El Principio de la Cruz
Edward Payson |
En el idealismo y la inmadurez de mi juventud, opinaba que ciertas cosas nunca debiera pasar en la vida de un cristiano. A través de los años, me he quedado sorprendido, al leer las biografías de personas destacadas en la historia de la iglesia, por ver lo que Dios permitió entrar en sus circunstancias y en la profundidad de su ser. Menciono algunas personas, como Edward Payson y John Newton, al terminar este artículo. No me debiera sorprendido; un estudio de la palabra de Dios revela claramente que las mismas cosas ocurrían a los personajes bíblicos. Tenía que ser, porque Dios solamente puede ser glorificado en nosotros cuando estamos débiles.
Porque fue crucificado en debilidad, pero vive por el
poder de Dios. Nosotros también somos débiles en Él, pero viviremos con Él por
el poder de Dios para con vosotros.”
2 Corintios
13:4
Pablo entendió bien este principio. Vio la necesidad, especialmente entre
los corintios, de poder captarlo. Ellos se jactaban de los hombres y sus
capacidades, y Pablo les presentó el problema al comienzo de la primera
epístola dirigida a ellos: “Cada uno de
vosotros dice: Yo, ciertamente soy de Pablo, yo de Apolos, yo de Cefas, yo de
Cristo” (1:12). Seguidamente, les habló del bautismo en agua y de la
lealtad que la gente ponía en la persona que les bautizaba (v.14-15). En el capítulo
tres, vuelve al mismo dilema, atribuyéndolo a la carnalidad, fruto de una
mentalidad meramente humana: “Habiendo
entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales y andáis como humanos?
Porque cuando alguno dice: Yo
ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo, de Apolos, ¿no sois meramente
humanos?” (3:3-4).
Esta mentalidad choca con la mente y naturaleza de Dios, y con el corazón
del mensaje del evangelio. ¿Cuál es el corazón de este mensaje? Pablo dijo que
es “la palabra de la cruz” (1:18), y
pocos versículos después declaró: “No me
propuse saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (2:2).
El mensaje era singular y Pablo tenía dos maneras de definirlo, según el
pensamiento y la opinión, tanto de los judíos como de los gentiles… ¡ necedad y debilidad! (1:23-25).
Era el mensaje acerca de Aquel que rindió Sus manos y pies para que los
clavaran a una cruz donde, mientras la sangre de vida fluía de Sus venas,
permanecía colgado impotente. “Fue
crucificado en debilidad”. La
cruz era usada por los romanos para ejecutar a los criminales; era una
vergüenza y una ofensa. La persona que estuviera allí colgada era alguien sin
valor; una desgracia para el público. Este mundo no busca a un conquistador
ensangrentado ni a un campeón moribundo, pero Pablo dijo que este es nuestro
mensaje, y no quiso que se predicara otro.
Él demostró que nadie podía aproximarse a este mensaje a través de la
sabiduría humana, porque esa sabiduría está contra Dios, quien dijo: “Destruiré la sabiduría de los sabios, y
desecharé la inteligencia de los entendidos” (1:19)… “La sabiduría de este mundo es necedad en la presencia de Dios” (3:19).
¿Qué debería hacer la persona que considera que posee la sabiduría humana? ¿Qué
debería hacer el que, profesando ser cristiano,
se cree sabio por la sabiduría humana? Sigue la respuesta de Pablo: “Si alguno entre vosotros piensa ser sabio
en el tiempo presente, hágase necio para llegar a ser sabio” (3:18).
La debilidad se junta con la necedad en este mensaje y en la presentación
del mismo. Él que se cree fuerte según la fuerza, capacidades y talentos
humanos, tiene que llegar a ser débil para poder ser verdaderamente fuerte. Es
esencial que los fuertes y sabios se desprendan de lo que es la fuerza y
sabiduría humanas, para poder recibir la sabiduría piadosa y el poder que viene
de arriba. Para los que son llamados a captarlo, enseñados por el Espíritu
Santo (2:13), este mensaje es el poder y la sabiduría de Dios que sobrepasa
todo el poder y la sabiduría de este mundo.
Pablo pudo entender que su predicación tenía que unirse con su mensaje. Su
mensaje era la cruz de Cristo, que es necedad para los que perecen (1:18), por
eso su manera de hablar no podía ser rimbombante (1:17). “No fui proclamándoos el misterio de Dios con palabras altisonantes, o
de sabiduría,… y mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas
de sabiduría” (1Co.2:1,4). Él dio testimonio de cómo estuvo entre ellos
durante su tiempo en Corinto: “Llegué a
vosotros con debilidad, y con temor y con mucho temblor” (v.3). Pablo
demostró por su persona y su predicación que “ni el que planta es algo, ni el que riega…” (3:7).
Su llegada a Galacia no fue mejor: “Sabéis
que por una debilidad de la carne os proclamé las buenas nuevas la primera vez.
Y lo que para vosotros era una prueba en mi carne, no lo menospreciasteis” (Ga.4:13-14).
Ni los gálatas ni los corintios recibieron el evangelio por medio de una
personalidad fuerte o un predicador astuto. Lo que sí recibieron fue a “¡Jesucristo… exhibido crucificado!” (Ga.3:1)
ya que, por medio de la acción, la sabiduría y el poder del Espíritu Santo,
obrando a través de Pablo, hizo que le acogieran como a un enviado de Dios, como
a Jesucristo (4:14).
Mira cómo el apóstol se identifica con el Cristo crucificado en nuestro
texto: “Nosotros también somos débiles
en Él”. Este es el principio de
la cruz y cada cristiano tiene que aplicárselo. Tenemos que vivir y ministrar
por este principio. Tiene que ser “porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Co.12:10). Tiene que ser porque “Dios… está dando el crecimiento” (1Co.3:7).
Tiene que ser porque “mi palabra y mi
predicación… fueron con demostración del poder del Espíritu, para que vuestra
fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1Co.2:4-5).
Tiene que ser “porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de
fortalezas” (2Co.10:4). Tiene que ser porque es “por el poder de Dios para con vosotros” (2Co.13:4). Por eso Pablo
afirma: “Si es propio gloriarse, me
gloriaré en las cosas de mi debilidad” (2Co.11:30).
Somos inútiles para con Dios cuando obramos según nuestras fuerzas,
inteligencia, talentos y, los llamados, “dones naturales”. No te preocupes,
Dios se encargará de que Sus verdaderos siervos mantengan una posición de
debilidad, de lo cual Pablo mismo da testimonio: “Para que no me enaltezca, me fue dado un aguijón en la carne, un
mensajero de Satanás que me abofetee” (2Co.12:7). Este versículo choca con
la teología de algunos, quiero decir, el hecho de que Dios le diera a Pablo un
mensajero de Satanás para atormentarle. Pienso que es tiempo de que sepamos
quien es el que se sienta sobre el trono en el cielo y reina. Él que es Señor
soberano sobre todo el cielo, también es Señor soberano sobre toda la humanidad
y es Señor soberano sobre el reino de las tinieblas.
Para los que no reciben el amor de la verdad, “Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de
que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad” (2Tes.2:11-12).
De igual manera, en el caso de Acab, “el
Señor ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos, tus profetas,
pues el Señor ha decretado el mal contra ti” (1R.22:23). Como sabemos, el
Señor permitió al diablo tocar a Job en dos ocasiones; atacó sus posesiones, su
familia y, finalmente, su salud. Después Dios le devolvió el doble. También
tenemos el caso de Pedro, cuando el Señor vio la necesidad de que fuera hecho
débil y fracasar. Todo fue necesario para que perdiera la confianza en sí mismo
y cayese en las manos de Dios.
Spurgeon confesó haber sufrido una depresión. Charles Finney fue atormentado
con pensamientos de haber sido engañado él mismo y de haber engañado a mucha
gente. Tras ello, el Señor le fortaleció y le dio la victoria. Y Newton… ay
pobre de John Newton… su poema nos cuenta la historia:
ORACION RESPONDIDA CON CRUCES
escrito en 1779 por John Newton
(24 de julio, 1725 – 21 de diciembre, 1807)
Yo pedí al Señor crecer
en fe, amor y en toda gracia,
y más de Su salvación conocer,
y buscar Su rostro con insistencia.
Fue Él quien así me enseñó a orar;
y Él, en quien confío, respondió la
oración;
pero la respuesta fue de manera tal
que casi me llevó a la desesperación.
Esperaba que, en una hora a mi favor,
mi petición inmediatamente respondiera,
y que por el poder seguro de Su amor
venciera mis pecados y descanso me diera.
Pero, en vez de esto, me hizo sentir
los males ocultos de mi corazón,
y dejó a los feroces poderes del infierno
asaltar mi alma en toda dirección.
Sí, más aún, con Su propia mano parecía
intentar agravar mi aflicción,
crucificó todos los proyectos que tenía,
abatió mi mente, me puso en humillación.
John Newton |
Señor, ¿por qué? grité temblando yo;
¿perseguirás a este gusano hasta la muerte?
Esta es la manera, el Señor respondió,
en la que respondo la oración de tener más gracia y fe,
Estas pruebas internas ahora las empleo
para librarte del egoísmo y del orgullo,
y romper tus esquemas de gozo terrenal,
para que en mi tu todo puedes buscar.
¡Qué maneras utiliza el Señor para que caigamos de rodillas en impotencia y
debilidad, para que, al buscar el poder, le veamos solamente a Él! Nos sorprenderíamos
mucho si pudiéramos ver cómo fluye Su vida a través de nosotros durante esos
tiempos de oscuridad, supliendo gracia y sanidad a otros, con los cuales
estamos en contacto. Es el principio de la cruz. Ciertamente, no es un
principio popular en nuestros días, pero no es porque Dios haya cambiado, sino
porque la iglesia ha errado mucho. Como los corintios, ha adoptado la
mentalidad carnal de meros hombres que ensalzan las maneras y capacidades
humanas. Por esa razón también, carecemos tanto del poder de Dios y de la sabiduría de Sus caminos.¡
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