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Justificar el abuso espiritual

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Gracias a Jaume Llenas por sus comentarios y a Protestante Digital por concederme permiso de utilizar su publicación. Muchos, especialmente nuevos cristianos, por ignorar las enseñanzas de la Biblia, lo toman como algo normal ser manipulado y controlado por sus líderes. Individuos son sacrificados sobre el altar de un grupo o una organización. Nuevos cristianos, por ser sumisos y obedientes, piensan que Dios lo espera de ellos. Observarlo personalmente ha sido motivo de mucha tristeza para mí, y al protestar, he experimentado el rechazo por ser considerado un rebelde.  Es refrescante hallar apoyo en artículos, en este caso una entrevista, por personas a quienes les importa los corderos y las ovejas de la grey de Dios.


“Es grave que haya abuso espiritual, y peor aún que se justifique”

AUTOR Daniel Hofkamp BARCELONA 08 DE ABRIL DE 2015 14:42 h

Jaume Llenas, secretario general de la Alianza Evangélica Española nos explica la necesidad de confrontar prácticas ajenas al verdadero evangelio.

En la iglesia local, donde las personas depositan su confianza en pastores y líderes espirituales, se pueden producir casos de abuso. “No es sólo grave que el abuso espiritual exista, sino que se justifique, que en lugar de proteger a la persona abusada, lo que el sistema religioso realiza es darle cobertura”, añade Jaume Llenas, que desde la Alianza Evangélica Española expresa el deseo de reflexionar en este seminario sobre un tema incómodo pero necesario. “Queremos decir “no”, no con nuestro silencio al abuso espiritual”, explica.

Pregunta. Estamos en una sociedad en la que se habla mucho de abuso: abuso sexual, abuso laboral... Pero ¿qué debemos entender por abuso espiritual?  

Jaume Llenas.  Respuesta. El abuso espiritual es más peligroso, porque utiliza la confianza que las personas depositan en personas que están en la iglesia u otras instituciones religiosas, y les dan crédito, les dan autoridad sobre sí mismos, dándoles la posibilidad de guiarles en el camino de lo espiritual, y una vez conseguida esa confianza la aprovechan para fines que no son nobles. Es la utilización de la confianza y la autoridad en el terreno de lo espiritual que una persona ejerce para lucrarse, para conseguir fines propios, el progreso de la propia institución, cualquier cosa que no tiene que ver con el progreso espiritual y humano de la otra persona. Es por eso que es tan grave, es uno de los peores abusos porque se vale de la posición de confianza que el otro da a un líder espiritual.  


 P. ¿Por qué afrontar este tema en este momento?

 R. El abuso espiritual es antiquísimo. En la Biblia encontramos que líderes religiosos del pueblo de Israel abusaban de las personas que le habían sido confiadas, y son los mismos profetas quienes denuncian esto, como en el caso del profeta Jeremías. El mismo Jesús puso de manifiesto este problema. Había personas que esclavizaban a los otros. En lugar de que la expresión de la espiritualidad liberase a las personas, les convertía en esclavos de personas y de sistemas. Hay un suceso clave, cuando Jesús entra en el templo y ve cómo había vendedores, mesas de quienes cambiaban el dinero, y la reacción de Jesús. Pocas veces vemos a un Jesús violento, actuó con un alto grado de indignación. Es porque han convertido ese lugar, donde debían ser sanados del dolor espiritual, en un lugar de negocio. Un lugar donde un sector utiliza las estructuras espirituales que han sido hechas para el beneficio del ser humano con un fin de beneficio personal. Desde entonces, pasando por la venta de indulgencias, llega hasta el día de hoy. Encontramos que hay nuevas formas de hacer lo mismo, nuevas teologías que valiéndose de lo que debería ser cuidado espiritual, hacen lo mismo que aquellos a quienes Jesús condenaba. No es sólo grave que el abuso espiritual exista, sino que se justifique. Que en lugar de proteger a la persona abusada lo que el sistema religioso realiza es darle cobertura. Se le dice: “Cállate por el bien de tu iglesia”, “debes soportarlo”, por lo tanto se le victimiza. Y nosotros queremos decir “no”, no con nuestro silencio. Recuperemos ese tomar el látigo de Jesús y echar del templo a quienes están abusando de los demás. Hemos reunido a gente de todo el pueblo de Dios, personas de diferentes ámbitos del cristianismo evangélico en España para denunciar algo que es profundamente anticristiano y antievangélico. Nos manifestamos contra lo no cristiano que se ha metido en nuestras iglesias.  

 P. ¿Hay un mal entendimiento del ministerio pastoral que puede llevar al abuso?

R. Hay cierto ministerio pastoral que no está concebido en términos bíblicos. La Palabra de Dios nos indica que el Evangelio nos hará libres. Nos libera de cadenas, del pecado. No se puede considerar la espiritualidad como una nueva forma de hacernos esclavos. Pablo denunciaba a quienes ponían un montón de cargas. Cuando en lugar de liberar a la gente, en lugar de ministrar a Dios a la gente, utiliza conceptos bíblicos, fraseología evangélica e incluso bíblica para hacer justo lo contrario de lo que Dios quiere hacer. Debemos plantearnos qué es el acompañamiento pastoral, qué es la autoridad espiritual. Que no es para mostrarle a la gente lo que tiene que hacer, sino para mostrarles a Cristo. Cuando la consejería se convierte en manipulación, estamos delante de abuso espiritual. Cuando se adopta una postura de superapóstol, que nosotros recibimos la información directa de Dios sobre lo que otro tiene que hacer, es peligroso. Hay líneas finas. Debemos marcar los que los malos obreros, los “perros” en lenguaje bíblico, sí están dispuestos a hacer. Esta es la línea que la Biblia nos da.  

P. A nivel de la iglesia local, ¿cómo se manifiesta este abuso? ¿Cómo lo diferenciamos de la exhortación pastoral?

R. Voy a distinguir entre dos conceptos. Un concepto importante es el discipulado. Entenderlo bien es clave para evitar el abuso. El discipulado tiene que ver con ser más como Jesús. Cuanto más somos como Jesús, evitamos el abuso espiritual. Sin embargo cuando en lugar de ser el modelo Jesús, cuando alimentamos una estructura, seguir a una persona, o el objetivo no es que me parezca a Jesús sino que siga una serie de normas establecidas que se presentan como normas de Dios, estoy siendo abusado. Estoy siendo víctima de una persona. El discipulado te dota de recursos para que tú tomes tus propias decisiones, fortalece tus criterios bíblicos para que decidas libremente. Pero cuando la presión del grupo, o la corrección está en que los otros te dicen lo que tienes que hacer, estás delante de una táctica sectaria, de quienes quieren limitar tu propia libertad. Esto ocurre en iglesias muy conservadoras, donde se apunta a una serie de normas en lugar de apuntar a Cristo. Y también en iglesias carismáticas, donde los pastores dicen que ellos y sus criterios son la voz de Dios. Cuando no se apunta a la Escritura, a que la gente sea libre para tomar decisiones, estamos ante un caso de manifestación de abuso espiritual.  

 P. ¿Puede un pastor o un líder caer en estas prácticas aún sin querer?

R. La respuesta está en el evangelio. Uno nunca puede sustituir a Dios, uno debe ser el instrumento de Dios, y no Dios mismo. Debe uno situarse en la perspectiva correcta. A veces Dios le habla a uno como líder espiritual de otras personas. Pero Dios debe hablar también a la otra persona. Debemos ponernos límites como pastores. Debemos fomentar que las personas hablen con Dios. Cuando he tenido una convicción propia en mi labor pastoral, he procurado ser extremadamente cuidadoso. Cada persona debe hablar con Dios. Le indico a esta persona que debe escuchar la voz de Dios a través de la Escritura, a través de la iglesia, y no sólo de una persona. El pastor nunca sustituye a Dios hablando. Los ministerios pastorales que son excesivamente individuales y la única carta sobre la que una persona toma una decisión son peligrosos, y un pastor debería evitar llegar a ese punto. Hay que entrar de puntillas en la vida de otra persona, porque te ha dado confianza, y hay que fomentar que la persona hable con Dios. Debemos acompañar a la persona en escuchar la voz de Dios y ser muy respetuosos.

P. Vemos en el programa una conferencia dedicada al “evangelio de la prosperidad”. ¿Podrías explicarnos cuál es la relación que tiene con el abuso espiritual?

R. El evangelio de la prosperidad es una tendencia que está llegando a España. Viene importada, pero se extiende a las iglesias nacionales y debemos evitarlo. Esta doctrina se apoya en que las personas, por el hecho de ser seres humanos pecadores, tenemos tendencias. La espiritualidad, pensamos a veces, es una forma de obtener beneficios personales. Esta teología promete a la gente que si ellos invierten dinero en una parte determinada de la obra de la iglesia, Dios les recompensará con bienes terrenales. Así, se produce una exaltación de la codicia humana. Los hombres ven la piedad como una forma de enriquecimiento personal. Por eso, la teología de la prosperidad alimenta el monstruo: que el ser humano está el centro de su vida, no ha cedido ese lugar a Dios, y es el principio y el fin del beneficio espiritual, en lugar de convertirse el hombre en un discípulo que muere a sí mismo y da la gloria a Dios. En el último documento de Lausana se dice de forma contundente que el evangelio de la prosperidad no es evangelio.  

P. Puede haber personas que hayan sufrido abuso espiritual, o lo estén sufriendo. ¿Qué deben hacer? ¿Dónde pueden buscar ayuda?

R. Hay que buscar ayuda primero en la iglesia. Son personas heridas y dañadas y el primer lugar es una verdadera iglesia donde se proclame el verdadero evangelio de Jesucristo, porque libera a los esclavos, sana a los dañados. Una iglesia donde el foco esté en Cristo, no en algunas personas, o en el beneficio o la codicia. A veces estas personas han experimentado daño en lo psicológico.

Finalmente, probablemente haya que buscar ayuda en las autoridades, porque a veces este abuso se convierte en delitos, que no deben ser encubiertos. Cuando uno ha sido robado, estafado, herido físicamente, debe denunciarse para que no vuelva a producirse. Hay temas que trascienden el terreno espiritual y no en vano el estado lleva la espada y debe denunciarse para que otras personas no sean también víctimas de personas u organizaciones que actúan más como mafias o delincuencia organizada.



1 comentarios:
M. dijo...
28 de mayo de 2015, 6:59  

Lo más doloroso es pensar¿Dónde ha estado Dios mientras pasaba todo esto? Yo he creído que Él dejará a sus 99 ovejas para ir a buscarme si me he perdido. Si he puesto mi fe en que su Espíritu Santo me indicará el camino que debo seguir y que Su palabra alumbrará mis pasos. Si he creído que todas las cosas me son para bien, y que Dios llevará más allá de lo que puedo soportar, aún a través de valles de sombra y de muerte... que Dios me esconde en Cristo y nada me puede tocar o separar de su amor... ¿Por qué ha pasado todo esto? Ellos usan el nombre de Dios y la autoridad que tienen en sus iglesias escudándose en él, no son buenos pastores. Pero el tiempo pasa y una reunión más, y otra predicación y otra y otra y otra y otro consejo y otro y otro.... y ¿ Dónde está el padre de esos hijos? ¿Donde está el verdadero pastor de esas ovejas que se nos vamos perdiendo poco a poco... o del todo?

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