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Lowell Brueckner

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Meditaciones de los Salmos

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 Pasada la medianoche de hoy, es decir, el día 1 de enero de 2021, se emitirá en Radio Luz a las Naciones un estudio devocional sobre mi libro, Meditaciones diarias de los Salmos, que cubrirá los 365 días del año. Estará a tu disposición en cualquier momento a través de YouTube, Fm radio luz a las naciones, según entiendo (si hubiere algún cambio os avisaré inmediatamente a través del blog). Verás que la cuña y presentación, en general, está muy bien hecha, y la voz de las meditaciones diarias fue puesta por diferentes cristianos en Madrid. A ellos, junto al personal de Radio Luz a las Naciones, estoy muy agradecido.

 Sugiero que, ya que la meditación del día estará a tu disposición a la hora que más te convenga, puedes incluirla a tu devocional personal diario, cuando lo hagas normalmente. He recibido buenos comentarios de personas que han leído el libro de costumbre. Una señora, que sufre dolores continuos en su cuerpo, me dijo que los pensamientos sobre los Salmos la aliviaban mucho. Un matrimonio me dijo que leen juntos las meditaciones cada noche antes de dormir. Bueno, ahora no hay ni que leer, sólo escuchar y estar meditando en las palabras. Espero que muchas personas puedan aprovechar de ello, y sean consoladas y edificadas.

 Hace años, en 1986, más o menos, empecé a escribir anotaciones de los Salmos mientras los estudiaba, llenando dos cuadernos con ellas. Años más tarde, pensé en organizarlas en un devocional diario, dividiéndolas en 365 estudios, junto con el Salmo o porción del Salmo correspondiente. Escribí acerca de experiencias espirituales en mi propia vida, luchas interiores y la consolación recibida por el Señor. Pablo dijo en 2 Corintios 1:3-4: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados.      

 

Un Pacto Mejor

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Un estudio expositivo del libro de Hebreos

Capítulo 8


 1.      Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

2.      ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

3.      Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.

4.      Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

5.      los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

6.      Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

7.      Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

 

Una posición perfecta

 El Espíritu Santo está glorificando a Cristo, exactamente como Jesús prometió que haría: “Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber” (Jn.16:14). En los siete capítulos anteriores, el Espíritu Santo nos dirigía hacia el punto principal, y ahora nos presenta al Sumo Sacerdote de un orden de sacerdocio mejor que el levítico; el orden de Melquisedec. En el último capítulo, citó el Salmo 110:4, en el que Dios declara al Hijo como eterno Sacerdote, según Melquisedec. Así, Jesucristo, es la perfección de Sumo Sacerdocio que Dios deseaba desde la eternidad.

 Él es el Sumo Sacerdote que describió al final del capítulo 7; santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y más sublime que los cielos. Él es la realidad, quien cumple todos los tipos y sombras del Antiguo Testamento. Está posicionado sobre el trono del cielo en perfección (v:1) y dirige Su ministerio desde un verdadero tabernáculo, del que el tabernáculo levantado en el desierto era sólo un modelo. El Señor lo levantó y no el hombre (v:2); estas son la realidad y perfección celestiales. ¿Quién sería tan insensato como para abandonar la realidad y regresar a las figuras y sombras? 

 Él “traspasó los cielos” (4:14), dejando atrás el atrio celestial y el Lugar Santo, para llegar al Lugar Santísimo y descansar de Su obra. Es una obra totalmente cumplida; podemos decir que es una obra real, porque Él está sentado sobre el trono, como Rey y Sacerdote. No está sentado sobre cualquier trono, sino sobre el verdadero trono, que es único; un trono digno de un Rey perfecto. Como hemos dicho, el escritor enfatizó Su sumo sacerdocio citando repetidamente el Salmo 110:4. Ahora vemos que también cita el Salmo 110:1 varias veces. Empezó citándolo en el capítulo 1 de Hebreos, versículo 3, y lo mencionará otras veces en 10:12 y 12:2: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”.    

Más grande que Abraham

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 Un estudio expositivo del libro de Hebreos

 

Capítulo 7

 1.      Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,

2.      a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz,

3.      sin padre, sin madre, sin genealogía, que ni tienen principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

 

La persona de Melquisedec

 Hemos dejado atrás la leche de las enseñanzas elementales de Cristo y estamos profundamente envueltos en las doctrinas de alimentos sólidos. Aprendimos acerca del juramento de Dios hacia Abraham y sus descendientes espirituales. También estudiamos la esperanza bíblica que está anclada dentro del velo y nos atrae al Lugar Santísimo. Ahora, entramos en la enseñanza sobre Melquisedec, a quien que el escritor, anteriormente, hizo referencia en 5:6,10; 6:20, citando a su vez el Salmo 110:4. En 5:11, él dijo: “De esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír”. Bien, este va a ser un alimento muy sólido.

 Pienso que, en este capítulo, más que en cualquier otra porción de la Biblia, el Espíritu Santo establece la Escritura, no solamente como la más alta autoridad, sino también como la única autoridad para la doctrina cristiana. Con la unción e inspiración del Espíritu de Dios, el escritor desarrolla un amplio campo de la verdad neo testamentaria sobre el orden de Melquisedec, extraída de un total de cuatro versículos del Antiguo Testamento… Génesis 14:18-20 y Salmos 110:4. Enseñando por medio del Espíritu Santo, él edifica sobre este fundamento, no solamente sobre lo que dicen estos versículos, sino sobre lo que no dicen. Intentaremos entrar en un estudio de mucha intriga, un hermoso ejemplo de una gran revelación, en la cual, ¡el Espíritu abre los ojos del corazón para dar un entendimiento espiritual!

 Parece que cada palabra tiene significancia. Primeramente, introduce el nombre de la persona que presenta, Melquisedec, siguiendo con el título de sus oficios; rey y sacerdote. Menciona su encuentro con Abraham, insertándolo dentro de la crónica del libro de Génesis. Abraham apenas había vuelto de rescatar a su sobrino Lot y a su familia de la mano de cuatro reyes que los habían llevado cautivos. Inmediatamente después de que Abraham aceptara el pan y el vino de Melquisedec, rehusó la oferta del rey de Sodoma. Este ejemplo es muy significativo: Todos los que participan del pan y el vino, que son el cuerpo y la sangre de Cristo, rehúsan lo que el mundo ofrece. Tenemos que reconocer que no estamos en una leyenda; es una historia verídica, escrita por el Espíritu Santo con personajes reales. Ahora, el Autor Divino, dirige al escritor a los detalles que Él mismo había puesto en el relato muchos siglos antes (v:1).     

Más grande que nuestros temores

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 (Un estudio expositivo de Hebreos)

 

Capítulo 6

 1.      Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,

2.      de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

3.      Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.

 

Seis principios fundamentales

Siempre, al leer estos tres versículos, pienso en un aula llena de alumnos con ganas de aprender y cuyo profesor quiere que su clase avance. Sin embargo, hay algunos que normalmente se sientan atrás, a quienes no les importa nada la materia. Ellos mismos no han aprendido las cosas básicas y, por eso, son un estorbo y dificultan el progreso del resto. En el Reino de Dios, este es un asunto serio, según la afirmación que asegura este lema central: “Si no adelantas, seguramente retrocedas”.

 Hay un par de cosas que tenemos que saber, relacionadas con el asunto de progresar en el andar cristiano. Progresar no quiere decir dejar el evangelio atrás para seguir cosas ‘más profundas’, sino, meterse más profundamente en el mismo evangelio. No significa que abandonará el fundamento, sino, sencillamente, que dejará de ponerlo para poder edificar encima. En mi versión de la Biblia en inglés dice, dejando la discusión sobre los rudimentos, indicando que ahora estará tratando asuntos para los más maduros. Si quitamos la división entre los capítulos, veremos que el escritor viene de estar hablando del tema de la leche y el alimento sólido. La perfección, en este caso, significa la madurez, que es, precisamente, el asunto que tenemos por delante.

 El comentarista Warren Wiersbe escribió: “Cuando estaba en el jardín de infancia, el profesor nos enseñó el abecedario, para poder leer después palabras, frases, libros – y al final toda la literatura. Pero los estudiantes no siguen aprendiendo las cosas básicas. Uno utiliza lo básico para progresar hacia cosas mejores.