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Un fin de semana con Mike en Barcelona

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“Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiere hace.” Salmo 115:3  “En todo caso, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá acaso lo moldeado al que lo moldea: Por qué me hiciste así?  Romanos 9:20 (unos textos que Mike utilizó en sus mensajes)

Mike compartiendo la palabra
En este momento estamos en Peñíscola, en la costa este de España, en una convención de obreros internacionales de la Alianza Cristiana y Misionera. El conferencista es Sunder Krishnan de Toronto, Canadá y, nuestro hijo menor, Mike, ha sido invitado a dirigir el tiempo de alabanza. Otras cinco personas vinieron con él desde Minnesota, USA. El fin de semana, antes de la convención, se dividieron en dos equipos… una pareja fue a Málaga, para participar con una misión que lucha contra los traficantes del sexo, y los otros tres fueron a Terrasa (Barcelona) para conocer una obra que se dedica a  alcanzar a los musulmanes.

Al llegar de USA estuvieron todos juntos en Madrid, pasando un par de días con los obreros de la ACM. Margarita y yo fuimos a Madrid el 8 de mayo, para recoger a Mike y dirigirnos desde allí con él a Barcelona. En Peñíscola, el equipo está trabajando con los hijos de los obreros. Una de las chicas está tocando el violín y la otra canta con el pequeño coro de alabanza.

Mike fue invitado el sábado por la tarde para dar un mensaje a los responsables del centro Reto y, el domingo, enseñó en la reunión principal en Ripollet, Barcelona. Tras la comida compartió con los jóvenes y después habló a los matrimonios y a las parejas de novios que tienen allí.

La palabra fue dada con poder, claridad y solidez, mientras Mike hablaba de la necesidad de mantener un concepto alto de Dios como la prioridad máxima de nuestra vida y vivir para darle gloria. Como alguien de la obra en Barcelona dijo, no hay palabras para describir lo que aconteció en esas reuniones, pero fue evidente que los mensajes trajeron convicción y un despertar.

Mike cantó en tres de las reuniones y, aunque las canciones eran en inglés, sin saberlo él, la mayoría también están en español, así es que todos pudieron acompañarle. Esos fueron tiempos especialmente ungidos y todos nos sumergimos en la alabanza y en la adoración.


Margarita y yo nos sentimos muy privilegiados por haber podido estar presentes y observar estos días especiales, al mismo tiempo que estábamos con nuestro hijo. Fue un honor para mí poder traducir para él. Muchas gracias a Jose y Ana, quienes nos hospedaron el fin de semana, bendiciéndonos en muchas maneras. Toda la gloria pertenece al que la merece, quien también, estoy convencido, nos dirigió a Sus propósitos para llevar a cabo resultados eternos.
  


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