Apocalipsis 2:18-29
La iglesia en Tiatira
18. Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El
Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes
al bronce bruñido, dice esto:
19. Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y
tu perseverancia, y que tus obras recientes son mayores que las primeras.
20. Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer
Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que
cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos.
21. Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere
arrepentirse de su inmoralidad.
22. Mira, la postraré en cama, y a los que cometen
adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de
las obras de ella.
23. Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las
iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os
daré a cada uno según vuestras obras.
24. Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira,
a cuantos no tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de
Satanás, como ellos las llaman, os digo: No os impongo otra carga.
25. No obstante, lo que tenéis, retenedlo hasta que yo
venga.
26. Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el
fin, le daré autoridad sobre las naciones;
27. Y las regirá con vara de hierro, como los vasos del
alfarero son hechos pedazos, como yo también he recibido autoridad de mi Padre;
28. Y le daré el lucero de la mañana.
29. Él que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a
las iglesias.
Un poco de la
historia de Tiatira
Piedras del "Castillo Blanco", el edificio que nombra "Akhisar" |
Es interesante saber cómo, el nombre, Asia, ha adquirido tanta importancia.
Homero atribuyó Asia a una pequeña porción del territorio en Lidia. Después, una
gran provincia romana también fue llamada Asia y, ahora, es el nombre de un
continente entero, situado al este de Europa. El Señor Jesús continúa dando
mensajes a las iglesias de Asia Menor, moviéndose en sentido horario. Ahora apunta
hacia Tiatira, localizada a unos 61 kilómetros al sureste de Pérgamo y a 51
kilómetros al norte de Sardis. Está justo en la frontera de Lidia y Misia,
territorios más pequeños dentro de Asia Menor y, aproximadamente, a 53
kilómetros del mar Egeo. Es la iglesia más pequeña de las siete de Apocalipsis.
Aprendimos acerca del imperio seléucida, llamado el rey del norte en el libro de Daniel. Su territorio incluía
Babilonia, Siria, y otras áreas que llegaban hasta Asia Menor. Seleuco I,
Nicátor (358-281 a.C.), fue uno de los cuatro generales que sucedieron a Alejandro
Magno. Él reconstruyó Tiatira como un puesto militar, y los romanos tomaron la
ciudad en el año 132 a.C.
La ciudad moderna, Akhisar, que significa, Castillo blanco en turco, ha sido edificada sobre la ciudad antigua.
Sigue siendo un centro de mercado y negocio, como en el tiempo de Juan, porque
estaba de camino hacia Pérgamo, Esmirna y Éfeso. Tiatira fue conocida por su
producción de tela, especialmente, púrpura, que era cara y estaba asociada a la
gente rica. No había grandes templos dedicados a los dioses ni a césar en esta
ciudad. Apolo fue el dios principal, adorado allí, junto con Artemisa (Diana) y
Asclepios (dios de sanidad).
Tiatira fue una colonia de macedonios y, el hecho, nos conduce a un
desarrollo interesante en el Nuevo Testamento. Cuando el equipo de Pablo fue a
Filipos, Macedonia, guiado por el Espíritu Santo, encontraron, a la orilla de
un río, a mujeres que se reunían para orar. Entre ellas estaba “cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad
de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió
su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. Cuando ella y su familia se
bautizaron, nos rogó, diciendo: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a mi
casa y quedaos en ella” (Hch.16:14). Lidia, probablemente, había aprendido
su oficio en su ciudad nativa, y ahora se encontraba temporalmente en Filipos,
posiblemente, ciudad de sus antepasados macedonios. Quizás porque Lidia era el
nombre del territorio en el que estaba situada Tiatira, su nombre se hizo
popular. Su presencia en Filipos fue una de las razones por las que Pablo y su
equipo se dirigieron urgentemente a Macedonia. Después Pablo y Silas fueron encarcelados,
pero, tras ser liberados, visitaron a Lidia antes de abandonar la ciudad.
Pasando un tiempo, Pablo se quedó unos años en Éfeso y el evangelio se
esparció por todo Asia Menor. Sería una especulación interesante pensar que,
posiblemente, Lidia volvió a su ciudad nativa y se involucró con la fundación
de la iglesia en Tiatira. Está claro que la Biblia no nos dice nada que compruebe
tal consideración. Sin embargo, si tú eres como yo, anhelarás más detalles acerca
de la vida de tales personas, y también te preguntarás si Juan llegó a conocer
a Lidia.
El reconocimiento y
la condenación a Tiatira por Cristo
Una estatua de bronce bruñido del dios principal, Apolo, fue erigida en
Tiatira. Jesús recuerda a Su iglesia que Él es, indiscutiblemente, el Señor de
señores, y que Sus pies de bronce bruñido están infinitamente por encima de los
de Apolo. Este es el único versículo en todo el libro de Apocalipsis en el que Jesús
se llama a Si mismo, el Hijo de Dios (v.18).
Él es co-igual con el Padre y es, tanto como Él, digno del título: “El que es y que era y que ha de venir”.
Recibe el mismo reconocimiento del “Alfa
y la Omega… el Todopoderoso” (1:4, 8).
Su mensaje a esta iglesia es más extenso que el de las otras seis. Otra vez, hago alusión a mis comentarios desde el capítulo 1: "Los ojos de Aquel que nosotros estudiamos en el libro del Apocalipsis, son "como llama de fuego" (v.14); penetran en el lugar más profundo de la esencia humana. Descubren y arrancan los secretos de los corazones de los hombres. Son detectores celestiales para guardar sus puertas de invasores espirituales... Cristo descubre el pecado; el diablo lo esconde. Jesús dijo: "Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora o tienen excusa por su pecado" (Jn.15:22)
La mirada de Cristo penetra perfectamente. Nada ocurre
sin Su conocimiento. Los llameantes ojos de Cristo aún siguen quemando más allá
de un cristianismo superficial, llegando hasta los pensamientos, propósitos y
sentimientos de cada individuo. Ahora, debemos prestar atención a Su abrasadora
mirada, o nos enfrentaremos a ella en el banquillo del juicio. ¡No permitamos
que ningún demonio se nos acerque sigilosamente, nos mire con ternura y excuse
nuestros pecados, egoísmos o rebeliones!
Juan percibió en su visión que los pies de Jesús eran “semejantes al bronce bruñido, refulgente
como en un horno” (1:15). Todo el juicio le fue traspasado. Las huellas de
los clavos sobre Sus pies son las marcas de la autoridad para pisar a Sus
enemigos: “Él pisa el lagar del vino del
furor y de la ira del Dios Todopoderoso” (19:15). El Señor Jesús vendrá a
la tierra con Sus ángeles “en llama de
fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al
evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tes.1:8).
Está lejos de la verdad asumir que todas las
calamidades que sufre un creyente son juicios de Dios contra él a causa de su
desobediencia, rebelión u otros pecados. Tampoco es correcto decir que Dios
nunca es la fuente de los problemas que le ocurren a Su pueblo. Pablo informó a
los corintios de que Dios les estaba juzgando, porque ellos mismos no lo
hacían: “Por lo cual hay muchos enfermos
y debilitados entre vosotros, y muchos duermen (han muerto) … mas siendo juzgados, somos castigados por
el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Co.11:30-32). “El Señor juzgará a Su pueblo”, advierte el escritor de Hebreos, “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios
vivo!” (He.10:30-31).
Una de las necesidades de la iglesia actual es revivir
el temor piadoso. Hay una gran cantidad de textos escritos en el Nuevo
Testamento diseñados para inspirar y fomentar temor. ¡Debemos quitarnos de
encima el éter del diablo; inductor del sueño y de falsa seguridad! Muchos
necesitan tener una revelación del refulgente calor de la ira de Dios
representada en los pies cicatrizados de Jesús, para así poderle rendir un
servicio aceptable, “agradándole con
temor y reverencia, porque nuestros Dios es fuego consumidor” (He.12:28-29).
Jesús vio una sola iglesia
en Tiatira, y ahora, también, cuando mira a cualquier ciudad o pueblo, Él ve
una sola iglesia. Los hombres pueden dividir la iglesia en muchas partes, pero
la única iglesia que Cristo reconoce es la que Él estableció en la tierra. El
no fundó las denominaciones; ni siquiera existían en la iglesia primitiva. Debido
a que no se habían dividido y todos estaban en una misma iglesia en Tiatira, había
diferencias tan grandes entre sus miembros. Entre ellos estaban los que eran
siervos fieles y amados, perdurando pacientemente, mientras crecían en la
piedad y utilidad. El Señor Jesús, primeramente, reconoció a estos maravillosos
hijos de Dios (v.19).
Pero existía una “maestra”
con algunos seguidores, cuya influencia se sentía en toda la iglesia. Pienso
que no hay duda de que, literalmente, es una mujer, aunque dudo de que su
nombre fuera Jezabel. Cristo la llamó con este nombre por las características
de su ‘ministerio’. Dos antiguos manuscritos la presentan como “tu esposa Jezabel”, en lugar de “esa mujer Jezabel”, deduciendo que pudiera ser la esposa del ángel
de la iglesia, y en cuya posición podría tener influencia, como la tuvo la
esposa de Acab, Jezabel. La esposa de Acab era la princesa de Fenicia, procedente
de una familia real muy cruel, y era una adoradora fanática de Baal. Por toda
la Escritura, Acab es difamado: “Como si
fuera poco el andar en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a
Jezabel, hija de Et-baal, rey de los sidonios, y fue a servir a Baal y lo
adoró” (1 R.16:31). Por medio de los descendientes de Jezabel, el baalismo
invadió el reino más conservador de Judá (para ver la historia de Jezabel y sus
hijos, lee 1 Reyes 18, 19 y 21; 2 Reyes 9; 2 Crónicas 21, 22 y 23).
Todas las características de la Jezabel del Nuevo Testamento son infames.
Ella se auto-proclamaba profetisa y enseñaba públicamente. Su doctrina de
transigencia estaba abriendo la puerta a la inmoralidad y a la idolatría
(v.20). Se oye de los que han sido librados de demonios decir que la
promiscuidad sexual les condujo a la adoración a Satanás. El fallo, tanto de la
iglesia de Tiatira como de la de Pérgamo, fue su tolerancia hacia el pecado y
la maldad. Los que opinan que la tolerancia es una señal de madurez cristiana,
deben revisar y poner a prueba su mentalidad por la Biblia.
Un pastor luterano, David R. Barnhart escribe: Las personas que querían hacer sus negocios a través de los oficios de
Tiatira fueron obligadas a ser miembros de un gremio. Las reuniones de los
gremios eran sociales y religiosas, en las que compartían comidas, y donde eran
ofrecidos sacrificios oficiales a varios dioses. La carne sacrificada a los
dioses era consumida en estas celebraciones, y la inmoralidad sexual era común.
La sociedad no era tolerante con los cristianos que no participaban activamente
en los gremios, y para que ellos pudieran practicar sus oficios, demandaban su
asistencia a las reuniones. Era un problema muy grande para los que querían ser
fieles al Señor.
Puede ser que la
mujer, llamada ‘Jezabel’, por Jesús en su mensaje, intentara persuadir a los
creyentes en Tiatira a que fueran miembros de los gremios y, aun así, poder seguir
fieles a Cristo. Quizás razonaba que la participación en las fiestas idólatras
de los gremios era una acomodación necesaria a la cultura. Como sea, la
teología pragmática de acomodación se desarrollaba en la iglesia de Tiatira y
fue reforzada por esta falsa maestra y sus seguidores.
Ruinas de Tiatira |
¿Puedes discernir el peligro que supone enfatizar la preparación y práctica
exitosa de una carrera en nuestra cultura moderna? Los cristianos deben notar lo
fácil que es comprometerse para llegar a la cima de una profesión. Por eso,
desde el principio del evangelio, Jesús enseñaba que, aun en los asuntos de las
necesidades básicas de la vida, tenemos que ponernos en las manos de Dios.
Debemos buscar Su reino, sobre todo, aunque tengamos que enfrentar la
persecución o el martirio: “No temáis a
los que matan el cuerpo… temed al que, después de matar, tiene poder para
arrojar al infierno… Vosotros, pues, no busquéis que habéis de comer, ni qué
habéis de beber, y no estéis preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente
todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas
buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas” (Lc.12:4-5; 29-31).
Para el arrepentimiento hay un elemento llamado tiempo y, ante los ojos llameantes
del Señor, existe el poder llegar al colmo de la iniquidad. (v.21). Por
ejemplo, tocante a los amorreos del día de Abraham, ese tiempo no había llegado
todavía: “Hasta entonces no habrá
llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos” (Gé.15:16). Daniel dijo a
Belsasar: “Has sido pesado en la balanza
y hallado falto de peso” (Dn.5:27). Jesús reprendió a los escribas y
fariseos: “Llenad, pues, la medida de la
culpa de vuestros padres… para que recaiga sobre vosotros la culpa de toda la
sangre justa derramada sobre la tierra” (Mt.23:32,35). Antes de que llegue este
tiempo, tiene que haber un arrepentimiento o las consecuencias serán
desastrosas.
Esta mujer arrogante rehúsa arrepentirse, por lo que el Señor avisa a sus
discípulos acerca de una gran tribulación y muerte por medio de una plaga (v.22, según una traducción). Su cama de
pecado será de enfermedad y muerte. Al llegar la persecución, no solamente los
cristianos verdaderos, sino también los cristianos nominales, caerán en ella. A
veces, sólo los cristianos nominales son la causa y, también, las víctimas de
ella. Cristo asegura a Tiatira que el juicio está acercándose contra la casa de
Dios (1 P.4:17). Pablo escribió a los corintios de que el juicio ya estaba
cayendo sobre ellos, debido a su actitud egoísta: “Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos
duermen (han muerto). Si nos
juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Co.11:30-31).
Igual que sobrevino temor sobre la iglesia en Jerusalén, cuando el juicio
mató a Ananías y a Safira, así las iglesias de Asia van a aprender de Tiatira. El
concepto que todas las iglesias tienen de Cristo mejorará cuando vean hasta
donde penetran sus ojos de fuego y las consecuencias aplicadas por sus pies de
bronce. El descubrimiento y el juicio van más profundamente que los hechos
superficiales; exploran los principios que gobiernan cada vida, hablando de los
pensamientos y del corazón. No podemos tomarnos a la ligera las cosas del
Señor. Temo que nuestras iglesias, hoy en día, han perdido, en gran medida, el
temor de Dios. Somos negligentes, porque no consideramos la posibilidad de la
ira divina y el derramamiento de la disciplina que resulta (v.23). ¡No sigamos
los pasos de muchas iglesias ni el concepto popular que tienen de Cristo!
Aprendamos la lección de Tiatira.
Vemos en esta iglesia dos pueblos distintos. Por un lado ‘Jezabel y sus
discípulos’ y, por otro lado, ‘los demás’ (v.24). Existe una división muy clara,
y esta división es necesaria. El gran líder del siglo XIX en la Iglesia de
Inglaterra, J. C. Ryle, escribió un libro, Advertencias
a la iglesia, en el cual avisó de que la verdad vale más que la unidad o la
paz: “La paz sin verdad es una paz falsa;
es la mismísima paz del diablo… La falsa doctrina y la herejía son aún peores
que la división. Si personas se separan de una enseñanza que es falsa y no es
bíblica, las debemos felicitar, en lugar de reprender… La unidad que se obtiene
por sacrificar la verdad no vale nada… Hay algo que es peor que la controversia,
y es una doctrina falsa tolerada y permitida sin protestar o molestar”.
Ya que la doctrina de Jezabel enseñaba que los cristianos podían
involucrarse en los gremios del mundo, fácilmente, podría recomendar mezclar la
fe cristiana con algunas de las filosofías griegas que les rodeaban. Estate
alerta contra las nuevas doctrinas que pretenden ser misteriosamente más
profundas y amplias que la Escritura. Puede ser que aquellos, los que no han
aceptado la doctrina de Jezabel, sean los que llaman a sus doctrinas, ‘las
profundidades de Satanás’.
En los versículos 25 y 26, Cristo menciona Su venida para la iglesia en el
arrebatamiento… “hasta que yo venga…
“hasta el fin”. Tiene mucho
valor mantener el nivel original del cristianismo, pero también mucha
dificultad. Judas amonestó: “He sentido
la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que
de una vez para siempre fue entregada a los santos” (Jud.3). Dios bendice a
los que continúan corriendo con un paso fiel y constante (3:11; He.10:23).
Mantener fielmente la fe, la verdad y el amor del cristianismo, significa
vencer (v.26). Ten cuidado de no caer en la trampa del exclusivismo, luchando
por una posición exaltada que al final será falsa. Entrena para correr un maratón
de resistencia y no una rápida, pero corta, carrera.
Jesús habló a Jezabel y a su grupo; a los que no aceptaban su doctrina,
pero sí la toleraban (v.20-23); a los demás de la iglesia (v.24); y, finalmente
al individuo (v.26-28). La fidelidad del individuo le dará una posición de
autoridad en el reino de mil años de Cristo sobre la tierra (20:4). El reino
será caracterizado por una ‘vara de hierro’, que sin fallar romperá cada
semilla de rebelión que se levante. El Reino Milenial incluirá a personas que
no se han entregado a Cristo, pero que, cada hecho de injusticia que hagan,
será juzgado sin excepción (v.27). La promesa de autoridad viene de los labios
de Cristo y es tan segura como la promesa del Padre para Su Hijo.
¡Cristo guardó lo mejor para el final! La bendición más alta del cielo es
la misma persona de Cristo. Más allá de cualquier posición de autoridad está el
gozo de bañarse en la luz del Lucero de la Mañana (v.28; 22:16). Una popular canción
secular de una generación atrás decía: “Allí
va la razón de mi vida… allí va mi mejor posesión”, y un cristiano puso la música a estas palabras: “Él es la razón de mi vida… Él es mi más grande posesión.” El
ciudadano del mundo pierde, ¡el cristiano gana! Está íntimamente identificado
con Cristo, de manera que Cristo es su posesión. Nos da el Lucero de la Mañana.
…………………………..
La iglesia de Tiatira había ido un paso más allá que Pérgamo en la
dirección del compromiso erróneo. Jezabel y sus seguidores, que no tenían
derecho a formar parte de la iglesia de Cristo, habían entrado y se habían
establecido dentro. El diablo toma cualquier terreno que le es dejado abierto.
No llama antes de entrar, sino que empuja la puerta y entra a la fuerza. Te
aseguro que los hijos de Jezabel pueden nacer en cualquier periodo de la
historia de la iglesia, hasta el fin, demandando membresía.
Si utilizáramos fechas exactas en el tiempo de la historia de la iglesia, en
el que una iglesia como Tiatira ha dominado, sería el periodo 607 d.C. – 1517
d.C… la Edad Media o la Edad Oscura. La transigencia y la tolerancia del
periodo de Pérgamo dirigieron hacia la edad de Tiatira, donde la falsa
doctrina, inmoralidad e idolatría fue prominente. Multitud de cristianos
nominales que entraban en la iglesia por medio de Constantino querían auto
complacerse y buscaron una posición cómoda en el cristianismo. No querían la
oposición del mundo, sino una mezcla y suave combinación con su sistema.
En la Biblia, el adulterio espiritual a menudo es simbolizado como una
mujer. Ezequiel representa a ambos, Israel y Judá, así (Ez.16:15-58; cap. 23). Más
adelante, en este libro de Apocalipsis, aprenderemos acerca de la ramera
Babilonia que seduce y atrae (cap.17 y 18). Entre las parábolas de Jesús en
Mateo 13, hay una mujer que mete levadura en la masa del evangelio, y yo la veo
haciendo lo mismo que Jezabel.
No solamente fue seductora, sino también manipuladora y autoritaria.
Combinó las características de Balaam (la doctrina de infiltración) y los
Nicolaitas (la doctrina del autoritarismo). Aquí entran la Iglesia Católico
Romana y la Iglesia Ortodoxo Griega, ya bien establecidas al principiar el siglo
VII; la iglesia católica, especialmente, introdujo la Mariología y el culto
idolatra de adorar a los ‘santos’, lo que no es ni más ni menos que las profundidades
de Satanás. Inventó ‘el sacrificio de la misa’ y bastantes imágenes y estatuas,
ante las cuales la gente engañada cayó para adorar. Ella peleó las guerras de
las Cruzadas e inició la Inquisición. Es un hecho muy conocido que la iglesia
romana combinó las tradiciones paganas de todo el mundo con sus perversas doctrinas.
Su inmoralidad tiene mala fama hasta el día de hoy, por dejar embarazadas a muchas
mujeres y por abusar de infinidad de niños. A menudo lo escuchamos en las
noticias.
La plaza "San Pedro", Ciudad Vaticana |
Roma ha ganado el premio sobre Jezabel como idolatra número uno, llegando a
la cima de las religiones que quebrantan el primer y segundo mandamientos. Ha
transformado a María en una diosa, una corredentora y una intercesora. Ha hecho
de los santos un club de élite, en lugar de ser el cuerpo en general de la
iglesia, santificados en la sangre del Cordero. De cualquier manera, la iglesia
romana es una hija digna de Jezabel. Esta iglesia ha llegado a la apostasía y
no debe ser considerada como una iglesia verdadera. Otra iglesia tomará su
lugar en la historia. Al terminar la época de la iglesia, Tiatira no será
arrebatada, sino que entrará en la Gran Tribulación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario