Apocalipsis 2:8-11
La iglesia de Esmirna
8.
Y escribe al
ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y
ha vuelto a la vida, dice esto:
9.
Yo conozco
tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se
dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás.
10. No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el
diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y
tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la
corona de la vida.
11. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a
las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda.
La historia de Esmirna y su mensajero Policarpo
Izmir, Turquía, con las ruinas de Esmirna antigua en el centro |
Jesús empieza Sus mensajes hablando, primeramente, con
la iglesia de Éfeso, que fue la más notable y dominante de su día, en Asia
Menor. La segunda iglesia a la que dirige un mensaje es a Esmirna, que queda
unos 55 kilómetros al norte de Éfeso. Vas a darte cuenta de cómo Él escribe en
orden, en sentido horario, al círculo que forman las iglesias que ya hemos
descrito.
Uno de los generales de Alejandro Magno, Lisímaco, 300
años antes de Cristo, hizo de Esmirna la ciudad importante que fue en el tiempo
de Juan. Él controlaba Tracia, lo que sería hoy en día gran parte del noreste
de Grecia, Bulgaria, y el oeste de Turquía. Después, los romanos la utilizaron
como puerto en el mar Ageo y, en el tiempo de los apóstoles, llegó a tener 100.000
habitantes. Entre la ciudad y el puerto había una gran plaza pública. Su mayor atractivo
era una estatua de Zeus, el Júpiter de los romanos, y el rey entre los dioses.
La moderna ciudad de Izmir (antigua Esmirna) es la segunda más grande en
Turquía y está situada en el mismo lugar que antiguamente. Pocos lugares han
sido excavados por los arqueólogos, pero las ruinas de un acueducto romano, un
teatro y una gran plaza pública, están a la vista de los visitantes. Izmir continúa
siendo un puerto importante.
Después de que Pablo predicara durante tres meses en
la sinagoga judía en Éfeso, se cambió a la escuela de Tirano, debido a una gran
oposición, y continuó por dos años. Durante este tiempo, la Biblia cuenta “que todos los que vivían en Asia oyeron la
palabra del Señor, tanto judíos como griegos” (Hch.19:10). Es razonable
pensar, entonces, que la iglesia de Esmirna naciera en ese tiempo. El
ministerio del apóstol seguramente atraía a gente de todo el territorio, porque
la historia bíblica sigue: “Dios hacía
milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que incluso llevaban
pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos, y las enfermedades los
dejaban y los malos espíritus se iban de ellos” (Hch.19:11-12).
Cuando la verdad del evangelio es proclamada por medio
de la Palabra de Dios, el Señor siempre confirma la predicación con un poder
sobrenatural. Espíritus diabólicos que obraban por medio del idólatra panteón
romano, fueron desafiados, y las personas quedaban libres. La religión romana y
el judaísmo formaron una extraña asociación. Aunque aparentemente eran
diametralmente opuestos, en la esfera espiritual se unieron para perseguir
grandemente a los cristianos (fíjate en el principio espiritual en
Hch.4:25-27). Gran número de judíos vivió en Esmirna durante muchos siglos y,
hasta la fecha, existen varias sinagogas en el Izmir moderno.
La palabra griega smyrna
significa productor de mirra. La
mirra se extrae de un pequeño árbol con espinas, que tiene que ser picado para
que emane su resina. Durante toda la historia ha sido usada para hacer perfume,
incienso y también para la medicina. La palabra hebrea es smurna y la raíz de la palabra significa amarga. Era uno de los ingredientes del aceite que se usaba para
ungir a los sacerdotes. Uno de los presentes que trajeron los magos al niño
Jesús, como bien recordarás, fue la mirra. Más significante todavía, es que la
mirra se usa para embalsamar a los muertos y Nicodemo la trajo a la tumba para
el cadáver de Jesús (Jn.19:39). No es difícil discernir el simbolismo de la
mirra en la vida de Cristo. El autor L. E. Maxwell (1895-1984) tituló su libro
sobre la vida de Jesús, Nacido
crucificado. En verdad, la ciudad de Esmirna era productora de mirra, por el martirio de sus habitantes cristianos.
Esta información sobre el nombre de Esmirna nos
conduce al mensaje hablado por Jesús, dado por medio de Juan al mensajero de la
iglesia. Policarpo, buen amigo y discípulo de Juan era ese mensajero. Fue
cristiano desde niño y murió como mártir cerca del año 155 d.C., quemado vivo,
cuando tenía 86 años de edad. Su martirio fue bien conocido en Asia Menor, aún
por los paganos. Aparte de Juan, él conoció a muchos de los cristianos de la
primera generación, posiblemente incluso a algunos apóstoles, y continuó
viviendo y predicando su fe y doctrina. Existe una sola carta de Policarpo
hasta el día de hoy y, por medio de ella, uno puede saber que tenía poca
preparación escolar, que era humilde y muy directo al hablar. Él peleaba contra
el movimiento gnóstico, como también lo hizo su maestro, Juan, en sus cartas.
Policarpo, voluntariamente, abrió la puerta a los
soldados que le llevaron a juicio delante del procónsul romano, quien le amenazó
con quemarle vivo. “Ese fuego durará poco tiempo, pero el fuego de juicio, ‘reservado
para los impíos’ no puede ser apagado”—, respondió Policarpo. Cuando los
soldados estaban a punto de clavarle a la estaca, él les detuvo diciendo: “El que me concede el valor de aguantar el
fuego, también me capacitará para quedarme quieto sobre la hoguera, sin
necesidad de tener que ser sujetado por clavos”. Él oró en voz alta al encenderse
la leña. Un testigo de su muerte dijo que “no olía a carne quemada, sino, como al
pan cocido, o como el oro y la plata cuando son refinados en el horno”.
El mensaje de Cristo a la iglesia
En el mapa verás a Esmirna al norte de Éfeso |
Cristo comienza Su mensaje, como en los otros seis
casos, presentándose con las características del primer capítulo. Recordemos
que Él es el Cristo glorificado, revelándose a las siete iglesias y a la
iglesia por toda la historia: “Yo soy el primero y el último, y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy
vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades”
(1:17,18). Estas son las palabras del Logos (palabra griega para verbo), que era con Dios y que era Dios
desde el principio (Jn.1:1).
Éste es a
quien Esmirna tiene que ver y escuchar, tanto como Policarpo, que valoró Su
palabra por encima de la sentencia del procónsul romano. Fue Él quien le enseñó
acerca del fuego que no puede ser apagado (Mc.9:43,48). Su palabra tiene que
tener la más alta prioridad, no sólo por la amenaza del fuego eterno, sino
también porque trae paz y consuelo al creyente; ella se levanta sobre todas las
amenazas de los hombres (He.13:5-6) y es el juez que tiene la última palabra. Él
da la victoria en la hora de la muerte y cierra con llave la puerta del
infierno para proteger a Su manada, que nunca experimentará sus llamas (v.8).
Déjame
citar algunos de mis comentarios sobre la declaración de Jesús en el capítulo
1: “No
temas”, dijo Él, “yo soy el primero
y el último” (1:18). Los que temen a Cristo, no tienen por qué temer a
otro. Él es antes que todos y prevalecerá después de todos. En el caso de que
algún alto poder quisiera tocarnos, Él es sobre todos; y si acaso un poder del
infierno quisiera alcanzarnos, Él está debajo de todos. Él nos rodea como un
muro de fuego que nada en el mundo puede penetrar. Él es quien vive: “Él último Adán, (fue hecho) espíritu que da vida” (1 Co.15:45). Él
ha vuelto de la muerte como una prueba viviente de que ha conquistado a la
muerte y al infierno. “¿Quién es el que
condena? Cristo Jesús es el que murió sí, más aún, el que resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro.8:34).
Él ya posee las llaves de los enemigos principales de la raza humana, la
muerte y el infierno y, porque es así, no permitirá jamás que las llaves se
vuelvan contra los Suyos.
Los
cristianos de Esmirna no estaban entre los más distinguidos ciudadanos.
Aprendimos que su mensajero, Policarpo, era sencillo y sin preparación escolar,
como también el escritor de este mensaje, Juan, el pescador, quien enseñó a su
líder. Su Señor y Maestro fue un carpintero de Nazaret en Galilea. Pablo
recordó a los corintios que entre ellos “no
hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles” (1
Co.1:26).
Los
discípulos en Esmirna estaban asolados por la pobreza. Sin embargo, eran sabios
y ricos en el Espíritu Santo, preparados y enseñados por Él en los caminos de
Dios. No eran descuidados ni perezosos intelectualmente, sino que se entregaban
al conocimiento de la palabra de Dios y para vivir de acuerdo a ella. Pablo
continuó diciendo: “Hablamos sabiduría
de Dios en misterio, la sabiduría oculta que… ninguno de los gobernantes de
este siglo ha entendido” (1 Co.2:7-8).
Los
perseguidores eran principalmente judíos, y tenían influencia entre los
oficiales públicos en la ciudad. Podemos ver la unión de los judíos, que Jesús
llamó la sinagoga de Satanás, y los gentiles, bajo el control del reino de las
tinieblas. Las doctrinas falsas de demonios y la adoración diabólica,
disfrazada como adoración a dioses y diosas, mantenían la ciudad bajo su poder
(v.9). La presentación de Dios y Su Cristo entre ellos fue atacada por
maldiciones y hechos malignos.
Aprendemos,
por tener delante nuestro este ejemplo de pruebas, que Jesús no garantiza a los
cristianos que no sufrirían peligros o tribulaciones, pero, como testificó
Policarpo, no podrán hacerles un daño permanente. Estoy seguro de que Policarpo
llevaba las palabras de Su Maestro, dadas por medio de su amigo, Juan, cerca de
su corazón, en los últimos días de su vida: “No temas, yo soy el primero y el último”. Escucha otra vez sus palabras:
“El que me concede el valor de
aguantar el fuego, también me capacitará para quedarme quieto sobre la hoguera,
sin necesidad de tener que ser sujetado por clavos”. Jesús les
avisó que ellos enfrentarían lo peor que el diablo podía hacer contra ellos en
un futuro cercano.
Es el diablo quien “echará a algunos de vosotros en la cárcel”. El enemigo es quien
trae la prueba, utilizando toda su sobrenatural astucia y poder, con la
intención de arruinar total y absolutamente al individuo y a la iglesia. Lo
hará siguiendo su naturaleza destructiva. No puede controlarlo, de igual manera
que el ser humano no puede controlar las palpitaciones de su corazón. “El ladrón sólo viene para robar y matar y
destruir” (Jn.10:10), pero sus hechos están limitados por un control
soberano. La historia de Job nos enseña el principio básico y bíblico acerca de
las pruebas (fíjate en Job 1:6-12 hasta 2:1-7).
Las intenciones de Dios, al permitir la prueba, son
diametralmente opuestas a las de Satanás: “Yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”–, dijo Jesús, y esta palabra es verídica
en medio de la prueba y las más duras tentaciones, incluso en la muerte. “Estimada a los ojos del Señor es la muerte
de sus santos” (Sal.116:15). En algunos casos, como un Padre celestial,
Dios permitirá que el cristiano sea castigado por su pecado y desobediencia. Nadie
puede negar que la Biblia enseña esta verdad, tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento. En otros casos, el Señor permitirá la prueba para poder corregir
defectos en el carácter del cristiano, que no pueden ser corregidos de otra
manera. A veces aplica la prueba solamente para hacer Su obra de santificación
y perfección en cada creyente. Pedro nos enseña, claramente, que la prueba
cristiana es como la prueba del oro, metido en el fuego para ser purificado y limpiado
de impurezas (1 P.1:7).
Dios no prueba al creyente para ver si él permanecerá fiel, porque Él ya
sabe la respuesta a esta pregunta. Sin embargo, un cristiano sí puede saber,
por medio de la prueba, cual es su estado delante de Dios, y también puede
aprender a confiar más profundamente en Él en todo: “Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios,
encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien” (1 P.4:19).
Como puedes imaginar, existen un sin fin de interpretaciones
para la expresión tribulación por diez
días. Los que se complacen en la interpretación personal, demostrarán su
maña por medio de frases como esta, ya que la pueden torcer en muchas
direcciones; “estudiantes bíblicos” lo han hecho. Yo creo que puedo daros una
conclusión sana y bíblica. El número diez en la Biblia significa un tiempo
indefinido y, en este caso, es dado por medio de días, no por años ni por meses. Era un dicho proverbial, algo como
diríamos nosotros: “Un poco de tiempo” (véalo también en Gé.24:55; 1 S.25:38;
Dn.1:12,14).
Según el contexto del mensaje del Señor, nos da la
misma impresión; un tiempo relativamente
corto. La condición es que permanezcan fieles frente a la muerte física y recibirán el galardón de una
corona de vida eterna. Esta
interpretación también se conforma con la doctrina de Pablo: “Pues esta aflicción leve y pasajera nos
produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación (2 Co.4:17.
Examina las comparaciones que sobrepasan comparación: leve con peso; pasajera con
eterno; aflicción con gloria).
Los expertos en el griego clásico nos dicen que la corona de vida indica una corona
real, y no una corona de flores para el victorioso (v.10). Añadiré una cosa
más: El martirio no nos hace ganar la vida eterna, sino una corona. La vida
eterna es por gracia, por medio de la fe. Siguiendo al próximo versículo,
tenemos un final general y común para las siete iglesias y para la iglesia de
todos los siglos. Nos enseña… ¡Escucha por el Espíritu! Es la única manera de
aprender la verdad espiritual.
El reto para cada creyente, individualmente, aparte de
la iglesia como un cuerpo es, “El
vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda”. La muerte segunda es
sinónimo del Lago de Fuego; estudiaremos
sobre este lugar cerca del final del libro. Los santos resucitados en 20:4
revivieron mil años antes que “los demás
muertos” (20:5). El Señor promete la bienaventuranza sobre los que toman
parte en la primera resurrección: “La muerte segunda no tiene poder sobre
éstos” (20:6). Entonces, en 20:14, la segunda muerte es definida como el Lago de Fuego. Otra vez en 21:8,
después de dar una lista de los diferentes tipos de pecadores, Dios declara que
su destino será “en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Contra esta iglesia perseguida de
Esmirna, el Señor no tiene una palabra o crítica negativa.
…………………………..
Una parte de la Ágora, Esmirna |
Una vez
más, me referiré a la teoría sobre el número siete, que nos da la impresión de que
los mensajes de Jesús a las siete iglesias, también son mensajes a toda la
iglesia en general por todo el periodo de la gracia. Esta iglesia es llamada
fuera del mundo por el Buen Pastor y es edificada por el plan y la obra divina
de Cristo: “Yo edificaré Mi iglesia” (Mt.16:18).
Ningún otro puede diseñar esta obra de arte. Es, además, una obra del amor
divino, porque es la formación de Su novia, con la que celebrará una boda
celestial, que tomará lugar después del arrebatamiento. Los cristianos redimidos
pueden colaborar con Cristo, pero Él es el único arquitecto. Como la iglesia de
Éfeso fue dominante durante la segunda generación, o sea el periodo
post-apostólico, desde 70-170 d.C., la iglesia de Esmirna representará a la
iglesia dominante durante el siguiente periodo.
Quisiera
recordarte que Esmirna significa productor
de mirra, cuya raíz significa amargura,
y es un ungüento asociado con la muerte. Yo creo que Esmirna simboliza la
condición de la iglesia, en general, desde 170-340 d.C. Hemos visto el martirio
de Policarpo, pero la persecución seguirá y se incrementará en el mundo hasta
que la peor y más feroz persecución tome lugar por medio del cesar Diocleciano.
No mucho tiempo después acontecerá ‘la conversión’ de Constantino, y la iglesia
entrará en otro periodo, que estudiaremos próximamente; el tiempo de la iglesia
de Pérgamo.
Probablemente,
habrá iglesias que representen a las siete iglesias de Asia en cualquier
periodo de la historia, pero estamos hablando de la condición general que
domina en la iglesia en cierta etapa de su historia. Puede haber excepciones en
iglesias individualmente. En cada caso, estamos viendo cómo el Señor dirigió Su
atención hacia el individuo, para que pudiera preparar su propia vida espiritual
para el tiempo que estaba por delante. Si era necesario, podía, incluso,
escapar de cualquier juicio que cayera sobre la iglesia en general durante el
tiempo de su existencia. Y nosotros, vamos a tomar nuestra posición fuera de la
pobre condición que vemos hoy en día en la iglesia en general.
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