz del cielo, de modo que podamos sacar verdadero provecho en nuestro ser interior. 

Introducción a la Primera carta a los Corintios

En el istmo con un amigo español y 2 amigos griegos
Al cerrar su carta a los filipenses, el apóstol Pablo nombra a éstas [mujeres] que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida " ( Fil .4: 3). Clemente de Roma era un padre apostólico, denominación que se usa específicamente para los padres de la iglesia que fueron discípulos directos de los apóstoles. Viajó con Pablo y fue nombrado anciano de la iglesia en Roma junto con Lino y Cleto (el consejo de ancianos siempre es el tipo de liderazgo ordenado y puesto en práctica por Pablo). Sus escritos, datados en el siglo primero, son probablemente los más tempranos después de la Escritura inspirada de los apóstoles. Lo más probable es que conociera directamente a la iglesia en Corinto, pues le escribió una extensa carta en algún momento hacia finales del siglo primero.

Eclesiastés 12

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Sirve a Dios cuando eres joven
Capítulo 12

1.     Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos placer;
2.     antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y las nubes vuelvan tras la lluvia;
3.     el día cuando tiemblen los guardas de la casa y los fuertes se encorven, las que muelen estén ociosas porque son pocas, y se nublen los que miran por las ventanas;
4.     cuando se cierren las puertas de la calle por ser bajo el sonido del molino, y se levante uno al canto del ave, y todas las hijas del canto sean abatidas;
5.     cuando también teman a la altura y a los terrores en el camino, y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su morada eterna mientras las del duelo andan por la calle.
6.     Acuérdate de Él antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo;
7.     entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio.
8.     Vanidad de vanidades, dice el Predicador, todo es vanidad.

El consejo continúa para el joven. Hay que saber que, cuando Dios juzga a una persona, empieza desde su juventud. Por eso, Salomón, dirije sus mejores consejos a los jóvenes. Vive tu juventud en el temor de Dios; esto es lo que quiere decir acordar, o tomar en cuenta a Dios en todas tus actividades y planes. En Proverbios 3:6 escribió lo mismo: Reconócele en todos tus caminos”. Recuerda, también, que Él es tu Creador y que Él tiene todos los derechos como tal. Los derechos humanos son secundarios y no los tomaremos en cuenta hasta que el Creador quede satisfecho. Él nos ha creado para Su placer, así es que, desde la niñez hasta la vejez, nuestra responsabilidad primordial es vivir para Su placer y cumplir Su voluntad. Le pertenecemos a Él y así debemos servir al Señor y darle gloria desde la niñez.

Los mejores días, cuando uno es joven y fuerte, debe ofrecerlos a su Creador. Cuando ofrecía un sacrificio, el israelita tenía que elegir lo mejor de su manada, un animal joven, para presentárselo a Dios. Él les reprendía por ofrecer animales débiles o enfermos (Fíjate, por ejemplo, en Malaquías 1:6-14). Desde el primer versículo, Salomón presenta las desventajas y limitaciones de los ancianos, especialmente cuando sienten remordimientos por las oportunidades perdidas, lo que pesa sobre la conciencia. Si uno no tiene placer en vivir, es inútil para servir a quien sea. El servicio a Dios debe ser gozoso, por eso, antes de que uno se acerque a la vejez, debe vivir sirviendo al Rey de reyes con contentamiento.

Eclesiastés 11

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Los frutos de la generosidad
Capítulo 11

1.      Echa tu pan sobre las aguas, que después de muchos días lo hallarás.
2.      Reparte tu porción con siete, o aun con ocho, porque no sabes qué mal puede venir sobre la tierra.

El capítulo 11 empieza animándonos a dar pan a los que no pueden recompensarnos. Por supuesto, el escritor se refiere, no literalmente a pan, sino a lo que en el futuro lo produce, es decir, la semilla, como el arroz, que se echa en charcos de agua y se hunde en el suelo. Según puede ver parece que se ha perdido, pero el sembrador sabe seguro que producirá en cuestión de meses. Así, el que confía en Dios, sabe bien que lo que él da, obedeciendo a Dios para el beneficio de otros, Él lo hará volver (v.1). Jesús enseñó este principio de la siguiente manera: “Cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos… ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos” (Lc.14:13-14).

Sé generoso y da tanto como puedas. El número siete implica plenitud, que en este caso significa la medida completa de tu capacidad para suplir la necesidad total. “Aun con ocho”, significa más allá de tu capacidad, es decir, repartiendo con fe, confiando en Dios para que supla tus necesidades. Pablo felicita a los macedonios que dieron “en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo, y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad. Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad” (2 Co.8:2-3).

Eclesiastés 10

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Capítulo 10

1.      Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor.
2.      El corazón del sabio lo guía hacia la derecha, y el corazón del necio, hacia la izquierda.
3.      Aun cuando el necio ande por el camino, le falta entendimiento y demuestra a todos que es un necio.
4.      Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu puesto, porque la serenidad suaviza grandes ofensas.
5.      Hay un mal que he visto bajo el sol, como error que procede del gobernante:
6.      la necedad colocada en muchos lugares elevados, mientras los ricos se sientan en lugares humildes.
7.      He visto siervos a caballo y príncipes caminando como siervos sobre la tierra.
8.      Él que cava un hoyo cae en él, y al que abre brecha en un muro, lo muerde la serpiente.
9.      Él que saca piedras puede lastimarse con ellas, y él que raja puede lesionarse con ellas.
10.  Si el hierro está embotado y él no ha amolado su filo, entonces tiene que ejercer más fuerza; la sabiduría tiene la ventaja de impartir éxito.
11.  Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el encantador.
12.  Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él consumen.
13.  El comienzo de las palabras de su boca es insensatez, y el final de su habla perversa locura.
14.  El necio multiplica las palabras, pero nadie sabe lo que sucederá, ¿y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?
15.  El trabajo del necio lo cansa tanto que no sabe ir a la ciudad.
16.  ¡Ay de ti, tierra, cuyo rey es un muchacho, y cuyos príncipes banquetean de mañana!
17.  Bienaventurado tú, tierra, cuyo rey es de noble cuna y cuyos príncipes comen a su debida hora, para fortalecerse y no para embriagarse.
18.  Por negligencia se hunde el techo, y por pereza tiene goteras la casa.
19.  Para el placer se prepara la comida, y el vino alegra la vida, y el dinero es la respuesta para todos.
20.  Ni aun en tu recámara maldigas al rey, ni en tus alcobas maldigas al rico, porque un ave de los cielos llevará el rumor, y un ser alado hará conocer el asunto.

Las consecuencias de los errores de los gobernantes

Aquí tenemos una lista de proverbios del mismo autor que compuso cientos de proverbios más en otro libro llamado, precisamente, los Proverbios. En este capítulo, están relacionados, particularmente, con la vida bajo el sol. Empieza con un dicho que se une con el último versículo del capítulo anterior: “Un solo pecador destruye mucho bien”. En el primer versículo nos da un ejemplo ilustrado con moscas muertas en el ungüento: “Un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor” (v.1). Es un hecho en la vida del indivíduo y también en la sociedad. Este mundo se desalienta al ver cómo el honor de una persona se pierde fácilmente en un acto de estupidez o en un momento de descuido.