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Lowell Brueckner

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El mensaje de Esteban

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Hechos 7


Capitulo 7:1-8

La resistencia de los israelitas,
empezando con Abram

1.      El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así? 

2.  Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, 

3.      y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. 

4.    Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora. 

5.   Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo. 

6.    Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años. 

7.    Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar. 

8.    Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. 

 A menudo, buenos predicadores mencionan que la palabra griega que se traduce como testigos es martus, de la cual procede la palabra mártir. En algunos de mis viajes a otros países he descubierto que, en sus traducciones del Nuevo Testamento, en lugar de testigo eligen la palabra mártir, literalmente del griego. El cristiano debe ser un testigo hasta la muerte, lo que le convierte en un mártir; este es un principio sólido en la enseñanza bíblica. El capítulo 7 de Hechos nos cuenta la historia del primer mártir cristiano, Esteban, un ejemplo maravilloso del principio espiritual.

Muchas veces, he intentado mostrar que Esteban, en sus propias palabras, nos da el título de su mensaje: “Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo” (v.51). Intentaré demostrar cómo lo hizo durante su exposición ante el Sanedrín y la Sinagoga de los Libertos. No quisiera transmitir la idea de que personas como Abraham, David y Salomón, del Antiguo Testamento, fueron desobedientes o infieles, generalmente. No es el caso, pero sí eran seres humanos con fallos, a quienes Dios corrigió y dio fe para llevar a cabo Sus propósitos en ellos.

 El sumo sacerdote dio paso a Esteban para que se defendiera (v. 1) y empezó a hacerlo, refiriéndose a los presentes como hermanos y padres, sus compatriotas judíos. Les hizo recordar a las personas más importantes de su historia nacional, presentando a su Dios como el Dios de la gloria, especialmente al revelarse a su patriarca, Abraham (v. 2). Génesis 11:10-26 nos da la genealogía de Abraham, y podrás observar que su padre, Taré, trasladó a su familia desde Ur de los caldeos, cruzando el río Éufrates, a Harán (Gé. 11:31).