El bosque de corazones estremecidos
Unos
consejos personales
En cada
lección he intentado animar al lector a abrir su Biblia para seguir el
estudio, ya que no voy a escribir toda
la porción de la Escritura en el artículo. Espero no ser ingenuo al imaginar a alguien
sentando en su escritorio o una mesa con la Biblia abierta en Isaías, a la
derecha, y artículos como éste, a la izquierda.
Quien me
conoce sabe que soy proponente de la lectura de buenos libros cristianos, como
un complemento al estudio constante de la Biblia. Lee tanto como te sea posible
a autores probados por el tiempo. No conozco un cristiano de buena reputación, ni
ahora ni en toda la historia de la iglesia, que te aconsejará de otra manera. Sin
embargo, la tendencia de hoy en día, a sentarse en un círculo para estudiar el
libro más recientemente publicado, no es recomendable, hablando de forma
general. No digo que, en el caso de algunos libros, especialmente los clásicos
de la historia cristiana, no sea de provecho, pero casi tiemblo al pensar cuántos
cristianos han sido desviados por algo de la literatura más popular de nuestros
días. ¡Mucho de lo que hay es plenamente basura!
Los cristianos de hoy necesitan estudiar la Biblia de forma expositiva. Si
no estás haciéndolo en ninguna
clase bíblica, aquí te tendrás una buena oportunidad para hacerlo. Por la
enseñanza expositiva, escuchamos mejor lo que Dios tiene que decirnos, más allá
de las opiniones de los hombres, de quien, a menudo, escuchamos sus opiniones, ya que algunos
predicadores y maestros tienen ciertos pensamientos que han ido desarrollando
por sí mismos y buscan textos bíblicos que les den autoridad. Este método no
solamente no es sabio, sino que también es peligroso. Espero que te juntes
conmigo para intentar escuchar la voz de Dios por medio del libro de Isaías,
mientras estudiamos versículo tras versículo.
Este capítulo tiene verdades valiosas para la vida de cualquier creyente
y además contiene varias profecías mesiánicas. Sin embargo, lo he hallado
especialmente edificante para gente que está luchando en severas batallas
espirituales. Personalmente, lo he compartido con ese propósito, e incluso, a
veces, me han pedido repetir el mensaje para otras personas en circunstancias
semejantes. Si todavía no has aprendido esto, te aseguro que la vida cristiana
tiene muchos conflictos estremecedores, de vida y muerte, que amenazan la
sobrevivencia espiritual. Cuanto más pronto veamos esta verdad, más pronto y
mejor la podremos enfrentar.
Al empezar el capítulo, encontramos la siguiente situación. El rey de
Judá es Acaz, el peor de los reyes mencionados en el primer versículo del libro,
que reinaba durante el ministerio de Isaías. Sin embargo, me admiro de la
misericordia y la gracia de Dios que, por medio de Isaías, extiende Su mano
para ayudar a este hombre a tener fe.
El reino de Judá está siendo amenazado por el país “hermano” del norte,
Israel. Esto tenía que pasar, tarde o temprano. El reino norteño tenía el
nombre de Israel y, por esta razón,
algunos reyes del sur intentaban mantener relaciones amistosas con él. En el
tiempo de Isaías, el Israel idólatra estuvo manifestando su verdadera
naturaleza y unió sus fuerzas con el rey, totalmente pagano, de Siria, para
guerrear contra Jerusalén, la ciudad que todavía demostraba lealtad al Dios
verdadero. Los ataques contra Jerusalén no habían resultado (v.1)
Un temor fuera de control
La Casa de David, mencionada
en el versículo 2, es la casa que Dios prometió a David en 2 Samuel 7:8-29. Le
aseguró que esta casa sobreviviría en los buenos tiempos y en los malos, que
perduraría y estaría establecida para siempre. Su misericordia, que se había
apartado de Saúl, no se apartaría de la Casa de David. Por eso, no podemos
aplicar las consecuencias de Saúl a David. Dios iba a castigar a los
descendientes de David “con varas de
hombres y con azotes de hijos de hombre. Pero mi misericordia no se apartará de
él como la aparté de Saúl” (vs.14-15).
Cuando Acaz, descendiente de
David y representante de su casa en Isaías 7, oyó que los sirios, confederados
con el reino norteño, estaban en posición para otra confrontación, “el corazón suyo, y el del pueblo, se
estremecieron como se estremecen los árboles del bosque con el viento”. Bien, amigo, ¿puedes tú identificarte
con esta condición del corazón? El texto habla del corazón, y no importa si la
amenaza es física o espiritual, lo que nos importa hoy es la condición de
nuestro corazón. Puede que hasta ahora no te hayas enfrentado con un dilema
semejante, descrito en estos versículos, o hayas tenido el suficiente valor como
para aguantar todo lo que se ha levantado contra ti. Simplemente diré que hay
límites a la bravura de todos, y pasando estos límites, los corazones
sobrecogidos se estremecen como árboles con el viento. En la Biblia, el viento
simboliza fuerzas espirituales, y estos preceden a cualquier tormenta que los
ejércitos enemigos puedan traer a Judá. Confesaré que yo sí he estado en el
bosque de corazones estremecidos.
Ahora veremos cómo el Señor
trata esta situación y aprenderemos cómo podemos enfrentar las situaciones que
llegan a nuestras vidas. Hay muy poco o nada que podemos hacer directamente para
el corazón estremecido. Es inútil decirle “¡no te estremezcas!”. Sin embargo,
hay causas que nos conducen hacía un corazón estremecido. Cuando llegamos a
reconocerlas y a saber los principios que las pueden detener, ganamos la
victoria, siendo obedientes a las instrucciones del Señor.
Las lecciones “no-temas” que conquistan
nuestro corazón estremecido
1. La
lección de los nombres de personas bíblicas
Jerusalén circa 1915 (pulsa para verlo un poco mas grande) |
Isaías y su hijo son
enviados a una misión para el rey (v.3). Su hijo, llamado Sear-Yasub, significa
un remanente volverá, y tiene que
acompañar a su padre, Isaías, cuyo nombre quiere decir el Señor es salvación. Estas son las primeras verdades que Acaz tiene
que encontrar al reunirse con ellos en el camino del Campo del Lavador. Él
necesita saber que el Señor es salvación y por eso la Casa de David no puede
ser totalmente destruida. El propósito soberano, lo que Dios ha determinado
desde un principio, no puede ser frustrado.
Acaz está contemplando una
de dos cosas: O está buscando asegurar una manera en que el agua pueda entrar
en Jerusalén durante una crisis futura, o está planeando que los ejércitos
invasores no puedan disponer de ella. La fuente del Estanque de Arriba, de unos
100 metros de largo, por 65 de ancho y 6 de profundidad, es Siloé. Ésta, a
través de unos conductos, lleva el agua bajo tierra dentro de la ciudad.
Después, Ezequías, obstruyó el agua para que el enemigo no tuviera acceso a
ella y, al mismo tiempo, la hizo fluir dentro de los muros de Jerusalén para su
pueblo (2 Cr.32:4) Las ruinas del estanque todavía existen.
2. La lección
sobre el punto de vista que Dios tiene del enemigo
Acaz está desperdiciando el
tiempo y la energía, porque sus pensamientos son vanos. Ha estado preocupado
con las amenazas de los enemigos y necesita verlos desde el punto de vista de
Dios, porque este es el punto de vista verdadero. Acuérdate que nosotros podemos
aplicar los mismos pasos o principios a nuestras vidas para enderezar el
corazón. ¿Cómo ve Dios a estos que están causando tanta consternación en Judá y
Jerusalén? Él les llama “dos tizones
humeantes”, significando que el fuego ya ha sido extinguido y no queda
nada, sino una cortina de humo de reyes airados (v.4). Nuestro enemigo es una
serpiente engañosa, cuyos dientes venenosos fueron removidos en el Calvario. Él
pretende lastimar, levantando su cabeza para morder y escupiendo humo, pero no
puede hacer ningún verdadero daño. Para los que tienen su confianza puesta en
la cruz y en el que fue colgado en ella… “el
que fue engendrado por Dios lo guarda, y el maligno no lo agarra” (1Jn.5:18).
A Acaz le dice que no tema
porque no existe una verdadera causa para temer. El Señor revela que Él es el
Soberano omnisciente que gobierna sobre los complots humanos. Él dice al rey
exactamente lo que ellos están diciendo, y después declara con una autoridad
total: “No se cumplirá ni sucederá” (vs.5-7).
Lo que temes y contra lo que estás preparando una defensa ¡nunca sucederá! Ésta
es la segunda lección, después de aprender de la primera, que tiene que ver con
los nombres de un padre y su hijo. ¡Con eso se acaban las mentiras que salen del
campamento enemigo!
El Señor eterno declara un
elemento de tiempo contra las naciones amenazantes. Serán ahogadas por sus
propios límites finitos, es decir, por el tiempo y el alcance de su existencia.
Nunca serán más de lo que son ahora, y lo que son ahora no continuará igual.
Efraín, otro nombre dado al reino norteño, cuya ciudad capital es Samaria y cuyo
rey presente es Pekah, solamente cuenta con 65 años más, antes de ser
totalmente aniquilado (v.8). ¿Podrás tú ser destruido por lo que es temporal,
si estás apoyado en lo que es eterno? Esta es la lección y… ¡asegurémonos haberla
aprendido! Cada vez que seas tentado a creer en el viento de los espíritus que
mueve las olas de los mares de los hombres, lee Apocalipsis 20:10: “Y el diablo que los engañaba fue arrojado
al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta, y
serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. En cuanto a Damasco, Siria y su rey, lee el capítulo
17:1-3.
3. La
lección sobre confiar en Dios
Ahora, aprenderemos un
principio poderoso que sobrepasa a los demás, que tiene que ver con el pueblo
de Dios: “Si no creéis, no subsistiréis”
(v.9). Creer es depositar la confianza en Dios; éste es el verdadero significado
de la fe. Después, escucha la verdad
central de toda la Palabra de Dios: “El
justo por la fe vivirá”. Ve el
propósito definido en el Evangelio de Juan 20:31: “Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. No hay seguridad para el que no cree,
no importa si vive en Samaria o Jerusalén; si existe antes de la primera venida
de Cristo o antes de Su segunda venida. Cree en Dios y confía en Su palabra, en
este asunto y en todos los demás. La única meta de la fe es creer en Él, cimentando
toda la confianza en Él, y entonces ¡seguramente
subsistiréis!
Yo encuentro consuelo en la
obra que el Señor hace para llevar a Acaz a la fe. Recuerda que él es, en este
tiempo, la Casa de David (vs.10-13). “Ésta
es la obra de Dios: que creáis en el que Él envió” (Jn.6:29). Acabamos de
ver el propósito de Juan en su Evangelio inspirado, y en los Evangelios de Mateo
y Marcos, Jesús anima a sus discípulos a tener la fe de Dios (como algunas versiones traducen Marcos11:22). “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis,
llamad a la puerta y se os abrirá” (Mt.7:7). Entonces, si alguno de ellos
siente que es la excepción a las promesas de Dios por alguna razón, Jesús
remueve la duda también: “Porque todo el que pide recibe, y el que busca
halla, y al que llama a la puerta, se le abre” (Mt. 7:8). Después, argumenta
el punto poniendo el ejemplo de la relación natural entre un padre y su hijo.
El padre humano, nacido con una naturaleza pecaminosa, siempre sabe dar buenas
cosas a su hijo.
Refiriéndose otra vez a la
Casa de David, Dios promete… “Yo le seré
por padre y él me será por hijo. Cuando haga mal lo corregiré…” (2S.7:14).
Dios ruega al descendiente de David… “¡Ven Acaz, aprende a tener fe! Pide una señal a Jehová tu Dios; en lo
profundo del abismo o en lo alto de los cielos” (v.11). Sin embargo, Acaz
pierde la oportunidad con una respuesta santurrona: “¡No pediré ni tentaré a Jehová!” (v.12). ¡Qué espiritual parece
ser! Pero la historia le registra como un rey maligno e incrédulo. Dios abrió
el cielo para él como una señal de que Él es un Dios que contesta la oración,
si solamente, humillándose, pidiera como un niño una señal de su padre. Pero el
orgullo de Acaz obstruye su camino a Dios y la maldad de su naturaleza es
comprobada por la manifestación de su incredulidad. La incredulidad es pecado,
aunque puedas justificarla con tu basura teológica. Acaz añade a su
incredulidad la pasividad y la indiferencia, mientras Dios busca una
participación apasionada…Él estaba buscando quién se interpusiera.
4. Una
lección sobre la soberanía de Dios
Tenemos que aprender otra
lección y establecernos en ella. No importa la reticencia del hombre caído
porque los propósitos de Dios se llevarán a cabo. La doctrina que defiende que
Dios está sujeto a la fe del hombre, fácilmente podrá ser refutada por las
Escrituras. Después, en su libro, Isaías dice: “Vio que no había nadie, se asombró de que no hubo quien se
interpusiera. Por lo que su propio brazo le dio la victoria…”
(59:16). Como todos los escritores inspirados de la Escritura, el salmista
declara Su soberanía: “Nuestro Dios está
en los cielos, todo lo que quiere hace” (Sal.115:3). Muchas veces he retado
a los oyentes a que nombren a un discípulo que creyera que Jesús se iba a
levantar de los muertos, pero…. no hubo quien. Sin embargo…¡Sí, se
levantó!
Tomada del "Belén" en Ripollet |
Cuando Acaz pierde la
oportunidad de tomar parte en los propósitos eternos de Dios, Dios mismo entra
con una señal para todas las edades. ¡Qué grande fue la señal! Él apuntó, no
solamente hacia la esperanza de Israel, sino hacia la de todas las naciones. Si
Acaz pensó en una señal que sería demasiado grande, Dios tenía en sus
pensamientos una más grande todavía: “He
aquí, la virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emmanuel” (v.14). El ángel anunció a los pastores de Belén: “Esto os será la señal: Hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre” (Lc.2:12). Los sencillos pastores creyeron la señal, se
apresuraron derechos a Belén, encontraron el cumplimiento de la señal,
manifestaron a todos lo que fue dicho del niño, y glorificaron y alabaron a
Dios.
Que nosotros, estando
afligidos, aprendamos la lección de Isaías y Sear-Yasub. El Señor nuestro es
salvador y aunque seamos severamente probados, no seremos destruidos. Que no
seamos estremecidos de corazón por las mentiras del enemigo, sino que
aprendamos a verle como Dios le ve. No desperdiciemos nuestras vidas, defendiéndonos
contra lo que nunca nos puede tocar. Al rehusar escuchar las amenazas del
enemigo, aprendemos a escuchar y a obedecer a Dios. Que seamos sencillos y
apasionados en nuestras oraciones, no pasivos, justificando nuestra
incredulidad con doctrinas auto-inventadas. Que por recibir las respuestas de
parte de Dios, crezcamos en la fe celestial y escuchemos mientras nos revela la
esperanza que hallamos solamente en Cristo. Que nos aferremos a Él en fe y
vivamos con Él, nuestro Emmanuel. Que estemos seguros de que Él es soberano
sobre los poderes espirituales, las potencias terrenales y, sobre todo, sobre nuestras
debilidades y fuerzas.
Cristo y Sear-Yasub
La situación en el tiempo de
Acaz se conecta vitalmente con la venida del Mesías, como se ha conectado con
Él desde el tiempo de Abraham. Dios dio a Abraham y a Sara la capacidad
sobrenatural de poder tener un hijo, cuando era humanamente imposible, para que
un día una virgen de su descendencia concibiera y diera a luz un Hijo. Por la
misma razón, Israel fue librado de la esclavitud de Egipto y llevado a la
Tierra Prometida. En esa tierra, Dios fue el comandante del ejército de Israel,
porque esta fue Su tierra escogida, en la cual una virgen viajará desde Nazaret
a Belén, para dar a luz a un Hijo según las Escrituras. Por esta razón, Dios quitó
a Saúl y entronó a David, dándole la promesa sobre su casa. Este es el propósito único de Dios, Su señal para
toda la historia. Por eso, Jerusalén fue preservada en el tiempo de Acaz y
todos los siglos siguientes, hasta que esa profecía fue cumplida.
Parece que ahora Isaías
vuelve de su profecía y apunta hacia su propio hijo, Sear-Yasub. Parece también
que él es un infante y Dios le usa para demostrar el principio de la
destrucción total de los ejércitos enemigos en pocos años. Por eso, está
acompañando a su padre en la misión. Antes de que llegue a una edad
responsable, ellos serán destruidos y, Sear-Yasub, un remanente volverá, demuestra que, aunque el pueblo de Dios
pasará por severas pruebas, sobrevivirá para cumplir Sus propósitos (vs.15-17).
Después, en estos estudios, aprenderemos
de la amenaza del rey poderoso de Asiria, como una de las pruebas severas. Dios
silbará a los tábanos y a las abejas desde Egipto hasta Asiria para castigar a
la Casa de David con la vara del hombre. Como las abejas y tábanos posarán en
los pastos y zarzas, así los extranjeros llenarán la tierra (vs.18-19). Nota
ahora, al leer el resto del capítulo, cómo Judá será diezmada. Como una navaja
afeita la cabeza y todo el cuerpo (v.20), así las viñas valiosas serán quitadas
de la tierra y desplazadas con zarzas y espinos (v.23). Los grandes pastores y
ganaderos del mundo, desde el tiempo de Abraham, Isaac y Jacob, serán reducidos
a poseer tan sólo una novilla y dos ovejas cada uno, si es que las pueden
guardar vivas (v.21). La economía fallará y, en lugar de vender los productos
de leche, el productor tendrá que comerlos para poder sobrevivir (v.22). La
miel también abundará ya que las abejas mejorarán por las flores silvestres que
cubrirán lo que antes eran campos arables. Vacas, ovejas y cabras romperán las
vallas buscando comida (v.25). Será necesario cazar animales salvajes para
comer carne (v.24). Así será Judá deshecha y humillada, pero no será totalmente
destruida.
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