18-25 abril Meditaciones diarias
Desde ahora, vamos a empezar algo nuevo. Voy colgando una semana de meditaciones diarias para los que quieren leer y meditar en ellas todos los días. Las podrás ver siempre al lado derecho entre las categorías. Intentaré de colgarlas cada semana. Espero que sean de bendición. Son tomadas del libro Meditaciones de los Salmos. Trato con el Salmo 36 de una forma especial, ya que estaremos allí hasta el 14 de mayo.
18 de Abril Salmo 36:1, 9
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
9. Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
El versículo 9 de este Salmo será nuestro texto para los próximos días. En el Nuevo Testamento, en Juan 1:4, hay palabras que se corresponden con él: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. En Juan 4:29, vemos como la luz y la vida funcionaron de manera práctica en la vida de una mujer samaritana: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”
Estamos todos en una misma escuela y tenemos el mismo Maestro, pero las maneras que el Señor usa para enseñarnos son ilimitadas. En esta ocasión, transforma la iniquidad del impío en una lección espiritual, mientras que el hombre sensible la contempla. El Espíritu de Dios quiere comunicarnos la causa que determina los caminos equivocados en los cuales anda la gente del mundo. Sólo necesitamos prestar atención.
19 de Abril Salmo 36:1-4, 9
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
2. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada
y aborrecida.
3. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser cuerdo y de
hacer el bien.
4. Medita maldad sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
9. Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
El versículo 1 nos enseña como Dios usa al impío para enseñar al cristiano. ¿Cómo es posible que los siervos de Dios puedan encontrar algún beneficio observando a los pecadores? En primer lugar, al estar diariamente en contacto con los que están ligados a este mundo, nos es necesario reconocer el tipo de mentalidad y motivaciones con las que nos vamos a enfrentar. Tenemos que tener cuidado y saber como debemos comportarnos en las actividades que, necesariamente, hacemos con ellos, y cuales son las precauciones que debemos tomar. En segundo lugar, necesitamos observar el carácter de los mundanos, para saber como vivir, pensar y motivarnos de una manera diferente, adoptando como regla para nuestras vidas una posición contraria, que es la posición de Dios. Lo que quiero decir, es que tenemos que estar alerta para no ser como ellos, sino vivir una vida separada y consagrada a Dios. En tercer lugar, si es que vamos a poder ayudarles a entrar en el Reino de Dios, tenemos que saber toda la verdad, tal y como Dios la ve, de acuerdo con Su naturaleza.
En cambio, no nos ayudará en lo más mínimo, bajar a su nivel espiritual o moral para relacionarnos con ellos y así poder entenderles; esto significaría tener que tolerar su manera de pensar o actuar, y ajustarnos a sus puntos de vista. De esta manera lo único que conseguiremos será terminar confundidos y posiblemente engañados. Naturalezas opuestas no podrán estar de acuerdo nunca. Si tú eres verdaderamente nacido del Espíritu de Dios, jamás te sentirás atraído con lo que motiva al inconverso, con su mentalidad o con lo que determina sus hechos. Él recibe su motivación y razón (o falta de razón) de una fuente totalmente diferente a la de donde el cristiano obtiene la suya.
20 de Abril Salmo 36:1
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
¿Quiénes son las personas impías que son tan distintas a las que han nacido de nuevo, hasta el punto de no poder tener algo en común con ellos? ¿Será el vecino amistoso que te habla desde su patio trasero? ¿Será el sonriente dueño de la tienda de comestibles de la esquina? ¿Será el reportero de televisión que entra en tu sala cada tarde? ¿O quizá uno de los emocionantes predicadores que te pide dinero para sostener su programa de radio? Creo que fue Jorge Whitefield quien describió a estos seres conocidos y aparentemente tan inocentes como “monstruos de iniquidad”. Corrompidos hasta la médula y aliados con el diablo, siguen un camino de sentido único hacia el lago de fuego. Nunca quieren ser transparentes revelando quienes son realmente, y si queremos saber quienes son, Dios nos lo tiene que enseñar.
El oráculo que Dios puso en el corazón del salmista, le mostró la regla de vida, o mejor dicho la falta de regla, sobre la cual cada pecador se tambalea: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Los impíos tienen ojos interiores, pero no les dejan ver a Dios. De vez en cuando pueden pronunciar Su nombre con sus labios, posiblemente tengan conceptos religiosos y hasta conozcan algo de la Biblia; pero los ojos del espíritu nunca han captado una revelación de la persona gloriosa del Señor. Viven sin esperanza y sin Dios.
21 de Abril Salmo 36:1
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
El primer concepto de Dios, por necesidad, tiene que ser de temor. “El principio de la sabiduría es el temor del Señor”. El amigo inconverso no puede tomar el primer paso hacia Dios sin temor. Si quieres que él “vea” a Dios, tendrás que informarle más acerca de quien es Él, además de ser alguien amoroso, misericordioso y que puede ser su Amigo. Debes orar, hablar y trabajar de tal manera, que el temor de Dios entre en su ser.
¿Cómo podemos definir el temor de Dios y de dónde viene? Cuando una persona empieza a comprender Su grandeza gloriosa, todo su ser es invadido de un asombro sobrecogedor. Esto es lo que tumbó a Saulo de Tarso en el camino, dejándole postrado en la tierra sin poder ver. Le llevó a pronunciar el único título que podía salvar su alma: “¡Señor!” Hay un sentir de suciedad e indignidad personal que viene al reconocer Su santidad. Por eso, Pedro exclamó a Jesús: “¡Apártate de mi, Señor, porque soy hombre pecador!” Cuando escuchamos acerca de Su terrible y seguro juicio venidero, experimentamos una convicción que sacude el alma. Esta convicción fue la que redujo al gobernador romano, Félix, a un pecador tembloroso y lleno de pánico, que expulsó al predicador, Pablo, de su presencia.
22 de Abril Salmo 36:1-2
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
2. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada
y aborrecida.
La falta del santo temor, permite al impío elogiarse y adularse. “Se lisonjea en sus propios ojos” (v. 2). En lugar de tener el temor de Dios delante de sus ojos, pinta un bello cuadro de sí mismo y se fija en él. Pintará lo mismo para ti, si es que eres lo suficientemente crédulo. Muchos predicadores caen en esa trampa. Se les hace muy difícil desconsolar el alma con el temor de Dios. Creen que el problema del hombre es causado por una baja autoestima, y piensan que solamente enseñándole a amarse, y estimulándole con pensamientos positivos, conseguirán que se derrita la maldad de su corazón y cambie hasta el punto de convertirse en una persona que ame a su prójimo.
Dios, quien es la Verdad, no pone de su parte en crear tal espejismo. Para Él no es más que un desierto de independencia humanista y una rebelión disfrazada. Alos ojos de Dios, esta fachada sólo aumenta la imagen aborrecible que el hombre intenta esconder; pero el Señor le conoce bien, de acuerdo a lo que dice en Efesios 2:1-3: el hombre está muerto en sus “delitos y pecados, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire” y es “por naturaleza hijo de Su ira”. Dios lo sabe bien, y tú también debes saberlo. Si intentas ayudar a este tipo de persona, tendrás que hacer todo lo posible para que él también llegue a reconocer esta verdad en cuanto de sí mismo.
23 de Abril Salmo 36:1-3
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
2. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada
y aborrecida.
3. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser cuerdo y de
hacer el bien.
No hay nada en cuanto al hombre inconverso que sea creíble: “Las palabras de su boca son iniquidad y fraude” (v. 3). La misma imagen embellecida de sí mismo que ve en sus propios ojos, es con la que intenta presentarse al hablar. ¿Cómo es posible creerle? ¡Si sólo pudieras oír como habla de ti en la privacidad de su casa aquel vecino tan amable, después que tu perro cava un hoyo en su jardín de flores! Las palabras tan alegres del tendero son para sus buenos clientes, los que alimentan a su familia y le ayudan a cumplir sus sueños ambiciosos. ¡Si pudieras ver cómo la sonrisa del presentador se borra cuando la cámara de televisión se apaga y ya no está en vivo! Ven entre bastidores y ve como el predicador ostentoso cambia su conducta al hablar de las ofrendas con su personal.
“Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien”. Fuera de un cristianismo muy selecto que procede del Señor y es sembrado en corazones dispuestos, no ha habido en este mundo, desde el tiempo de Adán, algo realmente sensato o bondadoso. ¿Cómo podemos creer que algún beneficio procede del ambiente mundano? El dicho: “Toda la verdad en el mundo procede de Dios”, depende de como uno defina la palabra“verdad”. Es mucho mejor empezar con el verdadero Dios y aprender la verdad de Su palabra, la Biblia, que empezar con lo que la sociedad puede definir como “la verdad” para intentar hallar en ella algo de Dios. La sociedad de este mundo abandonó el buen sentido y la bondad cuando, en el principio, decidió desobedecer a su Creador y alejarse de Él.
24 de Abril Salmo 36:4
4. Medita maldad sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
Dios juzga tanto los pensamientos e intenciones como los hechos. Los hechos más bondadosos pueden proceder de las intenciones más horribles. Palabras muy agradables pueden esconder pensamientos muy terribles. El rey Saúl, fue un hombre cuyas palabras no eran acordes a sus pensamientos. Saúl dijo que David podía tomar a su hija como esposa, pero sólo estaba pensando en hacerle caer (fíjate en 1 S. 18:22, 25). La espada afilada de la palabra de Dios penetra en las regiones profundas e invisibles “y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Se espera del que hace uso de esta palabra, que sepa traspasar lo que es evidente y superficial para poder llegar a descubrir los secretos del corazón, si es que su intención es que el incrédulo confiese: “Verdaderamente Dios está entre vosotros”.
25 de Abril Salmo 36:1-5, 9
1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de
sus ojos.
2. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada
y aborrecida.
3. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser cuerdo y de
hacer el bien.
4. Medita maldad sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
5. Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las
nubes.
9. Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
Aquí aprendemos otra lección acerca de a quien el salmista llama impío: “El mal no aborrece”. La tolerancia es su lema. Es tolerante con él mismo y con todos los demás, mientras la tierra se hace demasiado corrupta para que la raza humana la habite, y la copa de la ira de Dios se llena hasta el borde. Su conciencia está invernando, sepultada bajo capas de falsa ilusión y desobediencia a Dios. Cristiano, tú no debes tener la misma “actitud positiva” y “buena voluntad” hacia lo que el Señor aborrece. La gente debe reconocer a los cristianos verdaderos, tanto por su amor a lo que es bueno, como por su intolerancia a lo que es malo. Jesús mismo “ha amado la justicia, y aborrecido la maldad”. Un día, los líderes de la tierra clamarán a las rocas para que caigan sobre ellos y les escondan de la ira del Cordero. El Cordero amoroso aborrece la maldad. Tú debes despertar la conciencia
dormida del pecador, trayéndole hacia los mandamientos de Dios. Deja que su pecado sea conocido por la suciedad que en realidad es. Llévale al reflector brillante de honestidad, y así podrás decir de ti mismo como pudo decir Cristo: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado”.
“En tu luz veremos la luz”. La mujer samaritana reconoció al Cristo cuando Él le descubrió su pecado. Fue el resultado de haber tenido contacto con la fuente de la vida. El principio de vida, en cualquier persona o situación, es el fin del engaño. Puede ser muy desagradable y aun doloroso, pero bendita sea la persona a la que se le quita el velo, por el cual el rey de las tinieblas la tenía cegada en una falsa y cómoda ilusión, para que sus ojos sean expuestos al Sol de Justicia. ¡Que Cristo venga al pecador derrumbando su propia adulación, revelando el estado odioso que provoca la ira divina, reprendiendo sus tonterías, descubriendo su tolerancia por la maldad! ¡Que pueda experimentar por primera vez el temor de Dios! Hacerlo es misericordioso y fiel. La mujer samaritana, con un corazón sincero, se regocijó porque Cristo le descubrió quien era ella en verdad.
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