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Lowell Brueckner

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Jeremías es llevado a Egipto

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Capítulo 43

 

Johanán rechaza la profecía de Jeremías

      1.      Aconteció que cuando Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová Dios de ellos, todas estas palabras por las cuales Jehová Dios de ellos le había enviado a ellos mismos, 

2.      dijo Azarías hijo de Osaías y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No vayáis a Egipto para morar allí, 

3.      sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, para matarnos y hacernos transportar a Babilonia.

4.      No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá, 

5.      sino que tomó Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que se había vuelto de todas las naciones donde había sido echado, para morar en tierra de Judá; 

6.      a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey y a toda persona que había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías, 

7.      y entraron en tierra de Egipto, porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes. 

 
Creo que debemos continuar considerando el concepto de Dios que empezamos a ver en el último capítulo, porque nos ayudará a entender que el bajo nivel de cristianismo que se exhibe en el tiempo presente está directamente relacionado con un concepto de Dios muy inadecuado, ya que no se basa cien por cien en la revelación bíblica.  El propósito que tenemos delante es captar la relación entre la percepción de Dios y la manera en que Su pueblo se comporta mientras camina sobre esta tierra. Pablo tiene mucho que decir sobre este tema en Romanos 1. Por ejemplo, en los versículos 23 y 24, dijo que los hombres “cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia…” Debemos poder discernir en estos dos versículos que un concepto bajo de Dios precede a un estilo de vida perverso. También demuestra la misma causa y efecto en los versículos 25 y 26, y finalmente manifiesta lo mismo en un solo versículo, que es el 28. Espero que dediques tiempo para examinar estas tres declaraciones.

 Como cristianos, espero que estemos anhelando lo opuesto, es decir, una vida totalmente dedicada a la obediencia a Dios. Una vida que resulte de buscar a Dios de todo corazón por medio de la iluminación bíblica. Oh, hermanos, deseemos cavar en el tesoro de las Escrituras hasta que, por medio del Espíritu Santo, descubramos la naturaleza asombrosa del Señor. Que este descubrimiento nos convierta en intensos adoradores que le den gloria, ya que este es el propósito de nuestra existencia. Asumo que cualquier creyente involucrado en este estudio de Jeremías lo hará con esta meta. Al mismo tiempo, ¿habrá que recordar que hay cristianos que viven superficialmente porque nunca han visto Sus atributos gloriosos?

 En este capítulo, solamente tenemos dos hombres obedientes a Dios a los que quisiéramos imitar: Jeremías y, quizás, de menor medida, a Baruc. Sin embargo, una de las maneras que nos puede motivar a vivir un estilo de vida totalmente centrado en Dios, será observando el pobre concepto que tienen de Él la gran mayoría de los que descendieron a Egipto, y también por ver las tristes consecuencias en sus vidas. Esto también vale la pena estudiarlo. Hay muchos a los que podemos observar, no solamente en este capítulo, sino durante todo el libro.

 Al principio de este capítulo, Jeremías acababa de terminar el mensaje que Dios le había dado después de diez días buscándole en oración. La primera cosa que me llama la atención, y algo que no podemos ignorar en el primer versículo, es que Dios se les aproxima como el Dios de ellos. El Señor anhela reclamar este remanente que había quedado en Judá, después de que muchos de sus compatriotas hubieran sido deportados a Babilonia. Es Su respuesta a la oración de Jeremías por ellos (cap.42:4). El Señor les envía por medio del profeta la palabra a ellos mismos. La paciencia y misericordia de Dios van más allá de lo que podemos imaginar (v.1).

 Ahora tenemos que ver la típica respuesta de la gente, no solamente de los judíos, sino de toda la raza humana, durante toda la historia. No hallamos el nombre de Azarías en ninguna otra parte del libro, pero es muy probable que fuera otro capitán. Después volvemos a ver al prominente capitán Johanán. El adjetivo que mejor describe a este grupo de personas es soberbios: “Todos los varones soberbios”. El orgullo es la característica más responsable de la autodestrucción y la ruina del alma de toda la humanidad. El orgullo es maligno, y está tras todas las cosas detestables que el hombre piensa y dice. No soy capaz de poder enfatizar lo suficiente el daño causado por el orgullo, y me siento incapaz de presentar la profundidad de este pecado y lo maligno que es a los ojos de Dios… ¡Ten por seguro que Dios lo aborrece!

 La prueba de que este grupo de personas tiene en poca estima la soberanía de Dios, se ve claramente en cómo responden a Jeremías. El orgullo levanta su horrenda cabeza ante el profeta y ante todo el cielo, exaltando el punto de vista de este pequeño remanente del ejército vencido y el resto de la población de Judá: “¡Nosotros estamos en lo correcto y tú no!” Cuando dicen: “nuestro Dios”, debes saber que no lo están percibiendo como Dios lo percibe en Su relación con ellos en el primer versículo. 

 Ahora no están dispuestos a aceptar Su palabra, como tampoco lo estuvieron anteriormente. ¿Te acuerdas de sus palabras en el último capítulo?: “Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos…” (42:6). Además de soberbias, estas personas son mentirosas; no tienen ningún temor de decir algo y después contradecirlo, aunque hayan jurado: “Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros” (42:5).

 En su terca obstinación les es fácil quebrantar su propia promesa, así es que podemos añadir también implacables (2 T.3:3. La palabra griega significa literalmente sin pacto… es decir, personas que no quieren hacer ningún acuerdo), a la lista de sus deplorables características. Lo que más nos debe asustar es que detrás de todos estos rasgos están desafiando a un Dios Todopoderoso y Santo. No tenemos que adentrarnos mucho en este capítulo para darnos cuenta del pobre concepto que tienen de Dios y, como resultado, los hechos que seguirán.

 Tienen que encontrar una razón por la cual han determinado desobedecer a lo que Jeremías les había dicho después de haber jurado que le obedecerían, y lo harán culpando al profeta. Si no quieren escuchar a Dios desacreditarán a Su portavoz, diciendo que Jeremías no escuchó a Dios sino a Baruc, a pesar de haber estado diez días en oración. ¿Recuerdas a Baruc? Me encanta el estudio de este hombre que trabajó junto a Jeremías al escribir su libro. No fue su siervo, sino un hombre de influencia, alguien a su mismo nivel, humanamente hablando. Aunque seguramente fue un discípulo del profeta, parecían tener una relación semejante a la de Pablo con Timoteo. Fue muy celoso en dar la palabra de Dios al pueblo, especialmente a los oficiales destacados de la corte de Joacim (lee la historia en el capítulo 36). Sin embargo, para que estos hipócritas tuvieran razón, tenía que ser a costa de que otra persona estuviera equivocada, y por ello intentaron desacreditar a Jeremías y a Baruc (v.3)

 Aquí encontramos un ejemplo muy bueno de personas que desobedecen a Dios y caen en pecado. Como le sucedió a Jonás, el camino que Dios les muestra no les parece muy bien y quieren escapar; pero esto no puede terminar bien (v.4). La única manera de volver a Egipto es a través de la desobediencia y del pecado. Los caminos de Dios y los caminos del hombre no tienen nada en común, y no es posible transitar por el camino de uno mismo y por el camino de Dios al mismo tiempo. “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová” (Is.55:8). Por eso dice: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová” (Is.55:7). Que cada persona sepa que tiene que abandonar sus caminos para poder volverse al Señor (v.5).

 El liderazgo falso que camina según la voluntad de la carne siempre desea una congregación. Buscará y entraron en tierra de Egipto, porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes. seguidores alrededor suyo. Aquí habla del pueblo de Gedalías que Ismael se llevó consigo. Johanán y sus capitanes hicieron huir a Ismael para apoderarse del pueblo (v.6). Prometieron seguir a Dios, pero terminaron en Egipto; un claro ejemplo de una vida de pecado y confianza en el mundo (v.7).

 

Jeremías profetiza que Nabucodonosor llegará a Egipto

8.      Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo: 

9.      Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá; 

10.  y diles: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas. 

11.  Y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada. 

12.  Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y limpiará la tierra de Egipto, como el pastor limpia su capa, y saldrá de allá en paz. 

13.  Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego. 

 Entraron en Egipto “hasta Tafnes”, ciudad nombrada por una reina histórica y famosa de Egipto (v.8). Pero no estaban satisfechos con sólo llegar hasta allí, sino que fueron a la ciudad en la que residía el rey y se involucraron en los asuntos de la nación. José, al localizar a su familia en Egipto, los apartó a la región de Gosén, y cuando las plagas cayeron sobre los egipcios, no tocaron aquella tierra.

 Dios manda a Jeremías al enladrillado de la puerta de Faraón, a la vista de los judíos. Al ver este lugar, ¿pensaría alguno de ellos que sus antepasados trabajaron como esclavos haciendo ladrillos en hornos muchísimos años atrás? Jeremías escondió piedras debajo de los ladrillos (v.9). Tras esta ilustración, Jeremías siguió con su profecía. Dijo que Nabucodonosor vendría a Egipto y pondría su trono precisamente sobre esas piedras. Esta sería la señal de que Faraón caería y el emperador conquistaría Egipto.

 El Señor dijo que Nabucodonosor era Su siervo (v.10), y este gran imperio sirvió a los propósitos del Señor en aquellos días, y también a Su plan eterno en la historia mundial. El emperador, y también Daniel, vieron este asunto en un sueño. Fue un punto clave en la profecía.

 Como sucedió en Jerusalén, los caldeos matarían a espada y llevarían a Egipto al cautiverio (v.11). Babilonia pudo triunfar en la conquista porque estuvo bajo el mando del Señor, y no bajo sus ídolos. En aquel entonces, las naciones confiaban en sus dioses para que les protegieran, pero toda la religión de Egipto cayó. No fue un buen lugar para buscar refugio. El emperador quebró sus dioses, en quienes confiaban los egipcios y destruyó su religión.

 La tradición cuenta que Nabucodonosor vino en contra de Egipto, precisamente porque los judíos estaban buscando refugio allí. Mientras los caldeos atacaban, Israel estaba cerca del palacio de Faraón, en medio de la destrucción. Sufrieron en Tafnes como habían sufrido en Jerusalén, por haber desafiado al Señor su Dios. En el versículo 12 menciona que el emperador “se envolverá de la tierra de Egipto como el pastor se envuelve con su capa” (LBLA). Quitará a Egipto sus riquezas y se envolverá con ellas como si fuera ropa.

 Bet-semes, en el versículo 13, fue el nombre de una ciudad egipcia muy famosa, que significa “Casa del sol” en hebreo. En griego fue Heliópolis, y en egipcio “On”. El nombre le fue dado por un templo dedicado a la adoración al Sol, que fue muy importante en la religión egipcia. Los adoradores del Sol se reunieron allí. En esta localidad se levantó una imagen de unos 30 metros en forma de obelisco, y fue coronada con una mitra que pesaba cerca de media tonelada.

 Las tinieblas que surgieron, como en una de las últimas plagas que el Señor envió sobre Egipto, cuando libró a Israel de su esclavitud, significaban más que un efecto natural sobre la Tierra. Estaban proclamando la conquista de Jehová sobre Ra, el dios del Sol. Una vez más, por medio de Nabucodonosor, Dios golpea a la falsa religión de Egipto, y cae vencida a los pies de Su Majestad Suprema. Después, Nabucodonosor saldrá sin que nadie le desafíe.  

 


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