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Lowell Brueckner

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Vivir para la gloria de Dios

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El juicio contra Ananías
Capítulo 4

 

Mas el fin de todas las cosas se acerca 

     1.      Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 

2. para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 

3.      Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. 

4.      éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; 

5.      pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 

6.      Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios. 

7.       Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 

Según 1 Pedro 3:8, debe haber un mismo sentir entre los hermanos, pero tal unidad debe estar basada en tener el mismo sentir de Cristo. En la oración del Hijo al Padre se descubre este principio divino:Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Jn.17:23). La simple unidad entre seres humanos es peor que inútil, es peligrosa. Es la base del ecumenismo, que es una unidad religiosa que se rebela en contra de los principios piadosos. Al final de los tiempos existirá como “Babilonia”, expuesta y definida en el libro de Apocalipsis como una ramera infiel a su Esposo… siendo Este su Creador, de quien se ha olvidado. Adultera con el sistema del mundo, se exalta y es apoderada por el espíritu del diablo.

 El sentir de Cristo se centra en un sufrimiento ordenado por Dios. Al caminar sobre la tierra, Jesús nunca se desvió, ni una sola vez, de Su propósito. Una frase mesiánica en Isaías 50:7 declara: “Puse mi rostro como un pedernal, y la historia en el Evangelio de Lucas 9:51 recuerda el cumplimiento de la profecía de Isaías: Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén”

Bautismo que corresponde a Noé

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Wesley:“No la señal exterior, sino la gracia interior”


CAPÍTULO 3

     Responsabilidades matrimoniales  

1.      Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 

   2.  considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 

3.      Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 

4.      sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 

5.      Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 

6.      como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. 

7.      Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 

 Warren Wiersbe comentó que Dios ha establecido tres instituciones sobre la tierra: el gobierno, la iglesia y el hogar. El último está formado por el matrimonio, que es la unión entre un hombre y una mujer, y tanto Pedro como Pablo comparten consejos inspirados a la pareja casada. Así como todas las Escrituras son divinamente inspiradas, los consejos de los apóstoles sobre el matrimonio son también divinamente inspirados. Por eso, aunque Pablo no estaba casado, sus consejos son igual de válidos que los de Pedro, que sí lo estaba. Los matrimonios cristianos necesitan consejos del cielo que se extiendan más allá de la experiencia terrenal. La sabiduría del mundo no es suficiente para cualquier área de la vida cristiana, y el hogar de los creyentes es una institución sobrenatural y celestial. Todo lo que tiene que ver con el verdadero cristianismo, tiene que basarse sobre sabiduría bíblica, dirigida por el Espíritu Santo.

 Pedro empieza dirigiéndose a las esposas, que al ser conversas de la primera generación de cristianos, asume que no todas tienen esposos creyentes. Los que se casan en Cristo no deberían necesitar ser enseñados sobre lo que es tener esposos o esposas inconversos. Pablo dio el mandato claramente: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial (la palabra Belial del hebreo… futilidad, infructífero, malignidad)? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Co.6:14-15).

El sobrenatural camino cristiano

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Capítulo 2

 

La Piedra, cabeza del ángulo, acompañada por piedras vivas

 1.      Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 

2.      desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 

3.      si es que habéis gustado la benignidad del Señor. 

4.      Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 

5.      vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 

6.      Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. 

7.      Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon ha venido a ser la cabeza del ángulo; 

8.      y Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. 

9.      Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 

10.  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 


 
Algunos presentan el evangelio a los incrédulos como si Cristo fuera un suplemento para su vida. Su invitación sería algo como: “Ven a Jesús para que te ayude a realizar todos tus planes y deseos”. Sin embargo, el propósito del evangelio no es añadirle a la vida natural y pecaminosa en la que se encuentra la persona. En este capítulo, en el versículo 1, habla de desechar antes de poder agregar cualquier cosa nueva a la vida. Pablo confirma este principio en Efesios 4:22, 24: “Despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos… y vestíos del nuevo hombre”. Colosenses también lo enseña: “Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo…” (Col. 3:9-10).

La maravilla del nuevo nacimiento

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La hierba se seca; la flor se cae

Capítulo 1:13-25

 

La santidad de Dios y Su pueblo

 13.  Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la  gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 

      14.  como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 

15.  sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 

16.  porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 

“Por tanto”, está basado en los versículos previos (vs.10-12), los cuales dicen que los cristianos tienen aquello que envidiaron los profetas. Los profetas dedicaron sus vidas a estas cosas, buscando e inquiriendo acerca del tiempo del sufrimiento del Mesías y las glorias venideras. Entendieron que estos eventos supremos de las edades serían para un pueblo futuro. No solamente los santos profetas, sino también los santos ángeles celestiales anhelaron mirar los asuntos de un pueblo elegido que recibiría estas glorias.

 Los recipientes fueron los lectores de Pedro, pero no sólo los de su día, sino desde entonces y hasta nuestros días. Mucha gente ha escuchado el mensaje y ha creído; tanto los mensajeros como los creyentes fueron acompañados por el Espíritu Santo del cielo. Son las buenas noticias de salvación para una raza pecaminosa y condenada, totalmente indigna de Sus beneficios. Vosotros sois, dice Pedro, los que debéis “ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá…” (v.13)

 En los días del apóstol, los hombres del Medio Oriente vestían túnicas flojas, pero al tener que hacer alguna actividad, quizás un viaje, tenían que apretárselas y arremangárselas con el cinturón para poder moverse más libremente. Ceñirse era la preparación y Pedro lo aplica a los pensamientos de los creyentes. Tenían que ser controlados, “ceñidos”, su manera de pensar tenía que ser seria y profunda para poder llegar a un estado de confianza y descanso completo en la gracia de Dios. No hay otra fuente de esperanza para ellos, y les será completamente dada cuando Jesucristo sea revelado desde el cielo. Esto es lo que debe ocupar su mente. Jesús dijo: Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese…” (Lc.12:35-36). 

Cosas que los ángeles desean ver

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Capítulo 1:1-12

 

Elegidos, renacidos con la vida resucitada de Cristo

       1.    Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, 

       2.       elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas. 

3.      Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 

4.      para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 

5.      que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 

Tras la introducción acerca del apóstol Pedro y las personas a quienes escribe, quisiera referirme al primer versículo una vez más, simplemente para comentar sobre la palabra expatriados. Es la misma palabra griega, parepidemos, que es traducida como peregrino en Hebreos 11:13: “Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.” La idea de esta palabra es expresar la situación de un pueblo que deambula sin una patria.

 Cuando Jacob se presentó delante de Faraón por primera vez, habló de su vida como “una peregrinación”. Fue una persona que no se estableció en ningún lugar, sino que vivió como un nómada, yendo de aquí para allá: “Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación(Gé.47:9). Su estilo de vida fue infundido por su padre, Isaac, y su abuelo, Abraham.

 En Salmos 39:12, David se identificó con sus antepasados, como un peregrino forastero: “Porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres(LBLA). Pedro, en su epístola, escribe a peregrinos, y no veo otra posición para un cristiano en este mundo (v.1). Somos residentes temporales sin permanencia aquí.