¿A quien debemos escuchar?
(para que no haya confusión... lo que está en letra negra son las palabras de Will Graham; lo que está en verde es de A. W. Tozer, y esta de color marrón es letra mía)
El penúltimo artículo que colgué en este blog fue un reporte sobre el abuso
espiritual, que es un tema más común de lo que pensamos. Permíteme enfatizar
algunos de los puntos más importantes del artículo de Will Graham: “Como abuso espiritual me
refiero al fenómeno extendido, en el cual ciertas ‘autoridades espirituales’ se
atreven a ocupar el lugar de Dios y se auto-proclaman señores sobre Su pueblo,
manipulando y aplastando al rebaño en el proceso. El Nuevo Testamento demuestra
claramente que nadie en la Iglesia tiene derecho a enseñorearse de nadie (1
Pedro 5:3). ¿Cómo es que esos opresores se creen dueños de una comunidad
salvada por la pura gracia del Altísimo? No hay nadie encima del pueblo del
Señor. ¡Nadie! ¡Ni el predicador más ferviente ni el teólogo más instruido!
¡Sólo Dios! ¡Sólo Cristo! ¡Sólo el Espíritu! Todo esto quiere decir que si el
liderazgo no se lleva a cabo conforme al modelo de Cristo, es una abominación
ante los ojos de Dios (independientemente de cuántos cientos o miles se
congreguen en aquella Iglesia)”.
Algunos abusados; otros detenidos
Ser abusado de esta forma es horrible, pero lo que a mí me entristece más es ver a muchos cristianos que no pueden avanzar ni crecer porque sus líderes no se lo permiten. He observado casos en USA, Méjico, España, Alemania, Rumanía, etc.. Sus intentos de seguir adelante en Dios son apagados, y la justificación para hacerlo toma forma de acusación… y amigo, siempre es fácil hallar razones legítimas contra quien sea. ¿Has notado que las acusaciones del diablo no son totalmente falsas ni fabricadas? Temo que le damos mucho material.
No pocas veces la oposición se levanta contra los intentos de orar. El
hecho puede sorprenderte pero lo he observado repetidamente. La oración, tal como
Jesús la enseñó, “Entra en tu aposento
interior, cierra con llave tu puerta y ora a tu Padre que está en secreto…”
(Mt.6:6 Biblia Textual), hace más daño
al reino de las tinieblas que cualquier otra actividad cristiana. También es
dañado cuando la fama de una iglesia no es por sus predicaciones, ni por su
música o su trabajo, sino cuando su fama está centrada en la oración: “Mi Casa será Casa de oración para todas las
naciones…”
Una persona llamada por Dios con autoridad del cielo jamás te dirá: “Me
tienes que seguir, tienes que hacer las cosas como yo, tienes que ver la obra
como yo, tienes que orar como yo… Tienes que obedecerme porque soy tu pastor.”
No lo hace porque, sencillamente, no tiene que hacerlo. Si Dios le ha dado el
ministerio que tiene, la gente que Dios quiere acudirá, escuchará y aprovechará
de ello; él sólo está para servirle. Puede ser que con el tiempo Dios guie a la
persona a disfrutar y a crecer bajo otro ministerio, por lo que el primero,
libremente, tiene que soltarle. Las ovejas no son suyas, por eso no tiene que
competir con nadie, solamente buscar su bien espiritual.
¿A quién o a quienes debemos escuchar?
Es un error dejar que una persona sea nuestro “sacerdote”, en quien
confiamos exclusivamente para que nos guíe en las doctrinas de la Biblia y la
manera de vivir la vida cristiana. Otro error es pensar que “mi Biblia y yo” somos
suficientes y no necesito nada más. Por mi parte reconozco que sé poco sobre
las cosas de Dios; todo respecto a la verdad eterna es inmenso. Lo que algunos contemporáneos
ven y las joyas de la verdad espiritual que hombres de Dios han visto durante
toda la historia de la iglesia, nos puede enriquecer hoy en día. Por eso, yo
necesito leer buenos libros… ¡muchos de ellos! En verdad, no leo
suficiente. Necesitamos el Cuerpo de Cristo, los santos de todas las edades que
han formado parte de la iglesia, tanto los vivos como los que ya están en la
gloria. La persona que determina no leer libros es un soberbio, creyéndose
autosuficiente en cuestiones espirituales. Los cristianos verdaderos siempre
han sido buenos oidores, y leer es oír con los ojos.
Por muchos años mi autor preferido ha sido A. W. Tozer, y tengo mis
razones. En primer lugar, Tozer pertenecía a la misma denominación en la cual
yo fui criado y aprecio algunas de las verdades que ellos enfatizaban (dos
versículos muy importantes para ellos eran… “Cristo en vosotros, la esperanza
de la gloria” y “no yo, sino Cristo en mí”). En segundo lugar, Tozer vivió
justo antes de nuestra generación y habló de asuntos que todavía están frente a
nosotros hoy en día. Nos advirtió de hacia dónde nos llevarían estas cosas. Y
por encima de estas razones, Tozer, más que cualquier otro escritor o
predicador que he oído, tenía un don para expresarse al hablar o escribir sobre
Dios y Su Hijo. Usaba expresiones que hacen arder el corazón.
Claro, no estoy de acuerdo con todo lo que Tozer dice, aunque las
diferencias no son muchas ni tienen que ver con asuntos esenciales. Estoy
escribiendo esto porque quiero presentar algunos pensamientos que él tuvo acerca
de la lealtad y en cuanto a seguir al hombre. El pastoreó principalmente dos
iglesias: una en Chicago y otra en Toronto. Como fue pastor, Tozer habla desde
el punto de vista de un pastor, pero siempre apuntando al rebaño enteramente
hacia a Cristo.
En su libro Fuera del ritualismo al avivamiento, capítulo cinco,
Tozer dijo: “La
fe en Jesús no es tu entrega a tu iglesia o denominación. Yo creo en la iglesia
local… Yo creo en la asamblea divina. Nosotros debemos entender que somos, como
un grupo de cristianos, una asamblea divina, una célula en el cuerpo de Cristo,
hechos vivientes por Su vida. Sin embargo, ni por un segundo intentaré crear en
ti una fe que te conduzca a entregarte
irrevocablemente a tu iglesia local o a tus líderes en la iglesia.”
“Dios no demanda que tú sigas a tus
líderes en la iglesia. Nadie sugiere que, como un pajarito en el nido, tú abras
tu boquita inocente y tomes cualquier cosa que yo meta. Si lo que yo meto en tu
boca no es comida bíblica, vomítala; no temas hacerlo. Llámame, ven a verme o
escríbeme una carta. Pero haz algo. De
ninguna manera tragues lo que tus líderes te dan. Aquí está el libro, la
Biblia; síguela.”
En el capítulo cuatro (titulado: Escucha al hombre que escucha a Dios) del
libro La Raíz de los justos, Tozer habla de la importancia de elegir a
los maestros: “En
cualquier grupo de diez personas, hay al menos nueve que están seguros de que
son capaces de ofrecer consejos a otros. Y ni en ningún círculo de intereses
humanos, como en el de la religión y la moral, existen tantas personas tan
listas para ofrecer consejos. La historia de la Biblia da ejemplos de hombres
que han fracasado en sus vidas por haber tomado consejos incorrectos.”
“Ningún hombre tiene el derecho de ofrecer consejos si primero no ha oído hablar
a Dios. Ningún hombre tiene derecho de aconsejar a otros si él no está
dispuesto a escuchar y a seguir el consejo del Señor. La verdadera sabiduría
moral siempre tiene que ser un eco de la voz de Dios. La única luz segura para
nuestro camino es la luz que refleja la luz de Cristo, quien es la Luz del
Mundo.”
“Es especialmente importante para los jóvenes aprender en quien pueden
confiar para tomar consejos.” ¿Cuál es el punto
más importante para casi todos los jóvenes cristianos? Creo que ellos dirán que
es el matrimonio. Normalmente podemos dar ejemplos de aquellos que no
escucharon los consejos y se han casado mal. Yo también puedo darlos. Pero existe
un peligro de recibir malos consejos por cuestiones aparte de lo que la Biblia
enseña, y hay historias que contar sobre los que los han recibido. Una señora,
ya felizmente casada por muchos años, me habló del tiempo de su noviazgo,
cuando un líder, opuesto a su casamiento, la preguntó: “¿Cuando vas a dejar de escuchar
al diablo?”. Él nunca citó la Biblia. Cuando escuchas de líderes metiéndose en
asuntos tan personales como es la comida o el matrimonio, fuera de las
prohibiciones bíblicas, puedes ponerlos en la categoría que menciona Pablo… los
que “prohíben casarse y mandan abstenerse de alimentos que Dios creó” (1 Ti.4:3)
“La regla de, solamente escuchar a los que primeramente han escuchado de
Dios, nos salvará de muchas trampas. Todos los proyectos religiosos deben ser
probados por esta regla. En este período de tan rara actividad religiosa
tenemos que guardar la tranquilidad y estar bien equilibrados. Antes de seguir
a cualquier hombre en cualquier actividad, tenemos que ver las señales de la
cruz en ella… Dios todavía elige hombres y son,
sin excepción, buenos oidores. Pueden escuchar al Señor hablar.
Podemos escuchar con seguridad a tales hombres, pero a ningún otro.”
En El precio de la negligencia, en el último capítulo (titulado la
Ley del líder), hace una diferencia entre el ganado y las ovejas, diciendo que
el ganado es empujado desde atrás, mientras que las ovejas son guiadas por
delante. Ser empujado es sentir una presión fuerte por parte del líder a
obedecerle y, si le desobedeces, habrá una reacción fuerte de desaprobación,
como el aislamiento e incluso la amenaza de ser expulsado.
En Orientando las velas, hay un capítulo sobre ‘La actitud correcta
hacia nuestros líderes espirituales’ y Tozer comenta: “Erramos mucho cuando estamos tan
apegados a la predicación o lo escrito por un gran líder cristiano, y aceptamos
su enseñanza sin atrevernos a examinarla. Ningún hombre es así de importante en
el Reino de Dios. Debemos seguir a los hombres solamente en la manera que ellos
siguen al Señor, teniendo siempre una mente abierta, para no ser seguidores
ciegos del hombre ‘cuyo hálito está en su nariz’ (Is.2:22).”
Lo que acabamos de leer es la verdad y pocos se atreverían a discutir
contra cosas tan obviamente verdaderas. De todos modos, muchos seguirán
escuchando a los que no han oído de Dios, de alguna manera ciegos al hecho de que
están haciéndolo. Piensan que es asunto de otras personas en otros grupos. Esta
es una parte del engaño bajo el cual están acostumbrados a vivir. Es tiempo de
examinarnos cuidadosa y enteramente a nosotros mismos y también nuestro círculo
de comunión y servicio cristiano. Es tiempo de despertar; ¡el despertador está
sonando! Pablo nos aconsejó así primero…
“Es ya hora de que seáis levantados del
sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos”
(Ro.13:11) o “Despiértate, tú que
duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo” (Ef.5:14).
Falta de comprensión de la Biblia, en general
Según he visto en todas las sectas, su base está en las partes de la Biblia
en las que ellos pretenden tener “revelación”. Los adventistas te hablarán sobre
el sábado y la ley; los Testigos de Jehová argumentarán sobre el nombre Jehová
y sus ideas sobre los últimos tiempos y la necesidad de ir de dos en dos de
casa en casa; los mormones te hablarán de las enseñanzas de Joseph Smith y su
sucesor, el juez Rutherford. Tanto Helen White, como Joseph Smith o Charles
Russell, fundadores de estos grupos, ninguno tuvo estudios teológicos; basaban
todas sus creencias sobre “revelaciones personales”, y sobre esta base estudiaban
el resto de la Biblia. Y así, de igual manera, muchas otras sectas han hecho lo
mismo. Algunos son muy nuevos. Se burlan tanto de la teología como del teólogo.
No estudian sistemáticamente toda la Biblia y no comprenden su tenor, en
general. Tampoco lo enseñan. John Wesley vio que el grupo, que había sido el
instrumento que le condujo a Cristo, Los
Hermanos Moravos, adoptaron una doctrina que no había aparecido en toda la
historia de la iglesia. Esto le hizo llegar a esta conclusión; algo que yo creo
firmemente y la cito con regularidad: “Toda doctrina nueva, es doctrina falsa.”
Un amigo mío, mayor de edad, que es pastor en Blackburn, Inglaterra, me
escribió sobre la dificultad que tiene de encontrar un pastor para la juventud.
Cuando considera a alguna persona, quizá graduada en una escuela bíblica, le
invita a la iglesia para predicar. Dice que todos los que han venido, al empezar
su mensaje, primero presentan el tema y después hallan versículos para
respaldarlo. Ninguno puede enseñar la Biblia. Él imagina que tampoco los
profesores de su escuela bíblica pudieran hacerlo. Él y su acompañante han
tenido que rehusar a todos los que han llegado hasta ahora.
Muchas personas usan la Biblia para respaldar su propio cristianismo, el que
ellos mismos han formado sobre los años, en lugar de dejar que la Biblia cambie
su manera de pensar y vivir. En lugar de que las enseñanzas de la Biblia formen
la base de su vida y lo que hacen, la utilizan para respaldar su propio
carácter y actividad. Esta es una de las mayores razones de por qué existe tanta
pobreza espiritual entre los líderes en nuestro tiempo. Sus seguidores adoptan
los mismos métodos que ellos, y por eso la Biblia no es la que dirige, sino que
es manipulada para respaldar sus ideas.
El uso de sueños para controlar o juzgar a otras personas
Donde no hay una base firme de buen entendimiento de las Escrituras y
conocimiento de toda la Palabra de Dios, y donde no ha habido una buena base
bíblica en la vida, es natural que otros medios entren para llenar el hueco,
como por ejemplo los sueños.
Los sueños tienen que considerarse dentro del don de la profecía. ¿Qué es entonces
la profecía? La profecía es un mensaje a una persona o a la iglesia, venido del
Señor de forma directa y sobrenatural. De la misma manera, el sueño que una
persona ha tenido y que lo considera como algo especial, como un mensaje del
Señor para si mismo, para otra persona o para la iglesia, tiene que tener los
mismos propósitos que la profecía. Dice Pablo: “El que profetiza, habla a los hombres para edificación y exhortación y
consuelo”. De la misma manera que Pablo pone límites al uso del don de
lenguas, también los pone para el don de la profecía.
Creo que algunos de los que han tenido sueños han dado mucha rienda suelta
a su uso. Uno no puede utilizar el don de profecía (ni tampoco el de lenguas) de
la manera que quiera; su uso tiene que estar dentro de las tres categorías que Pablo
menciona. Sé de muchos abusos que han hecho mucho daño por medio del “don de
profecía”. Me acuerdo de haber oído muchas veces de los peligros de ser
dirigido por profecías, pero muchas personas siguen cayendo en la trampa. Sé de
personas que se han casado mal por una profecía y de otras que han sacado el dinero
del banco para comprar un terreno que, según una profecía, tenía petróleo. El
don de la profecía no es para dirigir y
mucho menos manejar, en ninguna manera, la vida de otros cristianos. No es para
decir: “Tú debes o no debes hacer tal cosa”. Es para edificación, exhortación y
consuelo. Ha habido y hay mucho abuso por medio de los sueños.
Tampoco dice la Biblia que la profecía haya sido dada para juzgar a otras personas, por eso los
sueños tampoco pueden enseñarte algo sobre las intenciones o motivaciones de
otros. Para eso está la Biblia. Yo he visto que a veces un sueño ha cambiado la
opinión que un cristiano tiene de otra persona, estorbando así la comunión
entre ellos. Oí de una pareja que estaban de noviazgo y una persona, por haber
tenido un sueño sobre ellos, quiso que se detuviera la boda. Este no solamente
es un uso equivocado, sino un fanatismo. Por supuesto, no es bíblico.
Amigos, yo vengo de un trasfondo en el cual poco tenía que ser enseñado
sobre estos asuntos. La Biblia siempre estaba abierta para decidir las
cuestiones, y la oración entre la congregación es la que produjo las decisiones.
Los pastores que yo conocía no eran manipuladores. Lo podemos ver en la actitud
que uno siente en las palabras de Tozer. A quien yo observaba más era a mi
padre, que corregía bíblicamente cuando era necesario, pero nunca vi en él ni un
pequeño rastro de control sobre las vidas de los
cristianos a quienes él guiaba. Pienso que esa necesidad de controlar y
manipular es un defecto en la personalidad de ciertas personas. ¡Que Dios nos
libre de que sean nuestros líderes!
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14 de noviembre de 2014, 7:59
Excelente publicación. Me atrevería a recomendar que las líderes de las casas de Chicas de Reto a la Esperanza lo lean con detenimiento.
Yo personalmente viví este abuso espiritual cuando decidí rehabilitarme. Pasó mucho tiempo hasta que logré perdonar a cada una de mis hermanas que abuso de mi espiritualmente y Dios pudo entonces perdonarme y sanar mis heridas.
Nunca conté los detalles de lo que realmente pasó, porque confío plenamente en que Dios todo lo sabe y conoce muy bien el corazón de cada uno de sus hijos. Dios les bendiga !
Bea Venezuela
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