Doctrina número uno: La Biblia es la Palabra de Dios
Antes de poder aprovechar las riquezas de la vida cristiana, la persona
tiene que tener una convicción firme de que la Biblia es la palabra de Dios. No
hay una forma de disfrutar, aprender y crecer en la fe sin tener esta verdad cimentada
en el corazón. En el libro de los Hechos leemos vez tras vez que los apóstoles
y otros evangelistas fueron, de un lugar a otro, predicando la palabra de Dios.
Debemos entender por qué creemos que la Biblia es la palabra de Dios, para así
formar un fundamento sobre el cual poder edificar nuestras vidas. Tenemos que
estar convencidos de que la Biblia es la máxima autoridad para decidir todos
los asuntos que tienen que ver con la vida cristiana. Primeramente, tenemos que
considerar el Antiguo Testamento, porque éste forma la base para el Nuevo
Testamento. Por esta razón, ningún cristiano puede decir que entiende el Nuevo
Testamento si no ha estudiado el Antiguo. No puede tener idea de muchas cosas acerca
de las cuales enseñaron Jesús y Sus apóstoles.
El Antiguo Testamento: Empezaremos con lo que Pablo
dijo en Romanos 3 con respeto al Antiguo Testamento: “¿Qué ventaja tiene pues el
judío?”, pregunta en v.1. “Muchas,
en todos los sentidos. Primero, ciertamente en que les fueron encomendados los
oráculos de Dios”, contesta
en v.2. Esta es una declaración muy importante, porque indica que había un
cuerpo de Escrituras con autoridad e inspiradas divinamente, producidas
únicamente por medio de la nación judía. Pedro nos enseña sobre el Antiguo
Testamento diciendo que “la profecía nunca fue traída por voluntad
humana, sino que los hombres hablaron de parte de Dios siendo guiados por el
Espíritu Santo” (2
P.1:20-21). De la misma manera que los profetas fueron inspirados por el
Espíritu Santo para escribir, también hubo judíos piadosos que fueron guiados
por el Espíritu Santo para poder discernir qué escrituras eran verdaderamente
inspiradas. El Dios soberano, velando sobre Su palabra, se encargó de esta obra
durante la historia de los judíos.
Antes de la época de la iglesia, los judíos encomendados por Dios,
establecieron lo que era y no era el canon de las Escrituras. En el tiempo del
Nuevo Testamento, el canon de la Biblia hebrea consistía en un número preciso
de libros que habían sido ordenados según una estructura específica. Este hecho
comprueba que mucho tiempo antes del tiempo de Cristo, los judíos ya habían
determinado y cerrado el canon. En esto, Jesús y Sus discípulos estaban de
acuerdo con los líderes religiosos de Israel. En aquel tiempo había 22 libros,
pero en nuestros tiempos algunos se han dividido, y por esta razón ahora hay 39
libros en el Antiguo Testamento. Sin embargo, todo lo que tenemos ahora estaba
incluido en los 22 libros de los judíos.
Oí a una persona decir a cerca de dos mil personas en una convención que no
hay que estar enseñando seriamente sobre el Antiguo Testamento. Yo sé de cuando
al menos una secta falsa, que es una secta falsa, principalmente, porque no
estudia el Antiguo Testamento, diciendo que no es para nosotros hoy. ¡No pueden
estar más equivocados! Es un tremendo error que roba a sus discípulos muchas
riquezas que Dios tiene para ellos. Yo no lo pasaré por alto y en verdad debe
ser desafiado por todos los cristianos. Es cierto que las ceremonias, los
sacrificios y las observancias de ciertos días han llegado a su verdadero
cumplimiento en Cristo. Esto está claro y nadie lo va a negar. Pero al
estudiar, incluso estas cosas, se enriquece tu conocimiento sobre lo que Cristo
ha hecho en la cruz. Puedo daros cuatro razones fuertes sobre por qué el
Antiguo Testamento es para nosotros hoy.
Uno:
Porque contiene muchas profecías y, algunas, como la palabra viva que es, están
cumpliéndose en nuestros días. Hay bastantes que todavía están sin cumplir,
pero sí se cumplirán en el futuro… posible estemos vivos para experimentar su
cumplimiento. ¿Debemos ignorarlas?
Dos:
¡El canon completo del Nuevo Testamento no fue para la gente que vivía en los
tiempos del Antiguo Testamento! Los patriarcas nunca leyeron, ni siquiera, los
Salmos. David jamás estudió las profecías de Isaías ni Jeremías. Isaías no
vivió los años del cautiverio y Jeremías no vio el regreso de los judíos a su
tierra, ni la reconstrucción del templo y Jerusalén. ¿Para quienes fue,
entonces, si no para nosotros?
Tres: Podemos
saber que lo que fue establecido en la nación judía, fue también aceptado en
los cielos, porque Jesús mismo basó Su enseñanza en estas Escrituras. También
reconoció las tres divisiones ordenadas por los judíos: La Ley de Moisés (5
libros), Los Profetas (13 libros), y Los Salmos (4 libros). Fíjate que en Lucas
24:27, Jesús reconoció las dos divisiones de Moisés y los Profetas, y en Marcos
12:10 reconoce un Salmo. En el tiempo de Jesús, cuando Él se refirió a estos
tres tomos, todos los judíos sabían a que libros se estaba refiriendo. Jesús
los reconoció como la Palabra de Dios: “¿No leísteis lo dicho por Dios a
vosotros…?” (Mt. 22:31), dijo a los saduceos, citando un pasaje de
Génesis. Al contestar al diablo en los días de su tentación, Jesús dijo: “Escrito
está” (Mt.4:4-11) haciéndonos saber que lo que fue
escrito en estos libros fue reconocido como la Palabra de autoridad dada por
Dios. Aún el diablo lo reconoció.
Cuatro: El escritor de Hebreos dio crédito al Espíritu Santo por ser el autor de
estas Escrituras en tres diferentes pasajes: “Así como dice el Espíritu Santo:
Hoy, si oís su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Heb.3:7). “Indicando
con esto el Espíritu Santo que aún no estaba abierto el camino al lugar
santísimo” (9:8). “Nos testifica también el Espíritu Santo,
porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos: Después de
aquellos días, dice el Señor; pondré mis leyes en sus corazones, y en sus
mentes las escribiré” (10:15). ¿Puede ser que la palabra de Dios, el
Espíritu Santo, perdiera en lo más mínimo su importancia o autoridad?
El Nuevo Testamento: Al formar el canon del Nuevo
Testamento, la iglesia primitiva tenía tres criterios que determinaban si algún
documento era verdaderamente la palabra de Dios o no.
1) Autoridad apostólica: Tenía que ser escrito por un apóstol o por
una persona asociada a uno de los apóstoles originales. “Y estaban (los
creyentes) dedicados constantemente a la doctrina de los apóstoles” (Hch.2:42).
2) La regla de fe: Tenía que conformarse a lo que había sido
considerado y reconocido, en general, como la enseñanza básica y normal sobre
la cual la iglesia fue fundada.
3) Utilidad y aceptación continuas: Tenía que ser un documento
aceptado desde el principio por la iglesia en general y usado para adoctrinar.
Por ejemplo, los cuatro evangelios fueron confirmados porque miles de copias
fueron repartidas entre las iglesias. Todavía existen 5.600 manuscritos del
Nuevo Testamento, el más antiguo es del año 125 d.C., solamente 35 años después
de que fuera escrito el documento original.
Estos manuscritos fueron citados por los padres más antiguos de la iglesia
y ya reconocidos como la Palabra de Dios. Aún Pedro, en su día y en su segunda
carta, reconoció la obra de Pablo entre las Escrituras. “Nuestro amado hermano Pablo os
escribió… como también habla de esto en todas las epístolas… que los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las OTRAS Escrituras…” (2
P.3:15-16). Entonces, de esta manera, el Nuevo Testamento, que consta de 27
libros, fue formado y reconocido, junto con los 39 libros del Antiguo
Testamento, como la Palabra de Dios.
El Nuevo Testamento fue escrito en griego. Las epístolas de Pablo, los evangelios
de Marcos y de Lucas, y el libro de los Hechos, fueron escritos entre 45-63
d.C. El Evangelio de Juan y su Apocalipsis fueron escritos probablemente ¡al terminar
el primer siglo! ¿Porqué lo marco como una exclamación? Porque la invasión a
Jerusalén por los romanos ocurrió en el año 70, y esto está bien probado por la
historia. Entonces lo que Juan escribió en Apocalipsis no tiene que ver con
esta invasión, sino que se trata de una persecución futura… la Gran
Tribulación. También Jesús habló de esa persecución futura al hablar de “la
abominación desoladora” (y esperó que el lector entienda de lo que estaba
hablando).
Existen hasta el día de hoy más de 5.600 manuscritos muy antiguos, escritos
en el griego del Nuevo Testamento. Los más viejos fueron escritos en papiro y
los menos viejos sobre pieles de animales. El manuscrito más antiguo fue
copiado cerca del año 125 d.C, ¡35 años después que el documento original!
Otros de los más antiguos son de los años 200, 250, 350 d.C. El del año 350 d.C
se llama el Codex Sinaiticus, que contiene el Nuevo Testamento entero y casi
todo el Antiguo Testamento en griego. Este fue descubierto en 1856 en un
monasterio cerca del Monte Sinaí.
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