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Lowell Brueckner

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El Anticristo

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   El libro del profeta Daniel

   “Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”
    Daniel 12:4

     El Anticristo
Capítulo 11:36-45                

36. El rey hará lo que le plazca, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios, y contra el Dios de los dioses dirá cosas horrendas; él prosperará hasta que se haya acabado la indignación, porque lo que está decretado se cumplirá. 
37. No le importarán los dioses de sus padres ni el favorito de las mujeres (RV60, del amor de las mujeres), tampoco le importará ningún otro dios, porque él se ensalzará sobre todos ellos. 
38. En su lugar honrará al dios de las fortalezas, un dios a quien sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, piedras preciosas y cosas de gran valor. 
39. Y actuará contra la más fuerte de las fortalezas con la ayuda de un dios extranjero; a los que le reconozcan colmará de honores, los hará gobernar sobre muchos y repartirá la tierra por un precio. 
40. Y al tiempo del fin, el rey del sur se enfrentará con él, y el rey del norte lo atacará con carros, jinetes y con numerosas naves; entrará en sus tierras, las invadirá y pasará. 
41. También entrará a la Tierra Hermosa, y muchos países caerán; mas éstos serán librados de su mano: Edom, Moab y lo más selecto de los hijos de Amón. 
42. Y extenderá su mano contra otros países, y la tierra de Egipto no escapará. 
43. Se apoderará de los tesoros ocultos de oro y plata y de todas las cosas preciosas de Egipto. Libios y etíopes seguirán sus pasos. 
44. Pero rumores del oriente y del norte lo turbarán, y saldrá con gran furor para destruir y aniquilar a muchos. 
45. Y plantará las tiendas de su pabellón entre los mares y el monte glorioso y santo; pero llegará a su fin y no habrá quien lo ayude. 

En el versículo 32, Gabriel terminó con la descripción de Antíoco Epífanes. Los versículos del 33 al 35, se aplican al verdadero pueblo de Dios, desde cualquier tiempo y hasta el fin, si es que van a estar dispuestos a enfrentarse contra el mundo y sus tentaciones. Durante la Tribulación, habrá judíos fieles y firmes viviendo para Dios. En el versículo 36, Gabriel cambia la historia de repente, y va de una personalidad a otra.

El rey del norte

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El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”
Daniel 12:4

Capítulo 11:1-35                                    El rey del norte

1. Y en el año primero de Darío el medo, yo mismo me levanté para serle fortalecedor y protector. 
2. Y ahora te declararé la verdad: He aquí, se levantarán tres reyes más en Persia, y un cuarto rey obtendrá muchas más riquezas que todos ellos. Cuando éste se haya hecho fuerte con sus riquezas, incitará a todo el imperio contra el reino de Grecia. 
3. Se levantará entonces un rey poderoso que gobernará con gran autoridad y hará lo que le plazca. 
4. Pero cuando se haya levantado, su reino será fragmentado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo, no a sus descendientes, ni según el poder que ejerció, pues su reino será arrancado y dado a otros fuera de ellos. 
5. Entonces el rey del sur se hará poderoso, y uno de sus príncipes se hará más poderoso que él y dominará; su dominio será un gran dominio. 
6. Y años después, harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer el pacto. Pero ella no retendrá su posición de poder, ni él permanecerá con su poder, sino que ella será entregada juntamente con los que la trajeron, con el que la engendró y con el que la sostenía en aquellos tiempos. 
7. Pero se levantará un vástago de sus raíces en su lugar, y vendrá contra el ejército y entrará en la fortaleza del rey del norte, y contenderá con ellos y prevalecerá. 
8. Aun sus dioses, sus imágenes fundidas y sus vasijas preciosas de plata y de oro los tomará y se los llevará a Egipto, y por algunos años él se mantendrá lejos del rey del norte. 
9. Y éste entrará en el reino del rey del sur, y luego se volverá a su tierra. 
10. Pero sus hijos se movilizarán y reunirán una multitud de grandes ejércitos, y uno de ellos seguirá avanzando e inundará y pasará adelante, para hacer guerra de nuevo hasta la misma fortaleza. 
11. Y se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte. Y éste levantará una gran multitud, pero esa multitud será entregada en manos de aquél. 
12. Cuando se haya llevado la multitud, su corazón se enaltecerá y hará caer a muchos millares, pero no prevalecerá. 
13. El rey del norte volverá a levantar una multitud mayor que la primera, y al cabo de algunos años avanzará con un gran ejército y con mucho equipo. 
14. En aquellos tiempos, muchos se levantarán contra el rey del sur; los violentos de tu pueblo también se levantarán para cumplir la visión, pero caerán. 
15. Vendrá el rey del norte, levantará un terraplén y tomará una ciudad bien fortificada; y las fuerzas del sur no podrán mantenerse, ni aun sus tropas más selectas, porque no habrá fuerzas para resistir. 
16. Pero el que viene contra él hará lo que quiera, y nadie podrá resistirlo; y permanecerá por algún tiempo en la Tierra Hermosa, llevando la destrucción en su mano. 
17. Y afirmará su rostro para venir con el poder de todo su reino, trayendo consigo oferta de paz, lo cual llevará a cabo. También le dará una hija de las mujeres para destruirlo, pero ella no le respaldará ni se pondrá a su lado. 
18. Entonces volverá su rostro hacia las costas y tomará muchas de ellas. Pero un príncipe pondrá fin a su afrenta; además, hará recaer sobre él su afrenta. 
19. Después volverá su rostro hacia las fortalezas de su tierra, pero tropezará y caerá, y no se le hallará más. 
20. Y se levantará en su lugar otro que enviará un opresor a través de la Joya de su reino; pero a los pocos días será destruido, aunque no en ira ni en batalla. 

Tú eres muy amado

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El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”
Daniel 12:4

Capítulo 10:1-21                         Tú eres muy amado

1. En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. 
2. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. 
3. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. 
4. Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 
5. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 
6. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 
7. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 
8. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 
9. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. 
10. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 

Dos años habían pasado desde la visión de Daniel en el capítulo 9. En el primer capítulo, (v.21) dice que su posición gubernamental continuó hasta el primer año del rey Ciro, pero por el versículo 1 sabemos, claramente, que siguió viviendo unos años más. Libre de su oficio en el palacio, podía dedicar todo su tiempo a la oración a favor de la liberación y bienestar de su pueblo. Daniel recibió la palabra de verdad, y la plena comprensión de la verdad a menudo trae conflicto al corazón de quien le ha sido revelada. Dijo que el conflicto era grande y que también le afectó a él. Por esta razón, algunos prefieren no enfrentarse con la verdad, porque les es más cómodo estar en las tinieblas.

Las setenta semanas

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       El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”
Daniel 12:4

Las setenta semanas
Capítulo 9:20-27                              

20. Aún estaba yo hablando, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica delante del Señor mi Dios por el santo monte de mi Dios, 
21. todavía estaba yo hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre a quien había visto en la visión al principio, se me acercó, estando yo muy cansado, como a la hora de la ofrenda de la tarde. 
22. Me instruyó, habló conmigo y dijo: Daniel, he salido ahora para darte sabiduría y entendimiento. 
23. Al principio de tus súplicas se dio la orden, y he venido para explicártela, porque eres muy amado; pon atención a la orden y entiende la visión. 

La oración de Daniel fue conducida por la Palabra de Dios, como es presentada en el libro de Jeremías. El estudio de la Palaba debe ir junto a la oración. Ya mencioné antes, en la primera parte de este capítulo, que Daniel oró en primera persona del plural… nosotros. Quizás alguien concluya que su identificación con la gente era algo estrictamente nacional, que oraba como un paisano judío. Otros, posiblemente, tendrían la idea de que Daniel era un poco santurrón, intentando mostrarse humilde ante Dios. Por supuesto, tenemos que rechazar tales pensamientos y ver a este hombre profundamente consciente de su propio pecado. El orden, en el primer versículo de la lección es, en primer lugar, “mi pecado”, y después, “el pecado de mi pueblo Israel”. Todo aquel que es genuinamente de Dios, caminará a la luz que revela su propio pecado, antes que los pecados de otros.

Mientras Daniel estaba orando vino la contestación; podemos decir que oraba hasta que vino la respuesta. Gabriel, el ángel nombrado en el capítulo ocho cuando Daniel estaba en Susa por la visión, volvió. Aparece como un hombre, pero viene volando. Viene rápidamente. Cuando una persona ora en la voluntad de Dios, pensando solamente en el cumplimiento de Sus propósitos, Dios no solamente contesta, sino que envía la respuesta inmediatamente. Quizás valga la pena mencionar que los caminos celestiales siempre han sido superiores a los de la tierra. Muchos siglos antes de la época de los aviones, el cielo ya había enviado mensajes por “correo aéreo”.

Daniel estaba orando en el Espíritu, involucrado con Sion, “el santo monte de mi Dios”, a la misma “hora de la ofrenda de la tarde”. Como Nabucodonosor había destruido el templo, los sacrificios de la tarde y de la mañana habían cesado, pero los pensamientos de Daniel todavía estaban funcionando de acuerdo con la manera en la que Dios había dicho que debía ser. El hombre de Dios no puede olvidarse de estas cosas, porque su cumplimiento está en Cristo, la esperanza de Israel. La llegada de Gabriel corresponde con el holocausto de la hora novena, exactamente, en el mismo tiempo que cuando Jesús clamó en voz alta y entregó Su espíritu: “El cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (He.9:14). Él es el remedio para el problema del pecado, por el cual Daniel intercedió.

Una oración del corazón

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El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”
Daniel 12:4

Capítulo 9:1-19                                 Una oración del corazón

1. En el año primero de Darío, hijo de Asuero, descendiente de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los caldeos, 
2. en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del SEÑOR que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. 

Los eventos que están delante de nosotros transcurren en el año después de la conquista de Babilonia por los persas. Estamos llegando a un año muy importante y de mucho gozo para el pueblo de Dios. En este capítulo nos situamos entre los años 539 y 538 a.C. La cautividad en Babilonia había empezado en el año 606 a.C., unos 68 años antes.

¿Por qué es tan importante? Porque Daniel está viviendo tres años antes del cumplimiento de una de las profecías de Jeremías. Daniel estudiaba las Escrituras, práctica que es digna de nuestra consideración. Los hombres de Dios que anhelan saber los planes del Señor y lo que Él está llevando a cabo en su día, tienen que ser estudiantes de la Escritura. ¡Dios revela Su voluntad por las Escrituras!

Vamos al libro de Jeremías para informarnos acerca de la situación, cuando el pueblo judío se vio amenazado por una invasión babilónica. Poco antes de este tiempo, casi todo Israel negaba la posibilidad de ser conquistado, pero estaba bastante claro que Babilonia iba a tomar Jerusalén. Dios mandó a Jeremías ponerse un yugo al cuello, simbolizando la cautividad venidera, no solamente para Israel, sino también para Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón (Jer.27:2-3).

Un profeta, llamado Hananías, quitó el yugo del cuello de Jeremías y lo rompió, declarando que el Señor rompería el dominio de Nabucodonosor sobre todas estas naciones en los siguientes dos años. Jeremías dijo que Hananías hacía a la gente confiar en una mentira, ya que los verdaderos profetas profetizaban acerca de guerra, hambruna y pestilencia. Un verdadero profeta ayudará a la gente a enfrentarse con la verdad, mientras que un falso profeta intentará agradar, diciendo a la gente lo que quiere escuchar (Jer.28:1-8,10). Esto sucede siempre que tratamos con el optimismo; hablar y pensar positivamente. Estos principios falsos continúan hasta el día de hoy, y A. W. Tozer lo llamó herejía. Puedes leerlo en el artículo anterior a éste en el blogspot:

Una herejía moderna

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Positivismo, una herejía moderna

Una pequeña lección sobre pensar, hablar y confesar positivamente

Hace muchos años entré en casa de un hombre muy mayor que estaba fuera de sí. Algunas personas habían orado por su enfermedad y dijeron a su hijo que, sin importar los síntomas que tuviera, él tenía que creer y confesar que su padre estaba sanado, después de haber orado por él. Obviamente, un hombre “sanado” no tendría por qué tomar la medicina, y su hijo dejó de dársela.

Yo ayudé al anciano a subir a un coche rápidamente, y le llevé hasta la puerta de urgencias del hospital más cercano, donde le dieron insulina y volvió en sí. El doctor que le atendió nos dio a su hijo y a mí una buena regañina (aunque, bueno, yo era inocente).

Esta experiencia fue suficiente para enseñarme que, “la confesión positiva”, no es un pequeño error, ¡sino un arma peligrosa que puede matar! Según los que enseñan esta doctrina, debería edificar la fe, pero en realidad, la destruye. He hablado con personas con un corazón roto porque no tuvieron “suficiente fe” para ver sanar a sus seres queridos. Me decían que habían seguido todas las instrucciones que les habían dado sus maestros, pero que no vieron ninguna mejoría. Hablé a una familia que no estaba nada preparada para la muerte de la esposa/madre, porque habían sido enseñados que “por la fe, iba a ser sanada”.

El periodo de los griegos

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El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin”.
Daniel 12:4

Capítulo 8:1-27                                 El periodo de los griegos
                                                  
1.  En el año tercero del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel, una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente. 
2.  Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam, y vi en la visión que yo estaba junto al río Ulai. 
3.  Alcé, pues, mis ojos y miré, y he aquí que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció el último. 
4.  Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder. Hacía lo que quería, y se engrandeció. 
5.  Estando yo observando, he aquí, un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo; el macho cabrío tenía un cuerno prominente entre los ojos. 
6.  Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río, y lo acometió con la furia de su poder. 
7.  Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él; lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder. 
8.  El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos prominentes hacia los cuatro vientos del cielo. 
9.  Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra Hermosa. 
10.  Creció hasta el ejército del cielo, e hizo caer a la tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó. 
11.  Se engrandeció hasta igualarse con el Jefe del ejército, le quitó su sacrificio continuo y fue derribado el lugar de su santuario. 
12.  Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará. 
13.  Oí entonces hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, de la transgresión que espanta, y de que el lugar santo y el ejército sean pisoteados? 
14.  Y le respondió: Por dos mil trescientas tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado. 

Cuatro bestias

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El libro del profeta Daniel

“Tú, Daniel, cierre estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin”
Daniel 12:4

Capítulo 7:1-28                                          Cuatro bestias

1.  En el año primero del rey Belsasar de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su mente, estando en su cama. Entonces escribió el sueño y relató el resumen de él. 
2.  Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna, y he aquí, los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar; 
3.  y cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar. 
4.  La primera era como un león y tenía alas de águila. Mientras yo miraba, sus alas le fueron arrancadas, fue levantada del suelo y puesta sobre dos pies, como un hombre, y le fue dado corazón de hombre. 
5.  Y he aquí, otra segunda bestia, semejante a un oso, estaba levantada de un costado, y en su boca, entre sus dientes, tenía tres costillas; y le dijeron así: "Levántate, y devora mucha carne." 
6.  Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio. 
7.  Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos. 
8.  Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia. 

Daniel nos hace retroceder catorce años atrás, con un sueño que tuvo al principio del reinado de Belsasar. Hasta este punto, él había relatado el testimonio histórico de sí mismo y sus tres compañeros en Babilonia. Ellos fueron instrumentos del omnipotente Dios de Judá y, ante los ojos de gobernantes mundiales, demostraron Su grandeza y le dieron gloria.

Los babilonios pudieron ver a Dios apoyando sobrenaturalmente la fidelidad de aquellos jóvenes que decidieron no contaminarse con las delicias y el vino de Babilonia, y también por la revelación e interpretación sobrenatural que Daniel recibió del sueño de Nabucodonosor. Él se manifestó claramente en la milagrosa liberación del horno de fuego; también se reveló en la interpretación del segundo sueño de Nabucodonosor y en la interpretación del asombroso texto, escrito con dedos misteriosos, en la pared del palacio de Belsasar.  Finalmente, manifestó Su poder delante de los persas, al cerrar las bocas de los feroces leones.